LLÁMAME POR TU NOMBRE / CALL ME BY YOUR NAME
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
ÉSTE ES EL ROMANCE DE ELIO Y OLIVER
Llámame por tu nombre / Call Me By Your Name, Italia-Francia-Brasil-Estados Unidos, 2017.
Dirigida por Luca Guadagnino. Escrita por James Ivory.
*** Hay que verla
Uno de los estrenos del año; una película de amor, secretamente inquietante para los códigos transgresores de nuestro tiempo.
El evento más insondable es aquel por el cual dos extraños pueden sin proponérselo sentirse consustanciados en una experiencia. La superación fugaz de percibirse solamente como un individuo no es un presunto privilegio de los místicos. Un hombre común puede sentir algo parecido: sin aviso, un desconocido se vuelve cercano y, sin la certeza que garantiza el tiempo, el otro se vuelve parte de la intimidad. ¿Cómo puede suceder algo así? ¿O cómo puede filmarse algo así?
En algún lugar del norte de Italia, durante el verano de 1983, un joven profesor de filosofía visita la casa familiar de otro académico con el propósito de descansar y concentrarse en un libro. Es un lugar hermoso, los anfitriones son ideales y todo resulta auspicioso para pensar y escribir. Algunas líneas imprecisas sobre Heidegger y una interpretación poco frecuente de un famoso pasaje de Heráclito es todo lo que se evocará acerca de la filosofía. La sensualidad prescinde de conceptos; más aún cuando el erotismo trasciende el necesario estadio de los placeres de la carne. En efecto, lo que vivirá el profesor con el hijo adolescente de los dueños de casa poco necesita de ese tipo de inteligencia.
Luca Guadagnino prepara lentamente la consumación de un amor que podría ser escandaloso; tal adjetivación está felizmente anulada de la trama, porque la moralidad poco tiene que ver en estas circunstancias. Lo que sí hay son instancias previas, indicios, tanteos. A diferencia de Oliver, Elio está en edad de probar; por lo pronto, hay una novia, y es magnífico observar que puede amarla. Este hecho apenas suscita un conflicto posterior, resuelto con la misma sagacidad que otros. Lo que pasará entre Elio y Oliver, además, es enteramente independiente. Sucede que la cualidad de ese encuentro amoroso es de otro orden, tal como un personaje definirá tardíamente la naturaleza de ese vínculo. Es por cierto una de las escenas más hermosas que ha dado el cine recientemente; un prodigio dramático donde resplandece la verdad de la ficción y una libertad sin condiciones.
Todo está bien en Llámame por tu nombre. Guadagnino jamás abusa de la notable belleza del ecosistema circundante, y la aprovecha como escenario de paseos y reconocimientos. El verano y el invierno, por ejemplo, funcionan más como discretos intérpretes secundarios que acompañan el invisible estado de los sentimientos que como una forma de ilustración atmosférica. Los imperceptibles fundidos que a veces dan lugar a un cambio de escena son tan elegantes como los momentos elegidos para recurrir a temas musicales, que apenas matizan la evolución de la trama. El gusto musical de Guadagnino es irreprochable: John Adams, Erik Satie o Maurice Ravel parecen haber escrito sus respectivas composiciones para el filme, como sí sucedió con Sufjan Stevens, cuya canción más conocida se escucha de principio a fin.
El refinamiento formal resplandece y se evidencia sin ninguna petulancia cuando los dos amantes van de visita al pueblo, se detienen a mirar un monumento a los caídos en la Primera Guerra Mundial y dejan sus bicicletas para observar con mayor detenimiento. El plano secuencia empleado para esa escena no solamente da prueba de un sentido del ritmo en el interior del tiempo propio de la escena, que es admirable, sino que también trabaja sensiblemente sobre un concepto de espacio por el que este se erige como entidad dramática que determina la conducta de los intérpretes. La circulación alrededor de ese monumento y la cambiante distancia que se establece entre los personajes expresa físicamente lo que empiezan a poder decir en palabras. Hay varios momentos similares, de una contundencia indesmentible. En cuatro planos (vistos en negativo y coloreados), Guadagnino materializa la veloz asociación de recuerdos que tiene Oliver frente al saber que quizás el tiempo de estar juntos ha culminado.
Basada en la novela de título homónimo del escritor egipcio André Aciman y adaptada por el veterano James Ivory, la inusitada libertad de la película, que remite bastante en ese sentido a La hija de un soldado nunca llora de Ivory, reside en que el punto de partida para filmar la experiencia amorosa elegida no se entretiene ni con las mezquindades de la moral ni tampoco en el imperativo político, a veces necesario, para vindicar el amor homosexual. El amor de Elio y Oliver pertenece a una humanidad demasiado libre para las taxonomías del deseo en uso. La intimidad es indiferente al género, y la generosidad del filme reside en demostrarlo. Amor a secas, amor sin atributos, porque Llámame por tu nombre pertenece a la liga de las grandes historias de amor del cine, donde títulos como Con ánimo de amar y Algo para recordar resguardan la dignidad de un término, el amor, del que se abusa sin escrúpulos.
Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La voz del interior en febrero de 2018
Roger Koza / Copyleft 2018
Hermoso, Roger.
Aunque yo asocié el «negativo» al sueño de Elio en ese momento.
¿Qué le pareció que faltaba, o sobraba, para calificarla de obra maestra? Yo sigo sosteniendo que el registro del sexo era importante durante ese paneo. Sobre todo para Elio, para el cual todo es un descubrimiento. Lo de Tomothee Chalamet me parece casi milagroso. Todas sus decisiones como actor son perfectas. Una de las mejores actuaciones que visto en mi vida. Aunque suena exagerado. Gran crítica.
Saludos.
Mi decisión tiene que ver con la posición del director frente a la clase que retrata y también a la ausencia de signos concretos de la época. La omisión se podría adjudicar al tiempo del relato: el verano. Es casi… Muchas gracias por sus palabras. R
De nada, Roger. Creo que entiendo a lo que apunta aunque no estaría de más, cuando tenga tiempo, una exposición sobre còmo ve Guadagnino (o Ivory, o Aciman) a la clase que retrata. Es que por twitter lo noté más entusiasmado. Gracias a Ud que siempre es tan claro y didáctico en sus críticas. Se nota que es docente, y de los buenos.
Mi entusiasmo está intacto. Lo que digo en el final o cómo la pienso respecto de la historia del cine indica mi juicio, algo que es mucho más importante que calificarla como obra maestra o lo que sea. La calificación es siempre mi posición frente a ella, una objetivación de la mirada. Saludos. R
Como siempre un placer leerlo Roger, siempre dando en la tecla y profundizando los pensamientos que siempre me quedan en el tintero luego de ver una película. ¡Saludos desde Chubut!.
Muchas gracias Emi. Es bueno saber que uno cuenta con lectores en Chubut. Saludos desde México, donde estoy ahora. R
Vi la película el sábado y coincido en líneas generales con la crítica y en parte con los comentarios, aunque mi apreciación es un poco más matizada. Me parece que hay un atributo de este film en el que radica tanto su brillo singular como lo que yo entiendo como su debilidad: las determinaciones históricas y sociales están demasiado borradas y esto le otorga a la obra un aire de agradable intemporalidad y, también, cierta tónica un tanto anacrónica que no la favorece. Además, salí del cine con la impresión de que el film cuenta un poco más de lo necesario, tanto en extensión como en detalles que ganarían con ciertas elipsis. Y sí, para mil la película debía concluir con la extraordinaria escena del diálogo entre padre e hijo.
Saludos
Perdón que me meta. ¿Toda película debe ser explícitamente política? Las determinaciones sociales están en una graciosa y exagerada escena de una sobremesa sobre Bettino Craxi y la censura. ¿Hacía falta algo más sobre una trama que se concentra en estos dos personajes? Y, efectivamente, podría haber terminado en ese gran discurso. Si no fuera porque la llamada telefónica posterior revelan algo más de la trama; algo tan importante para Elio que es como otra daga más en su lastimado corazón. Porque odio los spoilers, no lo voy a decir. Pero, para mi, es suficiente para justificar plenamente la última escena.
Eso es cierto; y también el comentario sobre el Ducce. Igual, tengo una cierta impresión de imprecisión sobre ese tema en particular.
Ningún film tiene obligación alguna de nada y con nadie. Acá si viene al caso las películas de Davies. Siempre, en algún momento, esa posición del director respecto del medio elegido que representa en una imagen aparece; hay una huella. Son temáticas muy arduas para esclarecer en un comentario. Creo, al mismo tiempo, que en todo lo que escribo eso puede entenderse.
Yo no tengo forma de saber cuándo algo debe ser diferente de lo que es. Solamente escribo y pienso lo que es. Entiendo que existen críticos y espectadores que sí razonan de ese modo; lo respeto, pero no está en mi forma de análisis sobre un film.
Saludos.
Y lo del Ducce es todavía más tangencial. A lo que me refería es que los personajes centrales, en su incesante cortejo, no parecen tener más apetencias que las que hablar de «lo que realmente importa». Usted lo menciona en la crítica cuando habla de ese pasaje de Heráclito y la mención imprecisa Heidegger. A lo mejor no quieren abrumarse mutuamente con todo lo que saben? Incluso lo que podrían expresar de política? Es una pregunta retórica la mía. No he leído la novela.
