GRAVEDAD / GRAVITY (03): UN CINE SIN GRAVEDAD
Por Nicolás Prividera
1. En “Calidoscopio”, un cuento incluido en El hombre ilustrado, Bradbury relata los últimos momentos de un grupo de astronautas expulsados al espacio cuando un meteoro impacta contra su nave: mientras caen hacia la atmósfera, los hombres hablan de nimiedades y se despiden sin pena. El cuento es una pequeña muestra del oxígeno que Bradbury inyectó a la ciencia ficción a mediados de los años cincuenta. Frente a un género hasta entonces dominado por las space-operas, los gadgets futuristas y los alienígenas invasores, Bradbury le otorgó una densidad trágica cercana a la del existencialismo por entonces en boga. “¿Qué ha hecho este hombre de Illinois” –dice Borges en su prólogo a Crónicas marcianas– para que estás “fantasías” sobre el espacio exterior lo llenen de “terror y soledad (…) de una manera tan íntima”? La respuesta es, simplemente, haberle devuelto al infinito la medida de lo humano (lo mismo hizo Matheson en El hombre menguante, que tuvo una bella versión cinematográfica por aquellos mismos años: Bradbury, en cambio, nunca tuvo suerte con el cine).
2. A fines de la década siguiente, el cine de ciencia-ficción viviría una revolución parecida, pero de sentido inverso: en 2001 (basada en un cuento del sobrevalorado Clarke), Kubrick hace de lo humano una medida de lo infinito. Desde entonces (desde que el rostro de un bebé se confunde con las galaxias), la New Age hizo estragos en la ciencia ficción (ver por ejemplo Starman, la peor película de Carpenter): el espacio volvía a ser un espectáculo (“un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”). Y ni siquiera el giro oscuro de los ochenta con Alien como film insignia o el estallido del Challenger y el fin de la absurda carrera espacial pudo revertir del todo esa tendencia: el cambio impuesto al final de Blade Runner, con ese esperanzado regreso a la naturaleza, fue un signo de los tiempos por venir. La ciencia-ficción ya no toma al hombre como medida de todas las cosas (como lo hizo el clasicismo), sino como mera persistencia de lo humano (incluso en la máquina, como en Inteligencia artificial, el film de Kubrick que solo podía filmar Spielberg). Y así llegamos, más de una década después del 2001 (que vio caer las torres y las certezas por su propio peso), a Gravedad.
3. “El cielo estrellado sobre mi cabeza y la ley moral en mi corazón”, decía Kant. Pero en el mundo desencantado en que habitamos, esa sensación de unidad se ha perdido: la tierra es un pedrusco girando en un espacio hostil. Gravedad empieza con un cartel que nos lo recuerda: el espacio exterior es inhabitable, es decir, inhumano. Pero ese horror vacui es el precio a pagar por ver la Tierra como pocos la han visto (esa distancia es el eje de la película). Y al final el planeta volverá a ser eso: un preciado puñado de tierra en las manos. En el medio, un viaje que comprime la angustia de Náufrago en una hora y media (cuando Clooney mira su reloj y nos anuncia ese tiempo, ya sabemos lo que nos espera). ¿Es eso todo? Si Gravedad sólo jugara a cruzar el espectáculo inaugurado por Kubrick (y vuelto mainstream por Lucas) con el existencialismo de Bradbury (matizado inevitablemente por el mandato de superación personal y cósmica), simplemente marcaría una nueva etapa de fusión. Pero la película de Cuarón hace algo más: algo que no todos los espectadores sabrán ver, pese a tenerlo ante sus propios ojos. Y es que el film finalmente problematiza ese espacio vacío, o –mejor dicho– nuestro modo de aprehenderlo. O el modo en que el cine se relaciona (¿o se relacionaba?) con eso que solemos llamar realidad. Gravedad, digamos, es una película que postula el bazinismo (que definió la modernidad en el cine), y a la vez señala que ya no es posible.
