FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA 2018 (13): EL SILENCIO
No he estado en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en la edición que concluyó oficialmente ayer, sí he seguido a la distancia todo lo que sucedió a lo largo de una intensa y breve semana. No tengo duda alguna: el festival fue un ostensible éxito, y el debut de Cecilia Barrionuevo, como directora artística, fue luminoso y admirable.
Sin embargo, el festival culmina con una triste mácula, ajena, como se revela en el texto a continuación, a quienes llevan adelante el festival con amor y dedicación.
En efecto, el texto colectivo de los cinco notables miembros del jurado evidencia, más allá de los responsables de la conducción artística, una voluntad institucional por silenciar fácticamente a los ganadores de poder expresar agradecimientos y pareceres. No resulta ninguna presuposición capciosa creer que se prefirió el silencio frente a cualquier discurso que retomara el malestar de cierta parte de la audiencia que abucheó a un funcionario del gobierno nacional el día de la inauguración o asimismo cualquier discurso de los vencedores que prosiguiera en la misma línea de los pronunciados recientemente por miembros de la comunidad cinematográfica de nuestro país en el extranjero.
La actriz y cineasta María Alché publicó en su muro de Facebook el siguiente texto:
«Como parte del Jurado de la Competencia Internacional del Festival de Cine de Mar del Plata en su 33ª edición, queremos dar las gracias a Cecilia Barrionuevo, Marcelo Alderete, Pablo Conde, Paola Buontempo, Francisco Pérez Laguna y todo su gran equipo de colaboradores, por su calidez y enorme trabajo puesto en que este festival sea tan hermoso como ha sido.
Asimismo, queremos repudiar la frialdad de la ceremonia de entrega de premios, donde los premiados no tuvieron voz, es decir no pudieron expresarse ni decir nada al recibir sus galardones, al mismo tiempo que no se leyeron nuestras justificaciones de los premios.
Habíamos pensado unas palabras, pero aparentemente tampoco había lugar, que decían lo siguiente:
Alrededor del mundo cada vez hay menos y menos dinero para la cultura. Considerar a la cultura como algo secundario, es considerar que lo que humanos crean para entender, cuestionar, representar y pensar del mundo en el que vivimos es secundario, cuando en realidad es la esencia de nuestra misión como seres humanos.
Como jurado se nos convoca para pensar, cuestionar y poner en perspectiva la relación que el cineasta tiene con el mundo, a través de sus personajes, de su puesta en escena, de su lenguaje cinematográfico. No permitirnos intercambiar estos pensamientos y justificaciones para los premios, es negar la comunicación, los lazos en una comunidad. Y no lo entendemos, ya que la cultura es el medio, el vínculo y el propósito de tal evento cultural.
Andrei Ujica, Valerie Massadian, Luis Miñarro, María Alché y María Bonsanti».
Este sitio repudia enérgicamente lo sucedido.
Roger Koza, editor.
Pero el debut luminoso y admirable, no es contradictorio con tu repudio, teniendo en cuenta el rol de responsable artistica? al menos creo que deberia decir algo
No es tan fácil. Hacer el festival como corresponde ha sido ya demasiado. La propia carta del jurado así lo entiende.
roger,alguna vez pagaste un pasaje o un hotel en bafici o mar del plata? alguna vez pagaste una entrada?
Sí. ¿Por qué? Por otro lado, ¿qué tiene que ver con todo esto? ¿Y para qué dice esto? Saludos. R
PS: Respecto del Bafici: cubro ese festival para Filmfest Hamburg y ahora Viennale (y por 8 años para Ficunam). En todos esos años, la única vez que el Bafici me pagó un hotel fue cuando fui jurado y en una ocasión, como programador, me dispensó 5 noches de hotel (algo que suele suceder con representantes de festivales extranjeros). Jamás me pagó un pasaje. Jamás. Y desde el 2007, no he pagado entrada, porque como programador tengo acceso a las salas. Y agrego: debo haber programado en Filfmest Hamburg y en Ficunam, más de 30 películas salidas de ese festival.
