LA CARTA DE GEORGE: FIGURAS DE LA GUERRA

LA CARTA DE GEORGE: FIGURAS DE LA GUERRA

por - Festivales, Varios
17 Jul, 2012 10:14 | comentarios

Sylvain George

La primera vez que vi Figuras de la guerra fue en Valdivia, octubre de 2010. No supe ver entonces la extraordinaria película que había visto, al menos no me di cuenta del valor político y estético que tenía el film en cuestión. En ese momento era jurado de la competencia oficial, un poco por azar. Yo iba como jurado de la crítica, pero a último momento el cineasta Thom Andersen, un jurado oficial, no pudo llegar a Chile y yo lo reemplacé. Estoy seguro que fue una gran pérdida para el festival. Finalmente, le dimos con los otros dos miembros del jurado, Jean-Pierre Rehm y Alicia Scherson, una mención. La merecía, pero merecía más. Y estoy seguro que Rehm lo sabía.

Unos meses después fui jurado por Fipresci en el Bafici 2011. Allí me reencontré con Figuras de la guerra. Inmediatamente me sentí incómodo. ¿Cómo no había luchado por aquel film en Valdivia? Tal vez quería rectificarme, pero en esta ocasión la clarividencia del jurado fue conjunta: los tres elegimos el filme de George sin prácticamente discutir, a pesar de que había grandes títulos en aquella ocasión: La vida útil y Yatasto, entre otros.

Por suerte, en ese Bafici 2011, que tuvo a mi entender la mejor competencia en años, el film de George ganaba también la competencia oficial. Era justicia e implicaba, además, que en algún momento impreciso en el calendario anual se estrenara. Carlos Zumbo, el director de ZFilms, otorga(ba) ese premio que permite que films como éste se estrenen. Si ganan en el Bafici, él las distribuye. No es un gesto menor, pues de no haber ganado George en esa edición jamás un film como el suyo se hubiera estrenado, incluso fuera de Buenos Aires.

Hablé unos 5 minutos con George durante aquel Bafici. Luego intercambié varios mails, pues programamos Figuras de la guerra en Ficunam 2012. Pude constatar su generosidad y entusiasmo desde un principio, un cineasta que poco parecía interesarle las internas de los festivales y los lugares de poder que éstos detentan. Todavía recuerdo mi emoción cuando en la ceremonia del Bafici 2011 se leía públicamente la carta que se puede leer a continuación. Fue unos de los instantes más emocionantes que recuerde en un festival.

Lamentablemente, cuando todo parecía indicar que George iba a estar presente en la ciudad de México para acompañar a su película, seleccionada para la sección Cámara Lúcida, una sección dedicada al documental contemporáneo, tuvimos un problema con el ticket ofrecido por la embajada francesa en la capital de México. Allí, empero, Figuras de la guerra brilló junto a Tierra de los Padres, de Nicolás Prividera. Es azaroso pero poéticamente significativo –al menos para mí- que hoy, en la mítica sala Lugones, se puedan ver las dos películas (y que en breve, durante el mes de agosto, se podrán ver en la ciudad de Córdoba).

Mientras sigo traduciendo la larga entrevista que realicé recientemente para el diario La voz del interior, que se publicó en la edición en papel del pasado jueves y en una versión reducida, y que no fue subida a la web, dejo por ahora la famosa carta de George que se leyó en la ceremonia de entrega de premios del Bafici en el mes de abril de 2011. Espero seguir descansando en la rebelión, espero seguir viendo películas como ésta. (Roger Koza)

***

Buenas tardes/noches

Queridas amigas, queridos amigos,

Razones independientes a mi voluntad hacen que no pueda estar esta noche físicamente en este lugar con ustedes para recibir los premios que han sido atribuidos a mi película «Qu’ils reposent en révolte (Des figures de guerres)».

Esta película es mi primer película (mis otras películas han sido realizadas en paralelo), sobre la cual trabajo desde mis inicios cinematográficos hace ya cinco años, y en la cual toda mi energía, toda mi atención han estado concentradas estos últimos años.

Esta se centra en describir las consecuencias de las políticas migratorias actuales sobre las principales personas implicadas: los migrantes. Políticas que son ante todo políticas experimentales, como lo son los dispositivos encargados de traducirlas y luego susceptibles de dirigirse a la gran mayoría de ellos: tribunales y justicia de excepción, controles, hostigamiento y violencias policiales….

La acción se desarrolla en Calais, ciudad cuyo nombre es conocido a través de las fronteras. Una ciudad como una zona gris, un intersticio, un espacio de indistinción entre la excepción y la regla. Allí los individuos son tratados como criminales, son despojados, «desnudados» de sus más elementales derechos que hacen de ellos sujetos de derecho, y reducidos al estado de cuerpos experimentales, de «cuerpos puros», o «vida desnuda».

