LOS AMANTES IRREGULARES (03): RESPUESTA A LA "POLÉMICA" SOBRE TIERRA DE LOS PADRES EN "EL AMANTE"
CINCO PAL’ PESO
Por Nicolás Prividera
(Nota del editor: en el primer comment, al final de la nota, el lector podrá leer la crítica escrita por Gustavo Noriega, con quien aquí Prividera discute)
Gustavo Noriega comienza su nota “Una extraña quimera”, haciendo un panegírico del Nuevo Cine Argentino, del que ‘El Amante’ se considera padre putativo. Es cierto que fue la (también nueva) crítica la que inventó de algún modo –para legitimar su propia emergencia– ese núcleo familiar, al que en principio hasta sus integrantes se resistían, cuando –en pleno menemismo– nadie quería oír hablar de generaciones. Como dice Noriega: “nunca hubo lineamientos comunes demasiado definidos entre los nuevos cineastas”, pero inmediatamente surgió la necesidad de unirlos, aunque fuera por oposición (como suele suceder en cualquier campo): “Fue más bien el rechazo al modo de imponer una idea a las imágenes lo que terminó cementando estilos y modos totalmente diferentes”.Como veremos, esa caracterización difusa, tan difícil de definir por la positiva (un “realismo de la cámara, que no de las situaciones” la llama Noriega sin mayor precisión)encontraría su sentido al enfrentar a su bestia negra: “Todo lo bueno que generó el entonces llamado Nuevo Cine Argentino se relaciona con el hecho de que cierta forma de representar la realidad quedó definitivamente fechada, obsoleta y caduca”. Curioso binarismo este, que hace del Nuevo Cine Argentino el territorio de lo “diferente” (cuando también podemos encontrar en él invariantes, problemáticas, e incluso agotamientos) y condena al ‘Viejo Cine Argentino’ en bloque (aunque éste albergue obras como la de Aristarain, o quepa preguntarse cómo entra Bielinsky –por ejemplo– en ese esquema binario). Pero esta clasificación –sobre la que podríamos discutir largamente– es en la nota apenas un axioma del que se parte para condenar también a Tierra de los padres,como si se tratara de un incomprensible experimento teratológico (la “extraña quimera” del título, claro).
Veamos cómo su imprecisión general en la caracteraización se extravía aun más cuando tiene que bajar a la particularidad de un argumento: “Como en aquellas películas repudiadas de las décadas del ochenta y del noventa, los ‘actores’ son forzados a decir mecánicamente un texto imposible de hacer propio.” Noriega confunde –y lo que es peor: a sabiendas– viejos films argentinos de ficción en los que los personajes actuaban un diálogo acartonado, con una película que –en la tradición brechtiana de cierto cine modernista, como el de los Straub– propone literales lecturas de citas que atraviesan diversos cuerpos y voces. ¿Por qué hace algo tan burdo? Porque Noriega, aunque parece abominar de las tesis en el cine, defiende una basada en su previa catalogación de las películas o cineastas, en el sistema binario antes expuesto (baste recordar como su extensa nota –también en contra, por supuesto– sobre M se basaba en su contraposición con la ya canónica Los rubios).
Por eso, hablando de ese cine que ‘El Amante’ dice haber ayudado a parir, expone: “Lo notable de este aire de familia era que se aplicaba tanto a películas narrativas y con alguna pretensión comercial, como las de Pablo Trapero o Israel Adrián Caetano, como a intentos mucho más ásperos y destinados a un recorrido lateral, más asentado en los festivales que en las salas comerciales, como las películas de Lisandro Alonso.” Esa es la única diferencia que Noriega parece poder aceptar (lo llano y lo “áspero”, digamos). Y como Tierra de los padres no entra en su previa clasificación, en vez de replanteársela opta por desestimarla como una “quimera” (aunque obviamente más vinculada al lado negativo de su dicotomía): “En ese contexto, Tierra de los padres es una extraña quimera, una película típica del circuito artie que sin embargo mantiene una relación más fuerte con el cine argentino perimido que con la renovación.” Pensemos entonces porque esta “extraña quimera” inquieta su clasificación, como si se tratara de la enciclopedia china de Borges:
Como Noriega no podría asimilar Tierra de los padres a ningún mainstream (ni el comercial ni el artie), sólo le queda ligarla –con un argumento tan poco sólido como el antedicho– al “cine argentino perimido”, mientras el cine que él defiende se basaría en “la posibilidad de que fuera la cámara la que descubriera el mundo y nos lo hiciera ver con nuevos ojos”. Una vez más, no queda claro que significa esa exaltación neutra de “la cámara”, como si detrás de ella no hubiera algún punto de vista, y por tanto una ideología (una vez más, con perdón de la palabra). Pero ¿no hay ideología en Todos mienten? ¿No hay tesis en El estudiante? ¿No hay programa en Llinás o Trapero? El Nuevo Cine Argentino ya no es tan nuevo… Y eso no implica desvalorizarlo, y mucho menos en bloque. Pero evidentemente hay clasificaciones que tampoco son tan independientes…
Porque así como hay films “programáticos” sin sorpresas (como el 90% del cine, viejo o nuevo, argentino o extranjero), también hay films aparentemente “libres” que no conducen a nada (ni siquiera en sus propios términos). La verdadera libertad es asumir el propio punto de vista y aun así dejarse sorprender. O dejarse sorprender por la maduración de un punto de vista. Porque un film “libre” puede ser programático (como demostraron Fassbinder o Rocha), del mismo modo que un film “programático” puede ser libre (baste citar al más grande cineasta vivo: Godard). Todo film tiene algo de “programático” y algo de “libre”, y es en ese delicado equilibrio donde se juega la posibilidad de decir algo sobre el mundo… Pero Noriega confunde programa con tesis, como su misma nota demuestra, “encerrada en sí misma y sin posibilidad de sorprender o sorprenderse.”