Triste cierre del festival para una edición excelente. No hace falta ser muy lucido para concluir que esta decisión de silenciar la ceremonia no tiene nada que ver con su directora artística. En cada premio que se entregaba la gente en el auditorio pedía que hablen los ganadores, incluso fue tan fuerte ese pedido que en el momento en que Judy Hill sube a recibir su premio a mejor actriz la organización tuvo que improvisar y traer un micrófono. Finalmente la ganadora pudo agradecer su premio. Es ridículo que una persona no pueda hablar en un momento tan importante de reconocimiento como lo es ser premiado. Si hubiese estado Minervini en la sala también nos hubiesen privado de escuchar las palabras de tamaño director. Una locura.
¿De quien fue esta idea absurda de quitar la posibilidad de hablar en la ceremonia? La verdad, no lo se, pero claramente de una persona autoritaria y prepotente. No conozco a Cecilia Barrionuevo pero es muy fácil deducir que no tiene estas características. Habrá que buscar mas arriba al responsable de es esta decisión.
Saludos
Comprendo que debe ser una decisión autoritaria que bajo de «arriba», pero el Presidente del Festival o su responsable artistica no deberian callar (un ejemplo para aplaudir fue la carta del Jurado)
El presidente del festival es M. Suárez. La directora artística debe haber intentado todo. No sabemos cómo se dan esas órdenes, ni tampoco que consecuencias podría tener para quienes están comprometidos en un trabajo. El ejercicio de libertad ha estado impregnado en la programación, y creo que para ese equipo de trabajo ahí está el límite. Quienes no tenemos ese riesgo, podemos, como es mi caso, expresar lo inadmisible de la situación, lo que no significa en este contexto queda exento de amonestaciones. Lamentablemente, no son muchos los que deciden expresarlo, más allá de que a menudo los matones de la república y los adalides anárquicos de la desobediencia proliferan abstracciones de todo tipo. Cuando hay que dejar por sentado una situación de esta índole, la valentía se diluye en un Like. Saludos. r
Completamente de acuerdo Roger!
Saludos!
Es un tema espinoso, queridísimo Roger. En teoría es como vos decís, pero como bien sabés yo tendría alguna razón para decir que la programación tampoco se realizó con la más completa libertad. Ahora bien: como públicamente los programadores han dicho que así fue, es evidente que yo debo estar totalmente equivocado, como suelo estarlo por mezclar las afinidades profesionales con los afectos personales. Hablando más concretamente, lo que creo es que cuando te comés un garrón de mediano tamaño, lo que estás haciendo indirectamente es mostrar tu predisposición a comerte otro más grande y así hasta llegar a esta vergüenza. Desde luego, entiendo perfectamente cómo se reparten las responsabilidades, quiénes son los villanos de esta historia y lo difusos que son los límites.
Queridísimo Fer:
Es tan espinoso, tan delicado.
Había redactado un texto más extenso y en este caso sí me refería a ciertas «sugerencias» vinculadas a la programación. Y al decir esto no me refiero a rumores.
Existen ciertos nombres del ambiente que molestan y lo que molesta, como sucedió en la ceremonia de clausura, se prefiere apartar . ¿Un eufemismo? Sí, porque lo que sucedió fue una forma de censura, muy característica de este tiempo: difusa, misteriosa y anónima. También cobarde.
Pensé mucho en qué decir y hasta dónde, protegiendo en la medida de mis posibilidades a los nobles involucrados en el tema. Conociendo a algunos -y no habiendo hablado ni una palabra, debido a que estoy en México-, sé lo difícil que les resulta todo tipo de confrontación. A su vez, una vez que se acepta algo inaceptable lo que viene luego es otra cosa inaceptable. Y este es el riesgo potencial de este caso.