Pero entiendo por dónde vienen los tantos. Y una de las cosas que más me gusta de sus análisis es justamente esa hendija que abre; es lo que me gustó del que hizo de Detroit, por mencionar una reciente. Igual, coincido, esto da para algo más arduo que un comentario. Ahora me deja pensando en otras cuestiones…
Coincido más con tus matices que con la apreciación general de la película. Diría incluso que no solo las determinaciones históricas y sociales están borroneadas, sino casi toda otra. Craxi, el judaismo, el pentapartido, el Ducce, la escultórica helénica, Conrad, Heidegger y / o cuaquier otra (o al menos, la inmensa mayoría) de las abundantes referencias desperdigadas a lo largo del film carecen de peso real, de incorporación efectiva al relato o a su poética. Podrá decirse (como me señaló un amigo a la salida del cine) que eso favorece una concentración dramática, en la que solo cuenta lo que cuenta para Elio y Oliver; pero entonces ¿para qué traer a cuento a Heráclito y tutti gli altri?. Así se relegan todas estas cuestiones a la condición de mero decorado, con una función similar a la de un jarrón o una cortina en el set, artificios que intenta dar brillo a una historia que no las absorbe, sino que solo las menciona. Saludos
No les parece que la escena de la charla entre el padre y el hijo es un leve punto flojo en la peli, donde se pone un poquitín demagógica? La escena final es de lo más conmovedor y verdadero que he visto en el último tiempo! Qué bella película!!
Estimadísimo Roger:
Completo por acá el breve comentario que hice en twitter. Comparto en general las alabanzas al film y me pareció acertado que destaques el plano secuencia de la pareja merodeando el monumento a los caídos en la Primera Guerra mientras dejan entrever sus sentimientos. Hay detalles que me parecieron discutibles (escribí algo sobre la película pero no es mi intención dejar el link aquí), lo que sí me interesa señalar es algo que me despertó desconfianza. No tiene que ver tanto con los signos de época (se aclara que es 1983 y se advierte no sólo en los casetes, las canciones, los teléfonos, la ropa, etc. sino también en que los personajes se mueven sin la amenaza de ninguna enfermedad contagiosa y alguna discusión de sobremesa desliza datos y nombres relativos a la Italia de los ’80), sino a lo que Hernán Rosselli resumió muy bien en algún comentario en facebook: «aspiraciones de clase». Ese ocio de una familia rica y culta (con sus sirvientes amables y paternales, sus desayunos bien provistos, sus comidas siempre regadas de buen vino) puede despertar una sensación de placer y perfección que alguien podría interpretar como resultante de esa clase social, con sus modales distendidos en esa casa envidiable. La historia de amor se pierde un poco, creo, en ese marco idílico (idílico no sólo por los maravillosos ambientes sino porque a nadie le falta nada en ningún momento).
Saludos.
Fernando Varea
Entiendo la falta de una precisión sobre el contexto de la pelìcula. Ahora los prejuicios de clase. Mamma Mia.
Volvamos a Brockback Mountain, donde faltaba trabajo y de todo, si? Como gay, estoy un poco harto de eso. Pero recomendaría entusiasmado God’s Own Country a cualquiera que esta película le parezca un «embarrasement of riches».
Pensé que sólo iba a leer una cosa semejante en Letterboxd, pero acá está.
El otro Fernando.
Querido Roger,
Creo que por primera vez voy a disentir un tanto con tu postura frente a Call me by your name. Si bien respeto y admiro las propuestas estéticas del film en tanto construcción narrativa y apuesta visual, siento que genera un gran vacío en cuanto a lo político en torno a la experiencia (homo)sexual. Siento que gravita en un mundo idílico, disoluto de los costados que hacen de la experiencia sexual entre dos hombres algo complejo: siento que es muy fácil hablar de amor y estética cuando se es blanco, adinerado, de padres educados y abiertos (más allá de su discurso aleccionador y heyerosexista) y cuando se puede pasar por heterosexual sin ningún esfuerzo. Creo que el film se ajusta a una mirada heterosexista ante todo y por ello ha cautivado la mirada de la mayoría y pone en evidencia una dimensión política interesante para discutir. Creo que esto es en realidad lo más positivo que la película ha traído. Yo al menos prefiero ver el film como un modo más de visibilidad de una sexualidad disidente aunque siga complaciendo a la audiencia incapaz de ver con ojos abiertos una escena sexual entre dos hombres, así como se lo ve a Elio teniendo sexo con la muchacha. En fin, es algo por lo que sseguir hablando es importante.
Saludos,
Guillermo
Querido Roger:Gracias por acercarme a esta hermosa película,que en mi calidad de minusvalida motriz,tuve la suerte de ver por youtube.Todo me parece profundísimo y el clima de un indiscutible sentido estético ,nada sobra, todo tiene que ver con todo y cada frase, parlamento,observación señalan otra mirada!esa observación de Oliver acerca del pensamiento de Heráclito, me pareció sensacional. No soy racional ,soy romántica,intuitiva y sentimental. Que lindo haberte conocido!.
¡Aguante María Elena! Precioso
Todo lo que no le guste al Moseñor Agüer a mi me parecerá una obra maestra (también el prelado critica el lujo; al ángulo Varea!)
Realmente, vivan los sodomitas.