FICUNAM 2018 (07): AS BOAS MANEIRAS
As Boas Maneiras, Juliana Rojas y Marco Dutra, Brasil-Francia, 2017
Nunca dejará de ser enigmática la relación que se establece entre los animales y los hombres. Los duraderos intercambios reales con las mascotas son apenas la forma más extendida, no menos misteriosa que las relaciones imaginarias y acaso también míticas. La licantropía ha inspirado películas grandiosas (Nazareno cruz y el lobo, o Un hombre lobo americano en Londres), y As Boas Maneiras resplandecerá en la historia del cine como el brillo de la luna que sugestiona fatalmente a dos de los personajes del segundo film de Rojas y Dutra.
En São Paulo, una joven de 21 años está embarazada y completamente sola; la holgura material es insuficiente para doblegar el inexplicable desamparo que padece. Como le explicará a Clara, la nueva dama de compañía que ha contratado, ni su padre ni sus hermanos la han llamado para su cumpleaños. La relación entre Ana y Clara cambiará de naturaleza después de unos días. El erotismo desplazará la asimetría de clases, a tal punto que cuando la criatura que está en el vientre de Ana llegue al mundo, Clara estará destinada a la maternidad. Lo que viene después es el lento camino de una madre que intentará domesticar el feroz instinto de su hijo.
En su film precedente, Trabajar cansa, Dutra y Rojas también apelaban a un indefinido primitivismo que resignificaba las miserias del neoliberalismo contemporáneo en Brasil; en esta ocasión, el ostensible contexto social de los primeros minutos es sustituido por una dimensión mítica que libera el film en todos sus órdenes: a través de los encuadres elegidos, un exquisito diseño de arte y el dominio absoluto sobre la luz por parte de Rui Poças, el film transforma a São Paulo en una ciudad fantástica cuya prepotente modernidad cohabita con la superstición y lo arcaico; la admirable libertad poética se puede cotejar en cómo se incluyen dos números musicales y una animación sin perjudicar la coherencia narrativa, como también en la apelación a ciertas tradiciones cinematográficas ajenas al contexto que entran en consonancia con la naturaleza universal del relato. Notable.
Roger Koza / Copyleft 2018
Buen texto. A mí la película me dejó un sabor algo amargo. Durante una hora y media creí estar ante una re-imaginación de ”Night of the Hunter”, pero hacia el final el film pierde inspiración, filo y vuelo poético; muestra cuando hubiera sido mejor escamotear, y por querer ser acaso demasiado complaciente, termina más cerca de un ”Muchacho Lobo: el origen” que a la fábula inclasificable e hipnótica que aparentaba ser. No obstante sus fallas, deja a la última creatura de Del Toro chiquitita como un renacuajo flotando en un tanque australiano. Saludos cordiales, KR
Don Koger: vi lo de Laughton de inmediato; y otras cosas. No vi que perdiera equilibrio en el tramo final; y sí, está en otra galaxia que el film de D. Toro, que no lo denosto como muchos, pero tampoco lo abrazo como otros. Saludos y en marzo va su texto. R
Estimado Roger. La ví anoche en el Bafici y me pareció maravillosa. Una verdadera joya cinematográfica. Todavía estoy bajo los efectos de la película. Excelente su comentario.
Gracias. Es lo más, el film. R
…Apareció fugazmente en el bendito hiperespacio y desapareció rauda… Grrrrrr…