ESTRENOS INVISIBLES (02): THREE / SAN REN XING

ESTRENOS INVISIBLES (02): THREE / SAN REN XING

por - Críticas
28 Ene, 2017 04:40 | Sin comentarios

Por Roger Koza

Un policía, un ladrón y una neurocirujana son los tres personajes a los que alude el título en inglés de este formidable entretenimiento de uno de los mejores cineastas del cine contemporáneo. Toda la acción se circunscribe a un hospital imaginario de Hong Kong llamado Victoria. La sala de operaciones, un pabellón, un pasillo y la entrada principal (véase al comienzo el virtuoso plano secuencia en el que se sigue la entrada del ladrón con una bala en el cerebro) son los escenarios en los que To despliega su inventiva visual y sus insólitas coreografías en el espacio. Aquí hay que esperar casi hasta el final para que llegue el espectáculo. Antes, la lección de cine pasa por cómo dosificar el suspenso.

Three / San ren xing, Johnnie To, Hong Kong-China, 2016

Lo que sucede en Three es lo siguiente: el policía está dispuesto a quebrar la ley para salvarla, pero su prisionero herido puede morir y si no lo operan es muy probable que ese sea su destino. El policía lo necesita para poder arrestar al resto de la banda. El ladrón no es uno entre otros: puede citar a científicos estadounidenses y soviéticos o demostrar con un ejemplo de Bertrand Russell la falibilidad de la inducción como sustento de un razonamiento. La cita va dirigida indirectamente a la neurocirujana, que atraviesa un período de gran tensión debido a las decisiones médicas que tomó y tiene que tomar, que rara vez pueden justificarse científicamente, como lo atestigua un paciente joven que le reprocha por haberlo dejado inmóvil. Como es previsible, los colegas del ladrón vendrán a rescatarlo, y todo el film se va alineando para ese clímax dramático.

To es un genio. Aquí inventa un tiroteo-danza ingrávido con un fondo (sonoro) budista pop que solamente un hombre libre y con una fe inmensa en el cine puede concebir. Los ralentís heterogéneos, algunos planos en contrapicado excepcionales y otras tantas elecciones formales demuestran un cabal conocimiento del movimiento. Esa secuencia prodigiosa también entra en consonancia con la inadvertida tarea de la cirujana, que tardíamente encontrará el placer rítmico de su praxis. (Otra invención de To consiste en contraplanos imposibles desde el interior de los pliegues de la piel en plena cirugía).

Si el cine fuera ‘toísta’ el cine espectáculo sería liberador.

Roger Koza / Copyleft 2017