El carnaval de las almas /Carnival of Souls, Herk Harvey, EE.UU., 1962.

Por Jorge García

En la entrada anterior de las películas secretas, y hablando de directores con un solo largometraje en su haber, mencionábamos a Herk Harvey, el realizador de El carnaval de las almas. Pero, a diferencia de Leonard Kastle, Harvey era un hombre con sólidos antecedentes teatrales y que a lo largo de su vida, y como medio de vida dentro de la compañía en la que trabajaba en Kansas rodó una gran cantidad de cortometrajes educativos, industriales, y documentales en los que incluso, en varios de ellos, participó como actor. Sin embargo, será recordado en la historia del cine por este film de clase B (fue rodado en tres semanas, con un presupuesto que apenas sobrepasaba los 30.000 dólares y actores desconocidos) que es una obra de culto para gran cantidad de los amantes del cine de terror y que, vg, fue olímpicamente ignorada por Andrew Sarris en el apartado de Rarezas… en su trabajo sobre el cine norteamericano (al menos en su primera edición). La intención de Harvey y su guionista John Clifford era escapar de las convenciones habituales de las películas del género eludiendo los clisés y las convenciones habituales. Para ellos se valió de la contraposición entren escenas realistas y otras oníricas y pesadillescas de atmósfera ominosa (aquí la referencia al nunca bien ponderado Jacques Tourneur es inevitable) a lo que le agrego la sombría música ejecutada en órgano por Gene Moore (un ilustre antecesor de nuestro Humberto Ubriaco, quien trabajara con Armando Bó). La película ofrece momentos notables, vg, la danza de los muertos en la casona abandonada, y es indudable que ha ejercido una notable influencia sobre directores como George Romero y David Lynch (quien es un gran admirador de este film). Para quien esto escribe es, junto al mediometraje El puente sobre el río Hibou, de Robert Enrico, sobre un relato breve del gran Ambrose Bierce y Los amantes del círculo polar, la película que mejor expresa el momento de la transición entre la vida y la muerte. Cabe señalar que el muy interesante director alemán Christian Petzold realizó una atractiva relectura de este film en Yella, ambientándolo en la Alemania de la globalización y el capitalismo salvaje.

Jorge García / Copyleft 2013