JAUJA (03): UNA FORMA (DE) POLÍTICA
Por Roger Koza
Al finalizar una de las funciones de Jauja, la quinta película de Lisandro Alonso, un espectador dijo en voz alta: “What the fuck is this?”. El “¿qué diablos es esto?” es comprensible, ya que se trata de un relato en el que hay tres puestas en abismo consecutivas trastocando la lógica narrativa: situándose primero en la así llamada Campaña del Desierto, en pleno siglo XIX, tras una secuencia “mágica” que tiene lugar en una cueva se produce un cambio de coordenadas de tiempo y espacio que puede resultar enigmático. Pero lo más interesante de la expresión no reside en la pregunta, sino en la lengua elegida por el espectador para enunciar su sentimiento de extrañeza.
Jauja está en las antípodas del cine que se estrena. El concepto sonoro se sostiene en el silencio, el formato 4:3 cambia la apreciación del espacio, el trabajo sobre la luz es conscientemente antinaturalista, lo que tiene un correlato inmediato en la dirección de actores, registro que suele molestar debido a que va a contramano del estilo mimético y “universal” impuesto por el Actors Studio. Es una poética que aleja, pero que también puede fascinar. ¿Acaso no es difícil olvidar la profundidad de campo de varios pasajes en los que Mortensen cabalga y camina por el desierto buscando a su hija, que se fue con un soldado?
Se dirá que la película elude profundizar la confrontación entre lo que se suele concebir en términos de civilización y barbarie; los indios apenas aparecen y hay solamente un esbozo de la composición social de la época. Pero la política de Jauja no está en la ilustración de una época, sino en su forma cinematográfica. Es la física del filme la que provoca, pues toda una cultura audiovisual salvaje se ve interpelada por una entidad sonora y visual que reclama otra política de la sensibilidad.
Este texto fue publicado por el diario La voz del interior durante el mes de diciembre 2014
Roger Koza / Copyleft 2014
Perdón, Roger, pero decir que en Jauja hay un registro actoral es incurrir en una suerte de petición de principios. Los actores hacen lo que pueden y punto (algunos, bien; otros, mal), pero no hay registro alguno. Alonso, en este sentido, no es Rejtman, que logra homogeneizar a sus intérpretes en un estilo no naturalista.
Saludos,
L.
Estimado Larsen: es cierto que en Dos disparos el registro actoral funciona más orgánicamente en ese film que en el de Alonso; mi apreciación sobre lo que ocurre en Jauja es distinta a la tuya, pero no tengo mucho más para decir que lo que ya expresé. Saludos. RK
No hay problema, entiendo. Otra cosa: ¿Viste Locke? Leí que J. Rosenbaum la votó como una de las mejores de este año y la vi. No es genial pero es muy interesante.
Comparto lo que sostiene Larsen. Y me pregunto hasta qué punto no justificamos con la etiqueta «actuación antinaturalista opuesta al estilo del Actors Studio» una actuación simplemente inverosímil, que no expresa nada. Yo, al menos, creo encontrar una diferencia entre el tipo de actuación antinaturalista a la que recurría Bresson, por ejemplo, y lo que Adrián Fondari y Esteban Bigliardi hacen en JAUJA. La propia Ghita Norby como la vieja de la cueva no puede decirse que actúa con un registro naturalista, sin embargo como espectadores le creemos lo que dice y hace.
Bresson y Rejtman (ouch 😀 ) serían los parámetros para reglar el asunto…
A mi lo que me jode POSTA es que en los primeros 10 minutos no hay UN plano que pegue bien!!! 😀
Dada: con real interés te pregunto cómo logras ver eso… Las objeciones de orden formal y de montaje realmente me resultan en este caso inválidas. He leído aquí y en otros lados argumentaciones similares. Esto, al menos, no lo logro ver. Me gustaría saber cómo reconocés ese error de montaje. RK
Estimadísimo no me tome en serio: estaba probándome las polleras!!
Certo que el raccord de planos es fotográficamente «molesto» -sistemático «switccheo» de horizonte luminoso (contra orilla) a fondo en sombra (contra piedra), es algo que cualquier fotógrafo elemental o comercial de Quilmes evitaría!! 😀 -No carece de humor (también algun raccord de espacio en pasaje de colina) y es claramente un efecto buscado…
Sdos
Si algo le objetaría a Jauja -y tengo objeciones para hacerle- no se basa en los criterios profesionales de los comerciales de Quilmes. Ahí le doy la derecha a Roger: todos los dadas del mundo merecen salir escandalizados por lo que aprendieron en Montaje Publicitario 1. El día que estos dadas comprendan el montaje de Alonso empezaremos a preocuparnos por él.
En la babèlica o beckettiana Nova Stromboli todo es confuso!! Si parece el Hades más que la «Terra de Dio»!!…en fin, al menos sabe filmar caballos!! 😀
Estimado Fernando:
La inverosimilitud pertenece a un ordenamiento dramático que esta lógicamente asociado al naturalismo. Una elección antnaturalista constituye una ruptura de cualidad ante el criterio de lectura que exige un verosímil en los comportamientos, en general en la dicción de los parlamentos y en el lenguaje corporal.
