ÚLTIMA SEMANA DE LA SEXTA MUESTRA DE CINE INDEPENDIENTE DE LA CUMBRE
por Roger Alan Koza
Última semana de la muestra. Varias películas extraordinarias, Tierra, de Dovzhenko, por ejemplo, una de mis películas preferidas de todos los tiempos. Y van 4, El espejo, La felicidad y Elegía oriental, una de las incursiones de Sokurov en el Japón, un film de fantasmas que hasta puede convencer a sujetos incrédulos como quien escribe. Con esos 4 títulos cerramos la sección «Los rusos». Además, va Sonata de Tokio, una de las películas que Adrian Martin eligió como un must de esta sexta muestra, y la de Mambety, El camino de la hiena, a mi juicio, una de las películas más fascinantes del cine africano, y sin duda, una de las mejores opera prima de todos los tiempos.
Pero todas las expectativas giran en torno a La Tigra, Chaco, una de las grandes sorpresas del nuevo cine nacional, film que cierra la muestra y que contará con la presencia de uno de sus directores, Federico Godfried.
Película noble como pocas, La Tigra (como suelen llamarla sus responsables) cuativó a los alemanes cuando la programé en Hamburgo, y como sucediera en Mumbay, General Roca y también en la mencionada ciudad de Alemania, después de las preguntas y respuestas con Godfried, quienes todavía se resistían a abrazar su film, ya no pudieron hacerlo. Nunca vi a un director como Godfried (y también sucede con Sasiaín) que contagie tanto entusiasmo por su película. Es previsible que Godfrid empapele La Cumbre con el afiche de su película. Debe ser uno de los pocos casos de honestidad en materia de marketing. Su amor por el film vende, convence, y hasta produce placer.
Y lo cierto es que La Tigra, Chaco merece mucho público, pues se trata de un retrato preciso de un estilo de vida específico bajo el pretexto de una historia de amor, desprovisto de las mañas del costumbrismo y de su reverso secreto, el cinismo ciudadano. Sasiaín y Godfrid descubren un mundo (como sucede con sus espectadores), y no le imponen sus categorías ciudadanas y de clase para develar un ethos; son pacientes, exploran, luego cuentan. Ése es el secreto de su película, que brilla en su autenticidad y circunspecta felicidad, sin dejar de sugerir, paradójicamente a través de un magistral fuera de campo, la tristeza de quienes viven en un pueblo solitario de una provincia que el cine nacional desconoce.
Verdadero prodigio de cómo se debe trabajar con actores, La Tigra Chaco es un magnifico film de clausura, y viene precedido de un cortometraje que sintetiza el por qué soy cineclubista, crítico de cine y programador: Mi padre tiene 100 años, de Guy Maddin, homenaje conmovedor de Isabella Rossellini a su padre, el gran Roberto.
Fotos: 1) Mi padre tiene 100 años; 2) La Tigra, Chaco.
La pucha quede tan lejos eso, che.
Que se llene.
Abrazo.
Adhiero al entusiasmo que provoca La Tigra, Chaco.
Una película que se ve sin anteojitos (3D) y sin antifaz!