FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE INDEPENDIENTE DE COSQUÍN / FICIC 2015 (03): 14 PELÍCULAS EN COMPETENCIA DE CORTOMETRAJES (14 FORMAS DE HACER CINE)
Por Roger Koza
Punto cero, Michelle Gauda, Argentina, 2014
Un viaje a Israel en 10 minutos y una meditación breve sobre los elementos constitutivos de la identidad. El punto cero es aquí la referencia del yo sin sus circunstancias, de tal modo que las pocas secuencias que componen el film son signos que interpelan la unidad mínima de la experiencia subjetiva: un aeropuerto, la calle de un país lejano, una fiesta, un instante de relax en la playa, el regreso, en un contrapunto oral con los recuerdos e impresiones de una joven viajera.
Incendio / Rescate, Juan Renau, Argentina, 2015
Casi al final, en un plano en profundidad de campo cuyo encuadre es admirable, el film sintetiza su sustancia: dos bomberos se entretienen con sus celulares mientras repasan las reglas de su oficio. Paradoja de una actividad: el fin del aburrimiento depende de una desgracia potencial. Entre la espera y la demanda, los tres bomberos experimentan la misteriosa naturaleza del tiempo. Jugar, mirar televisión, hacer guardia, alimentarse y, eventualmente, alistarse para conjurar un infortunio.
La hora del lobo, Natalia Ferreyra, Argentina, 2014
Película incómoda sobre el inconsciente político fluctuante de una sociedad que desestima por momentos el contrato social o sostiene su fe en una racionalidad política que se resiste a la concepción del hombre como animal político. El contexto: paro policial en la ciudad de Córdoba en la noche del 3 de diciembre de 2013. Los jóvenes protagonistas reconstruyen verbalmente la experiencia y algunas imágenes interceptan los testimonios. Dialéctica inconclusa, la puesta en escena obliga a pensar.
The Owls Have Grown as Big as the Half Moon, Maya Connors, Alemania, 2014
Hija de padres alemanes e ingleses, los primeros años de vida de Connors tuvieron lugar en Corea del Sur. Lenguaje, memoria, territorio constituyen la materia que inquieta a la directora y que articula este viaje de regreso al origen en el que el recuerdo y la percepción se fusionan en un paisaje casi onírico a partir de materiales caseros de archivo y un registro actual azaroso sobre lugares, animales y personas que sugiere una mímesis perfecta con el flujo de conciencia de la propia narradora.
21, 3 C, Helena Wittmann, Alemania, 2014
¿Qué se puede ver en un par de planos fijos registrados desde el fondo de una habitación cuya vista es un ventanal? La única constante es el lugar de la mirada y la temperatura ambiente. El resto se trata de un juego de variaciones sonoras y visuales, algunas fácilmente perceptibles (como las flores cambiantes de un florero), otras casi invisibles (como las acciones que tienen lugar en el edificio que está al frente). La intensificación perceptiva se pone en juego, por ejemplo, cuando hay un indicio de causalidad entre dos eventos. (Roger Koza)
Ephémères, Yuki Kawamura, Francia, 2014
Condición irrecusable de toda entidad viva es su fugacidad como forma de estar en el mundo, pero visto en una especie lejana se resignifica en potencial curiosidad zoológica. El breve lapso de vida de los lepidópteros es el asunto que captura magistralmente Kawamura. Luz, insectos, el vuelo frenético nocturno de esta efímeras criaturas y el timbre sonoro omnipresente que perdura solamente por una noche. O también el cine como práctica sensible de conocimiento.
Muerte blanca, Roberto Collío, Chile, 2014
¿Cómo filmar una tragedia en la que 42 conscriptos y un sargento del ejército chileno mueren en la montaña, unos 10 años atrás? ¿Cómo conmemorar a los ausentes? Collío registra en planos fijos y algunos travellings el destacamento, las zonas aledañas y las lápidas e interfiere esporádicamente ese presente de ausencias dolorosas con la reconstrucción animada de la desgracia, que mantiene una distancia respetuosa respecto de los muertos y funciona como un delicado responso por esos hombres. Notable forma de conjurar el olvido.
