ERRANTE. LA CONQUISTA DEL HOGAR
EL TIEMPO DE LA PERCEPCIÓN
Lo que han visto sus ojos durante décadas ha hendido el sentido común y delineado una mirada lúcida. “Madre e hija de Plaza de Mayo”, fotografía de 1982, o cualquier foto de la serie “Mujeres presas”, de 1991 a 1993, por nombrar algunas, ostenta la virtud de la glosa: en un gesto y un ademán se lee una época y un sentimiento; compendiar en lo efímero los seres en el tiempo. En sus fotos en blanco y negro, un instante recoge la experiencia; son fotos que le imponen a la eficacia mecánica de la cámara un alma. Pero ¿por qué tras décadas de fotografiar y a veces escribir Adriana Lestido ha decidido hacer una película?
Se trata de un viaje solitario al Círculo Polar Ártico que llevó casi un año y cinco meses, y cuyo desenlace se registra en mayo de 2020, un mes signado por la desgracia en cualquier lugar del mundo, aunque imperceptible en ese confín dominado por el ubicuo blanco y el impiadoso frío. En ese paisaje que al ojo desatento le puede resultar homogéneo, Lestido acopió todas las variaciones posibles de un ecosistema cuya presunta monotonía la cámara desmiente plano tras plano. Las transformación del paisaje se evidencia, también su inmensa hermosura.
Excepto por un plano fijo del mar desde una lancha, que imprime movimiento al registro extático, la mayoría de los planos son generales y siempre fijos. Los planos medios se emplean para señalar alguna cualidad que solamente puede apreciarse en la cercanía, como el color petróleo de la arena y el cambio inmediato del color de un fragmento de hielo a orillas del mar después de la evaporación de las olas. La ingente colección de planos indelebles de montañas nevadas constituye un triunfo estético y un placer óptico que el ojo orgánico jamás podría siquiera imitar. La relación entre la piedra y el copo de nieve observado como un todo revela el paisaje como una superficie infinita donde cualquier singularidad existente es absorbida por el color blanco hegemónico en una figura que doblega al fragmento. Lestido cita a Spinetta: “Cielo en blanco enorme lejísimo”. El rarísimo sintagma del Flaco no podría ser más perfecto para describir lo que sucede frente a cámara.
En Errante. La conquista del hogar se establece una división por estaciones que comienza y termina en primavera. Seis textos breves acompañan los cambios de estaciones; son citas pertinentes, como la ya aludida, y tres temas musicales irrumpen fugazmente sobre el sonido rotundo del viento o el minimalismo característico del mar. Nunca se ven personas, sí pueblos y casas a lo lejos, algunos animales tienen algún cameo en el nombre de su especie y algunos otros deciden pasearse por el plano simulando protagonismo. Cada plano que se le prodiga a la aurora boreal es motivo de estupor, al igual que todos aquellos en los que el espacio luce desquiciado por el blanco que perfora aún más el horizonte.
En una cita que se lee en Todo lo que crece, Clara Obligado toma de Georg Simmel la siguiente idea: “La naturaleza es la unidad de un todo, ilimitada. El paisaje, en cambio, está desgajado, es un fragmento, la mirada del hombre lo individualiza, lo escinde, pero está en sintonía con el todo y tiene una unidad de sensación”. Lo que dice la escritora es lo que Lestido “escribe” a través de cada encuadre. En el cine, encuadrar significa delimitar un todo con los respectivos conjuntos en movimiento. El encuadre, además, transfiere la percepción sensible de quien está detrás de cámara. Tomar prestados los ojos y los oídos de Lestido es bastante parecido a aprender a ver y escuchar, como si nuestra presencia en el mundo estuviera en el punto de partida. Es casi medicinal, es un prodigio perceptivo.
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Errante. La conquista del hogar, Argentina, 2022.
Escrita y dirigida por Adriana Lestido.
*Publicada en otra versión y con otro título en La Voz del Interior en el mes de julio 2023.
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Roger Koza / Copyleft 2023
Maravilloso texto! Felicitaciones
Muchas gracias. R