IDA
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Koza
EN ESTE ÚNICO MUNDO
Ida, Polonia-Dinamarca, 2013
Dirigida por Pawel Pawlikowski. Escrita por Pawel Pawlikowski y Rebecca Lienkiewicz
*** Hay que verla
Una singularidad del director de Mi verano de amor llega a los cines del país; un film delicado, triste y geométricamente misterioso.
Es casi del orden del milagro que se estrene Ida, la primera película polaca de Pawel Pawlikowski: film en blanco y negro y en formato 4:3, austeridad estética, circunspección dramática, laconismo expresivo y un tema que no es frecuente en nuestras salas pletóricas de superhéroes y monstruos (los efectos a largo plazo del fascismo antisemita de la Segunda Guerra Mundial en la intimidad de sus sobrevivientes).
El plano inicial transmite la perfección pictórica del film, que será la regla magna de esta película hermosa y triste. Ida, una joven pelirroja que está por tomar sus votos como monja católica, está terminando de pintar una escultura de Cristo. El encuadre es soberbio: en la parte inferior del plano el rostro de Ida luce puro mientras mira la figura del Altísimo. Es una constante distintiva, porque el orden proporcional de lo que se ve en el plano será extraño en la mayoría de los encuadres: la figura humana aparecerá absorbida por el espacio, una marca de la mirada del director, difícil de interpretar, pero placentera de contemplar.
No mucho después, sabremos que Ida es una sobreviviente. Sus padres y su sobrino terminaron en una fosa. Ida es judía de nacimiento, pero desde muy pequeña fue educada en el mismo convento en el que ahora pretende ofrendar su vida a Dios. Algo cambiará para ella cuando responda a los requerimientos de un familiar suyo, más precisamente su tía, Wanda Cruz. Alguna vez procuradora del estado y gran luchadora por la justicia, según las palabras de un conocido en un tramo muy particular del filme. Como sea, el encuentro con su tía será tan traumático como parcialmente liberador.
Ida y Wanda viajarán hasta el corazón de las tinieblas, allí donde reposan los huesos de sus seres queridos. Lo paradójico es que al mismo tiempo que confrontan ese pasado ominoso que las convirtió en huérfana y alcohólica respectivamente, también se reconocen y en poco tiempo aprenden a quererse. La tía será también el ejemplo de otro modelo de vida para su sobrina, aunque dadas las circunstancias elegir retirarse del mundo y sublimar la decepción de la vida terrenal confiando en la superioridad de otro mundo es casi comprensible. Para los sobrevivientes del mal, una noche de amor y el placer de un par de notas musicales de John Coltrane no alcanzan para conjurar la desconfianza por este mundo.
Extraño contrasentido de Ida. Siendo un film sobre sujetos que quieren abandonarlo, la sensualidad del mundo resulta una revelación constante y una fuente de placer óptico. Desde el plano del living de una casa con una ventana abierta hasta la postración mística de las religiosas en el momento de tomar los votos, todo lo que se ve denota cierta magnificencia del mundo material. En esa tensión entre dos mundos, este filme nos da una tregua frente a la invasión de efectos digitales. No hay nada más excitante que un plano bien filmado, a la vieja usanza.
Esta crítica fue publicada en el diario La voz del interior en el mes de junio 2014
Roger Koza / Copyleft 2014
…»No hay nada más excitante que un plano bien filmado»… ¡¡¡Perfecto!!!…
Parte de la textura del film se pierde en las proyecciones en salas digitales. Hoy vi la película en La Plata y volví a comprobar que la imagen digital aplana y debilita superficies a cambio de un brillo y una tersura de tono publicitario.
¿Qué azares de la distribución han hecho posible que se estrenara en salas comerciales un film como Ida? ¿Habrá que agradecerle al mundial un hueco de «tanques» que nos aplastarán a partir de las vacaciones de invierno? Como sea, hay que saludar que esta película pase por la cartelera.
En el plano inicial me parece que se vislumbra algo más que la estética refinada del film: el vínculo de Ida con su cristo prescinde de toda institucionalidad -la escena de su risa en la mesa lo confirma- y la decisión de la protagonista se tramita en ese espacio que el film respeta como a un delicado misterio.