4. Para el realismo (ingenuo, y tal vez por eso siempre añorado) de Bazin, la “ontología de la imagen cinematográfica” se definía por su relación con lo real: bastaba preservarla recurriendo, por ejemplo, al plano-secuencia. Curiosamente, fueron cineastas artificiosos (de Welles a Hichcock) quienes lo llevaron a sus últimas consecuencias: un film como La soga es testimonio de esa autoconciencia, en la que el clasicismo buscaba sobrevivir bajo el cine moderno (con la paradoja de que fue un cineasta que sabía como ninguno en Hollywood la importancia del montaje quien jugó a eliminarlo). Más de medio siglo después, Cuarón (otro emigrado, pero del patio trasero) puede hacer lo mismo usando trucas digitales, como ya lo había experimentado en una secuencia de Niños del hombre. No va tan lejos como Hitchcock (no pretende que toda la película sea un plano secuencia), pero a la vez va más allá: Hitchcock tenía que mover una pesada cámara a través de un decorado desmontable (y toda esa oculta dificultad era la evidente voluntad épica del film), mientras que en Gravedad ya no hay decorado, y en cierto modo tampoco cámara: se trata de una visión ubicua, casi deificada (el alcanzado “punto de vista de Dios”), que deshace el realismo cuando más pretende alcanzarlo. Esa es su paradoja: el cine se convierte en una experiencia sin cuerpo, al borde de perderse en ese espacio imposible (“cuyo centro se halla en todas partes y su circunferencia en ninguna”).
5. La “cámara” no sólo es ingrávida: no tiene lente. La lluvia de objetos la atraviesa (nos atraviesa, haciéndonos parpadear), como si fuera (fuéramos) un fantasma. Estamos fuera de los límites del cine clásico y la cámara como cuarta pared. Pero hay algunas pistas de ese malestar. Minúsculas, como dos gotas de agua. La primera representa el film (tal y como lo hacía el último plano de 2001): una lágrima flota hacia nosotros, hasta ocupar todo el plano, como un planeta en miniatura, como un espejo de lo cósmico en lo microscópico. Se trata de un plano (y efecto) ostensible, mientras que las gotas de agua del final lo son menos, aunque su sentido es claro: las gotas golpean la cámara, cuando el personaje de Bullock pone literalmente los pies en la tierra. La cámara también se ha vuelto grávida (humana), y las cosas pueden tocarla. Habría entonces una suerte de dualismo, con el que Cuarón pretende resolver el problema (es decir, conservar el bazinismo perdido (literalmente perdido en el espacio…). Sin embargo, nos pareció ver una tercera gota de agua (tendríamos que ver la película de nuevo, pero preferimos quedarnos con la duda): cuando la protagonista deambula por la nave, rodeada de cosas que flotan a su alrededor, también una gota de agua se acerca a la cámara. Pero esta vez no nos traspasa, como la lluvia de objetos poco antes, sino que impacta contra el lente (como más claramente lo hará la salpicadura final). ¿Se trata de una pista, de un signo que el demiurgo nos deja para que dudemos de su creación? Si la gota impacta en el espacio y rompe por un momento ese dualismo, ¿significa que aún hay esperanzas para lo real en el cine?
Posdata: vi Gravedad rodeado por gente que revolvía gozosamente su pochocho, masacrando el silencio cósmico con más insistencia que la música de la película. Lo que también revela la paradoja (o el asumido fracaso) de un film como este (y acaso de todo el cine). Su exaltación de la experiencia (“se está bien acá”, dice Clooney cuando vuelve, como fantasma del clasicismo) propone la soledad paradójica con la que el cine jugó durante un siglo: cada espectador está solo, y a la vez literalmente sumergido en la comunidad. Pero esa comunidad sólo parece estar destinada a expulsarlo, a sugerirle que se quede en la cápsula de su hogar, hasta que extrañe hasta el ladrido de un perro.
Nicolás Prividera / Copyleft 2013
Aquí se pueden leer dos críticas en el blog que si bien tienen otra valoración a la Prividera comparten ciertos temas en común tanto de orden formal como filosófico.
Gravity (01): leer aquí.
Gravity (02): Leer aquí.
Con esta crítica sobre el film de Cuarón, y con dos futuras críticas a publicarse a la brevedad respecto de P3nd3jo5, Prividera y quien aquí subscribe intentaremos inaugurar un conjunto de cartas de cine (abiertas) en la que discutiremos nuestros desacuerdos. Tal vez los otros participantes del blog puedan sumarse a estas cartas de cine. (Roger Koza)
otra mirada sobre las películas, muy interesante!