A estas zonas de excepción conviene responderles creando el verdadero estado de excepción: situaciones y espacio-tiempo singulares en los cuales la integridad física y psicológica de los seres y de las cosas son restituidas a sí mismas. Un individuo, sea quien sea, es profundamente irreductible; no puede reducirse a las representaciones sociales y raciales que una sociedad puede tener sobre él. El cine es un medio cuyos recursos profundos (juego sobre el tiempo y el espacio) permiten desnudar los mecanismos que actúan en las representaciones dominantes y mediante ellos mismos, iniciar un proceso de emancipación, un procesos revolucionario en el sentido profundo del término: la capacidad, en cada momento, de poder cambiar el curso de las cosas.

Al espacio preorganizado, disciplinado, se opone un espacio movedizo, caracterizado por otro tipo de distribución: una distribución «nómade», sin cercos ni medidas, en la cual los hombres se distribuyen en un espacio abierto, ilimitado, o al menos sin límites precisos. Este movimiento se definiría como un movimiento de liberación, continuo, siempre reiniciado, y que desborda permanentemente las estructuras y los marcos de pensamiento establecidos. Lo que cuenta, ya no es la asignación de perímetros fijos, sino el movimiento y las relaciones (discordantes) entre los seres y las cosas. La frontera se vuelve frágil, pasadizo, intersticio entre dos espacios y el territorio es inseparable de lo que lo excede, de la relación con su propio afuera. Orillas, umbrales que substituyen a las fronteras y a los corrales. El espacio ya no es homogéneo, sino heterogéneo y múltiple, y se le quita a la multitud una representación bio-política, disciplinaria, del cuerpo social, de la masa… Por lo tanto el tema es no tanto orientarse y ubicarse, sino más bien conocer gente.

A la reducción de los mundos a uno solo, visión autoritaria del poder político dominante, el cine propone un proceso de desmultiplicación del mundo.

Quisiera muy sinceramente agradecer al Bafici, a su director, a sus programadores, a todo el equipo, que tuvieron la bondad, fraterna y política, de seleccionar y programar mi película en competencia internacional. Es sumamente importante, hoy quizás más que nunca, que espacios como este puedan existir y dar a ver, leer y escuchar pensamientos, palabras, imágenes y visiones minoritarias.

Quisiera agradecer muy sinceramente a los miembros de los dos jurados que decidieron acordar estos dos premios a mi película. Con estos gestos, otorgan un espacio de visibilidad extremamente importante a una película considerada como «difícil», a veces «molesta», tanto por el tema como por el lenguaje cinematográfico empleado. Es también una recompensa a una empresa que fue extremadamente difícil de llevar a cabo desde el punto de vista material, económico y político. Más fundamentalmente, veo aquí un incentivo y una ayuda extremadamente importantes para mis inicios cinematográficos, y para las películas por venir.

Estoy muy feliz de recibir estos tan importantes premios en Argentina, entre otros motivos porque esta película sin dudas terminará su recorrido en los festivales aquí, en Buenos Aires. La primera proyección tuvo lugar en Francia en un gran festival, el Fid Marseille, con una primer versión que yo consideraba como todavía no del todo acabada. La última tuvo lugar acá, en este otro muy gran festival, el Bafici, con su versión definitiva.

Me alegro tanto más porque tengo una relación extremadamente singular con este país, ya que despierta en mí recuerdos muy profundos: en efecto, durante mi infancia y adolescencia, y como mis primeros gestos políticos, he participado en numerosos encuentros y fiestas de apoyo a los opositores a la dictadura en Argentina. Argentina era un país muy alejado y sin embargo extremadamente cercano. En el espacio y en el tiempo.

Para terminar, y ustedes me disculparán de querer brevemente pronunciar algunas palabras aparentemente simples y banales, quizás intrascendentes, pero que son para mí muy importantes. Quisiera ante todo saludar muy calurosamente a los demás cineastas presentes en el Bafici, en competencia o no. El hecho de que las películas no sean recompensadas no significa en lo más mínimo que sean menores, menos interesantes, importantes o significativas.

Quisiera también dirigir fraternos y trans-históricos saludos a un cineasta muy conocido en Argentina, pero que recién empieza a tener renombre en Francia. Un cineasta que descubrí hace poco en la Cinemateca Francesa y cuyo trabajo me interesó y maravilló profundamente. Un cineasta con una gran integridad y moral, desaparecido por la Junta militar. Me refiero a Raymundo Gleyzer.