Scotti:
1. Sí, es así: aplana y mucho, más todavía cuando las proyecciones no son buenas.
2. Sí, es verdad lo que decís es mucho más lo que se vislumbra en ese plano, y concuerdo contigo sobre lo que decís.
Está entre lo mejor del año. No hay duda.
RK
Roger: muy buena nota. Un detalle, que conversé con otras personas y entendieron lo mismo: no es el hermano, sino el hijo de la tía. Creo. Lo volví a ver y queda más o menos claro. Pero quizá me equivoco.
Saludos,
L.
Larsen: lo revisaré; si fuera el hijo entonces resulta aún más lógico su decisión capital… Saludos y gracias por la observación. Saludos. RK
Creo que es así, pero corroboralo.
Algo importante en el film creo que es el pozo como abismo, como caída: la imagen de Jesús está en una depresión del terreno, las tumbas, la tía que se arroja al vacío. Es más, eso está en sintonía con los planos en los que se ve poco del cuerpo, como su también los cuerpos estuvieran cayendo en el plano. ¿Qué te parece?
Saludos,
L.
Me parece una excelente observación y una vía de desciframiento de por qué la figura humana tiende a hundirse en el plano. Excelente observación. Excelente. RK
Si el mundial permite oxigenar la cartelera de los productos más industriales que llegan todas las semanas sin interrupción entonces encuentra (al menos para mí) su justificación. Eso sí, veo la cartelera y me doy con que Ida está en una sala con solo dos pasadas por día, Maléfica en todas sus versiones tiene cinco.
Habrá que ver si llega la nueva de Porumboiu que está anunciada para ésta semana.
Llegará aunque no creo que en esta semana. Y es muy buena.
…Como digo siempre, la única posibilidad de ver estas cosas, en cuanto al lugar en donde vivo, es bajándolas… la copia conseguida está muy buena, aunque, obvio, nada se compara al hecho de verla en pantalla grande, supongo… aún así, celebro la posibilidad de poder acceder a estas maravillas, claro…
Sí, la copia que se consigue por eMule es fantástica.
Así es: es el hijo de la tía. En cuánto a los planos, me llamó la atención que casi siempre las cabezas están ubicadas en la mitad inferior (del plano). Tanto cuidado en la construcción de los planos me recordó a «Lo que se de Lola».
Dos comentarios.
A Scotti y Roger: No hay pérdida de la textura del film en la proyección digital de Ida por la sencilla razón de que fue rodada en digital. El problema de achatamiento es consecuencia de una mala proyección.
A Larsen y Roger: el personaje en cuestión es el hijo de Wanda, no el hermano de Ida.
Saludos a todos.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-32520-2014-06-12.html
Lamento no compartir los fervores que despierta esta película, para mi gusto algo sobrevalorada. La encuentro en varios momentos muy solemne y creo que desaprovecha la oportunidad de profundizar en dos caracteres muy disímiles (la novicia y la tía). Si se hubiera estrenado en los mejores momentos del cine polaco (fines de los 50 y mediados de los 60), con el que creo que busca deliberadamente afinidad, hubiera sido un título menor. No me parece una obra descartable, pero el gran consenso que existe a su alrededor pienso que está muy ligado a la pobreza de la cartelera de estrenos.
Querido Jorge: es muy probable que tengas razón. Estoy casi seguro que es así. No deja de gustarme, pero el cine que vemos es tan malo que termina pasando lo que vos decís. RK
Coincido con García. Pero creo que el tema es más profundo que la mera comparación con una mediocre cartelera de estrenos, y tiene que ver con lo que Jorge señalaba: «Ida» es la tenue sombra de ese cine que pretende evocar. Pero no se trata solo de una cuestión de talento: no es que Pawlikowsky quiera ser Munk y no le de el piné. Es que «Ida» deja ver la distancia entre épocas, y la imposibilidad de asumir la tragedia (algo que la película dibuja un poco forzadamente en el destino desigual de tía y sobrina…)
¿Será que también Nebraska nos pareció tan buena por el paupérrimo contexto pero que es muy menor comparada con, digamos, La última película, de Bogdanovich -a propósito, ¿la han visto últimamente-? Mmhh… no se, lo de la comparación entre épocas diferentes siempre me parece complicado, en todo caso creo que es más justo considerar el film por sus propios valores y creo que Ida -acaso excesivamente pulcro- es un film íntimo y sutil que narra con discreción una historia triste y oscura y que se hace cargo de que hay algo en el vínculo entre las protagonistas que no se puede narrar-transferir porque es abismal lo que separa las experiencias personales de cada una.
