LA VIDA DE ADÈLE / LA VIE D’ADÈLE (01)
CHICAS VORACES
Por Marcela Gamberini
El cine es muchas veces una cuestión de velocidades, de densidades, de tiempos transcurridos. La vida de Adèle está dividida en dos capítulos – como una novela- con un eje central que la vertebra y la recorre y dos puestas en escena disimiles, hasta confrontativas. La película se inicia como un Bildungsroman aquellas novelas de iniciación, de aprendizaje, de despertares, Aquellas novelas que, de algún modo, nos trazan los lineamientos sobre los que los protagonistas, adolescentes ellos, intentarán alzar su vida, formar su ideología, perfilar su mirada sobre el mundo. Y en esta primera parte de la película, la literatura es la estructura, el patrón. Las novelas que se citan, de las que hablan las chicas en clase y fuera de ella, las de Marivaux, la de Laclós; la obra de teatro y modelo de tragedia Antígona, incluso los autores que aparecen como Sartre; son el sedimento sobre el que se edifica la película. La relación de esta primera parte con la literatura es esencial, es constitutiva y tal vez, en algún momento hasta sea desmesurada. Las pistas que arrojan las lecturas de esas novelas, los comentarios que hacen los profesores, la charla sobre el existencialismo y la libertad sartreana; de algún modo anticipan denodadamente el final de tragedia (que es el gran género literario) de la película.
Adèle –como no recordar a la Adèle de Truffaut- recorre calles, camina, transcurre, mira, avizora, se emociona, llora, come, todo con la misma avidez, fascinación y asombro. Todo para ella es una novedad, dejando la adolescencia y entrando a la vida adulta, tomando caminos, eligiendo, perfilando líneas de fuga para su futuro. Anclada en una familia de clase trabajadora, una familia abocada a las tareas domésticas, simple y sencilla el mundo de afuera la seduce y la llama. Adèle lee bastante, eso la hace más abierta, más sensible, más frondosa; está atenta al mundo que la rodea y en ese devenir donde no le satisface el encuentro con el otro sexo, aparece Emma -cómo no recordar a Emma Bovary si estamos hablando de literatura y vamos a hablar de mujeres voraces-. Emma, pertenece a una clase más acomodada, más culta, más liberada, con su pelo azul y su mirada franca; tiene en los ojos la inteligencia que Adèle admira y ansía. Estudia Bellas Artes, es pintora. La atracción es inmediata, sexual y cerebral. Pero –y todas las relaciones tienen un pero- cada una hace pivote en una clase, en un espacio, en un mundo, en un modo de ver el trabajo y en cierta manera en la que circula el dinero. Adèle es el fideo con tuco que hace su padre y Emma es la ostra que le hace probar y comer a Adèle.
La película tiene en esta primera parte una velocidad más tranquila, más aquietada, más personal, como si la cámara acompañara a las chicas en sus sensaciones, con contundentes primeros planos donde la emotividad de los ojos y la boca suplen los discursos. Los espacios son abiertos, las plazas, la entrada del colegio, las caminatas de Adèle por esas noches cerradas. El montaje es tranquilo, sereno; pareciera que Kechiché con su cámara homenajeara el encuentro de esas dos almas.
En el segundo capítulo, después de una elipsis elegante y sutil, que nos ahora tiempo y espacio; ellas viven juntas. Emma ya no tiene el pelo azul, ahora es una pintora conocida y Adèle es una maestra que cocina maravillosamente. Las clases pudieron acercarse pero no mezclarse, Emma es una intelectual que trabaja y defiende su trabajo (como se ve en la escena que habla por teléfono) y Adèle sirve las comidas que ha heredado de su padre, como en la escena de la fiesta donde no sólo cocina sino que demás sirve la comida para todos los invitados. En este segundo capítulo la película adquiere otro ritmo, más urbano, más de interiores, los espacios son cerrados, generalmente la casa de ellas o la galería de arte. Las noches son más oscuras, más veloces, más densas. La película adquiere otro clima, más cercana a la tragedia que empieza a perfilarse con claridad.
Hay algo que une o estrecha estos dos capítulos: las explícitas escenas de sexo. Como una sutura invisible y carnal, el cuerpo de ambas, el revoltijo de sus brazos, sus piernas, sus cabezas, sus miradas; resume la emotividad, la sensorialidad, la voracidad de un amor naciente y complejo.
Kechiché es un buen director de mujeres. En Cous cous (2007) una mujer, enfundada en su pollera colorada, resume el relato, su deseo, su cuerpo, sus movimientos le dan forma y sentido a la película. En la muy buena Juegos de amor esquivo (2003) sucede algo similar: las mujeres que llevan a cabo la acción, los hombres son satélites y giran a su alrededor. En La vida de Adèle pasa lo mismo: las chicas, en sus escenas de sexo, logran confundirse, dándonos planos en los que los cuerpos se enroscan tanto que no podemos descifrar los límites. Pero hay algo todavía más interesante. Para Kechiché ser mujer es una construcción social, no sólo una definición normativa. Son ellas, incluso con sus madres y las compañeras de colegio, las que llevan la fuerza del relato, las que lo hacen brillar. Agarrarse a las trompadas, gritarse, llorar, con moco y todo. Son ellas, las voraces, las que quieren comerse una a la otra, chuparse, lamerse, delimitarse, cruzar fronteras. Ahora, si hay algo infranqueable ese límite es la clase social, la pertenencia, la ideología. Adèle en la última escena enfundada en su vestido azul –que pareciera ser éste el ultimo resabio del amor de Emma- no se siente cómoda en esa galería de arte y elije su propio camino, que no es sólo el de su identidad sexual, sino que es la ambivalencia propia y constitutiva de toda subjetividad.
Marcela Gamberini / Copyleft 2014
Un texto estupendo. De lo mejor que he leído sobre «La Vida de Adèle». Da gusto hallar un texto así, uno que va más allá del típico «historia de amor entre mujeres, con explícitas escenas sexuales», se agradece una reseña que narra tan bien esta película tan especial.
Saludos desde México
te agradezco tu lectura Marichuy. Y si, eso de ser una película que narra «una historia de amor entre mujeres», incluso las escenas de sexo, a mi humilde entender es lo de menos. lo interesante es la forma y la buena dirección de actores.
