En un posible índice del cine argentino de este año, la palabra “riguroso” nos llevaría directamente a este documental. A la hora de enfrentar el duelo y el intento por solventar el dolor de la ausencia, Torchinsky opta por el orden milimétrico de su poética: la mirada de su cámara se posa en los pequeños objetos, rincones y souvenirs que aparecen, como flores entre matas de pasto, durante el desarme del departamento de la recientemente fallecida July. El polvo es una película sobre los sentidos ocultos de la memorabilia: ¿Qué historia yace detrás de una foto de las Cataratas del Iguazú escondida en un placard o qué significan los cuadernos llenos de rezos escritos que se repiten durante hojas y hojas? Estas y otras preguntas son abordadas por las distintas voces de los seres queridos que vacían, poco a poco, con el letargo de un duelo dilatado, el departamento de la tía del director. Para algunos, ella sigue siendo Julio, para otros, será siempre July. Su nombre y su identidad como mujer trans, parecen ser significantes aún sinuosos para sus personas cercanas. Así como una vida es inagotable, cada historia es única y propia de sus protagonistas. Asumiendo esto como condición natural de la realidad que se impone a su cámara, Torchinsky filma para inventariar las huellas dispares y atomizadas de una vida imposible de clausurar. Con algunas fugas ficcionales, donde viejos amigos vuelven a interpretar escenas de los shows underground protagonizados por July, “la Divine Argentina”, como le decían, la película respira y muestra a las pruebas materiales de la ausencia como destellos de una vida secreta pero abierta a seguir siendo navegada. Nada puede desaparecer del todo si una parte de lo que se va sigue viviendo en otros. Los festivales de cine son cajas de reverberaciones: en otra película proyectada en la misma sala, se escuchó a alguien cantar que “Hay heridas que se quedan / es el cuerpo que se va”. Las resonancias de esa música recorren la grilla y señalan algo muy íntimo que El polvo logra capturar: para quienes acompañaron en vida, la ausencia física del ser querido es un músculo desgarrado del espíritu. El polvo siembra, casi como promesa, la sospecha de que hacer y ver cine ayuda en su rehabilitación. 

Tomás Guarnaccia / Copyleft 2023