Saludos
Sí.
No creo que sea elcaso de «Nebraska», que no remite a une película ni a un momento del cine en especial (sus referencias son más bien literarias). No es cine-vintage, como «Ida» y otras: en esos casos la «comparación entre épocas» no está dada por el crítico sino por la película misma, aunque en general salen perdiendo (salvo para los críticos-vintage, claro). Voy a escribir sobre esto…
No creo ser un crítico vintage. Respecto de Nebraska: el filme me gusta mucho, como lo he expresado en la crítica; lo que estoy seguro es que nos parece increíble en parte por el contraste respecto de los otros estrenos y no tanto en referencia al pasado. Por otro lado, siempre se debe estar atento a la fetichización del pasado, como si ahí pasaba algo que ahora no pasaba. Hay algo del orden objetivo, pero también se proyecta algo de otro orden.
Todavía no tengo tan caracterizado el cine (y la crítica) vintage como para hacer una adscripción, pero desde ya la podemos discutir… Obviamente no es lo mismo «Ida» que «Independencia», «Tabu», o «Death proof», pero claramente hay en todos esos casos una aproximación posmoderna, digamos, que los diferencia por ejemplo de «Nebraska». Digo: en Payne no hay nostalgia ni en el contenido ni en la forma. Trabaja dentro de una tradición sin darla por muerta y vampirizarla. Es decir, sigue siendo moderno.
Tenemos que trabajar sobre esa categoría y problematizarla. Y también habría que volver sobre los términos moderno y posmoderno.
Es verdad lo de Nebraska, y es por eso que al escribir la concebí como el fuera de campo correlativo en forma y contenido al último film de Scorsese. De todos modos, creo que frente a la cartelera el film crece en demasía. RK
Si, en «El lobo de Wall Street» el viejo Scorsese saquea al joven Scorsese, pero no puede evitar hacer una suerte de auto-vintage.
En ese sentido, es el mismo (y no otro) problema el de que frente a los estrenos habituales estos crezcan en demasía: crecen por la misma nostalgia de un pasado perdido que ellos mismos contribuyen a enterrar.
Por eso «Nebraska» es otra cosa, y ponerla al lado de «Ida» es tan erróneo como poner «Independencia» al lado de «Tabú» (aunque en ese caso no se cual es la buena y cual la mala, je)
Como no tengo muy claro lo del vintage en relación con el cine, no se si termino de entender el punto de vista de Nicolás, o en todo caso no se si estoy de acuerdo. Me parece más fácil pensarlo con películas, por ejemplo ¿consideramos película vintage a El artista? Si es así, no me parece que Ida entre en ningún conjunto homologable con ella. ¿Con ánimo de amar, de Wong kar Wai, sería una película vintage? Hay allí una cierta fetichización del pasado por medio de una estética que podríamos esquemáticamente definir como posmoderna y, para mi al menos, una gran película. Si es vintage, ¿eso la hace necesariamente mala o reprobable?
