EL JARDÍN DEL DESEO / MASTER GARDENER
Los redimidos de Paul
Paul Schrader fue una figura clave de la década de 1970. En esa década estrenó Gigoló americano, escribió el guion de Taxi Driver y publicó La estética trascendental, un notable ensayo sobre el cine de Ozu, Dreyer y Bresson, autores decisivos e insustituibles para la historia del cine. Schrader es un cineasta cinéfilo y riguroso; basta leer algunas de sus listas de películas preferidas para comprender que su conocimiento es amplio y cabal; basta revisar una película notable como Mishima para confirmar su curiosidad y su pericia. No sintió ninguna inhibición frente al mundo japonés, codificado en rituales y hábitos ajenos para un estadounidense, al imaginar la vida del escritor.
El jardín del deseo es su penúltima película (recientemente, en Cannes, estrenó Oh, Canadá); como sucede con gran parte de su filmografía, el tema central es la redención. Puede ser un escritor, un religioso, un policía o un jardinero, como en esta ocasión; un hombre tiene que confrontarse con su pasado y evaluarse ante él. La opacidad define su relación con lo que fue, y la vergüenza puede ser el sentimiento que cifre toda su trayectoria. Quien no se redime es un malogrado. El personaje que interpreta con elegancia y circunspección Joel Edgerton ha trabajado sobre su conciencia; nadie podría imaginar que ese hombre criterioso y metódico tiene en su haber actos violentos guiados por el odio y la intolerancia. En su propio cuerpo, empero, se puede leer la evidencia. Un signo en el pecho o en la espalda indican algo inaceptable. La desnudez para el protagonista es mucho más que dejar ver su físico.
En El jardín del deseo la posibilidad de redimirse tiene rostro de mujer: la joven sobrina de la dueña de la mansión en la que trabaja el jardinero, una sobrina bastarda, vendrá a sumarse para el cuidado de los jardines. Podría ser la hija del jardinero, podría también haber sido su víctima en el pasado debido al color de piel. Será otra cosa. En efecto, el triángulo afectivo y amablemente perverso que se establece entre Edgerton, Sigourney Weaver y Quintessa Swindell está delineado sin acentuaciones excesivas. Sugerir es siempre mejor que subrayar. Todo lo que se juega en esos vínculos cruzados puede advertirse sin indicaciones; los signos están a la vista, a la audiencia le corresponde hacer las conexiones. No se puede omitir que todo esto es posible gracias a las virtudes de los intérpretes. La dirección de actores en Schrader ha sido siempre victoriosa: Nolte en Afección, Hawk en First Reformed, Oscar Isaac en The Card Counter resplandecen en su humanidad. Ninguno de los protagonistas de El jardín del deseo deja de lucirse, ninguno, tampoco, realiza un unipersonal frente a cámara.
En el cine de Schrader el tono existencial y dramático predomina; son sus obsesiones, las cuales precisan de una caligrafía para delinearse en la materia y ante la luz. Los geométricos travelIngs laterales o hacia adelante son propios de un estilo seguro, que tiende a construir un orden que reviste la enrevesada psicología de los personajes. La unión perfecta entre la poética y la enunciación puede observarse cuando el jardinero escribe en su diario. Lo que dice sobre los jardines se puede extender a la propia arquitectura simétrica de la película. Un jardín constituye una imposición estética frente a la caótica expansión vital de cualquier ecosistema liberado de la presencia humana. El cuidado por la composición, la elección cromática capaz de combinar el empapelado de una pared con un vestido devela una forma meticulosa que contiene el drama y la explosión afectiva de los personajes.
Extraña película El maestro jardinero; pertenece a un cine “discontinuado” para los hábitos perceptivos del presente: la palabra y el silencio, el tiempo y su percepción son los insumos de una poética que suele estar ausente en las salas. ¿Quién es el público de este film de Schrader? Todos y nadie. Si El jardín del deseo fuera un proyecto de película argentina, quizás no se materializaría; probablemente no calificaría como una de aquellas «bien recibidas por el público en general”: tal es el nuevo criterio del INCAA, que dejaría de lado películas heterodoxas como la presente. En esto tiene suerte el comité selecto del instituto: no tendrá que decir absolutamente nada de El jardín del deseo.
El jardín del deseo / Master Gardener, EE.UU., 2022.
Escrita y dirigida por Paul Schrader.
*Publicada por La Voz del Interior en el mes de julio 2024
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