EL OÍDO EN PRIMERA FILA
Por Roger Koza
La fantasía es recurrente: el cinéfilo puede confundir lo que ve con lo real. El cinéfilo tendría el deslucido deseo de que unas manos invisibles lo apresen y lo arrojen de lo real a lo fantástico, en un tránsito desde este mundo a un universo pletórico de fantasmas materiales condenados por la ley de la repetición. En el fondo, me doy cuenta, quisiera exactamente que se diera la operación opuesta. Más que irme a vivir a una película, me gustaría que las películas invadieran la materia de mis días. En La vida útil, de Federico Veiroj, algo de esto sucedía en el desenlace. El empleado de la cinemateca quedaba en la calle y, como si fuera una antena, sintonizaba con el universo sonoro de los westerns y las películas de guerra. Elijo entonces los últimos minutos de esa película. Me gustaría ver los peces del estanque, ir a la peluquería y bailar subiendo las escaleras para después encontrarme con mi enamorada. Podría vivir en blanco y negro hasta pudrirme, ya que la ontología sonora de La vida útil lo compensaría. Todo el cine vibrando en mis oídos, y desde el tímpano se proyectaría la memoria completa de una cinemateca.
Este texto fue publicado en Cine Transit de España durante el mes de septiembre 2014
Roger Koza / Copyleft 2014
Escuché por radio que hablabas sobre esto, pero me perdí la parte en que nombrabas el título del filme. Me lo veo.
Véalo. Es muy buena. Un film libre y hermoso.