Es notable sin embargo que diga que Tierra de los padres “renuncia a las ambigüedades y contradicciones que surgen de lo real”, mientras D’Espósito afirma –en otra contradicción– que “el film, pues, puede interpretarse de la manera que uno quiera: a favor de la violencia política de un signo contra otro (habría que delimitar los signos, pero eso es irrelevante), en contra bajo ciertos contextos y a favor en otros, etcétera.” Aunque obviamente coinciden en el fondo de que “la idea simple de la película es separar la historia en ‘vencedores y vencidos’ e ir hilando sin matices una continuidad histórica descontextualizada”, como resume Noriega. Lo que más bien habla de su propia “idea simple” del cine argentino en particular (por lo que no es curioso que jamás se haya preguntado por la “descontextualización” de las lecturas de Sarmiento en las películas de Matías Piñeyro, por ejemplo) y del cine en general, como queda claro en el párrafo clave que proclama la tesis del título: “A los males declamatorios del cine viejo, Tierra de los padres le suma las encerronas propias del cine más experimental, más de vanguardia, del cual quiere abrevar repitiendo de manera superficial algunos procedimientos.” Hubiera sido interesante saber cual sería según Noriega la superficialidad de los procedimientos, si la nota no adoleciera de aquello mismo que recrimina…
Volvemos entonces a su repetida y axiomática tesis central: “Así, la película se presenta como un monstruo con cabeza de un animal y cuerpo de otro, forma de vanguardia y contenido antiguo, amagos de ambigüedad asociados con el cine moderno entrelazados con ideas rígidas y predefinidas, lo más rígido del cine de vanguardia con lo más rígido del cine ideologizado de hace varias décadas”. ¡Si hay algo superficial y rígido (e ideológico, por supuesto) es una lectura que enuncia vaporosamente “lo más rígido del cine de vanguardia”, y termina con una imprecación al “cine ideologizado de hace varias décadas”, sin más precisiones! ¿De qué décadas habla? ¿De qué ideología? ¿El cine contemporáneo no tiene ideología(s)? La nota no lo expresa nunca… Pero es evidente que algunos críticos (con nostalgia de una década no “ideologizada”) se quedaron en esos años ‘90 de los que suelen abominar en el cine.
Entonces: lo que para Noriega es un monstruo, para mí es una bella “quimera”. Mi programa, efectivamente, fue contrastar tradiciones estético-políticas enfrentadas. Lo que se podría resumir en lo que Horacio González considera una de las grandes tramas nacionales: el divorcio entre una minoría ilustrada y las clases populares (o, para decirlo en otros términos, entre iluminismo y populismo, términos que de hecho pueden ser de derecha o izquierda…). Pero no voy a ponerme a perorar sobre esto, visto que la sola mención de González ya habrá despertado en algunos un nada sorpresivo gesto de desprecio. Es curioso que los que dicen odiar las antinomias políticas las reproduzcan, sin ir más lejos en sus críticas. (Al respecto, sugiero entonces leer a pensadores insospechados de pertenecer a un “bando”, como Dardo Scavino o Ricardo Piglia, que han hecho una lectura panorámica sobre los relatos enfrentados a lo largo de la historia y literatura argentinas.)
Pero es difícil pedir una mirada más atenta (no digamos ya más ecuánime) a alguien que explica un dispositivo cinematográfico tan sencillo como el de Tierra de los padres diciendo que “naturalmente, para un espectador promedio es difícil hacer pie en un texto que arranca desde algún lugar de la Historia, sin punto de apoyo. Y la sucesión de textos disparmente leídos complica más la cosa, a menos que uno vaya al cine con anotador y pueda parar y rebobinar a voluntad”. Esperemos que cuando salga el DVD Noriega pueda rever la película a su gusto, pero por suerte no parece ser un problema para los espectadores “promedio” que llenaron la sala Lugones. Al parecer ellos entendieron que las citas de “referencia” –además de reponer el solicitado “contexto”–, al ser exhibidas recién al final de cada una de las lecturas les permite jugar con sus propias asociaciones libres (es decir, proyectando su propia versi{on de la Historia): es decir, con el presente desde el que todos leemos… Porque nada ni nadie arranca sin punto de apoyo.