Y en cuanto a Ida y Nebraska, no intentaba homologarlas desde ninguna estética sino para plantear el tema de la comparación con el contexto. Me parece que parte del trabajo de la crítica presupone el límite de saber que no disponemos de referencias estéticas absolutas y creo que a veces les pedimos a las películas actuales que cumplan con los requisitos de las clásicas, lo cual genera un problema doble: el tiempo del cine clásico ya pasó –todos tenemos nuestro canon más o menos explícito en relación con ese tiempo- y, por otro lado, sólo el paso del tiempo permitirá saber si una película se puede o no sumar a una cierta tradición de clásicos. Películas como «Los inocentes», de Clayton, parecen mejores hoy que en su momento de producción, se percibe más completamente, madura con el paso del tiempo… personalmente encuentro al cine de los sesenta más interesante de lo que lo consideraban buena parte de los críticos contemporáneos… no se, hay mucho ejemplos que podríamos mencionar en este sentido. En todo caso me parece que hay que evitar que esa apelación al des-tiempo se refiera más al crítico y a su universo que al universo del film en cuestión.
Ahora bien, dicho esto, no percibí en Ida ninguna intención evidente de “vampirizar” cierto cine pretérito. A menos que consideremos así el uso del blanco y negro que desde mi punto de vista responde a la elección de un registro austero para un medio social y cultural en general muy uniforme y al tono en general lúgubre de la obra. Si hay en el film una deliberada estetización del pasado con fines de aprobación comercial o crítica bien pensante, honestamente me la perdí, lo que en principio me permite pensar –concédanme esta ventaja- que no es manifiesta ni evidente. En todo caso, es motivo de discusión.
«El artista» es recontra vintage, sin duda. «Con animo de amar» no, claramente (es tan poco posmoderna como «Nebraska»): no se trata de hablar del pasado, sino de como hablar del pasado. En ese sentido, «Ida» está mas cerca de la superficialidad de la primera que de la hondura de la segunda.
No se trata de medir a las películas actuales desde las clásicas: ese es más bien el problema del cine (y la crítica) vintage… Por eso se glorifican películas como «Tabú» o «Ida», que sacrifican la modernidad en el altar del pasado.
En uno de los planos iniciales Ida pinta una figura de Jesucristo y el recorte (raro, bello, o bello por su rareza) no nos permite verle los pies. Coincido, por lo tanto, con lo que afirman otros lectores y vos mismo, Roger: que las figuras humanas (a)parecen como hundidas, como en un estar cayéndose o a punto de que suceda ese caer. La mayoría de los encuadres con cámara fija contienen una geometría simétrica casi perfecta. Simetría formal que me remite a otra: la ideológica. En definitiva, el film establece una correspondencia que podría calificarse, como mínimo, de problemática: el campesino que, actuando como un nazi, había matado a los padres de Ida y al hijo de la tía (‘oscuro y circunciso’, por lo tanto insalvable) es equiparable a esa misma tía –primero fiscal y luego jueza del régimen estalinista polaco– que en los años cincuenta manda a ejecutar a los llamados ‘enemigos del pueblo’. Cuando ella se lo menciona a su sobrina no exhibe incomodidad o arrepentimiento alguno; por el contrario, pareciera sostenerse en el poder que le confieren tales puestos en el aparato de justicia. Abrazo.
(Me quedó cortada la intervención anterior). En lo que se separan ambos, campesino y tía de Ida, es que a él lo vemos conmoverse frente a los restos óseos de quienes ha matado. En cambio, la tía no, frente al reciente pasado de ejecuciones políticas que ella misma ordena. Y ahí es donde me parece habría que iniciar uno de los tantos debates sobre este film: ¿se pretende mostrar que el campesino que actúa como nazi y se queda con la casa de la familia judía tiene algo de redimible al conmoverse (entre otras cosas, se saca la gorra frente a esos restos), y en cambio ella, no (dado que enuncia con frialdad el poder de decisión que tenía en los juicios políticos del régimen)?
no veo películas d e renegados ni de sobrevivientes. tema re-gastado el del holocauto, con la lista de schindler tuve suficeinte. ahora mi genocidio»favorito» e s el armenio o el palestino.
NP: tienes algún blog? o algún sitio donde escribas?
NP es Nicolás Prividera. En este blog debe tener aproximadamente unas 100 notas. Simplemente busque por Nicolás Prividera. Saludos. RK
Y no tiene ningún blog personal. Es este espacio el que ha elegido para publicar. Lo que sí tiene es un libro que sale en este mes: El país del cine. RK