Por otro lado hay algunas cuestiones que no me convencieron demasiado, sobre todo la manera en que remarca algunas cuestiones.
Pero indudablemente es una de las muy buenas apuestas de este año, digna, dignísima de ver. Lástima que no tuvo muchos espectadores.
Gracias por tu comentario!!!
Saldos y buen año!!
Tremenda reseña, Marcela. Gracias por hacer foco en lo cinematográfico, en lo narrativo. Hacía tiempo que no veía una película donde el «fuera de la norma» no marcara el devenir de la historia. Quiero decir, donde la construcción de lo lésbico no fuera la línea que subraya el sentido del film. Creo que ése es uno de los grandes aciertos del film de Kechiché.
Pasa rápido por «los lugares comunes» para adentrarse en el vínculo que las une. Son lesbianas, claro, pero la tragedia no está marcada allí, sino en lo irremediable. Un abrazo.
Gracias Gaston, muy buen tu lectura!!!
Te agradezco, es muy bueno recibir devoluciones.
Saludos
Me resulta más fácil abordar esta película, «por partes» clasificando las escenas según la temática a la que apuntan y la forma en que la abordan.
Más que una tendencia exclusiva al amor homosexual, hay una necesidad de afecto e intimidad que no hace mucha cuestión sobre la condición sexual de la persona objeto del deseo. Adèle, comienza probando con varones de su edad, pasa a un primer intento fallido de una relación lésbica con una compañera, para reincidir en forma exitosa con Emma que es el tema central de la película y concluye, aunque fuera de campo, con un intento por volver a probar en el espacio heterosexual. Adèle es bisexual más que lesbiana, y esto aumenta la empatía que su personaje genera en público. Cuando se encuentran en el bar, mucho tiempo después de la ruptura, Emma le pregunta a Adèle si tiene novia o novio. Lo pregunta con una sonrisa y parece una broma, o quizás lo está preguntando en serio. Pero lo que resalta siempre es la sensualidad de Adèle, su capacidad de disfrute de la intimidad sexual más allá de si su objeto de deseo es varón o mujer. A propósito de esto dice Roger Koza: “Las escenas lésbicas son puro erotismo, pero poco tienen que ver con el porno y el voyerismo: el derecho al placer corporal y la satisfacción de estar con otro que se ama trasciende aquí la elección sexual de los personajes. Es una afirmación de la vida.” Aún tratándose de una chica tímida, o quizás justamente por eso. Pensemos que el motivo de la ruptura es la “infidelidad” de Adèle con un varón y no con otra mujer. Y esto parece ser el motivo más irritante para Emma, más que la infidelidad misma. La empatía que logra de parte del público surge de su sensibilidad, sinceridad, entrega e intenso afecto que pone en evidencia en su relación con Emma. Como dice Diego Lerer en su blog: “La desconocida actriz Adele Exarchopoulos se transforma en una amiga/hermana/familiar del espectador apenas la vemos comer, reírse, hablar y mucho más cuando se emociona, ama y se enoja. Verla crecer en la pantalla es, literalmente, ver a una estrella nacer ante nuestros ojos.”
La educación
Muchas escenas se desarrollan en el ámbito de la educación. Kechiche repite en esta película un interés que ya demostraba por el tema en su anterior “Juegos de amor esquivo”. Un grupo de estudiantes secundarios que conviven en un clima por demás armonioso entre ellos y lo que resulta más inverosímil, con sus profesores. La concentración e interés que muestran Adèle y sus compañeros, hace que parezcan habitantes de otro mundo. En “Juegos de amor esquivo” el comportamiento de los alumnos es similar, y hasta más irreal, porque se trataba de una escuela marginal. La violencia o las drogas, están completamente ausentes en las dos películas de Kechiche.
Luego Adèle, aparece en el rol de maestra. El hecho de que sea una maestra de “Kinder”, le permite a Kechiche fotografiar a los pequeños alumnos, con el mismo sistema con que retrata a las dos protagonistas, con primeros planos intensos de los niños que con su alegría y bondad se meten al espectador en el bolsillo y refuerza la empatía por Adèle. ¿Qué puede haber mas tierno que trabajar de maestra en un jardín de infantes?.
La vida de pareja
La monogamia es la base de la sociedad patriarcal. Que los movimientos de las minorías sexuales por obtener el derecho a contraer matrimonio, no cuestionen este fundamento, explica la facilidad con que van obteniendo en todo el mundo sus derechos. El capitalismo está a salvo. Por supuesto no todos los miembros de estas minorías piensan igual.
En la película, Emma es sumamente conservadora en este aspecto, y la crisis, a mi entender exagerada, deviene justamente de un acto infidelidad de Adèle. Emma podrá parecer moderna tiñiendo su pelo de azul, pero su concepción de la pareja es muy anticuada. ¿será también la posición de Kechiche?
La pertenencia de clase
No estoy de acuerdo en el que sea un dato importante. Creo que ni siquiera hay datos objetivos de la película que permitan deducir que Adèle pertenece a una clase social distinta a la de Emma. Que en la casa de Adèle se coman fideos con salsa, y en la Emma se devoren las ostras, no parece un datos suficiente. Comer mariscos en el norte de Francia, donde parece estar ambientada la película no debe ser considerado un lujo. De trabajo se habla en la mesa de las dos familias, los diálogos son simétricos. Los padres de Adèle quieren saber a que se dedica Emma y cual es su proyecto laboral, y exactamente lo mismo le preguntan a Adèle los padres de Emma.
Las diferencias culturales y de proyectos de vida
Las dos chicas tiene intereses culturales, pero los manifiestan en campos distintos. Emma estudia Bellas Artes y le interesa la filosofía. Adèle, está más compenetrada en la literatura y maneja muy bien el inglés que Emma reconoce como un punto débil. Parecen complementarse.
Más que por las grandes diferencias culturales, las dos chicas chocan en lo referido al proyecto de vida. Emma se muestra ambiciosa y quiere hacer carrera como pintora. Adèle, que según Emma escribe muy bien, no le interesa desarrollar esta faceta de su vida. Es mucha más modesta en sus aspiraciones. Está feliz con su trabajo de maestra y su vida con Emma. En el dialogo que mantiene en la cama, cuando ya viven juntas, surge un choque que muestran los diferentes proyectos de vida.
