LA FAVORITA DEL REY / MADAME DU BARRY
LA PLEBEYA QUE ME AMO
Los primeros cinco planos de La favorita del rey son los únicos que prescinden del mobiliario y una arquitectura fastuosa donde el espesor de una época, propensa al exceso, no fagocita los encuadres. El único signo que no indica el no-tiempo de la naturaleza es la indumentaria, aunque las pelucas ridículas y los vestidos interminables irán imponiéndose por lo que son: puro y estrafalario ornamento textil.
La secuencia aludida es casi frugal: un pintor retrata a una niña con un fondo hermoso. Francia es una tierra esplendorosa. La voz en off informa: la niña es la hija ilegítima de una relación entre un fraile y una costurera. A ese preámbulo le sigue otro: la educación de la niña, su paso veloz por la adolescencia hasta convertirse en una mujer leída que en un convento cristiano conoció la literatura erótica. Esa mujer no es cualquier mujer.
Plebeya de origen y tardíamente aceptada entre los nobles, Jeanne du Barry, la amante preferida de Luis XV, fue decapitada a los 50 años, en 1793; de su belleza se dice que enloquecía a los miembros de la corte. Esto último se informa en el desenlace, como si se tratara de un dato de “color”. La dimensión política se diluye en cuestiones de alcoba, comentarios irónicos sobre los rituales monárquicos y el celo por el poder. Lo que le importa a Maïwenn es la historia de amor.
Como sucede con Juana de Arco, otro ícono de la cultura gala, a Jeanne du Barry se le han dedicado varias películas desde el inicio mismo del cine. La de Maïwenn es tan liviana como una telenovela y tiene el rigor histórico de un programa televisivo de concursos relacionado con el “conocimiento” general. Basta darle una mirada a la extraordinaria Madame DuBarry (1919) de Ernst Lubitsch, quién sí cierra su relato con las ejecuciones revolucionarias, para comprender las simplificaciones impuestas por la cineasta, que al interpretar a la protagonista prefiere lucir sublime en cada plano y ceñirse a una crítica piadosa de las costumbres palaciegas. Puede resultar simpática la imbecilidad democráticamente atribuida a las tres de las cuatro hijas del rey; puede serlo también el modo de señalar la desaprensión de la realeza en la sustitución de un rey por otro. Eso es todo. El clima revolucionario es elidido, apenas se incluye un comentario al paso sobre el sirviente negro de Du Barry, a quien cuidó como su hijo y que devino en revolucionario.
No se puede tomar muy en serio la película de Maïwenn, aunque tampoco es una comedia. Lo que sí compensa la negligente levedad es el lugar que Maïwenn les otorga a sus personajes secundarios. Pierre Richard interpreta al tercer duque de Richelieu; Benjamin Lavernhe es el paciente paje del rey. Cada aparición de ambos eleva la película de su absoluta intrascendencia. Los dos, además, son partícipes, junto a Johnnie Depp como el rey, de una escena de otra película. La viruela ha vencido al monarca. El paje y el duque permanecen al lado del cuerpo sin vida de Luis XV. El plano general es el elegido. La luz, la distribución de los personajes en el espacio son manifiestos. Es la distancia apropiada para observar cómo dos amigos despiden a otro. Por cierto: ¿es Johnny Depp un buen rey? Es el mejor de todos.
La favorita del rey / Jeanne du Barry, Francia´Bélgica-Reino Unido, 2023.
Dirigidla por Maïwenn.
Escrita por Maïwenn, Teddy Lussi-Modeste, Nicolas Livecchi, Marion Pin.
*Publicado en La Voz del Interior en el mes de noviembre 2024.
Roger Koza / Copyleft 2024
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