ESQUEMATISMO Y CORRECCION POLITICA

Esta nota iba a ser publicada en El amante; sospecho que por razones de espacio quedó afuera de la revista en su momento y hoy quizás resulte demasiado tarde para publicarla. Al hacerlo aquí damos inicio a un viejo objetivo que tenía en este blog: permitir que críticos amigos publiquen en él. Prividera y Pujato lo han hecho con anterioridad. Ahora, con este artículo corto, largamos con su columna, la que aparecerá cada tanto en este blog. Es un honor contar con su prosa breve y lúcida; es un placer tener cerca a un amigo querido. (Roger Koza)

La fusión de la visión del mundo preadolescente  con la nostálgica mirada sobre épocas pasadas ha dado lugar en el cine norteamericano a la presencia de algunos buenos títulos. Sin ir más lejos, recuerdo Cuenta conmigo, basado en una atípica novela de Stephen King y Cielo de octubre, que conseguía trasmitir con precisión la fiebre por los vuelos espaciales en el ambiente de un pequeño poblado minero. Super 8 –de cuyo argumento no hablaré ya que varios textos, todos encomiásticos, fatigaron varias páginas de El Amante-, a diferencia de aquellas películas desarrolla sus personajes con proverbial esquematismo (el militar que comanda las operaciones se lleva las palmas), no ofrece el menor atisbo de ambigüedad en sus conductas, la música es casi siempre enfática e intrusiva y, con la pesada mano de Steven Spielberg sobrevolando, el film no está tampoco exento de una buena dosis de ñoñería. Cabe reconocerle a la película un excelente comienzo, pero pronto el relato se va diluyendo en situaciones tópicas que –a diferencia de los que les ocurre a los exégetas del film- no (me) trasmiten la menor emoción. J.J. Abrams logró fama por la serie Lost, que por cierto no he visto pero, según las mentas, se caracterizaba por la creación de climas misteriosos y pesadillescos. Nada de eso ocurre aquí, aunque lo que sí hay es una buena dosis de corrección política (el militar mencionado es malo y estúpido, quien realiza las investigaciones más avanzadas sobre los hechos es, como corresponde, negro) y hasta en un momento se escucha a uno de los muy jóvenes protagonistas exclamar ante un muchacho sobrepasado: “¡la droga es terrible!”. Prefiero omitir referencias al “monstruo” ¿dónde estarás, Jacques Tourneur?) y en cuanto al final que parece haber conmovido a varias almas bellas, no puedo dejar de encontrarlo irremediablemente empalagoso. Por cierto que no deja de ser preocupante que a esta película se la  compare en la revista,  cuanto a su nivel de calidad, con el último trabajo de Abbas Kiarostami.

Jorge García / Copyleft 2011