De hecho, a todas esas explícitas referencias se suman, en los “agradecimientos”, la mención de otros autores con los que la película tiene alguna deuda (incobrable, diría Jaime Pena, y vamos a su búsqueda en la próxima entrega de estas notas). Por suerte a Noriega esta vez no le hace falta rebobinar: “Es sencillo identificar cuáles son los referentes cinematográficos, ya mencionados hasta el cansancio. Lo que los separa de esos referentes es que todos estos fueron ideas de primera mano y que no referían a otras obras cinematográficas sino que estaban estableciendo una relación original entre el cine y el mundo.” Al parecer las referencias, pedidas en un caso generan cansancio en otros (¿pero quienes y cuando las repitieron “hasta el cansancio”?), y ese repetido doble estándar habla de cómo leen ciertos críticos. Curioso que con esa mirada posmoderna reivindiquen de pronto la existencia de “ideas de primera mano” y “una relación original entre el cine y el mundo” (dos temas complejos sobre los que se han escrito bibliotecas). Tal vez por eso la nota –una vez más– no desarrolla esas supuestas diferencias y, como las anteriores, se queda en un mero impresionismo. O dejándole el lugar a Jaime Pena, para que finalmente diga desde lejos lo que aquí se expresa entre líneas, y mostrar ya sin ambages su verdadera molestia (visto que ya había demostrado sus dotes para la defensa corporativa en ‘La Lectora Provisoria’ –tanto que hasta Quintín se horrorizó). Allí vamos, en la que será la última nota de esta serie (aunque no la última…).
CONTINUARÁ…
Ver aquí Los amantes irregulares: Palabras preliminares (editorial del blog sobre la fundamentación de este espacio de discusión)
Nicolás Prividera / Copyleft 2012
Tierra de los padres (Gustavo Noriega)
Una extraña quimera
Cuando el cine argentino agonizaba a mediados de la década del noventa, una de las acusaciones más frecuentes que se le hacían era que las películas no tenían vida propia y mucho menos sus personajes, que solo repetían líneas escritas reflejando la ideología del director y/o guionista. La renovación marcada en su momento por Rapado y Pizza, birra, fas o, entre otras películas, tenía que ver con la posibilidad de que fuera la cámara la que descubriera el mundo y nos lo hiciera ver con nuevos ojos. Primero la ciudad de Buenos Aires, pero después Salta, el GBA y lentamente otros puntos del país fueron tomados por asalto por la nueva generación.
Nunca hubo lineamientos comunes demasiado definidos entre los nuevos cineastas. Fue más bien el rechazo al modo de imponer una idea a las imágenes lo que terminó cementando estilos y modos totalmente diferentes. Un realismo de la cámara, que no de las situaciones, se construyó interconectando distintos modos de escribir, interpretar, encuadrar y montar. Todo lo bueno que generó el entonces llamado Nuevo Cine Argentino se relaciona con el hecho de que cierta forma de representar la realidad quedó definitivamente fechada, obsoleta y caduca.
Lo notable de este aire de familia era que se aplicaba tanto a películas narrativas y con alguna pretensión comercial, como las de Pablo Trapero o Israel Adrián Caetano, como a intentos mucho más ásperos y destinados a un recorrido lateral, más asentado en los festivales que en las salas comerciales, como las películas de Lisandro Alonso.
En ese contexto, Tierra de los padres es una extraña quimera, una película típica del circuito artie que sin embargo mantiene una relación más fuerte con el cine argentino perimido que con la renovación. Como en aquellas películas repudiadas de las décadas del ochenta y del noventa, los “actores” son forzados a decir mecánicamente un texto imposible de hacer propio. La “idea” de la película es todo y esa idea requiere cierto esquematismo, ya que renuncia a las ambigüedades y contradicciones que surgen de lo real. En este caso, la idea simple de la película es separar la historia en “vencedores y vencidos” e ir hilando sin matices una continuidad histórica descontextualizada.
Esa falta de contexto parece deliberada. Cada uno de los textos leídos a cámara carecen de toda referencia hasta que terminan. Allí aparece un cartel informando autor y obra de la cual es extraído. Naturalmente, para un espectador promedio es difícil hacer pie en un texto que arranca desde algún lugar de la Historia, sin punto de apoyo. Y la sucesión de textos disparmente leídos complica más la cosa, a menos que uno vaya al cine con anotador y pueda parar y rebobinar a voluntad. Solo queda una idea vaga de perseguidores y perseguidos, un cuento sangriento que se repite igual a sí mismo a lo largo de los siglos.
A los males declamatorios del cine viejo, Tierra de los padres le suma las encerronas propias del cine más experimental, más de vanguardia, del cual quiere abrevar repitiendo de manera superficial algunos procedimientos. Como sucede a menudo, en la idea de la película (“textos históricos leídos en la Recoleta”) está toda la película y nada de lo que pueda pasar en las sucesivas lecturas en el cementerio modifica ese esquema previo. Se trata de una obra programática, encerrada en sí misma y sin posibilidad de sorprender o sorprenderse. (Las escenas de la vida cotidiana en el cementerio, por lejos lo más interesante de la película, pierden su interés cuando son usadas como alegoría de la idea previa, como el plano del gato destripando a una paloma muerta o la escena de la marcha peronista.)