Quisiera que alguien me esclarezca por que Gravedad figura en los primeros puestos de una encuesta de variadas figuras relaciomadas a la crìtica cinematogràfica. Creo que en ello hay algo misterioso que no logro comprender. Mas alla de su refinada factura tècnica su significado como film es absolutamente pedorro, convencional, reiterativo, que necesita de espectadores muy laxos en cuanto a bùsquedas de alguna treascendencia.
Supongo que este artículo y los dos que están más arriba para linkear podrían ser una primera respuesta. De mi parte, no tengo mucho para agregar que las dos críticas que escribí. Saludos. RK
Hola Roger!
De partida, valoro el punto de vista expuesto en este artículo. La verdad es que yo vi la película y pocas cosas de las que se mencionan he pensado luego.
Hay que decir que la tercera gota de la que habla Nicolás, es tal y yo la recuerdo.
Por otro lado, y para enriquecer más la discusión, yo esta película la vi en formato 4DX, el cual no sé si la mayoría de las personas conocen. Este formato incluye movimiento de butacas, vibración de las mismas, viento, olores, agua, etc. Una experiencia sensorial casi-total. Y honestamente, fue una experiencia increíble. Aún cuando recuerdo la vez que la fui a ver al cine en ese formato, siento que todo lo que viví fue un sueño. Y entiéndase «sueño» no como una meta, sino como la experiencia de estar soñando. La capacidad y las narrativas que generan estos agregados a la proyección, volvieron a Gravity en una experiencia, por lo menos para mí, inolvidable.
Como detalle, soy estudiante de 5º año de Cine y Televisión en la Universidad de Chile y, como conocedor en profundidad del cine, tanto en su contenido y forma, ya pocas cosas me sorprenden actualmente de la industria. Sin embargo, el formato 4DX es realmente algo increíble y que aporta a películas como éstas. Ojo sí… no sé si todas las películas se vean enriquecidas con esta experiencia sensorial a la cual puede ser sometido el espectador, pero en el caso de Gravity es simplemente genial. Uno es capaz de «sentirse» allá arriba en el espacio. Y recalco el «sentir» porque creo que de eso se trata el cine, de una experiencia netamente sensorial, que nos emociona y nos afecta (en el sentido de afectividad).
Yo creo, y ya va esto más a modo personal, que las falencias de la película (y leí los tres artículos para comprender a cabalidad la discusión) van más de la mano de un casting y una construcción de personajes mal acabada. Clooney creo que cumple. Es un personaje arquetípico y para el espectador, (uno mismo) es fácil empatizar con él. De Sandra Bullock, ni hablar. Estos personajes, por más que quiera ella, el director, o quien sea que maneje su carrera NO LE PEGAN (no funcionan con ella). Su rostro parco no sirve para que el espectador empatice con ésta y unos diálogos que hacen referencia a la muerte de un hijo (o la jodida música que aparece a cada momento) no son capaces de solucionar aquellos dramas que vienen de un casting muy mal hecho.
La propuesta es arriesgada y se valora (creo que es el plus que tiene Gravity), pero como realizador, tengo muy en claro que en el casting, en los actores, en la versatilidad de estos y, finalmente, en la construcción de los personajes se juega casi el 70% de la película. Y si eso se trae mal desde el inicio, no hay director, director de fotografía, efectos visuales, historia dialéctica, formato 4DX, etc. que lo pueda arreglar.
Gracias Roger por el espacio y la discusión
Estimado Gonzalo: gracias por tu aporte; por ahora no tendría qué agregar. Pregunta: ¿En Chile hay salas con 4DX? Saludos. RK
Hola Roger! Te respondo con más de un año de atraso porque acabo de ver esto! Mil disculpas. La cuestión es que sí, en Chile hay varias salas 4DX que son administradas por CineHoyts.
Saludos!
Bradbury ¿tuvo suerte cuando él mismo guionó? El libro que escribió sobre su experiencia con Moby Dick era insoportable. Vi la peli de chico (en tv, en blanco y negro) y recuerdo poco y nada: a Peck y las pisadas de su pata-e-hueso.
