LA DAMA DE LOS DIAMANTES
SOBRE LAS PELÍCULAS DE MARILYN MONROE
por Roger Koza
La reciente película de Simon Curtis, basada en las memorias de Colin Clark, Una semana con Marilyn (2011), es sin duda un filme liviano, pero el trabajo de Michelle Williams como la rubia más bella de la historia del cine es preciso y enigmático, y una buena introducción a los secretos de una personalidad.
No se trata de mímesis física, a lo Meryl Streep, sino más bien de un trabajo de sintonía psíquica con la intimidad de una mujer que fue la fantasía masculina de muchas generaciones, un ícono del espectáculo e incluso un dilema político (la vieja hipótesis de que su muerte estuvo ligada a los Kennedy sigue vigente). Clark, como se sabe, a sus 23 años vislumbró una versión “privada” de Marilyn mientras ella rodaba El príncipe y la corista (1957), de Lawrence Oliver, un filme fallido aunque discretamente fascinante si se examinan los contrastes de los métodos interpretativos de Oliver y de Monroe.
Justamente en el filme de Curtis se ve una escena en la que Marilyn no consigue decir una línea y la toma se repite, ante los nervios de Oliver. En Tempestad de pasiones (1952), una de las primeras películas importantes de Monroe, todavía como actriz secundaria, Fritz Lang se topó con un problema similar. En una escena complicada que transcurría en un barco y con varios extras, la actriz simplemente tenía que decir una línea, pero una y otra vez fallaba en su dicción. Mucho tiempo más tarde, un periodista amigo de Marilyn hizo público que sus errores habían sido voluntarios. Sólo cuando vio que la escena funcionaba, pronunció su parlamento a la perfección.
En ese filme, un elegante melodrama, Marilyn era la hermana menor del personaje interpretado por Barbara Stanwyck, una mujer desencantada con la vida que elige casarse con un pescador bonachón sin convicción alguna. Allí, como en tantos otros papeles posteriores, Marilyn parece canalizar un modelo de mujer inocente, casi aniñada, que alcanza su apoteosis en La comezón del séptimo año (1955), de Billy Wilder. El plano inmortal en el que una ventisca subterránea le levanta la pollera pertenece a ese filme: como en Río sin retorno, un western menor de Preminger, la intersección entre erotismo e inocencia resulta evidente. Su voluptuosidad refinada y su modulación vocal casi infantil fueron una cifra de su estilo.
En aquel filme de Lang, Marilyn decía una línea que anticipaba en parte su futuro en la ficción: “Los diamantes me vuelven puntual”. Si bien en Niágara (1953), primer protagónico de Marilyn, ya se puede ver un costado menos cándido y más oscuro (y también su talento como cantante), será en la consagratoria Los caballeros las prefieren rubias (1953), la obra maestra de Howard Hawks, donde Marilyn demuestre plena consciencia de su posición como mujer fatal, dispuesta a tomar el dinero de los hombres o simplemente disputar la cuantificación de su poder. El leimotiv de la canción principal era un simpática declaración beligerante: “Los diamantes son el mejor amigo de una chica”, un adagio que excede su lógica lectura trivial. La empatía entre las dos bailarinas (y las actrices que las interpretan, Marilyn y Jane Russell), que parten de viaje a París, una acompañando a la otra en supuesto viaje de prueba para un futuro matrimonio, constituye una excusa argumentativa para exponer en clave musical la confrontación de los sexos y la asimetría entre hombres y mujeres en el orden social.
Su Lorelei Lee de aquel filme de Hawks fue un papel extraordinario en la carrera de Marilyn. Todas sus virtudes se develaban: cantaba, bailaba y con su semblante de sex symbol disputaba imperceptiblemente el poder de los hombres. Marilyn fue siempre mucho más que una rubia platinada y un prototipo nacional femenino de la belleza estadounidense. Sabemos que leía a Freud, paseaba con Truman Capote y discutía sobre el Ulysses de Joyce con su psicoanalista. A veces, las apariencias engañan.
Este texto fue publicado en otra versión en La voz del interior durante el mes de agosto de 2012
Roger Koza / Copyleft 2012
Leer a Freud y debatir sobre el Ulysses no te hace culto ni mucho menos inteligente. Siempre las mistificaciones engañan y Marilyn Monroe significaba una mitologia para la cultura occidental, o por lo menos para los estadounidenses.
El enfrentamiento o la «lucha de posiciones» entre los hombre y las mujeres es una forma mas de tapar todo un sistema de explotación que no distingue del hombre de la mujer.
«Marilyn» era un personaje, victimario de Norma Jeane la verdadera victima de este show.
No estoy tan seguro que uno por leer esos títulos sea más inteligente y más culto, pero como reveló el famoso libro del psicoanalista de MM da la impresión de que no se trataba de una rubia tarada como en varias ocasiones se intentó describirla.
Respecto a mi lectura del film de Hawks estoy convencido de que mi interpretación es pertinente aunque lógicamente discutible.
Y quiero agregar algo más: en última instancia el problema de Monroe no pasa por una cuestión de explotación de hombres respecto de mujeres sino de la pertenencia de clases.
Saludos.