Repasemos el diálogo después de la fiesta con los amigos de Emma:
Emma: – También deberías hacer… …algo que te guste.
Adèle: – Yo trabajo.
E: – Lo sé. No quiero decir eso. Escribes muy bien, por ejemplo.
¿Por qué no escribir algo? Incluso historias cortas…
A: – Siempre he escrito para mí misma.
E: – Es una pena desperdiciar tu talento así.
A: – Escribo lo que siento. No puedo exponer mi vida al mundo.
E: – Puedes inventar, en lugar de exponer.
A: – No sé cómo.
E: – Te encanta inventar historias
y contárselas a los niños. Te gusta hacer eso.
A: – Pero para los niños. Construir
una historia, no es lo mío.
E: – Como sea, depende de ti.
A: – No lo sé…
E: – Me gustaría que lo hicieras.
A: – ¿Para qué?
E: – No lo sé. Para que estés realizada.
A: – Yo estoy realizada contigo.
E: – Me gusta que estés aquí,
cocinando y esas cosas…
Me gustaría verte feliz.
A: – Yo soy feliz. Estoy feliz contigo, así.
Es mi manera de ser feliz.
E: – Si tú lo dices.
A: -Me duele escucharte insistir.
La imprecisión del tiempo histórico
La película no hace referencia a un momento histórico concreto. ¿En que año, o en que época transcurre la historia? No lo sabemos. Podría ser el presente o estar desarrollada 10 o 20 atrás. Llama la atención la ausencia casi total de celulares (solo se lo usa en una escena cuando Emma discute con alguien) y otros dispositivos tecnológicos. Cuando Adèle le da el teléfono de su casa a Emma, resulta ser ¡la línea fija de su casa! Cuando Emma quiere dejarle un mensaje a Adèle, se lo envía a través de un contestador en lugar de mandarle un mensaje de texto. ¿Por qué habrá querido Kechiche prescindir de la presencia de esta tecnología, en un relato por lo demás bastante naturalista? No hay duda que las escenas ganan en intimidad cuando estos aparatos no invaden en forma permanente la vida de los protagonistas.
Jorge H en ningún momento la película da un giro que diga que Adele tiene intención de volver a probar el amor heterosexual, es mas hasta ella misma lo dice en un dialogo de la desgarradora pelea, «me sentía sola»,. Sentirse solo, despechado, no tenido en cuenta pueden llevar a una persona a los brazos del primer amante que lo proponga.
El motivo en si es que el amor de Emma hacia ella muere y ella lo sabe.
Por otra parte el circulo social de Adele a diferencia de Emma es mucho mas cerrado, mas conservador y esta claro que ella no salio del closet por lo cual se dificulta mucho mas una relación homosexual casual.
Por otra parte en cuanto al motivo de la pelea, la infidelidad no es mas que una excusa para rematar lo que ya viene muerto, un amor que no puede trascender sus diferencias, el aburrimiento y la monotonía.
El guión
Está estructurado de tal forma que Adèle es siempre una criatura entrañable, casi sin defectos y con una gama tan amplia de virtudes afectivas e intelectuales, que no hay público que no sucumba a su encanto. Pensemos que en una película de 3 horas, casi el 100% de los planos la tiene a Adèle en escena, y sin embargo su presencia no cansa al espectador. En parte porque la variedad de situaciones en que participa hace entretenido seguirla, pero también porque su personalidad, puesta de manifiesto en lo que dice o hace, es tremendamente seductora. Es un ser en parte misterioso (se lo dice la compañera con la que tendrá el primer contacto lésbico, mientras charlan en la escalera) y esto que es meritorio para cualquier personaje de cine, potencia aún más la empatía del público. Los guionista, sin duda saben como seducir al público.
El guión II
Incluso la escena de la ruptura, que contrasta bastante con lo que venía siendo el tono del filme hasta ese momento, donde los conflictos parecían resolverse mediante charlas amables, es un recurso muy útil, para lo que viene luego: el llanto desconsolado de Adèle hasta lo indecible, de noche, en plena calle, sola… Ante tanto desamparo ¿Quién no querría saltar a la pantalla para abrazarla?
Qué pertinentes las remisiones a Truffaut y a Emma Bovary y esos dos momentos en que puede dividirse el film que bien observás, Marcela. Excelente lectura. Lo que a mí me molestó del film de Kechiche fue su uso de la luz: hay-que-verlo/mostrarlo-todo, pareciera indicar(nos). Las escenas amorosas (una de las cuales contiene velas, y esa luz hubiese sido suficiente para dejarnos algo al trabajo de la imaginación o para sutilizar algunos de esos momentos amorosos) se ven afectadas (en su doble sentido) por esos reflectores que desde arriba iluminan de manera muy poderosa para que los espectadores no nos perdamos detalle. ¿Era necesaria esa elección estética? ¿Tanta videncia era preferible? La elección es en definitiva ética. Creo que la representación de la sexualidad entre mujeres necesitaba una atención respetuosa como esta, pero la iluminación la artificializa.
En cuanto a lo que sostiene Jorge H (estoy mucho más cerca de lo que opina Roberta R) no es que Emma sea una conservadora en cuanto a la monogamia; su actuación hiperbolizada frente a la infidelidad de Adele tiene que ver con su propia pasión ya neutralizada o decididamente muerta, y verla con un tipo le facilita la decisión de terminar la relación para así ella (Emma) poder seguir con la otra relación que ya había comenzado (Emma es la infiel en primera instancia) y que se percibe bien (aunque incipiente) en la fiesta en la que A. cocina esmeradamente.
abrazos,
edf
¿Una película reaccionaria?
Pensemos por un momento que el título habla de la vida de Adèle. De toda su vida, no solo la amorosa. ¿Y cual es la mirada que posa Kechiche sobre todas las instituciones que retrata? Es una mirada carente de conflictos (fuera del sentimental, por supuesto), condescendiente. Las familias que se retratan muestran a padres e hijos sin peleas ni incomprensiones.
