Entre el mito político y la modernidad fílmica

Por Jorge García

Me encontré con Isaac León Frías (desde ahora Chacho) en el festival de Mar del Plata de 1997. En sí, ese no es más que un dato anecdótico. Lo relevante (para mí) es que ese día nos fuimos a tomar un café y estuvimos hablando horas de cine con la sensación de que nos conocíamos de toda la vida. Yo a él lo leía desde los lejanos años 60 en la mítica revista Hablemos de cine, de la que fue fundador, -hay que decirlo, un auténtico hito dentro de la crítica cinematográfica del continente- y el tuvo noticias mías mucho años más tarde, a través de El Amante-Cine.

En aquella legendaria revista, Chacho se mostraba siempre como un crítico (y cinéfilo) apasionado, riguroso y exigente en sus conceptos, convirtiéndose a lo largo de los años en una de las figuras más respetadas de la crítica cinematográfica del continente. Y siempre me llamó la atención en sus escritos el interés que demostraba por el cine latinoamericano en general y de su país (Perú) en particular.

El contacto continuo, sobre todo en festivales, a lo largo de los años sirvió para profundizar nuestra amistad y para que percibiera que el mencionado interés continuaba vigente y a la espera de una sistematización. Bien, esta sistematización ha llegado a través de este enjundioso libro, posiblemente el primer intento de estudiar en profundidad un período esencial del cine de nuestro continente (a grosso modo, el que transcurre entre 1960 y comienzos de los 70). Al servicio de este trabajo, Chacho, ha puesto su profunda erudición en el tema que le permite desarrollar un estudio de cada país, no sólo en los que atañe a esa etapa sino también a los antecedentes que dieron lugar al surgimiento de lo que se llamó pomposamente Nuevo Cine Latinoamericano en el que resaltan su acercamiento a las industrias mejicanas y argentina, las dos más importantes del continente en esos años previos al surgimiento de nuevas cinematografías.

Utilizando siempre como referencia las películas, Chacho se centra luego en las características que adquirieron esos movimientos renovadores, demitificando muchas de las afirmaciones consagradas como irrefutables. La primera de ellas es que el NCL constituyó un movimiento continental; el autor demuestra lo apresurado de esa aseveración, ya que cada país mostró rasgos diferentes en el surgimiento de un cine que cuestionara los valores establecidos. También Chacho cuestiona otra afirmación largamente consensuada, acerca de que todos esos cines surgieron en oposición a la industria y los sistemas de producción hegemónicos, algo que a través del análisis de los films, queda demostrado que no fue así. Otro mito perdurable es que todos esos cines tuvieron una raíz militante y política, algo que un simple acercamiento, vg, al cine de la Generación del 60 argentino demuestra su falsedad; también Chacho recorre las distintas vertientes que influyeron sobre cada uno de esos cines (Eisenstein, neorrealismo, Bertolt Brecht, modernismo europeo), discutiendo siempre en un marco de respeto las afirmaciones de diferentes autores.

Las casi 450 páginas del libro debaten -siempre con un estilo muy ameno-todas estas cosas aportando ideas que no sólo sirven para hablar de épocas pasadas, sino que también apuntan hacia el futuro del cine del continente. Un texto que, me atrevo a pronosticar, se convertirá con el paso de los años en una referencia indispensable y en un auténtico clásico.

EL NUEVO CINE LATINOAMERICANO DE LOS AÑOS SESENTA. Entre el mito político y la modernidad fílmica / Isaac León Frías/ Fondo Editorial – Universidad de Lima, 2013.

Jorge García / Copyleft 2013