Es sencillo identificar en prólogo, desarrollo y epílogo cuáles son los referentes cinematográficos, ya mencionados hasta el cansancio. Lo que los separa de esos referentes es que todos estos fueron ideas de primera mano y que no referían a otras obras cinematográficas sino que estaban estableciendo una relación original entre el cine y el mundo.
Así, la película se presenta como un monstruo con cabeza de un animal y cuerpo de otro, forma de vanguardia y contenido antiguo, amagos de la ambigüedad asociados con el cine moderno entrelazados con ideas rígidas y predefinidas, lo más rígido del cine de vanguardia con lo más rígido del cine ideologizado de hace varias décadas. Una película que se pretende dura pero que aparece endurecida.
No es mi intención agregar leña al fuego, ni tampoco adentrarme en las disquisiciones de Nicolás (ya escribí anteriormente que algunas de las críticas publicadas en El Amante me parecieron respetuosas y razonables, más allá de que puedan diseccionarse y refutarse); tampoco creo que haga falta repetir que no comparto el hecho de que «Tierra de los padres» haya sido excluída de los dos principales festivales de cine que tenemos en nuestro país.
Pero estas respuestas de NP me generan algunas dudas.
Por empezar, por qué rebatir las críticas de esta revista (ahora digital) y no, por ejemplo, la que escribió Paraná Sendrós en Ámbito, a la que puede accederse fácilmente por internet.
Y, por otra parte, por qué no aceptar las críticas como algo constructivo o positivo, como la puesta en palabras de las sensaciones o las ideas que la película provocó en otras personas. Aún en el caso que se las considere contradictorias o desacertadas en algunos puntos ¿por qué no recibirlas como devoluciones útiles, como «otras» miradas sobre la obra de uno? Personalmente, si bien casi no tengo experiencia como realizador, como autor de libros sí he recibido críticas, sobre todo de una publicación que no voy a nombrar aquí para no hacer autobombo, y hablo tanto de las opiniones de amigos y parientes como de críticos especializados (incluso una del propio Noriega en El Amante): todas me resultaron provechosas para examinar mi trabajo y ponerlo en discusión. Y probablemente la mejor haya sido la que se publicó en una revista especializada que examinó mi trabajo con excesivo rigor, pero precisamente porque se trataba de un análisis extenso y pormenorizado, publicado en un medio que respeto, la valoro especialmente (esto no impidió que, en forma personal, le hiciera notar al autor de esa reseña que algunas de sus observaciones me parecían equivocadas, pero me halagó que reflexionara seriamente sobre él). Tal vez yo no tenga la autoestima tan alta.
Finalmente, con el aprecio que le tengo a Nicolás a pesar de apenas conocerlo personalmente, me planteo si estas réplicas no generan cierto temor a expresar libremente lo que se piensa de su película, como si tener ciertas reservas sobre la misma lo transformara a uno automáticamente en un enemigo de la misma o del propio director.
Espero sinceramente que estas inquietudes que expongo aquí no molesten a nadie y que (ojalá) sirvan para algo.
Saludos.
Y lo peor de todo, además de lo ya dicho más abajo, es esto de «me planteo si estas réplicas no generan cierto temor a expresar libremente lo que se piensa de su película»: pero quien ha tenido o podría temor de expresar lo que piensa? Y por qué? Yo ni tengo ni usaría ningún poder para acallar a nadie. En cambio, la película misma fue ninguneada en su momento, cuando parecía que se lo podía hacer sin siquiera «polemizar»… Muchos críticos y programadores tienen un poder concreto sobre el destino de las películas mucho mayor que el de algunos cineastas (pocas veces esa ecuación se invierte). Pero por suerte a veces las películas logran sobrevivir a sus críticos.
Querido Fernando: Como editor, sinceramente, no me molesta en absoluto tu comentario y me parece bien los interrogantes planteados, pero no soy yo quien debe responder en su totalidad. No obstante, creo que nadie debe sentirse amedrentado por las respuestas de Nicolás. En todo caso, son ámbitos de discusión a las que no estamos acostumbrados. En ese sentido, recuerdo un poco el jurado abierto en Bariloche. Son experiencias perfectibles, pero pueden llegar a ser constructivas, incluso si existe tensión entre quienes participan. Saludos. RK
Hola:
que NP se tome el trabajo de responder y «refutar» (?) a cada uno de sus críticos, y línea por línea en algunos casos, me parece innecesario dado el tono general dentro del cual se mueven los escritores de «el Amante» (aunque reconozco que el texto de Noriega es solapadamente descalificador e infundado en varios aspectos), por lo cual interpreto su actitud como obedeciendo no tanto a la intención de defender su película o dar cuenta de su forma de entender el cine sino más bien a la de airear diferencias de índole personal que no necesariamente tienen relación con lo que está en cuestión aquí (¿o qué es lo que está en cuestión aquí?). Partiendo de esa premisa, resulta natural o esperable que el director descalifique a su vez (y ya no solapadamente sino a veces con bastante agresividad) cada uno de los argumentos que esgrimen sus críticos. Desconozco los pormenores de esa rencilla personal que le lleva a Prividera a considerar a «El Amante» como una corporación «irregular» dedicada a bastardear su película, y tampoco me interesan, pero creo que aquí se han filtrado mucho más de lo recomendable para que la polémica sea verdaderamente fructífera. Saludos.