RK
Excelente nota Roger. Desde hace muchos años tengo una extraña fascinación por Marilyn. Siempre me pareció una gran actriz y ahora que volví a ver Los Caballeros las prefieren rubias (una película que a bajado y subido en mi consideración ) puedo constatar de vuelta lo que vos decís. En esa película un personaje (el padre de pretendiente de Lorelei) dice una frase que se podría aplicar a Monroe perfectamente para resumir su carrera «Me habían dicho,que era estúpida, pero parece ser bastante inteligente» o algo así.
Y me parece un Hawks menor,pero para mi un Hawks menor un 9. Me llamo la atención (reviendola en el ciclo del cineclub) lo muy bien lograda que estaba No Soy una Santa de Joshua logan y que mientras ella no aparecía la película se caía,ademas de que los protagonistas eran un pueblerino sin experiencia con las mujeres y Marilyn hacia de una chica que había tenido varios novios ,pero al final (como pasa muchas veces en el cine clásico) se demuestra como estas dos posturas antagónicas pueden convivir en paz. Luego volví a ver La Comezón del Septimo Año y me gusto bastante menos que las anteriores veces que la vi. Probablemente porque son muchas las escenas que no aparece ella,pero es casi (aunque puede ser algo forzado lo que digo) una película sobre la fascinación que podía despertar Marilyn en el americano medio. Si bien coincido con que su mejor interpretación es de la Lorelei en el clásico de Hawks, la mejor película en la que actuó me parece Una Eva y Dos Adanes (una de mis películas preferidas las vi varias veces y la veo al menos una ves al año) , donde a las ordenes de Billy Wilder (ademas es mi preferida de Billy) compone un trio perfecto junto a Jack Lemon y Tony Curtis. Ademas de su ultimo papel en Los Inadaptados de Huston ,la que demostraba que si no se hubiera muerto tan prono Hollywood hubiera perdido un mito pero hubiera ganado una actriz aun mas grande. Aunque probablemente nunca hubiera sido reconocida en su real dimensión ,como tantos otros y otras (desde John Wayne asta Adam Samdler) que son criticados por hacer «siempre lo mismo».
Una coreccion en Tempestad de Pasiones (que también volví a ver la semana pasada,otra muestra mas del genio de Lang) Marilyn hace la novia del hermano de la Stanwyck no de la hermana.
No, che, protesto: qué va ser menor «Río sin retorno» …
Y creo (agrego) que el sistema sí distingue entre el hombre y la mujer: a los unos los explota, y a las otras las oprime más aún.
tambien protesto! jaja
Creo que Rio sin retorno es de los mejores filmes de Preminger. Tiene gran sentido de la aventura. Preminger domina los espacios abiertos casi como Anthony Mann (y eso que el tipo estaba más habituado a las puestas claustrofobicas de la ciudad: Laura, Where the sidewalks end) y un plano secuencia al inicio de la pelicula cuando Mitchum llega al pueblo que ya es un 10 en si mismo. Al rato de esa llegada,mientras Marilyn canta, Mitchum se pasea sutilmente por el salon rodeándola, como marcandole el terreno y «enlazandola». Ese plano es un 20.
Por lo demas amigo, excelente analisis sobre la blonda.
Abrazo!
Adhiero a la protesta en cuanto a la «minoridad» de Río sin retorno.
Dado que este blog escucha a sus lectores y a sus colaboradores, me retracto de mi juicio acerca de la minoridad del film de Preminger. La recordaba como grandiosa y al verla tras mucho tiempo me pareció «menor». El tema del cinemascope sigue siendo extraordinario; la volveré a ver, es posible que tenga razón. Laura, no obstante, sigue siendo mi preferida. Saludos. RK
Fabián: dicho como vos lo decís me parece perfecto: la explotación es total, y sí tiene diferencias sobre el género; de ese modo, a mi entender, se evita apoyar una política de la diferencia sacrificando una política de clases; si la segunda abarca a la primera estamos entonces frente a un marco interpretativo que resulta políticamente más poderoso y preciso. Saludos. RK
Agrego otro plano inolvidable (al menos, yo no pude olvidarlo) al que certeramente apunta Ale Cozza, cual es precisamente el último, cuando Marilyn arroja gozosamente sus zapatitos rojos, como quien se sacude finalmente sus cadenas (lo cual viene muy al caso de esta conversación).
Abrazo
Querido Roger:
Creo que con Laura en la obra de Preminger pasa algo parecido a lo que ocurre con El ciudadano en la de Welles. Me parece una pelicula con una primra mitad fenomenal, pero que en su segunda parte se sostiene a partir del personaje de Clifton Webb. En mis preferencias «premingerianas», Cara de ángel, Donde termina el camino, Tormenta sobre Washington, Anatomia de un asesinato, Daisy Kenyon, Río sin retorno y Primera victoria están por encima de Laura. Lamento profundamente no poder estar en Locarno y ver la retrospectiva integral que se le dedica a OP (Diré como infidencia que mi amigo Miguel Marias, gran especialista en su obra, tiene entre sus preferidas Exodo y El cardenal)
Bunny Lake is missing, Buenos días tristeza y Whirlpool son buenísimas. Y Río sin retorno también, claro. En cuanto a Marilyn, su encanto está en sus cuervas, no en que leyera a Joyce, algo que hasta los académicos pueden hacer. Igualmente, si alguien necesita algo de literatura, puede espiar sus poemas.
O, Time
Be Kind
Help this weary being
To forget what is sad to remember
Lose my loneliness,
Ease my mind,
While you eat my flesh
Cuervas es Curvas. Pensé en ellas y me puse nervioso.