La política aparece tibiamente en una manifestación que parece más un corso de carnaval que el reclamo por mejor educación. ¿Y la policía, y la represión, y las sanciones? ¡Que distinta la manera de retratar las luchas estudiantiles de Kechiche con la de Assayas, por ejemplo, en “Después de mayo”! Los dos directores franceses divergen radicalmente también en la presentación del tiempo histórico. La de Kechiche no se sabe en que época transcurre, y por lo tanto contra quienes se enfrentan los manifestantes. En “Después de mayo” ya desde el título nos ubica en el periodo del filme.
La educación, ya lo dije en un comentario anterior, es otra institución retratada con una falta de rigor crítico sorprendente. Lo repito aquí: Muchas escenas se desarrollan en el ámbito de la educación. Kechiche repite en esta película un interés que ya demostraba por el tema en su anterior “Juegos de amor esquivo”. Un grupo de estudiantes secundarios que conviven en un clima por demás armonioso entre ellos y lo que resulta más inverosímil, con sus profesores. La concentración e interés que muestran Adèle y sus compañeros, hace que parezcan habitantes de otro mundo. En “Juegos de amor esquivo” el comportamiento de los alumnos es similar, y hasta más irreal, porque se trataba de una escuela marginal. La violencia o las drogas, están completamente ausentes en las dos películas de Kechiche.
El matrimonio es lo mismo: la monogamia es la base de la pareja, y el conflicto central se desata a partir de la “violación” de Adèle de este pacto “sagrado” que impone el patriarcado.
El trabajo es fabuloso, no hay salarios bajos, ni peleas con la dirección, ni dificultades para conseguir empleo, ni conflictos con los compañeros. La auto explotación se presenta como una virtud moral. Adèle trabaja todo el año, y en el verano, en el momento de sus vacaciones… también trabaja, claro que con chicos con problemas, lo que santifica su decisión.
Gracias por los aportes!!! Todo suma en una película que, por lo que veo, a las mujeres nos deja con gusto a poco. Qué interesante tu comentario Ema sobre la «lumninosidad/artificiosidad» de la película.
Roberta, coincido en mucho con lo que decís.
Jorge, me interesa tu mirada, aunque no coincida tanto. De eso se trata este blog, de sumar aportes, disidencias y coincidencias.
Gracias a todos!
Coincido con lo que sostiene Jorge H.: la única conflictividad del film es la amorosa; aunque se podría decir que aparece (conflictivamente) la intolerancia/la incomprensión en el grupo de compañeros de Adele cuando se dan cuenta de que estableció un vínculo afectivo con Emma y la increpan de forma agresiva juzgándola. La escuela pública es mostrada como un buen pastel donde todo es armonioso. Las clases de literatura se gozan de manera idealizada. La relación alumno-plantel de profesores no ofrece contradicciones ni desentendimientos. Endulcorización de las relaciones institucionales. Ni que hablar de la gran homogeneidad racial de la escuela. La ausencia de celulares y computadoras en una era cuya prescindibilidad sería impensable daría que hablar sobre la necesidad de destemporalizar el film y sin embargo pareciera que es, precisamente, un film sobre el tiempo (la duración de las relaciones y los momentos de su transcurrir) por eso es que el film está armado sobre etapas (búsqueda(s), descubrimiento(s), pasajes, desencuentros, decepción y todo esto dentro del marco de los últimos años de la secundaria y primeros de la juventud).
saludos, edf.
Ema: el film registra el paso del tiempo, pero no pone la historia en un momento histórico concreto. La falta de celulares, es un recurso que han usado algunos directores para quitar un elemento que si bien daría a una historia ubicada en el presente, un mayor realismo, le quitaría a los diálogos y a los momentos compartidos, la tranquilidad e intimidad que estos aparatos violan a menudo. De todas formas, creo que la imprecisión del tiempo histórico, le permite a Kechiche, darle a la historia un mayor poder de seducción sobre el espectador. El relato se vuelve mas romántico (aunque sería un mal romanticismo) sacándola de un contexto concreto.
Como a la mayoría, cuando terminó la película en el cine, quedé maravillado. Pero a medida que pasaban los días y volvía a mi mente el filme, cada vez me gustaba menos. Una pregunta que me hacía es ¿Cómo logra Kechiche darle semejante encanto al personaje de Adèle? ¿Por qué quedamos todos seducidos por esta chica? No hay dudas que buena parte del secreto está en la extraordinaria actuación de Adèle Exarchopoulos, pero tampoco hay dudas de que el guión ayuda. ¿Y como se estructura la persoanlidad de Adèle desde el guión? Lo que yo veo es una chica llena de virtudes y casi ningún defecto. Pero al mismo tiempo con un carácter en apariencia débil, sin agallas para pelear y defender las cosas que siente y cree. Esto le impide decir la verdad a sus padres y compañeros de colegio sobre sus preferencias sexuales, y lo que es mas grave, queda humillada en la famosa escena de la pelea con Emma, cuando como dijo otra comentarista más arriba, Emma fue la primer infiel. La autohumillación llega al extremo de que cuando las dos se encuentran en el bar unos 3 años después de la ruptura, Adèle le pregunta a Emma si ya la perdonó, como si ella fuera la única culpable. Creo que el golpe bajo de Kechiche está en que nos presenta un personaje vital y sensual pero frágil. Es esta fragilidad, la que logra potenciar desde el peor lugar el poder de seducción del personaje de Adèle. Porque se logra el favor del público a partir de la lástima y la compasión. Que Adèle no halla logrado, con su juventud y encanto, recomponer su vida amorosa 3 años después de la ruptura con Emma, no habla muy bien de la autoestima del personaje. Parece más una mujer anclada en alguna novela del siglo XIX y no del XXI. Y si no puede superar sola el recuerdo de la relación con Emma, que vaya a terapia en lugar de agonizar indefinidamente con su pena a cuestas.
MG:
Muy interesante e inteligente el análisis de la película. Aunque me gustó mucho menos -me molesta mucho cuando lo corporal, sea lo sexualidad, como en esta, o la vejez, como en Amour, necesitan la sublimación por el arte: la literatura, la música, la pintura, la escultura; es como si los films se arrepintieran de su corporalidad-, me permite advertir ciertas cosas que se me habían pasado por alto, como lo de los espacios diferentes en cada una de las partes. Con respecto a la cuestión de la clase, finalmente definitiva, ¿no te parece que se puede establecer una relación con La ley del más fuerte, de Fassbinder?
