EL VIENTO QUE ARRASA

EL VIENTO QUE ARRASA

por - Críticas
22 Mar, 2024 09:18 | Sin comentarios
Un reverendo y su hija recorren pueblos de provincia “misionando” la palabra de Dios. Hasta que un desperfecto en el auto altera el itinerario previsto. El viento que arrasa, la última película de Paula Hernández pone en imágenes la novela homónima de Selva Almada. Y algo más…

FE Y DESEO

En el secadero, una feligresía reducida aunque ferviente alaba al “Señor” en la figura del reverendo Pearson (Alfredo Castro). Los rayos de sol que se filtran desde el techo blanquean la escena y la envuelven en un halo de devoción húmeda y doliente. Desde la trastienda, el ojo de Leni (Almudena González) observa el acontecimiento que protagoniza su padre. Acaso cierta contrariedad se insinúa en su rostro por un instante. Entonces Leni, abandona su puesto y, desde el improvisado escenario, mira a su padre atravesando la marea jadeante que lo rodea, que le demanda y le ofrece el abrazo, el apretón de manos, la salvación. 

La misión de Pearson es solventar la fe, afianzarla mediante bautismos, transformar el dolor en rescate, la incredulidad en esperanza. Sin embargo, es un hombre que sabe modular la paciencia sin imposiciones apresuradas. Así domina el arte de la persuasión. 

A Leni, en cambio, le conciernen los aspectos materiales de la misión: escribir mensajes para emisiones radiales, lavar la ropa (de ella y de su padre), cargar los trastos en el auto que los traslada de pueblo en pueblo, cambiar por dinero algunas dádivas que reciben, imprimir las portadas de los casetes que el reverendo reparte entre sus seguidorxs, descifrar los mapas. Esas rutinas, no le impiden observar, escuchar, inaugurar deseos. Por momentos, parece dudar. En otros, parece rechazar sus propias elucubraciones. De a poco, se hace evidente, que calcula el peso del tiempo. La espera. Esas apariencias difusas, van a escandir el suspenso contenido de lo que ocurre, no entre dos misionerxs, sino entre un padre y su hija adolescente. 

El viento que arrasa, la última película de Paula Hernández no es, apenas, un drama familiar a pesar de que no lo clausura. Es, sobre todo, una road movie circular que se balancea entre la idolatría y el deseo. Es, a la vez, un relato de formacióninvertida (de deconstrucción). Sin dudas, también, es un poema visual en el que el color y el sonido funcionan con rango de materia dramática. No se trata de meros cruces de géneros y recursos formales. Hernández construye un dispositivo audiovisual superponiendo capas de sentido, evitando la transparencia (la indiferencia política) tanto como el trazo grueso (la imposición de una voz de autoridad). 

En este aspecto, destacan el desenvolvimiento paulatino, pausado, del punto de vista predominante y el uso poético de la fotografía. En el primer caso, el ojo de Leni en el comienzo del filme, al cabo se transformará en el cuerpo de una muchacha que entendió el enigma de la risa. En el segundo caso, el espectro cromático elegido por Hernández (el rojo profano, los blancos saturados de religiosidad, el azul pálido para tensionar la sospecha y la tolerancia, los tonos neutros en los planos generales de rutas y paisajes) no hace sino poner énfasis en el artificio. En lo que el cine, solo el cine, puede expresar con planos y encuadres, con matices, con gestos módicos. 

Si El viento que arrasa reanuda la microfísica de los vínculos (familiares, generacionales) de los films anteriores de Paula Hernández, lo hace equilibrando los elementos en juego. La alternancia de planos, la densidad de lxs personajes, las interpretaciones precisas, los colores y los sonidos, las escasas referencias de época y de lugar. Todxs lxs actores contribuyen a ese plan. Sin embargo, la actuación de Almudena González merece un renglón aparte: la economía gestual que desenvuelve la actriz logra una intensidad expresiva poco común. Es su rostro el que sostiene y ecualiza la progresión dramática. Es su cuerpo el que en una escena extraordinaria tuerce el itinerario. Es ella, la que no tiene madre, ni casa, ni dones visibles, ni palabra salvadora la que se apropiará del mapa para reinterpretarlo. 

Es el viento de una época el que Paula Hernández describe con inteligencia poética, con convicción cinematográfica y con valentía política. 

El viento que arrasa, Argentina-Uruguay, 2023.

Dirigida por Paula Hernández.

Escrita por Leonel D’Agostino y P. Hernández.

María Iribarren / Copyleft 2024