Dia Branco, Thiago Ricarte, Brasil, 2014
Una economía narrativa admirable: las fotos iniciales sugieren el porqué de cierto tono de tristeza jamás enunciado pero disperso en el relato. El fuera de campo es aquí prodigioso: los chicos están, pero lentamente entran en escena mientras se devela que festejan el cumpleaños de uno de ellos en la montaña. Están solos, pero por ahí cerca un grupo practica capoeira. Sacar fotos es una acción menos narcisista que un acto de retener un presente y a los presentes.
Los patos salvajes, Nicolás Quiroga, Argentina, 2015
¿Un documental indirecto sobre el viento? ¿Una mudanza? ¿Una película sobre la representación cinematográfica? Un poco de todo eso es perceptible, pero tal vez el acceso a este misterioso film pase por verlo del mismo modo que se lee un haiku: todos los planos generales fijos del patio de una casa, el balcón, algunos textos descriptivos, otros poéticos y una fogata final suman para alcanzar un deliberado desconcierto que prescinde del argumento y pondera cada acción sin responder a una causa.
J’ Oublie, Teddy Williams, Argentina-Francia-Vietnam, 2014
Hanoi: Hoa empieza buceando, después va al supermercado, más tarde a una obra en construcción y luego recuerda que olvidó encontrarse con un amigo. En el final, se suma a unos acróbatas callejeros que desconocen las reglas de gravedad: trepan edificios y saltan de un techo al otro como si el cuerpo no existiera y el riesgo se hubiera conjurado gracias a otras reglas físicas que sólo conocen los funámbulos del vacío. El despegue subjetivo visual con el que cierra la película es la síntesis de una poética.
Desde la marea, Josefina Gill, Alemania, 2015
Todo transcurre en un navío. El mar es un hogar inhóspito, contracampo de todo territorio, topología de la identidad del inmigrante que flota siempre, dislocada física y lingüísticamente. Gill repite el periplo inverso de sus abuelos judíos que llegaron de Alemania a Argentina en 1937. Sus 33 días en altamar, registrados en planos generales fijos del mar y las costas, excepto por un misterioso travelling, articulan una meditación sobre la contingencia del yo.
Ejercicios del primer Campos, Martín Emilio Campos, Argentina, 2014
Trabajo, vida doméstica, ocio, espacios públicos y una casa, materia viviente fragmentaria reunida por una forma sensible de procesar todo aquello que constituye el mundo exterior de un hombre y que a través de una cámara se organiza y traduce en una mirada. La tradición del cine-diario, o el impresionismo cotidiano en busca de la hermosura y lo anecdótico, honrado aquí por un joven cineasta.
Así me duermo, Mariano Luque, Argentina, 2015
Dormir no es solamente descansar; implica también un abandono ontológico que se define por la vulnerabilidad. Un niño se apresta a dormir y una mujer lo acompaña con un ensueño amablemente dirigido, el cual constituye esta pieza onírica breve y lúcida: un momento plácido en el mar, el sol, una abeja en una roca, una mirada amorosa, jugar en un río. Planos breves en la tierra de los sueños, o una forma exacta de filmar la intimidad.
La isla, Doming Sotomayor y Katarzyna Klimiewicz, Chile-Polonia, 2013
Este film tiene la virtud admirable de trabajar sobre el concepto de fuera de campo aplicado a las dos instancias que definen la totalidad de la trama. Todos los miembros de una familia acomodada se reúnen en Chiloé. Ha habido un accidente y cuando sepamos quién es el accidentado es imposible no impacientarse por cómo llegará la noticia. Todos los presentes en ese almuerzo idílico, con seguridad, ya no serán los mismos.
Roger Koza / Copyleft 2015
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