Saludos,
L.
Larsen: No entiendo cual es (son) la(s) escena (s) de donde se pueda deducir una pertenencia de clase distinta de Adèle y Emma. Hay por supuesto, proyectos de vida muy distintos, pero no creo que se pueda deducir de eso una pertenencia de clase. No puede plantearse que comer fideos con tuco sea un símbolo de pertenencia de clase, sino los amigos de Emma hubieran rechazado el menú o le hubieran dedicado comentarios irónicos, cuando Adèle, con la receta de su padre, cocina para sus amigos. Comer mariscos en una localidad como Lille, que está junto al mar del Norte, no creo que pueda ser considerado fino o sofisticado. Adèle dice que no le gustan, no que nunca los probó o que no pueda pagarlos. No sabemos tampoco cual es el trabajo de los padres de ambas, y por lo tanto, que inserción tiene en le mercado de trabajo. Está tan poco clara la pertenencia de clase que A Diego Lerer, después de haber visto dos veces la película define a Adèle como una chica de clase media (opinión con la que concuerdo).
Otra cuestión importante para dirimir una posible pertenencia de clase, aunque no decisiva tampoco, es lo referido a los temas de conversación. En las dos comidas con los respectivos padres, ellos hacen las mismas preguntas y hablan más o menos de los mismos temas. Ergo, son de la misma clase social. La gran diferencia es que Emma es presentada en la casa de Adèle como amiga, que a su vez tiene un novio, mientras que en la casa de Emma los padres saben del vínculo amoroso y las chicas se besan delante de ellos sin problemas.
Las respectivas escenas de comidas con las familias son -más allá de lo que comen, aunque para mí es importante: los fideos se comen así nomás, las ostras necesitan de una destreza, qué Adèle desconoce- definitorias de esa diferencia (que no es sólo económica sino, especialmente, cultural o simbólica). Mientras en un caso se habla, muy abstractamente, de la vocación, del proyecto, de la plenitud laboral, en la otra se habla, muy concretamente, de cómo se gana el dinero suficiente para comer. El aspecto físico de los padres, las casas que habitan, casi te diría la disposición corporal, hablan de lo mismo. Después, ella -Adele- siempre se siente un poco incómoda, un poco ajena, a los espacios en los que Emma se mueve como pez en el agua. Emma puede permitirse un cierto período con Adéle, pero no más. Es muy libre en ciertos sentidos, pero en otros está absolutamente determinada por el medio.
Yo creo que si Kechiche hubiera querido darle importancia al tema de la pertenencia de clase, podría haber sido más explícito. En defensa de mi posición de imaginar a Adèle como una chica de clase de media, puedo decir que no conozco a ninguna adolescente de la clase obrera (va, de clase media tampoco) que se dedique en los tiempos de ocios a la lectura y menos a libros de 600 páginas como los que comenta cuando en las primeras escenas sale con el chico de su mismo colegio.
El concepto de «clase media» está un poco perimido; pero, de todos modos, Adèle no es una hija de proletarios, es precisamente, la hija de un matrimonio de clase media baja. Emma, no. LAs diferencias sociales pasan por el dinero, pero no solo por el dinero: hay otras dimensiones que pesan más, sobre todo en este caso.
Primero ¿pensas que sólo gente de clase alta lee? Eso habla de una pobreza llamativa en tu visión de la película y del mundo.
Segundo hacer mas obvio el contrapunto de clases sociales es muy dificil, un poco más obvio y cae en la berreteada.
Tercero el propio Kechiche dice que lo que le interesaba contar en la película es la relación «imposible» en una pareja de clases sociales contrapuestas más que una realación de lesbianas.
Gero: la pertenencia de clase es tan confusa en la película que incluso críticos experimentados no la vieron tan clara. Diego Lerer en su blog Micropsia, sostiene que son dos chicas de clase media, y el mismo Roger Koza, apenas llegado de Cannes donde vió la película por primera vez, dijo en su programa «El cinematógrafo» que también eran dos chicas de clase media (buscá el video en este mismo blog, hacia mayo del año 2013). Después cambió de opinión.
Lo que diga Kechiche no tiene ninguna importancia, lo único que cuenta es lo que se ve en la película no las intenciones. Para ver a lo que puede llevar la discrepancia entre lo que dicen haber filmado los directores y lo que realmente filmaron, buscá en este mismo blog el reportaje que le hace Roger Koza al director de «Starlet»
Larsen: gracias por tu apreciación sobre la nota. Coincido con tu comentario, habría que pensar las relaciones explícitas y simbólicas entre arte y cuerpo. Es una linea interesante y siempre me resulta sospechosa. la sublimación, el reemplazo, la metonimia son procedimientos que en la mayoría de los casos dan cuenta de esta extraña pareja.
No tengo tan fresca la Ley del mas fuerte, ahora me inoculaste el bischito de la revisión, cosa que haré en estos dias, así que no me animo a establecer algun correlato.
Saludos, buen año y gracias por el aporte.
Marcela
De nada, Marcela. Acá hay un resumen bastante preciso de la película de Fassbinder: http://www.rafamorata.com/fox.html
Saludos,
L.
Una más sobre esta apasionante película.
Se dice que la concepción política de los directores se define en la forma. Pues bien, Kechiche recurre a una elipsis en lo referido al trabajo de Adèle. Cuando se conoce con los padres de Emma les cuenta (nos cuenta) que quiere ser maestra jardinera porque no se ve a si misma estudiando 10 años una carrera universitaria. Luego, cuando el tema laboral vuelve a escena, Adèle ya está trabajando en el puesto que deseaba. ¿Y la búsqueda y dificultades para conseguir trabajo? ¿Por qué es omitida por Kechiche en un continente donde el desempleo juvenil llega al 50% en varios países? ¿está el director interesado en lidiar con una historia real o en contarnos un cuento de hadas para adultos, donde los deseos se hacen realidad sin más?
