LA FUENTES DE LAS MUJERES / LA SOURCES DES FEMMES
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Dirigida por Radu Mihaileanu. Escrita por Alain-Michel Blanc y R. Mihaileanu
° Sin valor
No hay dudas que la inserción de filmes como el de Mihaileanu constituye pequeños intentos suicidas del festivales de festivales. ¿No es así Thierry?
Exactamente hace un año se estrenaba en Cannes La fuente de las mujeres. En los pasillos primero, después en las primeras publicaciones se cuestionaba la inclusión de un filme como el de Mihaileanu, una fábula bienpensante sobre la libertad de las mujeres en el mundo musulmán, ideal para arrancar un curso de Ética y Formación Ciudadana de un primer año, extraña para un festival caracterizado por el riesgo y cierta tradición moderna.
Los primeros diez minutos sintetizan el objetivo extracinematográfico: una panorámica sobre un pueblo, luego un primer plano de los pies y las sandalias de unas mujeres, intercalado con una subjetiva que simula la percepción de alguna de esas mujeres. Cargar baldes diariamente para llevar agua al pueblo es un suplicio. La panorámica indica un lugar, el primer plano transmite un sufrimiento, la subjetiva explicita la posición que habrá de adoptar la película. Todo lo que veremos será a partir de una mirada, la femenina, sojuzgada por la tradición patriarcal islámica.
Sucede que en este pueblo sin nombre, perdido en el norte de África, existe una tradición: las mujeres deben recoger el agua y suministrarla a sus habitantes. Allí, se nos dice, “brota una fuente y el amor se seca”. La apertura culmina con un accidente y un parto: una mujer perderá un hijo al tropezarse mientras acarrea el agua, otra dará a luz una nueva criatura. Lo que sigue es una confrontación: algunas mujeres festejan, otras se quejan. La discusión aquí no es discursiva sino musical. La obligación de la maternidad frente a los derechos de bienestar rivalizan en forma de canción.
La revuelta ginocrática la encabezará una “extranjera”, la bella Leila, casada con Sami, un joven apuesto cuya madre es una defensora absoluta de los valores perennes. No será la primera vez que una suegra despotrique contra su nuera, pero aquí la batalla no es edípica sino religiosa. Justamente Sami llega a pronunciar la posición que defienden las mujeres: “El Islam de las Luces”. La propuesta de la “princesa revolucionaria” es una “huelga de amor”. No habrá sexo ni abrazos hasta que se construya un sistema de abastecimiento de agua. Lo que sigue después son los distintos conflictos familiares y sociales ligados a este levantamiento femenino sin desestimar toques humorísticos tan universales como las causas que aquí se defienden.
Políticamente inocua y culturalmente reduccionista, La fuente de las mujeres apuesta a la moraleja y al candor. Aunque por ahí se ve una teta, la cita inicial de Las mil y una noches expresa más un deseo que algo desplegado en el espíritu del relato. El mensaje es previsible y el consejo inevitable: sólo la prensa podrá salvar a las mujeres, y el Islam iluminista quedará para otra película.
Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La voz del interior en el mes de mayo 2012
Roger Koza / Copyleft 2012
Gracias! ¿cuándo y dónde verla?
Si usted tiene ganas la dan en Córdoba en el Showcase. Saludos. RK
Gracias!