FICUNAM 2018 (08): LUCKY
Lucky, John Carroll Lynch, EE.UU., 2017
Una elegía involuntaria. Antes de partir al territorio jamás filmado, el gran Harry Dean Stanton dispensó una sonrisa para toda la eternidad; aunque no triunfe del todo sobre la irreversibilidad del tiempo, el cine depara una inmortalidad bastante endeble pero fantasmalmente eficiente: la persistencia de un negativo (o ahora el archivo inicial de un film) garantizará a los cinéfilos del siglo XXII conocer la risa de “Lucky”, este solitario excombatiente de la Segunda Guerra Mundial que pasa sus últimos días de vida en un pueblo perdido de Estados Unidos.
La magnífica presentación del personaje en el inicio del film se realiza a través de diversas acciones rutinarias: despertarse, afeitarse, hacer un poco de gimnasia, terminar un crucigrama, prepararse un café. El cuerpo del actor y sus actos desbordan la caracterización; son una cifra. El personaje puede descreer de la existencia del alma, pero el viejo Stanton es el alma de la película. ¿Quién puede distinguir aquí al actor del intérprete? Su figura y su físico se imponen, y también se impone venerarlo. Ha estado tanto con nosotros que ofrendarle un amor incondicional es lógico.
El escéptico personaje sabe que la finitud no es un concepto, sino un destino muy próximo. Carroll Lynch establece un relato agrupando acciones cotidianas: “Lucky” se despierta, ejercita, camina, desayuna en su bar de las mañanas, charla con sus amigos y también se pelea cada tanto. Habrá algún que otro acto corrido del predecible itinerario semanal: en un caso se trata de una charla entre veteranos de guerra (grandiosa escena que cuenta con la notable aparición fugaz de Tom Skerritt); el otro transcurre en una fiesta, y es demasiado hermoso para desublimar el hechizo con una descripción. Y se podrían precisar otras anécdotas resplandecientes.
El debut del actor Carroll Lynch en la dirección es tan sorpresivo como la presencia de David Lynch en un papel secundario. Si la película fuera de este último se podría conjeturar que Lucky es una tardía reconsideración de Una historia sencilla, quizás menos concesiva; pues en esta amable meditación sobre el fin de la vida no se insinúa siquiera una minúscula redención en otro mundo.
Roger Koza / Copyleft 2018
Una despedida a la altura del hombre-actor-personaje y, como señalás Roger, una película sorprendente por la amabilidad bien entendida y por el respeto de un tiempo interior a las escenas que acompasa la conciencia y la presencia del protagonista. Además de la película de Lynch, que se cita explícitamente en la escena de los dos veteranos, el film remite a cierta sensibilidad de Kaurismaki es sus películas recientes sobre la inmigración, sobre todo Le Havre: este pequeño pueblo donde vive Lucky y conviven felizmente lo mexicano y lo estadounidense hasta tornarse la misma materia recuerda un poco a aquel otro en el que los vecinos conspiran para proteger a un niño refugiado. En ocasiones, aunque más no sea por imaginarlos posibles y narrables, el cine produce mundos mejores.
Saludos