Norby sí encara su personaje en un registro naturalista, lo que no es naturalista, porque es del orden de lo fantástico, es la escena. En todo caso, esta secuencia denota un problema de articulación general de todas las interpretaciones del filme.
Saludos.
RK
Considero verosímil lo que aparece como verdadero o creíble para el espectador, puede ser un oficinista pero también un ángel o un extraterrestre, es decir: no lo veo necesariamente ligado al naturalismo. Pero podemos discutirlo.
Lo que me cuesta entender, Roger, es lo otro que señalás: G.Norby emplea un registro naturalista pero los actores argentinos no, aunque ella encarna un fantasma y los otros a soldados discutiendo ¿No debería ser al revés? O, en todo caso: ¿no deberían tener todos los actores el mismo registro a lo largo de la película?
En El enigma de Kaspar Hauser, Kaspar tiene, desde la mitad de la película, un comienzo de una historia. Al final lo cuenta, disculpándose humildemente por no haber podido seguir adelante. Lo que cuenta es buenísimo como principio de historia. Cualquiera lo convierte en toda una historia, o hasta en toda la historia. Pero la honestidad intelectual de KH lo hace reconocer que no es que esa sea toda la historia, sino que no le está dando la cabeza, o el tiempo, o la imaginación, para poder continuarla y contar una historia entera que esté a la altura de ese comienzo. Lisandro Alonso es todo lo contrario. Y esta práctica es algo muy común en buena parte del cine de autor, o cine de festivales, o como lo llamemos. Esa falta de humildad y de honestidad intelectual hace que provoquen un rechazo extremo. No son Sokurov, no componen unas pinturas de las que se desprenden emociones complejas, no dan una duración extensa (en comparación a la del estáblishment) a los planos porque entienden (como el Sokurov de Madre e Hijo) que frente a ese cuadro el espectador realmente necesita un tiempo de lectura extra. Mi sensación (y la de tantísimos, claro, no con esto queriendo sugerir que de ese número se pueda desprender razón alguna), es que lo hacen para ponerse ellos por delante del espectador, y no viceversa. Igual entendo que esto es político, y de la política de los gustos, que es imposible de canonizar. Pero esto no parecen aceptarlo (en general) los críticos que ensalzan (y canonizan) esta película. La sensación de lo borgiano a mí también se me impuso en la película. Pensé: con razón Borges no escribía novelas.
Estimado Julio:
1. Aquí tampoco entiendo muy bien cómo se llega a saber sobre la honestidad de un plano y las intenciones de un director. No soy irónico al exponer mi perplejidad. Simplemente yo desconozco cómo se reconoce una intención.
2. No es Sokurov, sin duda, pero tampoco es cualquier cosa. He insistido con la física del filme (y con argumentos), aunque evidentemente los detractores del filme piensan enteramente lo opuesto de lo que yo veo y no parecen detenerse en lo que he señalado.
3. En lo personal, mi defensa del film no tiene nada que ver con una canonización. Hablo en mi nombre, para bien o para mal, y no soy parte de los críticos.
4. Cuando sumo «los críticos», el «cine de los festivales» y las «intenciones», intuyo que la discusión es otra, pero que no se llega a enunciar del todo.
Saludos. RK
Estimado Roger:
1: Claro, no hay manera de saber acerca de dicha honestidad, acá aparece este problema,( por decirle de un modo a esta conversación). La obra habla del artista, pero le habla al que escucha- Yo construyo esa idea de honestidad a partir de los elementos que me da la obra. Y lo que (y sumo al punto 2, acerca de que lo ha venido señalando), para usted es obra, arte, hallazgo, perfección o intensidad, para mí es malas actuaciones, recursos que más llaman la atención sobre sí mismos que sobre alguna idea mas profunda, en fin, un vacío profundo, aburrido y pretencioso bajo la pomposidad de los signos falsamente extremados. Ahí encuentro un problema en estas charlas: hay una verdad? Y en caso de que, como me imagino coincidiremos, no la haya, ¿A qué se debe ese nivel de enfatismo que tantos de sus colegas se arrogan? Con una casi indisimulable, muchas veces, pátina de amplitud de criterios, por otro lado.
2: No es Sokurov, ni sus películas son las películas que 30, 40 o 50 años atrás proponían esos códigos que Jauja propone, cuando se metían por territorios verdaderamente inexplorados. Hablaba de Kaspar Hauser, y recuerdo esos planos del paisaje de creo que, si mi memoria no me falla mucho, eran maizales, con vientos cruzados, que los sacudían de un modo extrañísimo, y que formaban unos abismos de belleza e intensidad, pero por lo que de verdad se estaba viendo, por lo que de verdad se coponía, no por transmitir una idea atrás del vacío. Bueno, eso, no me quiero extender con ejemplos porque usted los conoce bien. Ahora es cierto: quién soy para decir que los signos de Jauja están vacíos, si para usted están pletóricos de emociones, sentidos, vitalidad? Y digo a usted porque realmente lo respeto y confío en su honestidad intelectual, ya que no en la de quien sea que hizo Jauja. Pero bueno, del mismo modo etcétera, y volvemos a la política de los gustos, y a las canonizaciones arbitrarias que le adjudico…
3: A muchos de sus colegas, y no a usted en particular, que es un caso bastante extraño dentro de este rubro. Es cierto lo que dice de usted mismo, y es cierto lo que digo yo de un cierto coro de críticos.