En El cinematógrafo, ese programa de televisión que se ve más de lo que yo suponía, hice en su momento un análisis de un programa conducido por Luis Majul sobre una presunta lista de más de 100 películas sospechadas de propaganda y otras cosas, que el periodista dio a conocer sin nombrar títulos. Digo esto por lo siguiente. Aquí se desestimó el uso de la palabra y así se privó un derecho. Pienso, por otro lado, ¿qué hubiera pasado si Rojo en vez de estrenarse un mes atrás en los cines estaba en competencia en este festival? Alguien me dirá que Naishtat estuvo con un cortometraje; yo le diría que es cierto, pero que quizás fue una concesión de quién tomó la otra decisión de que los ganadores tengan que preferir el silencio a la palabra en el día del cierre.
Por mi parte, yo quiero defender la verdad y las perspectivas diversas sobre esta. Pero solamente puede hacerse cuando sabemos desde dónde hablamos y siempre y cuando exista la condición de posibilidad de toda discusión pública: la libertad para decir lo que se piensa.
Majul y propaganda son sinónimos así que muero por ver ese programa tan involuntariamente autorreferencial. Disculpame si te metí en algún lugar incómodo. Abrazo y a ver cuándo nos vemos.
Querido Fer: de ningún modo lo siento así. Yo no siento que esté diciendo nada que no corresponda. Y el último párrafo de mi respuesta es mi lugar de participación. Yo quiero lo mejor para el cine, y también quiero tener la posibilidad de decir lo que pienso y eso sea igual para todos.
La verdad es incómoda, como lo es el deseo de verdad, como el coraje de expresarla.
Nos vemos el 5 o 6 de diciembre. Con total seguridad.
ABRAZO
Por eso mismo involuntariamente o por el mero hecho de «temer perder su puesto», el presidente y / o la directora artistica son partícipes de lo que paso, desde la programacion (como dan a entender los dos ultimos post) hasta el acto de cierre. Ya se que son colegas, amigas y demas, pero creo que seria digno de ellos unas palabras como lo hizo Alche, que tuvo el coraje con la carta de expresarse (pareciera que el temor desde la direccion es mas fuerte que sus convicciones)
Estimado Tomi:
A la distancia parece ser como usted lo indica, pero tal vez no es tan sencillo. Lo que sí puedo asegurarle es que «el perder el puesto» no tiene consideración alguna en este caso. Tampoco para los otros responsables de la artística. No es esa racionalidad la que tiene lugar. Y, además, yo leería la carta de Alché con mayor detenimiento, que no es solamente de ella, y que quizás puede considerársele como una voz más extensa dentro del marco de lo posible del caso. Más terrible aún sería que el festival se diluya en su fuerza adquirida y que lo licúen como en cierta medida se debe desear en algunos pasillos grises de algunas instituciones, comandados por hombres disolutos y lejanos de cualquier amor al cine. Saludos. R
A mí me parece un disparate lo que se está haciendo con esta discusión. Es evidente que fue una ridiculez prohibir los discursos durante la ceremonia, sobre todo después de la silbatina al Ministro, con lo cual la evidente voluntad de censura de la medida queda manifiesta y fuera de cualquier excusa. También me parece bien que el jurado se haya manifestado por su cuenta y también la nota publicada por María Alché. Lo que me parece demencial es que se le de a este episodio un carácter de una gravedad que opaque al Festival en sí. Aquí en España todo el mundo habla del tema, en lugar de hablar del resto del Festival, que aparentemente fue magnífico. Creo que seguir dandole trascendencia a este asunto sólo puede dañar a Cecilia Barrionuevo, opacando con una tontería su primer año como directora artística. Sólo a ella: Ni al Ministro (de quien nadie espera nada, ni la vergüenza) , ni al INCAA -a quien poco le importa lo que piense el mundo del cine- ni nadie. Sólo a Cecilia, que evidentemente padeció la decisión y ahora debe estar padeciendo las críticas de quienes opinan sin riesgo alguno. Sugerir alguna complicidad por parte de la Directora Artística en una decisión que sólo puede proceder de funcionarios impúdicos que no quieren verse insultados es no comprender que es ella, en su primer año de gestión, la principal perjudicada. Una opinión, en resumen, propia de canallas.