Maxi: una vez más es Prividera el que debe responderte. En principio, puedo entender lo que decís. Mi mirada es distinta, pero he pensando mucho antes de dar(le) este espacio (a NP) si tu lectura sería la dominante. Yo creo que los aspectos que mencionás pueden ser parte del debate, pero, no obstante, por detrás, aún veo la importancia que se den este tipo de contrastes y cuestionamientos. Yo no puedo saber las motivaciones de NP, excepto las que él ha hablado conmigo. Creo que su interés excede a cuestiones netamente personales. Su preocupación con la crítica y los temas que é aborda estaban presentes en sus notas, más allá de TDP. Saludos. RK
Roger: entiendo que el debate excede lo personal, por eso me refería a «filtraciones» antes que a misivas directas o panfletos. Tampoco me molesta lo «personal» en sí mismo, ni creo que detrás de ello no se esconda efectivamente una genuina diferencia de principios que merecen ser discutidos. Cuando se habla de polémica (y los «amantes» mismos fueron los que se encargaron de usar esa palabra para describir algo que se había generado en su propio seno), se entiende que hay de por medio un film que generó miradas y opiniones contrapuestas, de cada una de las cuales se puede extraer constructivamente algo. A lo mejor soy muy ingenuo al creer que los críticos profesionales son transparentes en sus textos, o que no esconden sutilmente en ellos cuestiones «extracinematográficas», pero creo que lo que aquí está en juego es también la pertinencia y la importancia de eso que tanto le gustaba al viejo Kant: la crítica. Saludos.
Exactamente. Así lo entiendo.
Me resulta sorprendente el grado de reluctancia que se exhibe en el ambiente cinéfilo/crítico a la polémica, a juzgar por la índole de los reparos que aquí se dejan escritos. ¿Acaso no se entendió aún que la polémica abierta es parte del dispositivo autoral de Prividera? Quizá sea este su rasgo más distintivo. Su cine no solo promueve, sino que exige la discusión. Así que estas notas se entienden perfectamente como la continuidad natural de sus películas por otros medios. Pensar que esta asunción pública del deber de discutir es una manifestación de autoestima o que mediante ella se están dirimiendo recillas personales, incluso pensar que Prividera está «defendiendo» su película de críticas adversas, es no entender qué es Prividera como cineasta. Y por otro lado, suponer que un cineasta no puede intervenir mediante el texto escrito en la conversación con la crítica, responde a una división del trabajo muy esquemática, según la cual los directores solo pueden filmar pero no escribir y además, ante una crítica, tienen que «aceptarla» pero no discutirle.
Fernando dice «por qué rebatir las críticas de esta revista…». Y la pregunta sería: ¿por qué no? ¿acaso sólo los críticos de cine pueden hablar de cine? ¿o acaso la crìtica de cine no puede ser a su vez criticada?
Es curioso observar cómo molesta una voz polemizante en un medio tan ñoño como el cinéfilo. Es triste también constatar cómo se intenta acallar una voz mediante una retórica de supuesta (y falsa) tolerancia.
Oscar: me parece un acierto tu apreciación acerca de entender que las películas de NP tiene un orden de continuidad y viceversa respecto de sus escritos. Saludos. RK
Oscar, de acuerdo en lo que decis en general pero ¿ es necesario que utilices como muletilla ese tono de soberbia y decalificador en cada cosa que escribís? he visto otras publicaciones tuyas y esto parece un patrón…será tu estilo, no sé, en todo caso a veces en vez de aportar algo, provocás la pura bronca hueca y vacía, no te subestimo, seguro es una estrategia con algún fin…la verdad que NP al lado tuyo como polemista sale perdiendo, esta bueno igual (a veces) , le metes un poco de sal y pimineta al debate, por ejemplo me hacés escribir aún antes de aprontar el mate, admirable… «…incluso pensar que Prividera está “defendiendo” su película de críticas adversas, es no entender qué es Prividera como cineasta»… mirá, yo no entiendo a NP como cineasta, primero por que no he visto su obra ( y luego de verla seguro seguria sintiendo lo mismo) segundo por que tampoco me ineresa entenderlo como cineasta ¿ que es entender a a un cineasta como cineasta? si le dijera; che NP mira que ahora si te entiendo como cineasta, probablemente me diga: ok, estoy perdido, esto fue todo amigos…al menos yo reaccionaria así…yo le deseo a NP que en toda su carrera, que ojalá sea vasta y fructífera, nadie se acerque y le diga tal cosa…con respecto a lo defender o no, me parece que esta claro que una respuesta argumentada a una critica a su obra puede entenderse como una defensa sin problemas, es una palabra que resume bastante bien la intención, yo creo que mejor que » respuestas», por que convengamos