MARIDOS CIEGOS (Blind Husbands, EUA-1919) de Erich von Stroheim, c/ Erich von Stroheim, Sam de Grasse, Francilla Billington, Gibson Gowland, Fay Holderness, Ruby Kendrick. 92’.

Tras haberse vuelto odiosamente popular durante los años de la primera guerra interpretando diabólicos villanos teutones, Stroheim comprendió que el final del conflicto le exigía un cambio si no quería extinguirse y tomó una decisión audaz: sería director. Convenció a Carl Laemmle, dueño de la productora Universal, resignando sus honorarios como guionista, y se lanzó a filmar MARIDOS CIEGOS, un triángulo amoroso de ambientación alpina. Lo que le importaba no era tanto la trama en sí misma como el espesor psicológico de los personajes, que elaboró muy cuidadosamente, ideando imágenes y acciones que representaran las tensiones interiores. Había cierta audacia en el tema, además, en parte porque implicaba la seducción de una mujer casada, pero sobre todo porque la justificaba. El resultado fue un éxito mundial y estableció el patrón básico de muchos films de montaña posteriores. Los principales rasgos de estilo del propio Stroheim también están planteados tempranamente en este film: la representación del prusiano decadente y lascivo, atento a los mínimos detalles de su apariencia física, la vocación para mostrar las conductas humanas despojadas de toda hipocresía, la fascinación por el impulso trágico.

LOS MALOS ENCUENTROS (Les mauvaises rencontres, Francia-1955) de Alexandre Astruc, c/Anouk Aimée, Jean-Claude Pascal, Gaby Sylvia, Philippe Lemaire, Yves Robert, Michel Piccoli. 84’.

La vida sentimental de una muchacha es analizada en sucesivos flashbacks en paralelo a una investigación policial que la implica. Así, desde los primeros minutos, se revela que el film combina elementos del policial y del melodrama para llegar a lo que verdaderamente le importa a Astruc, el retrato de la personalidad de su protagonista, que va ganando espesor a medida que se suman los malos encuentros del título. Los textos críticos de Astruc y su mediometraje LA CORTINA CARMESÍ son considerados entre los antecedentes más importantes de la Nouvelle Vague. Este primer largo suyo, menos conocido, también anticipa el tono de buena parte de la renovación por venir y en particular ciertos recursos de Chabrol y Resnais. Pero es interesante además en sí mismo, por el despliegue de recursos formales que el director utiliza: narrativamente es un tour de force lleno de encuadres expresivos, travellings complicados, y transiciones cargadas de sentido. En casi todo momento Astruc concentra el drama en imágenes de una elocuencia digna del mejor cine mudo, con un relato en off que reemplaza a los intertítulos y diálogos que importan menos por lo que dicen que por su -digamos- musicalidad. Y en Anouk Aimée encontró además la fotogenia incomparable de las estrellas de antaño.   

RITMO EMBRUJADOR (It’s a Trad, Dad!, Gran Bretaña-1962) de Richard Lester, c/Helen Shapiro, Craig Douglas, John Leyton, Chubby Checker, Gene Vincent, Del Shannon, The Brook Brothers. 78’.

En una escena de ANOCHECER DE UN DÍA AGITADO, los Beatles viajan en tren con un atildado señor que les apaga la radio y los maltrata. La reacción del grupo es primero la indignación y luego la burla. Ese mismo choque generacional constituye todo el tema de esta ópera prima de Lester, un simpático film-disco que sería igual a muchos otros de esta época de no ser por la imaginación que pone en juego el director en el rodaje de las secuencias musicales, porque cada tema está filmado en un estilo distinto, anticipando la lógica posterior de los llamados “videoclips”. También es singular por su sentido del humor absurdo que se dispara en todas direcciones, empezando por el propio film. Lester ha reconocido muchas veces su deuda con el estilo cómico de Buster Keaton pero aquí habría que agregar a Tex Avery para encontrar antecedentes en la libertad con la que se divierte con la propia forma del relato. La música alterna ritmos melódicos, el revival del jazz tradicional y un temprano rock’n’roll. En su variedad constituye todo un catálogo de lo que era la música joven en Inglaterra justo antes de la explosión de los Beatles y permite entender mejor hasta qué punto fueron importantes. En estados Unidos se estrenó como RING-A-DING RHYTHM y ese título tiene la copia que exhibiremos.

LA HUELGA (Stachka, URSS-1925) de Sergei M. Eisenstein, c/Maksim Strauch,Grigori Alexandrov, Mikhail Gomorov, I. Ivanov. 90’ aprox.

Este primer largo de Eisenstein establece el programa de la mayor parte del cine soviético de la década del 20 y es el resultado del riguroso análisis de lo que se filmaba en Estados Unidos y Europa. La clase obrera unida y en conflicto es representada por el director (y su virtuoso cameraman Eduard Tissé) con un torbellino de contrastes, violencia y extremos expresivos. Ya aparece completamente desarrollada la noción de “montaje de atracciones” (“cada momento que el espectador pasa en la sala debe estar colmado con la máxima emoción e intensidad, dentro y entre cada episodio”) y se define un protagonista colectivo en reemplazo del héroe individual. En palabras del director: “Llevamos colectividades y masa en acción a la pantalla, en contraste con el individualismo y el triángulo dramático del cine burgués. (…) Ninguna pantalla había reflejado hasta entonces una imagen de la acción colectiva”. El título basta y sobra como sinopsis argumental.

Fernando M. Peña / Copyleft 2020