El tema de la censura es grave; más grave aún es creer que Cecilia Barrionuevo (y su equipo) es culpable de algo. Lo que han podido hacer lo hicieron; lo que corresponde hacer también. Y la perversión máxima es que Barrionuevo tenga que dar la cara por algo que no tiene nada que ver y es probablemente otra de las silenciadas. Yo comparto 100% con vos, Mariano: fue una edición excelente. Y agrego: puedo imaginar la alegría de los censores si todo el equipo de MDP quedara afuera. Lo último que corresponde aquí es eso. Es mi parecer. Saludos. R
Roger, se entiende lo que decís y que esa gente son amigos tuyos y los queres mucho, pero es raro que no hayan dicho nada sobre el tema. Este muchacho Alderete se pasó diciendo barbaridades del gringo que estuvo el año pasado y ahora está calladito, ni un chiste hace. Es muy raro eso. Que hayan censurado a Peña y sigan como si nada es bastante serio. Yo puedo ver que son buena gente y todo eso que vos remarcas, pero hay algo que se llama dignidad. Qué sé yo, cada uno sabe las posiciones que se adoptan en la vida. El tema es cómo, con qué cara, se sigue después.
No quedan dudas de que hay que defender al Festival. Pero no por eso veo mal que pidamos una explicación de lo que paso al Incaa o a las máximas autoridades del Festival ( Martinez Suarez o Barrionuevo). La DAC pide cabezas, es demasiado. Pero imaginese Sr. Llinas si en el Bafici a ud le sacaban el microfono y no podia decir las lineas que dijo sobre la defensa del cine nacional. Se hubiera quedado manso?
Estimado Sr. Mirro,
es cierto que me hubiera molestado eso que usted dice, y de hecho nos enojamos bastante cuando los del Combinado de Cineastas editaron mi discursillo dejando afuera lo que no les resultaba interesante. Esas cosas son enojosas, y las personas de mal carácter como yo solemos irritarnos frente a ellas, como aquella vez que habían contratado para el Bafici a una empresa de seguridad que maltrataba a los invitados de un modo autoritario y fascista. Lo que yo quiero decir es que me parece un error consentir que esa violencia última sea aquello de lo que se hable en referencia al Festival. Las ceremonias de premiación y de inauguración son las partes menos importantes de los Festivales de Cine. Son esos momentos en donde aparecen las gentes que nada tienen que ver con nada: estrellas, funcionarios, periodistas con cámaras provistas de luz y fotógrafos que sacan una foto tras otra de un montón de engalanados contra un cartel de cartón lleno de marcas y de sponsors. Es decir: Un montón de boludos que no deberían importarle demasiado a nadie. Pero resulta que se han puesto de moda los discursitos y por lo tanto ahora esos actos anodinos son vistos como pequeños terrenos de batalla. No creo que lo sean. Vea: Cuando yo dije esas palabras a las que alude usted en la entrega de premios del Bafici, no había una persona que no me dijera «Te felicito por la película, pero sobre todo por el discurso», sin darse cuenta de que hacer la película me había llevado diez años y el discursito cinco minutos. Pero sin embargo, esas palabritas dichas frente a un grupo de funcionarios parecían importar más que nada. Evidentemente tiene que ver en ello el consenso hegemónico de que el pensamiento se produce en Twitter y la manera en que esos aforismos enfáticos han reemplazado, en nuestra experiencia diaria, a la complejidad y al debate.
Yo pienso que lo importantes son las películas y los festivales en los que ellas se muestran, y no las consignas que lanzamos cuando recibimos los premios, que en definitiva levantan muchos aplausos pero no cambian nada. Si a Cecilia Barrionuevo le toca soportar esas formas de violencia ceremonial para que el Festival sea el que fue, creo que hace lo correcto y da muestras de una sensatez de la que yo, al menos, me declaro incapaz.
No sé bien a quién o quiénes te referís con lo de «canallas», Llinás. En el caso que sea a mí por lo que digo arriba, te podés ir bien al cuerno. En el caso que no, disculpas por la frase anterior.
Aceptadas las disculpas, Peña.