4: No, entiendo a qué se refiere, pero no, es solo un modo de aludir a cierta estética para que nos entendamos, con usted y con sus lectores (cuya atención le estaría robando un poco yo con este mensaje, mis disculpas…), y que de verdad creo que se define mucho más por quienes la avalan que por si mismas. No planteo esa discusión.
Mis respetuosos saludos.
PD: Es que a pesar de todo, también a veces me pregunto: será fruto de mi insensibilidad no poder penetrar en las profundas verdades que Jauja plantea? Está bien lo que mencionaban acerca del tiempo. De hecho, hablaba hace un rato de Sokurov, y la primera vez que vi madre e hijo me comí terrible embole. Unos meses después, por curiosidad la volví a ver, y ahí se me abrió un mundo apasionante. A veces sinceramente me pregunto si no me pasará lo mismo con Jauja. Y la verdad, honestamente, me respondo con un contundente NO. Pero uno nunca sabe…
Y están las actuaciones de los personajes de Kaurismaki, que no es actors studio, pero es actuación, y en donde todos los actores y actrices leen la misma partitura. En esa parte no hay defensa posible de la película. En cuanto a la materialidad, coincido con la buena comparación que hacen con las películas de Sokurov.
Leyendo una nota de tu colega Lerer, en la cual se ofendía por la enjundia contra Alonso, coincido con Julio y creo que lamentablemente le hacen flaco favor a Alonso al defenderlo tanto. No lo/s necesita. Alonso está hoy bien considerado mundialmente. No creo que en 30/50 años, alguien se acuerde de sus películas. Le dejo el encargo de comprobarlo a mis hijos. Abrazo.
Mariano:
1. No estoy tan seguro que lo que vemos nosotros al ver un film de K es lo mismo que ven los finlandeses. Yo creo, no obstante, que si los actores tuvieran un registro naturalista y aún así no estuvieran todos a la misma altura, las reacciones en contra de las interpretaciones no serían tan vehementes.
2. Ya he respondido sobre lo de Sokurov. Sí, no es Sokurov, y tampoco Costa, si se quiere, pero la física del filme tiene su propia materialidad, la que no suelo ver en la mayoría de las películas argentinas.
3. Yo no defiendo a Alonso; defiendo algo que veo en su cine. Creo que la hipótesis del tiempo, que implica imaginar una apreciación en 30 a 50 años es buena, pero la conclusión inmediata que hacés devuelve el efecto meteorológico interpretativo al presente. .
4. Lerer habla en su nombre. Yo hablo en el mío. La conversión de un sujeto plural denota algo que sugiere otras discusiones externas a las películas.
Abrazo.
RK
1-Puede ser lo que mencionás sobre los finlandeses. En lo otro no coincido, al menos por mi parte, cuando hablo sobre las actuaciones de un elenco, ya sea ésta naturalista o no, trato de hacerlo de la misma manera. De hecho es algo que le pasa (y le va a pasar cada vez más) a Campusano, en donde existe, y hablo de El Perro Molina, una clara mezcla de naturalismo, con el estilo (que no es para nada como dicen muchos la forma de hablar de los habitantes del conurbano) que ha pergeñado Campusano, al cual no se como llamarlo. Pero se evidencia que al integrar actores «más» profesionales a sus películas, el desbalanceo se hace mucho más notorio. También está el tema de guion/actuación, del cual me gustaría poder saber más (recomendás algún libro?). porque alguien mencionaba en un post, la repetición de la frase de la fiesta del gobernador, y allí, sospecho que un problema de guion contamina a la actuación de Bigliardi.
Pero hay algo para mi bien claro: el soldado que se escapa con la chica tiene un registro naturalista y Pitalugga, claramente no. Y son dos soldados en la época de la conquista a los cuales les adjudico el mismo valor a interpretar. Distinto es el de la mujer de la cueva, que allí coincido con vos, que su interpretación naturalista está primero enmarcada en una situación fantástica y eso determina todo.
Con respecto a lo de los críticos, y como bien dice otro lector más arriba, vos sos vos y eso está muy claro. Lo se desde hace años cuando te conocí en Bariloche. Para mi discutir con vos es siempre algo constructivo y los debates en tu blog así lo confirman. Pero en este caso, es casi imposible no ver esa reacción cuasi corporativa. Y la verdad es que me parece que la vehemencia viene de ahí. Yo siempre voy a volver a ver una nueva película de Alonso y la discuto tal vez con firmeza, porque justamente intento (y vos lo sabés) no cerrarme y tratar de poder comprender (aunque no gustar) otros tipos de cines. Lo cierte es que he caído rendido de admiración ante tipos como Ceylan, pero no logro entrarle a otros.
Aprovecho para mandarte un saludo y deseos de un buen 2015 para vos.