Finalmente, quisiera dirigirme a ese joven, a esa joven, que no conoce a nadie, que se siente perdido, que no sabe adonde ir, que no logra encontrar su lugar en la sociedad, que tiene el sentimiento de arrancar de cero y de ser devuelto incansablemente a ese lugar aparentemente vacío. Que tiene 18 años, en el amanecer de su vida, y que sin embargo ya tiene la sensación de ser un anciano. Porque la rabia lo ahoga, porque la rebelión vive en él y se vuelve contra él. Quisiera dirigirme a ese joven, a esa joven, que piensa que ciertos mundos le están vedados, porque está preso en una clase social, forzosamente desfavorecida. A ese joven, a esa joven, que sueña por ejemplo con hacer películas, con hacer cine, pero piensa jamás poder lograrlo, ya que viene de un medio demasiado modesto, ya que lo frenan barreras culturales y simbólicas, a él, a ella, quisiera decirle que no pierda la esperanza, que no abandone, que permanezca atento a sus deseos. Estos deseos son océanos de llamas capaces de destruir las columnas del cielo, los mitos, las representaciones dominantes y estigmatizantes, también capaces de darle cobijo a lo desconocido, lo imposible. A él, a ella, quisiera decirle que no desespere, no abandonar, y pelear. Pelear por lo que uno cree. Pelear por uno mismo, como por los demás. Pelear por uno mismo como uno de los demás.

Frente a los mundos prohibidos, solo se pueden tomar caminos escondidos y extranjeros: «únicamente el capítulo de las bifurcaciones queda abierto a la esperanza» decía Auguste Blanqui, un gran revolucionario francés del siglo 19.

Caminos amigos, como solo pueden haber amistades extranjeras.

Les agradezco por su hospitalidad y por su atención.

Pronto volveré a la Argentina.

Sylvain George

Paris, 16 de Abril 2011

Figuras de la guerra

VERSIÓN ORIGINAL EN FRANCÉS: 

CherEs amiEs,

Des raisons indépendantes de ma volonté font que je ne puis être physiquement sur les lieux avec vous ce soir afin de recevoir les prix qui ont été décernés à mon film « Qu’ils reposent en révolte (Des figures de guerres) ».

Ce film est mon premier film (mes autres films ont été réalisés en parallèle), sur lequel je travaille depuis mes débuts cinématographiques il y a maintenant cinq ans, et vers lequel toute mon énergie, toute mon attention ont été concentrées ces années passées.

Il s’attache à décrire les conséquences des politiques migratoires actuelles sur les principales personnes concernées : les personnes migrantes. Des politiques qui sont avant tous des politiques expérimentales, tout comme les dispositifs chargés de les traduire et susceptibles ensuite de s’adresser au plus grand nombre : tribunaux et justice d’exception, contrôles, harcèlements et violences policières….

L’action se déroule à Calais, ville dont le nom résonne à travers les frontières. Une ville comme une zone grise, un interstice, un espace d’indistinction entre l’exception et la règle.
Les individus y sont traités comme des criminels, sont dépouillés, « dénudés » des droits les plus élémentaires qui font d’eux des sujets de droit, et réduits à l’état de corps expérimentaux, de  « corps purs », ou « vie nue ».

A ces zones d’exception il convient de répondre en créant le véritable état d’exception : des situations et espace-temps singuliers dans lesquels l’intégrité physique et psychologique des êtres et des choses sont restitués à eux-mêmes. Un individu, quel qu’il soit, est profondément irréductible ; il ne peut se réduire aux représentations sociales et raciales qu’une société peut avoir de lui. Le cinéma est un médium dont les ressources profondes (jeu sur le temps et l’espace) permettent de mettre à nu les mécanismes à l’œuvre dans les représentations dominantes et par là-même, d‘engager un processus d’émancipation, un processus révolutionnaire au sens profond du terme : la capacité, à chaque instant, de pouvoir changer le cours de choses.

A l’espace agencé, discipliné, s’oppose un espace mouvant, caractérisé par un autre type de distribution : une distribution « nomadique », sans enclos ni mesure, dans laquelle les hommes se distribuent dans un espace ouvert, illimité, ou du moins sans limite précise. Ce mouvement se définirait comme un mouvement de libération, continu, toujours recommencé, et qui dé-borde en permanence les structures et cadres de pensée établis. Ce qui compte, ce n’est plus l’assignation de périmètres fixes mais le mouvement et les rapports (discordants) entre les êtres et les choses. La frontière devient labile, passage, interstice, entre-deux et le territoire est inséparable de ce qui l’excède, du rapport à son dehors. Des lisières, des seuils se substituent aux frontières et enclos. L’espace n’est plus homogène mais hétérogène et multiple, et la foule est soustraite à une représentation bio-politique, disciplinaire, du corps social, de la masse… Il est donc moins question de s’orienter et de se repérer que de faire des rencontres.

