EL CHICO DE LA BICICLETA / LE GAMIN AU VÉLO (2)

EL CHICO DE LA BICICLETA / LE GAMIN AU VÉLO (2)

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04 Ago, 2012 03:39 | comentarios

LAS AVENTURAS DE LA CONCIENCIA

Por Roger Koza

La impersonalidad del cine contemporáneo es un dato verificable. Como si se tratara de una fabricación en serie, sea quien fuere el director que esté detrás de cámara, las películas suenan parecidas, lucen homogéneas y siguen una lógica narrativa.

No sucede lo mismo con un filme de los hermanos Dardenne: un solo plano basta para reconocer su materialidad, un estilo formal, un modelo narrativo. Aquí, un preadolescente corre; la urgencia determina su conducta y la cámara, siempre a una distancia justa, sigue su trayectoria. Es un método y una pedagogía, la mejor manera de ver lo que no se puede ver: una experiencia y un aprendizaje.

A Cyril su padre lo ha abandonado. Él cree que no y necesita confirmarlo. Se escapa una y otra vez del internado en el que ahora vive. Negándose a devenir en un expósito tardío busca a su progenitor y se aferra a su bicicleta, que acaba de recuperar gracias a una mujer llamada Samantha a la que conoció azarosamente. ¿Se la habían robado o su padre la había vendido?

Samantha, que tiene una peluquería y vive sola, puede convertirse en su nueva familia. Mientras pasa los fines de semana con ella, Cyril se ve tentado a ser parte de una pandilla. Habrá un robo, un accidente y cierta tensión creciente entre delinquir o madurar. La resolución de ese dilema es sencillamente magistral; no se explicará en palabras, será visible en los actos.

El cine de los Dardenne suele ser una aventura moral (y micropolítica). Pueden filmar la inmigración ilegal, la precariedad legal del trabajo adolescente, la delincuencia precoz, la venta de criaturas recién nacidas, pero nunca dejarán de apostar a una suerte de milagro materialista. Sus personajes suelen aprender y transformarse ante la confrontación piadosa de un otro y al hacerlo se salvan. Aquí, la inserción breve y ocasional de unos acordes de un concierto de Beethoven indica un instante de conciencia, una conquista paulatina del personaje sobre la adversidad de un orden social sin padres, tan laxo en sus leyes como moralmente inestable.

En 87 minutos, los hermanos Dardenne filman una toma de conciencia. ¿Cuántos pueden hoy hacer eso?

Esta crítica fue publicada en La voz del interior durante el mes de agosto 2012

*Aquí se puede leer otra crítica que escribiera durante el Festival de Cannes 2011; es un poco más larga e intenta relacionar el film con la obra de los Dardenne.