ESTO NO ES UNA CRÍTICA: MAESTRO
El secreto reside en el intervalo
Si no es un físico culposo, es un emperador tardío o quizás un pintor malogrado o una filósofa polémica. También puede ser un músico. No se les prodiga retratos a los zapateros o los enfermeros; el biopic supone que el elegido vehiculice algo excelso de la especie, el pináculo de un talento. El retratado tiene que desbordar la ubicua mediocridad que acecha por todos los flancos; en él o ella, el potencial de lo humano debe ponerse en evidencia.
Leonard Bernstein fue un eximio conductor y un respetado compositor del siglo XX. Dúctil y desprejuiciado, el músico podía sentirse a gusto con los acordes de Mahler y las melodías destinadas para un musical de Broadway. Esa predisposición para los opuestos signó su deseo. Amó a su mujer y no dejó de acostarse con hombres. La bisexualidad era otra expresión de una posición frente al mundo. Daba lo mismo besar a un hombre o una mujer, como también percibir el silencio antes del énfasis de una nota, ya fuera una semicorchea en una partitura de Beethoven o en un compás de West Side Story.
Cooper detrás y delante de cámara duplica la misma experiencia como intérprete y director, y así asume un principio poético mimético con la dualidad decisiva de su personaje: el compositor requiere aislamiento y concentración, el director de orquesta precisa de una comunidad de intérpretes que lo miren y se dejen pastorear. Como cineasta, Cooper repite el procedimiento: toma decisiones rarísimas en la construcción de escenas; como protagonista confía en la personalidad de quien debe representar, en el elocuente maquillaje con el que deviene Bernstein y en la interacción con sus pares.
Si Maestro puede sortear los “obligados” del biopic es porque como cineasta Cooper prefiere los intervalos disonantes. En música eso significa tomar un desvío en la resolución de un pasaje armónico donde el oyente percibe una disonancia inesperada que incluso lo incomoda. En Maestro hay varias decisiones de esa índole, pero la más arriesgada es aquella en que la pareja discute sobre su separación y la escala del plano elegida para la escena recae en planos generales sin optar por variaciones en el punto de vista. Hay otras escenas semejantes y una peculiar forma de evitar el kitsch lacrimógeno que suelen habilitar los personajes que mueren de cáncer.
*Texto comisionado por La Voz del Interior y publicado en diciembre 2023.
Roger Koza / Copyleft / 2024
Ja ja! Te quiero mucho Roger Koza!