EN EL BAFICI (05): DE RELATOS Y METEORITOS
Por Marcela Gamberini
El color que cayó del cielo parece un documental. Los hechos (supuestamente) sucedidos, los personajes reales que retrata, los espacios recorridos, los viajes en busca de información y sobre todo las entrevistas hacen que la película de Sergio Wolf tenga un perfil documental, sin embargo (y el “sin embargo” funciona mucho y bien para el género) también es ficcional en su sentido más estricto. La pregunta que se hace Wolf es no sólo cómo construir una historia sino más bien, cómo o a partir de qué materiales el cine produce sentidos, relatos, historias.
El color que cayó del cielo, Sergio Wolf, Argentina, 2014
A partir de la búsqueda de la “verdadera” historia de la caída de un meteorito en el Chaco, Wolf -recuperando la figura de detective urbano que ya había ensayado en Yo no sé que me han hecho tus ojos (la interesantísima película que dirigiera junto a Lorena Muñoz, sobre la búsqueda de Ada Falcone)- viaja no sólo a Chaco sino hasta Tucson y de ahí a Pittsburg y de ahí a Tokio entrevistando a investigadores, indios, maestros de escuela y un coleccionista de dudosa fama, etc. En definitiva, creo que no importa mucho el meteorito, ni sus teorías acerca de Mesón de Hierro; lo central en la película es la construcción de diferentes relatos y sus estatutos de verdad o falsedad. Uno de los entrevistados, refiriéndose a los deshechos de los meteoritos dice que son “fragmentos que hay que poner en algún lado”. Esta enunciación también es válida para la construcción de la película en sí misma, fragmentos de fragmentos de historias, personajes de personajes que relatan, viajes que cruzan fronteras; un narrador que se pregunta y que interroga. Esta cadena de personajes obsesionados por la historia de meteorito importa no por el meteorito en sí mismo, que es casi un anzuelo, un disparador, un motor narrativo, sino que interesa la obsesión de esos hombres –narrador incluido como el cazador cazado – por contar, por construir un relato válido. Eso que empieza como un relato casi documental de reconstrucción de una historia perdida se transforma de a poco en una película de detectives que a su vez pasa a ser un policial.
Relato dentro de relato, género dentro de género; El color que cayó del cielo importa por la producción de sentidos en términos narrativos, por las preguntas que genera, por los interrogantes que deja. ¿Cómo y desde dónde se construye una película? ¿Con qué materiales? ¿Con matrices verdaderas o inventadas, con mitologías, con leyendas que vienen de la más oscura tradición? ¿Con meteoritos, con personajes que leen Lovercraft, con negociantes chantas, con imágenes de archivo? ¿Con rollos de películas que nadie vio? Los interrogantes de Wolf son los interrogantes de un cineasta despabilado que cava, horada la película, agujereándola, como esos hombres que excavan la tierra para recuperar fragmentos de un meteorito que, en definitiva, nunca vemos.
Marcela Gamberini / Copyleft 2014
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