LA LEYENDA DEL PERRO AMARILLO

LA LEYENDA DEL PERRO AMARILLO

por - Críticas
24 Mar, 2008 01:41 | 1 comentario

  **** Obra maestra  ***hay que verla  ** Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Alan Koza

LA AVENTURA DE LOS OTROS

La leyenda del perro amarillo, Mongolia, Alemania, 2005.

Dirigida por Byambasuren Davaa. Escrita por Michael P. Greco y B. Daava.

** Válida de ver

Como cine para toda la familia, la tesis final de Daava es una buena película

En el impreciso lenguaje publicitario con el que se suelen categorizar las películas -acción, amor,  guerra, drama, ostensible empobrecimiento discursivo que denota una concepción del cine- hay un género denominado «para toda la familia». Tipificación sospechosa con la que se justifica cualquier producto, o en su defecto, el mejor modo de infantilizar la ideología más reaccionaria. Nuestro cine vernáculo tiene buenos ejemplos recientes.

Es así que cuando se estrena un filme como La Leyenda del perro amarillo, desprovisto de publicidad televisiva y proveniente de Mongolia, el desconocimiento y el prejuicio eclipsan la oportunidad de ver una película que es legítimamente para toda la familia, aunque en nuestro léxico de mercado pase por una película de cine arte.

La segunda película de la realizadora de La historia del camello que llora, quizás carece de esos 15 minutos finales de su primera película. No hay aquí rito mongol alguno, ni se trata de un documental al límite de la ficción, y menos aun de una provocación a nuestra racionalidad científica. Pero sin duda el contexto es el mismo: la vida de los nómades en una Mongolia contemporánea.

La historia es mínima: una niña encuentra un cachorro en una cueva. Su padre no quiere que se lo adopte. Y la niña, tenazmente, intenta convencer a su padre de que el perro ya es parte de la familia. La determinación del padre implica una razón de supervivencia. Un perro solitario puede haber aprendido de los lobos, y para quienes viven de sus cabras no es una cuestión intrascendente.

Quizás la anécdota remita a una fábula ancestral, pero mientras que la tensión entre abandonar o incorporar a la mascota va creciendo, Davaa ofrece un retrato preciso de una familia nómada, atravesada por una cultura budista tibetana, en donde se advierte, además, un modelo de interacción entre naturaleza y cultura disímil a la de cualquier occidental moderno. El estiércol puede ser una pieza de Rasti. El cielo y sus nubes cambiantes, un juego de adivinanzas visual proyectado en un inmenso plasma de pulgadas infinitas. Es otro concepto cultural de la naturaleza. Y también del espacio.

En efecto, los planos generales acentúan una percepción del espacio, acaso el hogar móvil del nómada, cuya tienda-casa portátil conocida como Yurta -como se ve en una secuencia extraordinaria- es una morada desarmable. El espacio funciona como un axioma, del que se predica un orden simbólico. Habitar es pensar. Y eso aquí está filmado.

No apta para cínicos, La leyenda… no es precisamente una película inocente. Secretamente, explota la curiosidad (y el consumo) por lo radicalmente otro. Pero la familia que la protagoniza se impone a la voluntad exótica de la realizadora, que a veces se excede en un tipo de encuadres intoxicado por una belleza premeditada, lo que incluye también un Orientalismo difuso que acecha sobre la autenticidad del relato.

Extraña paradoja: el registro documental desdibuja la ficción pero le imprime un dinamismo inesperado. En su metódica observación cotidiana, La leyenda… se transforma en una película de aventuras, la de la verdadera familia Batchuluun, cuyo nomadismo ancestral es un acicate para cualquier espectador inmóvil.

Copyleft 2000-2008 / Roger Alan Koza

Esta crítica fue publicada durante el mes de marzo por el diario La Voz del Interior de la provincia de Córdoba.