A la réduction des mondes à un seul, vision autoritaire du pouvoir politique dominant, le cinéma propose un processus de démultiplication de monde.

Je voudrais très sincèrement remercier le Festival Bafici, son directeur, ses programmateurs,  l’équipe toute entière, qui ont eu la bonté, fraternelle et politique, de sélectionner et programmer mon film en compétition internationale. Il importe au plus haut point, aujourd’hui peut-être plus que jamais, que des lieux comme celui-ci puissent exister et donner à voir, lire et entendre des pensées, paroles, images et visions minoritaires.

Je voudrais remercier très sincèrement les membres des deux jurys qui ont décidé d’accorder ces deux prix à mon film. Par ces gestes, ils accordent un espace de visibilité extrêmement important à un film considéré comme « difficile », parfois « dérangeant », tant par le propos que par le langage cinématographique déployé. Il récompense aussi par là-même une entreprise qui fut extrêmement difficile à mener d’un point de vue matériel, économique, et politique. Plus fondamentalement, j’y vois là un encouragement et une aide extrêmement importants pour mes débuts cinématographiques, et pour les films à venir.

Je suis très heureux de recevoir ces prix extrêmement importants en Argentine d’autant que ce film va sans doute terminer son parcours dans les festivals ici, à Buenos. La première projection eu lieu en France dans un grand festival, le Fid Marseille, dans une première version que je considérais comme encore pas tout à fait terminée. La dernière à lieu ici, dans cet autre très grand festival qu’est le Bafici, dans sa version définitive.

J’en suis d’autant plus heureux que j’entretiens une relation extrêmement singulière avec ce pays, en ce qu’il provoque des échos très profonds en moi : j’ai en effet, dans mon enfance et adolescence, et comme premiers gestes politiques, participé à de nombreux évènements et fêtes de soutien pour les opposants à la dictature en Argentine. L’Argentine était un pays extrêmement éloigné et pourtant extrêmement proche. Dans l’espace et dans le temps.

Pour terminer, vous me pardonnerez de vouloir brièvement prononcer quelques paroles apparemment simples et banales, voir anodines, mais qui sont pour moi extrêmement importantes.

Je voudrais tout d‘abord saluer chaleureusement les autres cinéastes présents au Bafici, en compétition ou non. Le fait que les films ne soient pas récompensés ne signifie certainement pas qu’ils soient mineurs, moins intéressants, importants ou pertinents.

Je voudrais aussi adresser mes salutations fraternelles et trans-historiques à un cinéaste très célèbre en Argentine, mais qui commence seulement à être reconnu en France. Un cinéaste que j’ai découvert il y a peu à la cinémathèque Française et dont le travail m’a profondément intéressé et émerveillé. Un cinéaste d’une grande intégrité et probité, emporté par la junte militaire. Je pense ici à Raymundo Gleyzer.

Enfin, je voudrais m’adresser à ce jeune homme, à cette jeune femme, qui ne connait personne, qui se sent perdu, qui ne sait où aller, qui n’arrive pas à trouver sa place dans la société, qui a le sentiment de partir de zéro et d’être inlassablement ramené à cette place apparemment vide. Qui a dix-huit ans, à l’aube de sa vie, et qui pourtant à déjà l’impression d’être un vieillard. Parce que la colère l’étouffe, parce que la révolte l’habite et se retourne contre lui. Je voudrais m’adresser à ce jeune homme, à cette jeune femme, qui pense que certains mondes lui sont interdits, parce que prisonnier d’une classe sociale, forcément défavorisée. A ce jeune homme, à cette jeune femme qui rêve par exemple de réaliser des films, de faire du cinéma mais pense ne jamais pouvoir y arriver parce que venant d’un milieu trop modeste, parce que freiné par des barrières culturelles et symboliques, à celui-ci, à celle-ci, je voudrais lui dire de ne pas désespérer, de ne pas abandonner, de rester à l’écoute de ses désirs. Ceux-ci sont des océans de flammes à même de détruire les colonnes du ciel, les mythes, les représentations dominantes et stigmatisantes et d’accueillir l’inconnu, l’impossible. A celui-ci, à celle-ci, je voudrais lui dire de ne pas désespérer, de ne pas abandonner, et de se battre. Se battre pour ce en quoi l’on croit. Se battre pour soi-même, comme pour les autres. Se battre pour soi-même comme un autre.

Face aux mondes interdits, on ne peut qu’emprunter des voies détournées et étrangères : « seul le chapitre des bifurcations reste ouvert à l’espérance » disait Auguste Blanqui, un grand révolutionnaire français du dix-neuvième siècle.

Des voies amies, comme il ne peut y avoir que des amitiés étrangères.

Je vous remercie pour votre accueil et votre attention.

Je reviendrais très bientôt en Argentine.

Sylvain George