Después de haberle “pegado” tanto a la película, me vino a la mente, vaya a saber porque mecanismos evocativos que tiene la memoria, la película que dirigiera Richard en 1977, “Looking for Mr. Goodbar”. ¿Qué relación encuentro entre esta película y “La vida de Adele”? Hay una superficial: ambas protagonistas son maestras, y tienen una vida sexual intensa. La gran diferencia es que mientras el personaje de Diane Keaton, se muestra como una mezcla de ezquizofrénica y ninfómana, la Adele de Kechiche, es una piba común y corriente, que puede disfrutar de su sexualidad, sin escindir su personalidad, aunque sin el coraje necesario para “salir del closet”. Una a favor de Kechiche.
quise decir «que dirigiera Richard Brooks»
Una nota del diario «Página 12» leída el domingo 16/02 viene en mi ayuda para insistir en la contradicción del personaje de Emma. Entre su admiración por las ideas de Sartre y su defensa de la monogamia. El párrafo relevante dice así:
«También Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sarte pueden inscribirse como los padres fundadores del poliamor: vivieron abiertamente opciones a la monogamia por convicción filosófica. Los existencialistas, como buenos ateos, no se casaron, no vivieron juntos ni tuvieron hijxs (ella sí adoptó una niña), y siempre se trataron de “usted”, como notable muestra de respeto y amistad. Mantuvieron su relación prioritaria y las demás orbitaron como amoríos secundarios (y éste es el punto que los distancia de las versiones actuales). Aún con certeza y lucidez, en las novelas autobiográficas y cartas de Simone abundan litigios internos que se dirimen entre una vivencia que duele y una afirmación ético-política que la respalda; ella abrazó las contradicciones que la sinceridad poliamorosa recoge.»
Extraído de la nota «Sacándole jugo al amor» de Magdalena De Santo, publicada en el suplemento SOY del mencionado diario.
Digamos además que el poliamor, según la nota, es una opción muy defendida por numerosos grupos de lesbianas, entre los cuales, no parecen encontrase las protagonistas de la película de Kechiche.
Soy lesbiana y ver esta película me ha producido un profundo asco y
rechazo de ver cómo un cabrón morboso nos reduce tristemente a lo mismo
de siempre: ninguna profundidad, ningún guion brillante, ninguna trama
ni problemática trascendente…. nada más que 15 minutos de sexo salvaje
para dar morbo y ganarse a la crítica masculina, y vender una película
que no es más que pornografía fácil y gratuita disfrazada de la historia
de amor más increíble jamás contada. De haber sido dos hombres los
protagonistas (o un hombre y una mujer), el director jamás se habría
recreado así en una escena sexual entre ellos y la película no habría
sido tan brillante para los críticos. Esta peli no ofrece nada más que
el morbo de la homosexualidad femenina y, sobre todo, las imágenes
explícitas que lo corroboran. Si la pareja hubiera sido heterosexual y
si el sexo realista hubiera sido tratado de manera más sutil, de esta
película ni se habla. Y mucho menos se la premia. Pero claro, a los
críticos heterosexuales les ha gustado mucho y por eso ganó Cannes. Qué
asco y qué pena.
Las propias lesbianas somos tan críticas con esta película precisamente porque nos vemos reducidas a una fantasía absurda de un hombre heterosexual, posturas ridículas y una actitud como de “vosotras tocaos hasta la extenuación que yo filmo”. Teniendo una historia tan maravillosa como la que tenía, con un temazo a desarrollar, un punto de partida estupendo en la obra original para trabajarlo y unas actrices entregadas y convincentes para darle vida, Kechiche ha malgastado sus 180 minutos de película en tijeras y cunnilingus. A “La Vida de Adèle” le falta verdad y le sobran erecciones. En su cómic, Julie Maroh quiere dar visibilidad a las dificultades con las que se encuentra un adolescente durante el proceso de aceptación de su diversidad sexual, además de presentar una historia de amor excelente, bien cuidada, respetuosa, estética. Pero la prioridad de Abdellatif Kechiche ha sido ejercer de dictador. Él quería sostener la lupa como un voyeur dándose el lujo de exigir todas sus fantasías desde el lugar más privilegiado. No nos extrañe pues que Maroh haya denominado a esta película “pornografía para mentes masculinas”.
Conste que en ningún momento se discute sobre no mostrar sexo en la película, de hecho es necesario y está justificado que se muestre, pero no ASÍ. El problema no es con el sexo explícito siempre que esté justificado y bien presentado, como por ejemplo sucede en el cómic. El problema es cuando se ha decidido mostrar una escena sexual larguísima con el único propósito de crear morbo gratuito y polémica. Podía haber sido una escena de sexo rodada con respeto, buen gusto, erotismo y sensibilidad y no quedarse en el puro morbo de un director tiránico que parece regodearse en las tijeras y el cunnilingus mientras filma para después querer tomar al espectador por tonto, hacerse el ingenuo y pretender venderlo como otra cosa. Eso es lo indignante. Más que una relación sincera y realista entre dos mujeres parece una fantasía pornográfica bastante tópica (e incluso ridícula por determinadas posturas) de un hombre heterosexual y obsesivo. Por ejemplo, una película como Nymphomaniac es bastante más honesta que ésta en cuanto a propósitos y objetivos, ya que no miente al presentarse a sí misma: “FORGET LOVE” es su frase de presentación y en ningún momento reniega de sus escenas pornográficas o de sexo explícito. Pero Kechiche hace todo lo contrario, muy hipócritamente: rueda escenas claramente pornográficas y de bastante mal gusto y nos las quiere hacer tragar no sólo como necesarias sino como demostración de la pasión más auténtica. Pues por eso yo no paso, lo siento mucho, no quiero que se me tome por idiota. Lo que ha rodado este hombre es porno, se ha recreado en él y en las actrices y ha querido hacerlo así para llenar más salas, crear más audiencia y alimentar más morbo (sobre todo el masculino). En el cómic las escenas de sexo no tienen nada que ver. Son explícitas, sí, pero no se recrean injustificadamente ni ofrecen morbo gratuito no resultan tópicas o insultantes. Son naturales, sugerentes y estéticas. En la película no veo más que tetas bamboleantes y posturas ridículas propias de un vídeo de Youporn.