que estas criticas negativas, como bien escribio Gabriela en facebook, no estaban exentas de cierto ninguneo y un dejo de desprecio, por mas que a algunos aqui les hayan parecido respetuosas y bien fundamentadas, no comparto ese punto, entonces creo que los escritos de NP perfectamente pueden definirse como defensas…ok…»Es curioso observar cómo molesta una voz polemizante en un medio tan ñoño como el cinéfilo» …yo ya no sé que decir con respecto a esto, entiendo que puedan leerse como ingenuas ( aunque dudaría) ciertas respuestas pero de ahí a decir «ñoño» yo que sé Oscar, seguís en esa pose de oráculo de delfos que se ve que te sienta muy bien, no te pido que te explayes un poco más con respecto a lo que es o no ñoño para vos, o cual seria tu cinéfilo ideal, que ojalá nunca suceda tal engendro, por que estaríamos ante un estado totalitario de los pareceres y las subjetividad bastante triste…como dije en facebook: dejemos de subestimar a los espectadores, para mi es tan respetable quienes dicen que las criticas estan bien fundamentadas, como quienes como vos saludan la polemica, como quienes se tomaron el tiempo y la dedicación de hacerle a NP una devolución, como Jesus, que si bien rayaba la agresividad, no comparto el tono que utilizó Jesus, era honesta y atendible…si yo fuera cineasta este tipo de reacciones a favor o en contra me alagarían…seguro que para vos yo entro en la categoria espectador ñoño, lo que de cierta forma me deja tranquilo de que voy por buen camino
nótese como no hable de TDLP, ni de la cítica, ni de la hasta ahora gran ausente que es la Historia…que seria lo más interesante de este debate…esto es lo que generan comentarios gratuitamente descalificatorios
saludos
Fernando:
Lo que genera «dudas» son comentarios como el tuyo. Si querés participar con algún texto, bienvenido. Pero no se entiende la impugnación de un ejercicio crìtico, más viniendo de un crìtico….
No veo cual es el problema en responder ciertas crìticas que no me parecen ni respetuosas ni fundamentadas ni constructivas. Decir que no las acepto me parece exactamente eso: obviamente tanto mi pelìcula anterior como esta han recibido muchas, a favor y en contra, y no las he respondido todas. Pero tampoco es la primera vez que recojo el guante. Lamento que no sea visto como algo natural que un director -que a la vez ha sido crìtico- polemice, pero eso habla màs bien de la pobreza del medio.
En este caso, partí de la «polémica» que El Amante mismo propuso, y que agradezco. Pero si lo hice sobre estas notas en particular es porque (como expliqué en mi nota introductoria) no se trata ni de cualquier medio ni cualquier crìtico ni cualquier polémica, sino que esta tiene características muy particulares, que iluminan no solo la discusión sobre una pelìcula, sino -justamente- el ejercicio de la crìtica. Entiendo que a algunos crìticos les moleste, pero son los primeros que deberìan entenderlo…
Y si algo dejé en claro desde la primera nota es que eso no implica que yo considere «enemigo» a nadie: en todo caso son «adversarios». Y de esa enorme diferencia (política) habla precisamente la pelìcula (hecha, además, de un entramado de polémicas…)
Pensar alrededor de todo eso tambièn es un ejercicio que me sirve para seguir pensando mi propia práctica, como crìtico o cineasta.
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Maxi: No hay ninguna «rencilla personal», al menos de mi parte. Los textos se basan en las crìticas y sus argumentos, y están respondidos del mismo modo. No hay ninguna acusaciòn o descalificaciòn en tèrminos personales. Lo que me parece obvio para cualquiera que los lea con buena leche, pero es evidente que si los crìticos no soportan las crìticas, algunos lectores tampoco.
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Felip: Si no viste mis pelìculas, no entiendo cual es tu interès en estos textos, o incluso en las crìticas mismas, hechas al menos por crìticos que se tomaron la molestia de verlas antes de escribir.
Ninguna de mis lecturas estuvo fundada en la mala leche. Tampoco soy un lector que no tolere la critica, de lo contrario no estaría siguiendo esta polémica ni los comentarios que genero tu película. Resulta peligroso a veces generalizar tanto y multiplicar «adversarios» donde solo hay espectadores emancipados. Saludos.
«Naciste con un propósito, camina abrazando el sueño, elige qué vas a hablarte cada día.»
Quizás peque de soberbio o arrogante por citarme a mí mismo para dar introducción a mi humilde crítica, pero, realmente, creo que esta frase que se me ocurrió hace un buen tiempo ya, cuando pensaba mi libro «Quereme más», es más que alusiva a lo que acá se está discutiendo, si es que se discute algo, porque la película de Nicolás, es, sinceramente, indiscutible.
