El jueves y el viernes de la semana pasada hablé muchas veces de Straub. En diálogos interrumpidos por actividades compartidas, durante las pausas, un cineasta que lo conocía, alguien que le prodigaba admiración y respeto, me iba contando anécdotas y algunas que otras cuestiones relacionadas al cine del maestro. Él sabía muy bien qué significaba el lugar de Straub en el cine. En lo que decíamos, la muerte estaba presente, también el olvido. Y al decir olvido no se trata solamente de un hombre.

La misma persona me avisa en la madrugada de Argentina y primera mañana de Nantes, en donde estoy, que «Jean-Marie ha muerto». Sé que nadie me llamará de ningún diario para pedirme la necrológica. Para el periodismo cultural, Straub no es Jean-Luc Godard; para quien ama o intenta amar al cine, es un igual, un hermano. El nombre de Straub y el de su mujer, Danièle Huillet, cifran como ningún otro lo que puede entenderse por “modernidad” en el cine. Con ellos volvimos a aprender sobre la relación del sonido con la imagen, del texto con el plano y de la naturaleza con la cultura. Y todavía más, con ellos aprendimos sobre la relación del cine con la política.

Mi admirado amigo me envía una nota extraordinaria publicada en el día de hoy en un periódico portugués. En este fragmento que se puede leer a continuación qué significa el fin de la vida de Straub. Dice Luis Miguel Oliveira: 

“Las campanas de Rolle vuelven a sonar, dos meses después de la muerte de Jean-Luc Godard: Jean-Marie Straub murió ayer, a la edad de 89 años, y fue allí, en este apacible pueblo suizo a orillas del lago Leman, donde el cineasta vivió durante algún tiempo, en la vecindad, cuestión de decenas o centenares de metros, de la casa donde vivían Godard y Anne-Marie Miéville. Hay que señalar, por supuesto, esta proximidad incluso en la muerte de dos cineastas que, siguiendo caminos diferentes desde raíces con mucho en común, encarnaron durante décadas la idea (y la práctica) de un cine que nunca se rindió (a nada), aun a costa de una enorme y progresiva soledad –soledad ‘social’, inclusive– de sus autores. Y hay que tenerlo en cuenta, porque el año en que murieron Jean-Luc Godard y Jean-Marie Straub, el año en que murió Jorge Silva Melo en Portugal, es un año tristemente extraordinario: JLG, JMS, JSM, el ‘último siglo’ muriendo a través del cine, el cine convirtiéndose cada vez más en una cosa del ‘último siglo’; imposible, en un momento como este, no relacionar estos nombres y estas iniciales”. 

Pensé en escribir un breve ensayo sobre el cine de Straub-Huillet y decidí dedicar gran parte del 2023 a escribir una por una sobre todas sus películas. Con ellos se debe ser preciso, se debe trabajar, se debe incluso estudiar. Por ahora quedan los links de lo que ya se ha escrito sobre Straub-Huillet en este sitio. El déficit es ostensible. Es demasiado poco para lo que yo me he beneficiado de “la pareja más perfecta del mundo”, como la describió mi propia exmujer cuando le avisé ayer de la muerte de Straub. Espero saldar la deuda durante todo el 2023. 

Roger Koza / Copyleft 2022

Textos y videos:

1

El tacto de las imágenes (leer acá)

2

La France contre les robots (leer acá)

3

La madre (leer acá)

4

L’aquarium et la nation (leer acá)

5.

Dialogue d’ ombres (leer acá)

6

Kommunisten (leer acá)

7

À propos de Venecia (leer acá)

8

La guerra de Argelia (leer acá)

9.

Acordes intempestivos (leer acá)

Roger Koza / Copyleft 2022