LAS PELÍCULAS DEL BAFICI 2019: MEETING GORBACHEV
Meeting Gorbachev, Werner Herzog y Andrew Singer, Reino Unido-EE.UU.-Alemania, 2018.
Puede ser un hombre que creyó ser uno más entre los osos grizzly, un piloto de avión durante la guerra de Vietnam, un esquiador capaz de suspenderse en el aire o el líder religioso del budismo tibetano, pero cuando Werner Herzog elige hacer el retrato de un hombre es porque admira a su escogido. Sin duda, desde el inicio de Meeting Gorbachev, Herzog expresa el honor de estar frente a su personaje, el último presidente de la Unión Soviética. Tres encuentros en un lapso de seis meses durante el 2016, más un vasto acopio de magníficos materiales de archivo y otras entrevistas a hombres clave del período histórico elegido (Lech Walesa, Horst Teltschik y Miklós Németh entre otros), componen este notable y accesible retrato del hombre que forjó la Perestroika y el Glasnost, contribuyó al desarme nuclear y el fin de la Guerra Fría y firmó la disolución de la Unión Soviética. La nobleza del personaje es incuestionable, no menos que el significado de su protagonismo en el siglo XX, porque en él acaso se glosa el destino de un siglo y la capitulación del único contrapeso simbólico que conoció el sistema socioeconómico que hoy rige como horizonte político excluyente para Occidente. Lo que Herzog revela y postula es el doloroso rol trágico de su entrevistado, porque Gorbachov soñó con otra forma de democracia para su pueblo y con otra conformación geopolítica para Europa y Rusia. Es que Gorbachov no supo entrever las consecuencias inmediatas de la indetenible decisión de cerrar un capítulo decisivo en la historia universal de los pueblos ni prevenirse de los intereses espurios de sus adversarios políticos. Como puede constatarse, el dolor histórico de aquel mes de diciembre de 1991 persiste todavía en su alma con la misma intensidad con la que el mandatario siente la irreparable ausencia de Raisa Gorbachova, el amor de su vida, que murió de leucemia en 1999.
Roger Koza / Copyleft 2019
Roger, esta vez coincido con el valor del personaje, no tanto en el de la película, dejo acá mis impresiones.
Herzog realizó entre 2016 y 2018 una serie de tres entrevistas con Mikhail Gorbachov y construyó a partir de ellas este film por demás convencional en el que apenas brilla la luz de este personaje único, fundamental en la historia contemporánea. De hecho, el interés que de tanto en tanto asoma en la obra proviene enteramente del propio Gorbachov, cuyo rostro, figura y palabras trascienden la aproximación opaca del film, apoyada en las más obvias imágenes de archivo y en algunas entrevistas a otras personalidades célebres de su tiempo y poco hábil en la interlocución con su sujeto. Me confieso inmune a la presunta genialidad de Herzog, su omnipresencia me resulta molesta, las preguntas que formula discursivamente no despiertan para mi mayor interés y el tono de su voz pretende una profundidad inhallable en sus elaboraciones. Como en La cueva de los sueños olvidados, es evidente que el hombre tiene buen ojo para elegir sus temas, pero esto no se traduce necesariamente en buenas películas, es decir, en aproximaciones cinematográficas que recuperen algo de la singularidad y el valor de sus temas y en sus aspiraciones de gran filósofo que despliega aquí y allá sin empachos. Tenemos aquí un reportaje superficial a un anciano Gorbachov en el que no encuentro una sola pregunta inteligente; en cambio, ciertos silencios del protagonista, una que otra mirada demorada, la evidente sinceridad de su relato –que Herzog no omite subrayar con sus propias palabras- y el carácter amable y reflexivo con el que se planta ante la cámara a contar sus versiones de la historia personal y política, hacen mucho más por el film que los planes y los planos de sus realizadores. Hay, con todo, en este film, material suficiente para elaborar ciertas reflexiones sobre figura y fondo, siempre atendiendo al interés que promueve el personaje antes que a la reconstrucción lineal de su biografía que se traza en la obra. Por un lado, la humildad del sujeto y su consecuencia a lo largo del tiempo con ciertos valores que eran también una parte importante de la historia soviética, como la austeridad, el trato directo con la gente y la vocación para encarar y resolver los problemas reales de la sociedad; por otro, su actitud fuera del protocolo anquilosado de la burocracia del régimen y más allá de su prepotencia oxidada y paralizante, que demuestra que había aún lugar para la emergencia de un sujeto que pretendía encarnar algunos de los valores democráticos del ideario revolucionario. En este sentido, la imagen más sensible del film- extraída de una película previa sobre el mismo Gorbachov- lo muestra visitando a una tía anciana y ciega en la aldea familiar en Stavropol. Campesinos, hijos de campesinos, que pasaron hambre y penurias de todo tipo y que viven aún apegados a una tierra mil veces arrasada y florecida… es curioso y conmovedor que de ese terruño haya surgido un líder de trágico destino que intentó reformar el socialismo y lo condujo al final e involuntariamente a su caída. “Más democracia y más socialismo y no toda esta ganancia y esta codicia sin límites”, dice ahora el anciano poco antes de despedirse de su historia y de la de todos, entonando una hermosa canción popular rusa. Un hombre fuera de molde apenas entrevisto en un film estándar.
Saludos