El cine industrial tiene la encantadora tradicion de ocuparse de las innovaciones, de las nuevas tecnologias y de su problematica difusion en la sociedad. La tecnologia nos cambia la vida eso esta claro sino acordate cuando no usabas Internet; y lo nuevo que aporta es un misterio con lo cual es siempre buen material para el cine. Y Gravedad asume orgullosa esa tradicion.
Este tipo de peliculas no entran en la famosa descripcion que una pelicula solo precisa “una mujer y una pistola”, con lo cual no es tan sencillo venderlas, generalmente (y por lo poco que ví) tienen otras estructuras, una estrucura es la de la epica facil de los pioneros que arriesgan su vida en aventuras: es algo que se entiende en forma sencilla y algunas peliculas caen en esta plantilla.
No obstante, lo primero que me vino a la mente cuando ví Gravedad no fue una película sino un libro: “Vuelo Nocturno”, de Saint-Exupery, que narra las peripecias de los pioneros de la aeronáutica para lograr que los vuelos nocturnos sean una realidad- Mas allá de la ética laboral delirante que el libro incluye, los párrafos con el píloto y su acompañante perdidos en la noche patagónica (o pampeana no me acuerdo y supongo que no se sabe, estaban pérdidos) transmiten la experiencia del pionero que vive nuevas y exoticas emociones y arriesga su vida en eso.
Escribí épica fácil del pionero pero no recuerdo ni conozco muchas películas sobre pioneros de la aeronáutica. Está la adaptación de Vuelo Nocturno con Clark Gable que es mas bien fallida, parece que los guionistas no supieron que hacer con el material en mano. Tambien está la película de Billy Wilder sobre Lindbergh que tampoco era buena. La atmósfera romántica y evocativa de las animaciones de Miyazaki es lo que mas se acerca en mi mente al espíritu de Vuelo Nocturno.
Moviéndonos a la exploración del espacio están las películas que recrean hechos históricos, como la agradable Apollo 13. O Elegidos para la Gloria (The Right Stuff), que se centraba demasiado (y con cierta malicia) en las miserias de los astronautas. En esta última se hacía también un simbólico traspaso de la épica pionera de los aviadores hacia los astronautas.
En Gravedad en cambio se cuenta una historia de una pionera (se agradece que sea mujer, en general hay mucho olor a hombre en estas peliculas) en una situación de supervivencia extrema, pero esta historia es una excusa para mostrar con lujos de detalles y en 3D como es el espacio exterior ahi donde el hombre lo está conquistando, en la órbita de la tierra. Al parecer, el director Alfonso Cuarón se inspiró en los documentales didácticos IMAX (bastante ignorados por la crítica) para las distintas secuencias de la película, los movimientos de cámara, etc. En ese sentido, a mi también me recordó al excelente documental IMAX Space Station 3D, lo mas cercano a Gravedad que ví. Me pregunto porque Cuarón no habrá incluido una secuencia como la de despegue (en 3D) del modulo ruso Zaryá, de lo mas espectacular del documental.
Decirte que he disfrutado de tu comentario. Y te sugiero ver Paper Soldier. Saludos. RK
no la conocía, voy a ver si la puedo bajar. Otra que esta en mi lista es countdown de Altman.
Volviendo al juego de comparar la Aeronautica con la Cosmonautica, me pregunto si se puede hacer una cronología de como se difundio la aeronautica a traves de las peliculas. Primero peliculas como Night Flight y algun otra (Hell’s Angels contará? no la ví) luego cuando viajar se hace mas masivo en los 60′ se le agrega glamour como en Dr. No y Airport. Finalmente lo poco que nos causa (apenas) asombro es que alguien pase mas tiempo en el aire que en la tierra.
En ese sentido y siguendo con este delirio, 2001 sería una película mas inmadura y juvenil , en su ambicion, en todo lo que quiere abarcar, con sus salvajes especulaciones.
Gravedad, en cambio es mucho mas realista y acotada, en tiempo y en distancias. La tecnologia de los viajes al espacio maduró y con ello las películas asociadas.
Paradojicamente 2001 es de las dos la que parece mas madura.