Y es indiscutible, porque realmente creer que esos primeros 5m de la película donde Nicolás muestra todas las masacres producidas por el poder (¿político?) en la Argentina haciendo una analogía (¡épica! sin dudas) con el himno nacional para terminar en la ironía sutil -sí, la entendí muy bien Nicolás- del «coronados de gloria vivamos/ o juremos con gloria a morir» y la imagen parca de un cementerio sea un terrible golpe bajo, es, sin dudas, buscarle la quinta pata al gato cuando todos sabemos que apenas tiene cuatro (hablo muy bien de esta metáfora en mi último libro «Pasiones tóxicas» que escribí hace poco y al cual me referiré más adelante). Pues, si aparece un cementerio es porque nos morimos y eso significa que lo hicimos porque no tenemos o tuvimos gloria. Y si bien los más enfadados críticos van a tildar esta idea (nacionalista) de REDUCCIONISMO yo, por el contrario, creo que es una idea original y altamente analizable porque si bien a un chico de 17 años va a impresionar dado que todavía le enseñan en la secundaria que Sarmiento era bueno, a uno de 18 en primer año de carreras de ciencias sociales por ejemplo no porque desde que entra, que le dicen que es malo.
A lo que voy -y espero no pecar de redundante como me suele decir mi editor- es que por ejemplo, una película que empieza con una sucesión de masacres (históricas) y sigue en un cementerio lleno de muertos y muerte es perfectamente coherente al mostrar una paloma devorada por gatos. De hecho, yo tomé esta toma como otro gran acto poético de sutileza y no de obviedad como varios de «El amante» creen. Más aún si a alguno de estos críticos -ahora que la película fue tildada de «aburrida» aunque interesante en la revista Variety- que atacan con tanta mala leche a Nicolás, hace algún comentario sarcástico de que las ideas de esta película parece ser una especie de «Filosofía y nación para dummyes» pues parece un calco del libro de Feinmann especialmente en sus contraposiciones de figuras políticas, en principio, enfrentadas como la de Alberdi.
Por eso, si bien el título «Tierra de los padres» parece una mala traducción del traductor de google del «Fatherland» original (y el «Founding Fathers» americano que poco tiene que ver con el concepto de «prócer» que se usa en este país) con el que Nicolás, anticipando su salto a EEUU y su seguro éxito allí había bautizado su película, la película de por sí, se encargará de ser, sinceramente, grandiosa, porque a pesar de que «garage olimpo» termine con los vuelos de la muerte sobre el río de la plata, EL río de la plata que filma Nicolás es mucho más poético, sutil y sí, metafórico y hasta emblemático.
Por eso mismo y acá viene mi propuesta para Nicolás, me encantaría que mi nuevo libro, en su novena edición, es decir, «Pasiones tóxicas», salga a la venta con el CD de esta peli de regalo pues creo que muchos chicos de 17 años estarían felices de entrar en esta polémica -publico al que apunto por cierto porque según los últimos informes de mercadeo, el público de 19 me considera un pelotudo.
Abrazo grande para todos, y perdón si fui muy extenso en mi crítica, pero creo que una gran polémica como esta desatada acá, se merece mi intervención.
Perdón si parezco soberbio y/o arrogante con esta última frase.
«Stamateas» :
Me sorprende que hagas un comentario tan «tóxico»… Soberbio o arrogante sería lo de menos, si al menos hubiera un argumento que lo sustentara. Pero hablar de «buscarle la quinta pata al gato cuando todos sabemos que apenas tiene cuatro» no parece ir mucho más allá de esa explotación del sentido común que desarrollán un poquito más esos libros publicasdos bajo ese nombre (suponemos que escritos por el verdadero Bernardo, aunque tampoco me arriesgaría a afirmarlo).
Por lo demás, lo único que abunda en tu «crìtica» es una sobreabundancia de ironías que avergonzarían hasta a Jaime Pena… Mejor dedicale tu tiempo a alguna película argentina más edificante, o que esté a la altura de tus argumentos. «Soledad y Larguirucho», tal vez…
PD: Ahora sí, en serio: ¿quién dijo que la sutileza es un valor per se? Ese es un equívoco enorme. Hay grandes peliculas y directores que no tienen ninguna sutileza… De todos modos, creo que lo intereante es justamente -y una vez más- el contraste. Por eso tal vez podrías encontrar alguna que otra sutileza en «Tierra de los padres», si realmente te interesara o pudieras verlas.
Estimado Nicolás: entiendo que en tu calidad de «polemista nato» (¿?) estés un poco decepcionado porque los que «polemizaron» sobre tu película fueron 5 gatos locos a los que ya estando a favor o en contra catalogás por igual con el «te faltan argumentos», pero no es para que te la agarres conmigo que, como ya te dije, te creo un tipo encantador, super talentoso, lleno de ideas novedosas y para nada resentido y relegado.
Igualmente, creo que debo contestarte. No lo hice antes porque no estuve en el país, anduve de gira por chile promocionando mi nuevo libro junto a Pilar Sordo (la cual estaría también de acuerdo en anexar -gratis, obviamente- tu grandiosa peli con sus ejemplares de venta argentina. Por ello, Nicolás, aquí voy:
1) Viendo la dialéctica que planteás en tus textos, noto que sinceramente fue un ROBO (influencia le dirás vos y por eso te admiro: fue el gran tarantino el que dijo «los mediocres homenajean, los genios roban») del libro de Feinmann «Filosofía y Nación» (especialmente notable el robo, como dije antes, con la figura de Alberdi). Pasa que llamé «filosofía y nación for dummyes» -y siento con ello haberte ofendido- porque Feinmann al menos interpreta los textos de estos próceres y a partir de ahí, hace filosofía, por lo cual él es -para bien o para mal- un «constructor de sentidos», mientras que vos sos un mero, cómo decirlo… «¿recopilador?»
