GRAVEDAD / GRAVITY (02)
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Koza
LOS NÁUFRAGOS
Gravidad / Gravity, EE.UU., 2013
Escrita y dirigida por Alfonso Cuarón
*** Hay que verla.
Una película inolvidable, incluso si ciertas decisiones formales le resta potencia a sus ostensibles momentos de gloria.
(Aquí se puede leer otra crítica y más extensa que escribí sobre la película de Cuarón)
Frente a la desesperación, el creyente mira el cielo y busca reparo en un impreciso más allá. Otros encuentran ahí el fundamento del asombro. Y a veces del cielo también surge el horror. El infinito es demasiado para nosotros, criaturas signadas por la finitud. Curiosamente, Gravedad, una heterodoxa película de acción, provocará inquietudes de todo tipo hasta al más perezoso. Ante la confrontación visceral con el espacio infinito visto como un escenario absurdo, es difícil bostezar y desentenderse.
Los primeros minutos de Gravedad son extraordinarios. En su primera misión espacial, una experta en sistemas llamada Ryan Stone (Sandra Bullock en el papel de su vida) flota en el espacio alrededor de un satélite mientras repara un desperfecto. La acompaña el experimentado Matt Kowalsky (George Clooney), que siente el espacio exterior como su casa. El diálogo que mantienen permite entender rápidamente su pasado, sus gustos, sus fortalezas y debilidades. La economía narrativa es admirable.
La presentación de ambos personajes, prácticamente los únicos de la película, sucede mientras Alfonso Cuarón orquesta una especie de ballet mecánico y cósmico. El Explorer a 600 km de la Tierra, el espacio vacío, la luz del sol y los movimientos de los astronautas alrededor de esa construcción espacial estéticamente torpe se registran en un (falso pero magistral) plano secuencia de varios minutos. La aparición en escena de Clooney es gloriosa: imperceptible al principio, el astronauta llega literalmente hasta nosotros. Así debe concebirse la profundidad de campo en 3D.
Lo que viene luego es conocido. Habrá una explosión en una nave rusa y los restos entrarán en la órbita de la posición del Explorer. La colisión es inevitable. Ryan y Kowalsky quedarán flotando en el espacio. La única posibilidad de salvarse será alcanzar una base espacial china.
Junto con Nuestro siglo, de Artavazd Peleshian, y La salvaje lejanía azul, de Werner Herzog, Gravedad está entre las mejores películas del espacio de todos los tiempos. Su fuerza reside tanto en la puesta en escena como en la austeridad filosófica. La dialéctica entre las panorámicas y las subjetivas en 3D es fascinante. Cuarón democratiza una experiencia imposible. Ver (y vivir) el cosmos infinito por los ojos de Ryan es puro vértigo. A la pertinencia sensorial se le suma la discreción metafísica: no hay ninguna invocación a Dios, tampoco un guiño trascendental. La fisicidad de la película es su propio discurso abierto. Gravedad es también una de las grandes películas sobre la supervivencia. El oxígeno es un bien supremo.
Si no tuviera música y hubiera radicalizado la experiencia sonora del silencio a la que se refiere el personaje de Bullock, Gravedad estaría entre las 100 mejores películas de todos los tiempos (en la encuesta reciente de Sight & Sound); en la galaxia de los productos en serie del cine industrial, es la película del año.
Esta crítica ha sido publicada por el diario La voz del interior en el mes de octubre 2013
Roger Koza / Copyleft 2013
Me parece un film muy bien realizado pero que carece de contenido. Y además, de carecer de peso su narración, cae en reiterados clichés. Es cierto que desde lo sensorial crea lo que se propone generando en el espectador una vinculación con los personajes mediante recursos puramente cinematograficos pero debo decir que me dejo un sabor amargo por su falta de pretenciones narrativas.
Gran película. Por suerte no cae en la tentación de profundizar el costado narrativo. De hecho, uno de los puntos flojos de Gravity es que sucumbe tanto al imperativo de puntuar la acción con (mala) música como a la necesidad de dotar al personaje principal de un trauma.
Muy por delante del promedio de la producción que nos invade desde Hollywood cotidianamente, Gravity me resultó, debo decirlo, no del todo lograda en cuanto al espesor de lo que intenta contar. Me parece que el casting es desacertado en ambos casos -ella y él- y que esto conspira contra un mayor compromiso con los personajes. Dicho esto, es un film de un enorme virtuosismo cuyo tramo inicial -coincido con Koza- es deslumbrante. Me parece, sin embargo que Cuarón y cia. se fijaron sobre todo en el dónde y en el cómo, y aquí residen todos sus valiosísimos méritos y dejaron en segundo plano el qué… desde la salida del personaje de Clooney, la historia resulta demasiado previsible.
Notable. Una época en que se legitima y naturaliza vivir la realidad desde el coco. Una victoria de la razón por sobre lo desconocido (superior al Siglo de las Luces, pero hostil, sin su humanismo). No importan los cambios de visión que pudieran sobrevenir: no vendrán, la verdad está aquí.
La barbarie de la negación de lo incognoscible: “No hay nada que no podamos comprender”, “Nuestro entendimiento es el límite de lo existente”. Notable.
