EN LA CASA / DANS LA MAISON
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Koza
EL ESPÍA DE LAS LETRAS
En la casa / Dans la maison, Francia, 2012
Escrita y dirigida por François Ozon
** Válida de ver
La penúltima película de Ozon tiene sus buenos momentos, pero no deja de ser asombroso cómo un producto apenas aceptable se convierte en medida del buen cine francés.
A veces ciertas películas francesas producen un inexplicable entusiasmo. Un poco de literatura, la cuota infaltable de vilipendio de las costumbres y un mohín de estilo vía algún plano elegante: el amante del cine arte reconoce la presunta calidad de la película.
François Ozon tiene chapa: se ha metido con Fassbinder, revisitó recientemente de forma indirecta al Buñuel francés y aquí parece canalizar el fantasma de Claude Chabrol (y no tanto de Hitchcock, como se ha dicho, a pesar de que el plano final invita a pensar que En la casa es un remedo secreto de La ventana indiscreta).
¿Es mala la penúltima película de Ozon? No, de ningún modo, pero tampoco es la séptima maravilla. Que ganara en un festival español de clase A reconocido por la invariable mediocridad de su competencia oficial es toda una evidencia. El tema de fondo es un tópico del cine galo: el desprecio de clase. El argumento: un joven que vive con su padre lisiado es posiblemente el único estudiante con talento literario en un liceo parisino. Su profesor de literatura viene de leer a Schopenhauer en las vacaciones, y ningún signo a su alrededor indica que este nuevo ciclo lectivo encontrará algún motivo para entusiasmarse con su profesión. Con tres planos Ozon sintetiza el hastío del profesor. Lógicamente, será ese joven quien capturará la atención del docente, hasta convertirse en su obsesión.
El maestro es Germaine; el discípulo, Claude. ¿De qué escribe el discípulo? Sus deberes de clase son capítulos de una novela. La imaginación no alcanza para hacer literatura, al menos no para Claude, cuya fuente de inspiración es la vida familiar y normal de un compañero de curso. El voyerismo se duplica: lo que Claude ve y describe en sus propios términos mientras desarrolla un estilo es la película en sí. Ve y escribe, el maestro lee y comenta con su esposa (que dirige una galería de arte contemporáneo); después llegan las sugerencias. ¿Qué se puede esperar? Sufrimiento y seducción, y la infaltable vuelta de tuerca.
No está mal En la casa, pero tampoco está tan bien. Es fácil filmar (y escribir) desde el desprecio. La clase media sin mucha cultura es grasa, según Ozon, y los cultos son una tribu no menos ridícula y exasperante: no tienen el talento de quienes admiran, y legitiman cualquier objeto banal resignificándolo como obra de arte; para eso está la subtrama del posible despido de la mujer del profesor de la galería de arte: la sensibilidad burguesa apesta.
Hay algo de Woody Allen en Ozon, y de ahí la cita explícita en un pasaje del filme. La disección del imaginario de clase requiere una lucidez que incluya al observador. Aquí, Ozon, como Allen, está por encima de todos sus personajes. Es un demiurgo convencido de su superioridad que se ríe de la debilidad de sus criaturas, pero que es incapaz de percatarse de su ostensible ampulosidad para enunciar su desprecio. El hechizo de estos cineastas consiste en hacerle creer al público que los personajes no son sus congéneres, una forma aviesa y sutil de demagogia.
Este texto fue publicado en el diario La voz del interior en el mes de marzo 2014
Roger Koza / Copyleft 2014
Bien. Lo mismo puede decirse de la siguiente, «Joven y bella». Tengo la sensación de que Ozon no las filma, las despacha.
El Ozon de ahorita es una pompa de jabón: bonito, hinflado y vacío. Sin embargo sus cortos gay son frescos, divertidos, fuertes. Espero que vuelva a los orígenes.
Estimados:
Larsen, sí concuerdo contigo. La que hizo después me gustó un poco más, tal vez por la chica y su frialdad que me pareció un tono acertado. Pero, sinceramente, es un cine que me parece muerto.
Roberto: no creo que Ozon regrese a ese tiempo. Y concuerdo contigo. Era interesante. Pienso que su destino es Hollywood, o al menos la intención queda muy clara cuando se ve Matchpoint en su film. Es una carta de intenciones. Por ahora es un representante de una suerte de academicismo light.
Saludos.
RK
En esta me permito discrepar un poquitín, sobre todo en el destino hollywoodense de Ozon. En su cine —no digo que en todas sus películas; tampoco digo que Ozon sea la octava maravilla, aclaro—, me parece, hay demasiada perversión de géneros, ironía y cierto humor cáustico que en Hollywood no sé dónde está (¿Allen? ¿Es Allen un ejemplo de Hollywood? No lo digo para defenderlo, porque no me interesa, pero supongo que si Allen fuera tan Hollywood no tendría que andar de tour turístico por Europa para conseguir plata. Si es por los guiños, en Ozon también hay guiños a Sirk —8 Femmes— y al Disney ‘clásico’ —Los amantes criminales—, y son siempre guiños irónico-humorísticos). Hay, también, en comparación con el cine mainstream estadounidense, pocas intenciones explicativas (Los Amantes Criminales me recuerda algo que le escuche a una viejecita a la salida de una proyección de Mala de Adrián Caetano: «tiene todo tan poco sentido»). Es cierto que En la Casa cae, brevemente —pero cae—, en la (¿sobre?) explicación con los dos planos de Claude primero ayudando a su padre, evidentemente lisiado, a levantarse y luego preparándole el desayuno: «Claude hace lo que hace por esto», explicación sociológica, sociologismo.. Pero no creo que sea la regla en su cine, tiende al absurdo (voluntario), influenciado por Buñuel, no al hay-que-explicarlo-todo típico de Hollywood (que puede caer en el absurdo, pero es siempre un absurdo involuntario, hijo de la torpeza). Quizás pueda trazarse algún parecido («algún» subrayado) con Audiard, que a su modo puede parecer Hollywoodense. Habría que enfocarse en qué es lo que ellos trastocan respecto al mainstream actual.