FILOSOFÍA BARATA: 298 PALABRAS SOBRE EL CIUDADANO ILUSTRE
Por Roger Koza
El argumento es este: un premio Nobel de literatura nacido en un pueblo (imaginario) de la provincia de Buenos Aires visita su pueblo natal tras 40 años de vivir en Europa. De ahí en más el escritor descubrirá que prácticamente todos son unos bárbaros y hasta correrá peligro su vida. Todo vale para afirmar el argumento; de ahí que el inverosímil patetismo de algunas escenas será conjurado por un giro narrativo de último momento, el cual alivianará un poco el desprecio en el nombre de la ficción y, sin nombrar a Nietzsche, se lo invocará para que trabajemos sobre la interpretación final de lo que hemos visto.
Los cínicos se ríen en su presunta superioridad extramoral e intelectual de las debilidades de los otros, los que conforman el ejército de prescindibles que pasan por el mundo para afirmar su rotunda intrascendencia. Los cínicos detectan los lugares comunes de los seres ordinarios y desmontan sus costumbres ridiculizándolos. En ocasiones, los prescindibles suelen vivir en pueblos; allí perpetúan sus hábitos y además se embrutecen. He aquí una síntesis de la no muy perspicaz filosofía de El ciudadano ilustre. Degradar el costumbrismo, refugio de prejuicios, inequidades y crueldades, puede ser un legítima agenda crítica, pero el cinismo es su trivial inversión, acaso el lugar común de los cultos.
Si el film puede pasar por otra cosa se debe a la esmerada interpretación de Oscar Martínez, cuya sola participación no alcanza para compensar las lagunas rítmicas del relato y los recursos humorísticos propios de un cine televisivo. Además, en este film académico —pues meramente ilustra la novela de origen— algunos creyeron advertir una metáfora de la cultura política vernácula. Esa intuición no es menos reaccionaria que el film, que desconfía tanto de la política como de la buena voluntad de los hombres.
*Este texto fue comisionado por el diario La voz del interior en el mes de septiembre para la columna «Miradas opuestas».
Roger Koza / Copyleft 2016
No me llamaba la película pero a partir de tu comentario ahora me interesa verla, Roger. Si bien el tema no es exactamente el mismo, en relación con el problema de la superioridad moral del observador me parece que los primeros quince brillantes minutos de SULLIVAN’S TRAVEL de Sturges y AGARRANDO PUEBLO de Ospina son formas explícitas de desmontar ese tipo de punto de vista paternalista/elitista (aunque el asunto es, por supuesto, mucho más complejo…)
Saludos,
molloy
Estimado Molloy:
Según mi punto de vista están en las antípodas.
Saludos.
R
Gran pequeño texto.
EStimado Roger, no vi la pelicula en cuestion, la que sí tuve la oportunidad de ver el miercoles pasado es «El rio y la muerte» (L. Buñuel – 1955) y hasta cierto punto me parecio que la pelicula del español caía en esta supesta superioridad moral que vos comentas para E.C.I. Infiero que habra diferencias sustanciales entre un film y el otro en cuanto a la pretendida superioridad de las elites y te queria consultar de ser posible cuales serian las mismas
Recuerdo bastante poco El río y la muerte para poder responderle; la vi hace 20 años en una muestra acerca de LB. En principio, tiendo a creer que LB era demasiado lúcido para no incluirse él en su propia lectura del mundo y los lugares tensos que se precipitan entre miembros de clase sociales distintas. Si vuelvo a verla le cuento. Estoy tratando de volver a ver muchas películas que vi en una época que pensaba las cosas de otro modo. A veces, mis deseos cinéfilos se contraponen a los deberes que tengo como programador. El tiempo no sobra.
Saludos cordiales.
RK
Gracias por la rpta… Saludos!
Hablando de la cultura política vernácula: El plano sostenido, que recuerdo un tanto contrapicado, de las gigantografías de Evita y Perón, en el pueblo de los prescindibles, dónde el niño conserje de un hotel (¿él?) será el único con esperanzas de escapar de rotunda ignorancia a los que están todos condenados.
Por otro lado, son muy notorios los perspicaces robos a la gran película australiana «Wake in fright».
Impecable crítica.
Estimada Soledad:
Wake in Fright es una maravilla; son películas casi inconmensurables.
Los planos de Evita y Perón no son gratuitos, lógicamente, y por eso ha despertado el entusiasmo de muchos colegas que ven en ese signo y en el posterior y último discurso del personaje de OM una crítica rotunda a una forma de hacer política y de entender la relación entre un estado y la cultura. De más está decir que de ser así se trata de un señalamiento poco trabajado que repite el lugar común de un malestar específico.
La relación entre OM y el conserje es de otra película, a tal punto que contrasta en todos los órdenes con el personaje de la hija del viejo amor del pueblo.
Saludos.
R
«Porque nunca viniste, aunque sea un finde»
Muy buenas palabras.
A mí me gusto. Esa mezcla de humor y de belleza en lo cotidiano. Lo «kitch» en el video que le hizo el pueblo, el mate del señor cuando esta medio o perdido, me pareció hermoso. Pero como que la primera parte se mezcla entre la nostalgia, y después se va todo a pique. El ritmo es increible, pasa de todo en esos días. El muchachito de los ravioles me da una tristeza, yo hubiera ido … aveces nos sabes si ponerte del lado de los campechanos o del escritor exitoso.
nada, boludeses.
Y después la tesis, que nadie inventa nada. Que toda obra es autobiográfica.
Desde q empezó, me vino sensación de peli Berreta. Es cierto q sabía q no estaba en tu rango. Al salir me dio cierta vergúenza q haya sido elegida oara el Oscar. También me sorprendió la gran diferencia entre el conserje y el resto de los mortales, al punto q x momentos creía q eran ironías y mentiras. Fanego y otros personajes me parecieron bien llevados.
No entiendo cuál es el gancho para tanta gente. Ando preguntando.