Si se me permite, una observación: censura no es sólo impedir que un miembro del jurado o un realizador expresen una opinión; también puede serlo, creo, entregar menos becas a estudiantes de cine y no fomentar encuentros entre los mismos, o invitar a alguien como Jean-Pierre Leáud sin promover la posibilidad de que público y periodistas puedan hacerle preguntas (ambas cosas ocurrieron en esta edición). Por otra parte todo recorte implica, de alguna manera, restricciones, y el de este año fue considerable (al punto de ubicar la videoteca para consultas en una habitación de hotel). Que haya habido innegables aciertos en la programación, que quienes asistimos al festival hayamos podido aprovecharlo y disfrutarlo, y que las salas hayan estado colmadas de gente, no debería hacer olvidar estos problemas, que van más allá de lo ocurrido en la entrega de premios. Y a Llinás, sin ánimo de polémica, le recuerdo que a quien llama Ministro en realidad es Secretario de Cultura, y que no entiendo por qué burlarse del Colectivo de Cineastas diciéndole Combinado de Cineastas.
Saludos.
Voy a escuchar el programa de radio Fernando Lima, vicepresidente del INCAA aver si hace un mea culpa….porque se lo ve muy calladito, o no? y el sí junto a Haiek, Aramburu y Avelluto son los grandes responsables como autoridades de las políticas públicas del INCAA. Más allá de que sea una gran persona, juez, comentarista de cine y amige de muchos críticos
Estimado Roger: artísticamente el festival fue maravilloso, segui muchas de tus recomendaciones y no me arrepiento. Como sabes, se presentó nuestro corto en la edición 16 de Historias Breves. HB es la unica producción completamente integral del INCAA, y la mandaron a dos kms del centro (museo MAR), el viernes a las 3 de la tarde. No se llegó a tiempo a hacer el DCP de la pelicula, por lo tanto se pasaron los cortos uno detrás del otro, gracias a que cada uno de los directores aportamos una copia digital. Por supuesto, las condiciones de proyección fueron entonces bastante malas, con volumenes de sonidos muy dispares entre corto y corto, por ej.. Ni a los directores ni a los tutores nos dieron una ayuda para estar presentes, obvia decirlo. Como si todo eso no bastase como indicadores del lugar que el Incaa le está dando al prestigioso e histórico concurso Historias Breves, tan importante para los realizadores noveles, este año ni siquiera se ha llamado a concurso. Algo huele mal en el barrio…
No tenía del todo claro cómo se había procedido en la entrega de premios. Viéndola con claridad acá (incluyendo el pedido del público para que Judy Hill e Iván Fund puedan hablar, la manera en que se le da a la primera un micrófono que después es retirado raudamente, y cómo Fund debe gritar para poder decir algo sin que nadie se inmute), me parece que queda más que claro que las autoridades del festival deberían dar alguna explicación.
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No es posible que la simpatía que despierta la directora artística en algunos sectores la exima de asumir una posición pública respecto de este grave ultraje a la libertad de expresión, a los cineastas y al jurado. Su silencio aturde. ¿Qué defiende? ¿Un puestito? ¿Qué defienden los que la defienden? ¿La oportunidad de tener un festival que sea una isla de regodeo cinéfilo en medio de la devastación nacional? ¿Defienden un festival de libertades restringidas por el miedo de sus programadores a perder sus empleos? ¿Qué tipo de resistencia es esa, tan indiscernible del colaboracionismo? No creo que debamos dar por válidas las comprensivas palabras que les dirigen el jurado al plantel del festival como prueba de que en privado tuvieron actitudes de simpatía. Al contrario de lo que dicen algunos participantes en esta discusión, canallas son quienes pretenden acallar este debate y hablar solo de las lindas pelis, en una evidente complacencia con el régimen represor. Los discursos a la comunidad no son menos importantes que las películas, salvo para los cinéfilos cualunquistas.
Coincido con Cuervo, el silencio de la Directora Artística es colaboracionista porque este año calla y deja que los cineastas argentinos no se puedan expresas, que pasará más adelante en 2019, cuando Avelluto le exija más censura + recorte + menos voces + menos cultura: tendrá la misma complacencia que este 2018?