Un absoluto. La hipérbole de un absoluto de época. Un cajón de materia gris. Medio cajón: el lado izquierdo. Auto referente, siempre. La elección de la soledad, del sinsentido, antes que “dudar”, antes de sospechar que puede haber “otra cosa” que se le escape al intelecto, donde pensar no alcance.
Nos hemos vuelto máquinas reductoras: todo lo aplasta la matemática de la lógica, máquinas negadoras: Oriente, con su penetración de milenios, no cuenta.
Gravity me parece un buen ejemplo de todo esto, de esta manía, de este modelo de funcionamiento psíquico. Su escenario nos toca en algún punto del alma, algo enmudece y queda expectante allí: no hay nada más allá, no hay nada humano, “ese” es nuestro mas allá… y allí, por encima del cielo, más cerca de las estrellas, ¿qué ocurre?
Nada. Nada especial. Y por eso es una nada que deja muy conforme a los psíquicos solipsistas.
Otra de tiros con dos estrellas carilindas de hollywood, un drama de gente sensible y buena que luchan por salvar sus vidas. Un misil (?) destruye un satélite ruso (?) y ¡zaz!, agarrate de lo que puedas. El se deja morir para que ella se salve (¿por qué?, estaba inmóvil, inmóvil flotando en el espacio… ¿cuál era la fuerza que tiraba de él y lo alejaba para siempre?, misterio en una película sin misterios)
La acción y la psicología desplazan a la metafísica de un ámbito que le es casi propio. La religiosidad brilla por su ausencia. Luego, esta película es venerada por la psiquis auto referencial. Un icono.
El ego y su universo son suficientes. Cuarón y su película han puesto un nuevo adoquín en ese camino. Y el público, mansamente, aprende.
En Facebook
«Jorge Rios Carranza: Creo que, amén de la austeridad filosófica, discreción metafísica y a la ausencia de invocación a dios, a las que te referís en tu comentario, se podría decir, creo, que hay una cita darwiniana en el final. La protagonista emerge del agua y repta por la tierra, para luego erguirse y caminar, como metáfora de que la vida en nuestro planeta, tuvo esos escalones en sus comienzos.
No sé si Cuaron es ateo, pero la cita es explícita, me parece.»
tal-cual.
A juntar firmas para un Director «Sound´s» Cut de Gravedad. El presente y la Historia del Cine lo merecen.
Interesante debate sobre el sonido en el espacio (tanto intergalactico como Cinematográfico).
Quizás el hecho de que el vacío no trasmite sonido nos da a pensar que sin tanto efecto sonoro hubiera quedado mejor. O la película es tan magistralmente formal que nos educa al verla y nos anima a más. Abre la puerta a una experiencia pura (qué mas puro que el espacio?) y directa que podría prescindir de artificios (o no.. si algo nos enseña la Gravedad es que la pureza es demasiado cruel con nosotros impuros humanos y en el máximo momento de asepsia la voz de un chino rural nos calma).
Paradójico, la película es artificio puro. En esto recabe la maestría de Cuaron, transforma / oculta el artificio para llevar a los espectadores una experiencia (colectiva e inmensa.. no imagino verla en un tv) asimilable a la vivida (sufrida(?)) en el Café Salon indien (la llegada del tren de los Lumiere) 100 años atrás.
Desde los orígenes el cine se debate entre el «realismo» de Lumiere y el «artificio» de Melies, Cuaron (como otros maestros, pienso en Welles en este momento) domina ambos.
Pero a diferencia de otros encuentra el «realismo Lumeriano» en un puro artificio Meliesiano.
Roger: a pedido tuyo, el intercambio en facebook lo sigo por acá.
Creo, en principio, que es una de las grandes películas del año. Placentera, mágica, en algunos aspectos extraordinaria. Pero me pregunto: ¿era necesario poner a G.Clooney haciendo de G.Clooney? ¿y subrayar todo con música? ¿y agregar un componente melodrámatico (que parece necesario para llegar a la -estimable- moraleja final pero también una excusa para probar los efectos de las lágrimas en 3D)? Se dice que los espectadores asistimos a la proyección como los que presenciaron «La llegada delt ren a la estación» o los que se sorprendían con las maravillas de Mèliés. Pero ¿acaso el cine no es algo más que eso? ¿No significa volver a ciertos efectos de sorpresa y maravilla que el cine deparaba en sus comienzos desestimando sus posibilidades narrativas? ¿acaso GRAVEDAD cuenta algo, más allá de los sobresaltos en el espacio, dentro o fuera de la nave? Y, por otra parte ¿hay en el Hollywood actual alguna película que no sea para chicos o público familiar? ¿por qué ir al cine tiene que ser tan parecido a asistir a un parque de diversiones o subirse a una montaña rusa?
Creo, modestamente, que se puede valorar e incluso defender una películ, como ésta y, al mismo tiempo, plantear dudas o hacerse algunas preguntas. No es mi intención discutirte, sino que me ayudes a pensar un poco o que me demuestres si te parece que estoy equivocado.
Querido Fer: ya te responderé como se debe. Solamente decirte que yo no intento nunca convencer a nadie, y menos decirle a alguien que está equivocado. Después sigo. Estoy por entrar a ver la película por segunda vez con un amigo que no la vio. Abrazo. RK