Así que no nos hagamos los suecos. Si Kechiche hubiera dirigido “Brokeback Mountain” (o una película protagonizada por dos chicos en lugar de dos chicas), ni de coña nos habría deleitado con 10 «súper necesarios y súper justificados» minutos de «bellísimo» sexo anal, ni los críticos la habrían considerado tan brillante. Dejémonos de querer hacer comulgar con ruedas de molino, que todos sabemos por qué ha sido tan alabada y premiada, y no precisamente por su «impresionante» fotografía ni su «profundísimo» guión. Pura hipocresía al servicio del morbo gratuito.
Aunque soy un varón heterosexual, trato de comprender tu indignación con las escenas de sexo, pero hay otra escena, que aunque tiene una carga erótica menor para los hombres heterosexuales, es también claramente fetichista y absolutamente gratuita a los fines de lo que narra la película. Me refiero a la escena en que Adele está tomando una ducha y la cámara recorre minuciosamente su cuerpo desnudo con en la más trivial de las películas porno.
Respecto a Nymphomaniac, no la he visto, pero como conozco otros de sus filmes, dudo que su director pueda ser considerado un cineasta honesto, quien más que practicar la misoginia o la homofobia es directamente un misántropo y además un apologista del nazismo.
Estoy MUY harta de escuchar tantas alabanzas absurdas a esta película que no es más que el desahogo pornográfico de las obsesiones de un director déspota. Fui a verla ilusionadísima porque el cómic me había encantado y tenía las esperanzas de encontrarme con algo igual de bueno o quizá mejor, pero no puedo expresar mi sorpresa al encontrarme tamaña basura… Quince minutos de porno lésbico completamente gratuito e injustificado que ensucian el resto del metraje y actúan a modo de llamada de atención desesperada (así como llamada a la recaudación, a la audiencia y a la crítica masculina) para disculpar tres horas insustanciales, desaprovechadas y vacías, con lo que podía haber dado de sí una temática inicial tan fantástica. El director sólo se preocupó de rodar tijeras y cunnilingus, no hay rastro de la profundidad de la novela gráfica, de su estética cautivante, de su buen gusto, de su sensibilidad, de su despliegue en cuanto a temas y motivos… sólo sexo explícito, posturas ridículas y morbo insultante.
La mirada de este director es bastante hipócrita, porque nos quiere vender unas escenas sexuales supuestamente filmadas con realismo, belleza y sensibilidad cuando lo que yo veo es pura recreación pornográfica con fines comerciales, y todo en esas escenas lo delata (la cámara fija, el plano frontal, la vaiedad absurda de posturitas, la concepción del espectador como mero voyeur al que excitar…). El sexo lésbico vende, y eso el director lo sabía y por eso lo ha explotado, por eso todas las justificaciones de estas escenas me parecen cuentos y engaños bastante perversos. Son simplemente una fantasía pornográfica que nos quieren vender disfrazada de historia de amor profunda y trascendental, y que muchos se han creído.
…Solo para decir que está completa y subtitulada en Youtube… en cuanto a mi, habiéndola visto en ‘mejores condiciones’ que los de la primer copia conseguible, sigue sin decirme demasiado…
Yo creo sinceramente que Kechiche no quiso desarrollar con la misma extensión y profundidad ningún otro tema más que el sexual, disfrazando tal cantidad exagerada de escenas pornográficas bajo tres horas de “cine” y “arte”. El director parece que sólo se dirige a un público específico para que alabe su obra. Podía haber hecho una verdadera maravilla, pero se dejó cegar por el sexo y eso probablemente es el primer punto de inflexión donde se arruina la película.
Me acuerdo de “Fucking Amal”, de Lukas Moodyson, una película muy sencilla y honesta sobre adolescentes lesbianas que dura la mitad de tiempo, que no se recrea innecesariamente en trucos facilones (léase sexo explícito) y que logra transmitir bastante más de lo que logra Adele en tres larguísimas horas.
En relación con esto, mi principal motivo de queja y frustración con esta película (que por muchos motivos me resulta un compendio de tópicos facilones sobre la homosexualidad con un guión naïf e inocentón en exceso que camufla sus carencias bajo toneladas de sexo explícito absolutamente injustificado y que denota una visión masculina obvia) es la escena suprimida en el montaje final de los padres de Adèle echándola de casa cuando la pillan en la cama con Emma, que en el cómic marca un punto de inflexión importantísimo en la vida de la protagonista y así debería haber sido igualmente en la película para entender mejor su desamparo y su soledad. Esta escena sí que es vital para la trama y no la de las tijeras, por ejemplo, a la que se dedica una atención que roza el ridículo. ¿Por qué se suprimió entonces? ¿Para darle más minutos al sexo? ¿Es que no eran suficientes? Resulta incomprensible. Si alguien sabe darme una explicación a esto se lo agradecería, porque yo no la encuentro y me da mucha rabia que se haya eliminado una escena tan importante.
Una habitación con vistas. La cámara gira hacia el interior y se ve a un tío en la cama.
Es Abdellatif Kechiche tocándose la polla y hablando por teléfono con su mejor amigo y consejero espiritual.
– Tío, no paro de pensar en tías en bolas, en plan rollo bollo.
– Pues nada, móntatelo a lo Medem: haz una peli que vaya de bollos, y que estén bien buenas. Y de paso que te pajilleas tú se pajillea media humanidad, que el rollo bollo tiene mucho público.
– Ya, pero si hago lo que estoy pensando va a parecer que hago porno. Y yo tengo un nivel, tío.
– No hay problema. Haz que hablen de vez en cuando y que digan cosas poéticas. Tú eres Kechiche, no haces porno, haces poesía.
– Ya, pero sólo con eso no va a colar. Pienso tenerlas un montón de rato en bolas, necesito algo más.
– Bueno, puedes alargar la película indefinidamente con muchos primeros planos, así por mucho tiempo que las tengas en pelotas siempre podrás decir que también les sacas la cara de vez en cuando. Un primer plano de los mocos mientras la protagonista llora puede ser la hostia.
– Y eso para qué?
