LAS PELÍCULAS SECRETAS (03)
Dharmaga tongjoguro kan kkadalgun / ¿Por qué Bodhidharma se fue al Este?, de Yong-Kyun Bae, Corea del Sur-Alemania, 1989
Por Roger Koza
Junto con El ladrón de caballos de Tian Zhuangzhuang y Mandala de Im Kwon-taek, una de las grandes películas budistas de todos los tiempos, film que evita los clisés típicos de cierto Budismo light occidental, ideal para el consumo de la clase media globalizada. La ópera prima de Yong es narrativamente minimalista y perceptivamente maximalista: dos monjes, uno joven y un niño huérfano, experimentan sus propias dudas y no se resignan a seguir un camino que promete la liberación e iluminación; mientras, su maestro, ya viejo y agonizante, se va preparando para su muerte. En algún momento el maestro dirá: “Soy insustancial en el universo. Pero no hay nada en el universo que no esté en mí”. La aseveración sintetiza el concepto de Sunyata (vacío) del budismo, de lo que se predica otro concepto, el de la codependencia entre todo lo que existe, una consigna que Yong plasma plano por plano, en especial cuando dirige nuestra atención a la interrelación entre los hombres y la naturaleza. Film meditativo como pocos, y honesto, pues las sospechas del monje respecto de la crueldad inevitable que se desprende de abandonar el mundo y los seres queridos exceden al personaje. Los últimos veinte minutos son lingüísticamente inabordables aunque nunca deja de ser una experiencia inolvidable: filmar la muerte, lo que se resiste a la simbolización, desde una perspectiva budista; de allí que Yong priorice los planos generales, una distancia perfecta para registrar un ritual en donde la contingencia del yo se transforma lentamente en la Nada misma.
Roger Koza / Copyleft 2012
Me parece fabulosa esta nueva sección (o como sea que se quiera llamarla) de películas secretas: realmente son films que no conocía, y que me despertaron un profundo interés. Se agradece la labor de desenterrarlos y darles visibilidad. Ya estoy tras la pista de todos ellos.
Saludos,
Migo
Estimado Migo: gracias por el cumplido; estoy muy contento con hacerla; la idea que tengo es precisamente trabajar en la sección una vez por semana. No será fácil, pero que hay películas desconocidas y valiosas, no tengo duda. Saludos. RK
Querido Roger, me gusto tu critica, vi la película y coincido contigo. Una frase que me parece poco feliz,» ideal para el consumo de la clase media globalizada.» Hablar de clases ya es anacrónico, suena discriminatorio y despectivo…pensé..Roger en que clase se incluye? un beso!
Querida Paula: me alegro que la hayas podido ver, porque es un film extraordinario. No sé si es una frase poco feliz, sí es conscientemente despectiva y, a mi juicio, sí es una oración precisa, pues bajo ningún concepto me parece que el concepto de clase esté fuera de uso y menos aún que se trate de un concepto perimido. Por otro lado, el consumo espiritual existe, y no me parece mal ser crítico al respecto.
Finalmente, soy un individuo de clase media, y en la mayor consciencia que pueda tener sobre mi pertenencia intento no sólo pensarme sino también cómo son mis modoso de relacionarme con aquellos que pertenecen a otras clases. Eso es siempre problemático, y uno de los temas que más me importa (en mi vida personal y profesional) reside en esos cruces en donde el otro es secretamente inconmensurable.
Saludos.
RK
Advertir cómo piensan -y sienten- otras clases sociales es un fenómeno tan difícil y como esclarecedor. Al extremo, si pudiera comprender, cosa que no puedo, como piensa el mundo la elite dominante, sería, de eso sí estoy seguro, un fenómeno cognitivamente deslumbrante, y, desde aquí, humanamente desolador. Necesariamente, desde allí, ser humano es otra cosa. “Se piensa” como otra cosa. ¿Pero cómo se piensa? Abrazo.
Sí, Edgar, tus palabras resuenan en mí en todo su poder.
Conocí a un millonario muy famoso de nuestro país. Compartí dos o tres veces un almuerzo y hasta me preguntó sobre Kiarostami. Pero el tipo era, a medida que hablaba con él, un fantasma, un personaje. No había nada por detrás. Una máscara pública. En aquel entonces él pretendía ser progresista, o algo así. Era el típico caso de «por la mañana monopolizo el mercado y acumulo riqueza y por la tarde doy un poco de todo y lo convierto en caridad y beneficencia». Desconcertante, aunque tuve sí una percepción que el tipo no se medía a sí mismo desde una perspectiva ética. Vanidad y voluntad de poder, y un modo de estar en el mundo en el que ni siquiera su familia parecía ser una prioridad frente a su desenvolvimiento en el mundo. RK
Sí, Roger, “El mundo está en las manos equivocadas”, es solamente eso (y nada menos que eso), vanidad, voluntad de poder y por dentro algo que no prosperó; se impone la funcionalidad de la máscara, elevada a categorías ontológicas a partir del posmo. Plin-caja, asunto cerrado. Chicos en la Fac. de filosofía satisfechos con esta visión que se desmarca de búsquedas anacrónicas, cierto orgullo como de vuelta de un viaje que nunca iniciaron, amparados y hechizados por un lenguaje sagaz y ocurrente, distantes y encapsulados en esa impunidad que da el nihilismo… Pero, todo esto es el primer nivel de la cosa. Y es relevante solo en la medida en que es un atasco, una depresión, un estorbo. El punto crucial, lo que marcaron lúcidamente en Oriente está más allá de cómo se piensa todo esto, tiene que ver con el pensamiento mismo.
“Soy insustancial en el universo. Pero no hay nada en el universo que no esté en mí”. No alcanza, esta pasiva totalidad, esta pertenencia sin restricciones, para una inteligencia que se piensa como individuo. Morir, ¿no es suficientemente claro? Abrazo.