LAS PELÍCULAS SECRETAS (04)
Viento de tierra / Vento di terra, de Vincenzo Marra, Italia, 2004
Por Roger Koza
El segundo largometraje del joven y lúcido director italiano Vincenzo Marra es extraordinario; la historia sobre una familia de clase trabajadora napolitana atravesada por una realidad socio-económica desprovista de toda esperanza conmueve sin apelar jamás al sentimentalismo kitsch propio de un tipo de cine social. ¿Neorrealismo del siglo XXI? Aquí un joven intenta buscar un horizonte vital mientras que sus opciones laborales y existenciales son plegarse a la mafia o traficar drogas. Y elige una posibilidad no menos cuestionable, la carrera policial y militar, en el seno de una institución bestial no exenta de peligros, algunos inimaginables. Drama seco y elegante, el título del film alude a un tipo de viento que aleja a los marineros de la costa, metáfora perfecta de cómo la alienación aleja a la gente de una vida digna. Indirectamente, esta película es la mejor exposición crítica sobre el efecto estructural del reinado de Berlusconi en la vida del pueblo italiano, y advierte además que las nociones de Primer y Tercer mundo ya se aplican al interior del llamado Primer mundo. Puede gustar o no, pero, como dice su realizador, nadie objetará su verdad.
Roger Koza / Copyleft 2012
esta noche la pasan en Cinéfilo, de la ciudad de Córdoba, no me la pierdo.
http://cinefilobar.wordpress.com/2012/12/11/1112-viento-de-tierra-de-vincenzo-marra/
Haciendo honor a la mejor tradición del neorrealismo, Marra nos entrega un filme lleno de aciertos. Retratando la vida de una familia obrera napolitana, nos pinta un fresco de los padecimientos, y escasas alegrías, de este sector social en una de las ciudades más populosas y pobres de Italia. La lucha por la subsistencia diaria, es retratada por Marra con indudable destreza narrativa. Apoyado en un grupo de actores extraordinarios, las escenas evitan cualquier tono melodramático. Muchos de los hechos más importantes son narrados de modo sumamente original: la muerte del padre, la búsqueda de trabajo de la hermana, el maltrato en el ejército, la búsqueda de vivienda y el desalojo de la madre. Todos momentos de gran angustia, que se cuentan, en la mayoría de los casos, con gestos mínimos pero elocuentes. La desesperación por salir de la pobreza y la necesidad de encontrar un medio de vida, lleva a nuestro joven protagonista Vicenzo, a trabajar en dos puntas opuestas: primero con una banda de asaltantes y luego ingresando en el ejército. Pero conseguir un trabajo no acaba con los padecimientos. También existe la condena opuesta. Jornadas interminables, doble empleo, salarios paupérrimos, daños graves a la salud (contaminación con uranio), turnos rotativos (de los dos hermanos: ella en la Fiat y de Vicenzo en el ejército), autoempleo y autoexplotación (en el caso de la madre). Marra, expone como contrapartida positiva, la unidad del grupo familiar para sobrellevar todos los infortunios y también, en el caso de Vicenzo, la amistad, como forma de consuelo y contención.