– Para nada; eres Kechiche, un poeta, un artista de la imagen, un creador. No tienes que dar explicaciones. La gente se preguntará el porqué de cada plano y harán sesudos análisis y se olvidarán de lo de las tías en bolas.
– Jo, tío, eres un crack. Me has salvado la vida. Mira que estaba como el pico una plancha con el tema éste.
– Pos nada, haz la peli. Oye, y de paso me haces un favor. Conozco a una nena que está buenísima, la jodida se llama Exarchopoulos, toma ya, Adèle de nombre. He intentado tirármela de todas las maneras posibles, pero nada, no consiente la hijaputa. Como tiene ínfulas de actriz, si la contratas por lo menos la podré ver en pelotas y pegarme un meneíllo. Qué me dices, chaval?
– Hostia, tío, eres el puto amo. Y ahora que lo pienso, me gusta el nombre de tu nena. Voy a titular la peli en su honor «La vida de «Adèle».
– Ah, pues de puta madre. Un gran detallazo por tu parte. Oye, no estarás intentando tirártela, no? No te lo perdonaría en la vida. Pero bueno, si te la tiras luego me la pasas… y pelillos a la mar. Qué dices, hace el apaño?
Y así fue como el bueno de Abdellatif, con el fin único y exclusivo de echarse unas pajillas, nos la metió doblada y ganó la Palma de Oro en Cannes, además de un montón de aclamaciones de críticos que han sabido muy bien justificarle.
Esta es la película más machista que he visto en mi vida… Además de ser un bodrio de película, aburridísima, interminable, deshilvanada y absurda, tiene la desfachatez de frivolizar hasta extremos increíbles con las relaciones homosexuales entre mujeres. Toda ella me parece una predecible y tópica fantasía masculina además de perversa, tanto ella como sus intenciones, porque me parece repugnante cómo se abusó de estas dos actrices jóvenes por parte de un director ávido de morbo. Creo que no hacía ninguna falta mostrar tantísimo sexo y que si se hizo así fue únicamente para buscar polémica y audiencia, que se cargaron una novela original extraordinaria en función solo de la búsqueda de esta fantasía masculina heterosexual, que si hubieran sido dos hombres los protagonistas no habrían ido tan lejos las escenas de cama y tampoco la película habría sido tan alabada ni tan premiada y que de hecho si fue así fue porque los críticos (hombres heterosexuales, recordemos, en su mayoría) la valoraron más con los genitales que con el cerebro, ya que objetivamente es una historia bastante mediocre que no aporta nada.
Sobre ella se ha discutido mucho sobre que si no es pornográfica, que si las escenas sexuales son gratuitas o no, que la historia original fue escrita por una mujer lesbiana y un hombre heterosexual se ha encargado de degradarla (cosa en la que estoy de acuerdo), que si en realidad está mostrando la realidad de cualquier relación, no sólo homosexual, blablablá. Pues que nadie se lleve a engaño, puesto que como suele decirse, “la respuesta más obvia es siempre la correcta”: la película puede parecer pornográfica y tener escenas gratuitamente morbosas, pero ES realmente una película pornográfica y gratuitamente morbosa.
¿Por qué tantas lesbianas estamos en contra de esta película? Aquí enumeramos las razones:
– Fomenta tópicos machistas y morbo gratuito.
– Vulgariza impunemente la maravillosa obra original, #Elazuleselcolormascalido, de #JulieMaroh, y la sexualiza convirtiéndola en basura.
– Reduce la imagen de las lesbianas a mera pornografía para hombres y la relación entre ellas a una frívola fantasía machista.
– Cosifica y explota a las actrices, #LeaSeydoux y #AdeleExarchopoulos, para hacer de ellas simples objetos masturbatorios.
– Ningunea todos los temas profundos del cómic original, así como su buen gusto y sensibilidad, sacrificando su importancia para centrarse únicamente en la explicitud de unas larguísimas escenas sexuales totalmente innecesarias para la trama.
– Intenta convencer al espectador de que estas escenas son imprescindibles para entender la vida de la protagonista, y en cambio no se regodea ni la décima parte con las escenas de cama heterosexuales (también supuestamente importantes para entender la vida de la protagonista y su evolución).
– Convierte la visibilización y normalización lésbica en puro morbo para voyeurs y pajilleros.
– #AbdelatifKechiche demuestra una total falta de respeto hacia la idea original concebida por la autora.
– Es una película mediocre premiada y alabada injustamente sólo por su reclamo sexual, sin el cual la historia no destaca por nada y habría pasado completamente desapercibida.
– Es ofensiva para las lesbianas, utilizadas una vez más para lo mismo de siempre: la consecución del placer masculino.
– Toma por idiota al espectador queriendo venderle una supuesta gran historia de amor que no es más que vulgar pornografía.
– Desaprovecha un fantástico material original y lo que podía haber sido una valiosa y memorable obra de referencia queda reducida al reclamo fácil y comercial.
– Todo lo anterior se corrobora también con las eróticas fotos promocionales y la sexualizada campaña de publicidad.
Comparto en gran medida estas objeciones. Justamente, hace pocos días pude ver «Respire», de Melaine Laurent, donde el tema del amor lésbico está sutilmente sugerido, y la directora no necesita desnudar a ninguna de las dos actrices, ni mostrar frenéticas escenas de sexo para retratar una intensa pasión entre las dos. Sí, Kechiche es un machista, y ha hecho de las actrices un fetiche. Laurent, muestra como se puede retratar una pasión entre mujeres, sin caer en los facilismos de Kechiche.
Hoy es el último día para ver gratis «Respire» en el sitio myfrenchfilmfestival.com pero también la encontré en la web para bajar, para aquellos que manejan los programas basados en torrent. Hay subtítulos en español.
A un año de la crítica de Marcela Gamberini, y de la prometida y nunca subida crítica de Roger Koza. Calmadas un poco las pasiones entre los cinéfilos, sería bueno hacer una nueva lectura, porque creo que Kechiche ha logrado embaucar a muchos críticos honestos y sería bueno saber como logró vender gato por liebre sin que pocos se dieran cuenta. Tuvieron que aportar, con razón, su grito airado las lesbianas de verdad, para empezar a tomar conciencia del mediocre filme de Kechiche, y la gran cantidad de golpes bajos que tiene.