CRÍTICAS BREVES (217): LA SUSTANCIA / THE SUBSTANCE
A sus 61 años, Demi Moore Interpreta a una celebridad de la televisión americana que luce fantástica y sigue dando clases de gimnasia todos los días. En el preciso día de su cumpleaños, se entera de que la quieren reemplazar por alguien más joven, un percance menor después de algo que sucede y profundiza su crisis. La percepción del cuerpo en el tiempo y la toma de conciencia nunca es gratuita. La obsesión por la juventud eterna o el deseo de detener el envejecimiento no resulta sorpresiva. Los estiramientos de la cara, las inyecciones de células madre y tantas otras terapias con fines parecidos constituyen un negocio colosal. No se trata solamente de una fantasía asociada a la belleza femenina y a la industria del espectáculo, aunque sí es el microcosmos elegido por Fargeat, que dirige su propio guion, cuya aparente brutalidad de la puesta en escena es más bien deliberado. Como se desprende del título, la celebridad decide probar con un tratamiento secreto en que el propio organismo duplica y da a luz a otra versión de sí, aunque más joven, lo que conlleva a una alternancia entre un cuerpo y el otro por semana. La regla del tratamiento consiste en recordar que el otro es uno mismo. Predecir que ese principio de identidad no funcionará es sencillo, entrever cómo resulta, imposible. Margaret Qualley, quien encarna a su réplica joven, acompaña muy bien. La insolencia de la juventud se impone, un denuesto por la vejez. Hay que ver para creer. Que los dos personajes estén en varias ocasiones desnudos es simplemente un matiz de color. La violencia es extrema, también lo es el ridículo, asumido hasta el paroxismo para trabajar sobre la obsesión de detener el tiempo y persistir en un ideal de belleza. Pero como se puede verificar en el gran gag final, esta película anabólica, hinchada, excesiva y paradójicamente orgánica, no es otra cosa que una meditación lúcida y grotesca sobre la finitud.
La sustancia / The Substance, EE.UU., 2024.
Escrita y dirigida por Coralie Fargeat.
Roger Koza / Copyleft 2024
La ví el jueves en un cine de shopping en el Abasto. No voy a agregar nada a lo que ya Roger desarrolla acertadamente en esta crítica breve, pero me parece interesante contar lo que pasó en la sala, que fue increíble. Durante hora y media la gente se reía y parecía pasarla bien. Mas o menos a los últimos 40 minutos empezó el desbande. Una pareja adelante mío estaba con una chica de 13, 14 años, se levantaron y prácticamente la arrastraron hacia la salida. Empezó el murmullo y el nerviosismo. Otros abandonaron la sala. Cuando terminó la película los que quedaron comentaban a los gritos. Uno aplaudía. Al salir, el broche de oro. Un señor alcanza a salir de la sala y se desmaya en la puerta. Se arma una escena de nerviosismo, los chicos y chicas que trabajan en el cine van de un lado para el otro hablando por los handies pidiendo una ambulancia. El señor desmayado se recupera y le dice a los chicos que está todo bien y que es médico. Lo meten en un ascensor y escuchan instrucciones de alguien que les habla desesperado por los comunicadores. Me voy despacio y sonriendo de que todo salió bien y pensando en que era lo que acababa de ver en la pantalla.