2) Te mofás de mi capacidad intelectual y de escritor haciéndome ir a ver «cosas más a mi nivel» como «Soledad y Larguilucho»… mmmm, «soledad y larguilucho» tuvo una recepción en público unas 180 veces mayor a la tuya lo que significa que despierta el «interés general» de la gente unas 180 veces más que tu película, lo cual no habla bien ni de la película de la sole en sí, ni de la gente; apenas habla mal de tu película (sería interesante que pienses en este punto cuando mandes otra carta con tu productor después que te reboten en algún otro festival local).
3) Es interesante como al título de tu peli lo pensaste primero en inglés y de ahí lo tradujiste -mal- al castellano. Es decir, lo pensaste para «triunfar» en grandes festivales europeos o yankis primero donde, ¡oh casualidad!, aman ver esta clase de películas donde muestran a los propios intelectuales tercermundistas analizando como sus países justamente son tercermundistas a través de la sobreabundancia de muerte y sangre coagulada en un círculo vicioso histórico y «bárbaro» del cual no pueden salir. ¡Aman realmente ver esto! Igualmente, lo de «mala traducción» del google fue porque tu «father» tiene mucha resaca al «founding father» yanki que tiene que ver más específicamente a los creadores de las constitución estadounidense, mientras que acá el genérico para gente como Alberdi, Sarmiento, Rosas y demás sería más bien «prócer». Perdón si te ofendí con esto también y qué bueno que tu peli se proyecte en EEUU, Nicolás, pues, al fin y al cabo, peor que esto no te puede ir, ¿no?
http://vos.lavoz.com.ar/cine/peor-estreno-historia-cine
4) Anticipar a una película como revisionista, al menos revisionista de TODA la historia argentina y comenzarla con el himno nacional en analogía (efectista) con todas las masacres de mitad de siglo en adelante haciendo clara alusión al «nos morimos porque no tenemos gloria» lamentablemente Nicolás, suicida el resto de la película: uno ya sabe cual es TU visión -por más que vos creas medio iinfantilmente que es «la» visión- de la historia argentina y que el resto de la película, lo vas a intentar de una forma u otra, justificar y esto la vuelve, literalmente, predecible y por lo tanto, bastante apática (algo plomo más bien).
5) Y por último -y me encanta esto de enumerarme como solés hacer vos aunque no empecé con el .0- realmente creo que tu película es muy interesante para un adolescente de 17 años a punto de terminar la secundaria pero bastante predecible y en cierta forma, TORPE, para uno de 18 que ande cursando primer año de una carrera de humanidades y ciencias sociales; esto, no le quita ni mérito ni desmérito a tu película, más bien, le quita originalidad nada más… igual, VALORO TU ESFUERZO, por más que seas redundante con lo de «la nenita escolarizada con la historia oficial», «la marcha peronista» y «la paloma y el gatito» (¿cómo se llamaría esto, ABYECCIÓN?)… pero creo que esto ya es una marca registrada tuya y está bueno que seas coherente con incluso hasta cuando no querés serlo.
Y sí Nicolás, creo que ya sé lo que va a venir: «me faltan argumentos», pero bueno, es lo que hay amigo, es lo que hay…
En fin, espero que igual podamos arreglar lo que hablé con Pilar y te prendas; va a ser una buena forma de que alguien vea tu película más allá de tus 5 amigos cinéfilos con «blogs polémicos» y chiquitaje pseudo intelectual.
Salud Nicolás y si no nos hablamos más, espero con ansias tu nueva peli: pues siendo vos un tipo cuarentón tan crítico del talento ajeno, que sólo haya filmado dos películas -siendo una sobre sí mismo y la otra sobre textos ajenos- no hace más que alimentar mis ansias por ver una nueva polémica tuya hecha film (o al menos, hecha ¡blog!).
Salud Nicolás, ¡salud!
“Stamateas”:
No contesto a anónimos burdos, pero voy a hacer el esfuerzo de dejar de lado tus bobadas… solo para mostrar como sujetos como vos –que ni siquiera tienen lo que hay que tener para hacerlo a cara descubierta- tergiversan cualquier cosa desde vaya uno a saber que animadversión:
-No soy yo quien se postula como “polemista”, sino los que dan lugar a la polémica. Nunca esperé que los aludidos contestaran con un comment, pero siempre tengo la esperanza de que lo hagan publicamente, donde se sientan más cómodos (aunque esta visto que así como no dieron la cara los directamente implicados, no lo harán ahora estos amigos críticos…).
-Los comments no me parecen el mejor lugar, porque son territorio de personajes como vos, que desde el anonimato tenés el tupé de decir imbecilidades sobre alguien que sí lo hace. Tal vez por motivos como ese solo comentan “5 gatos locos” entre los que te encontrás, pero los lectores son cientos cada día… Y la discusión no se da solo en un blog, por suerte.
-Soy tan “crítico del talento ajeno” como cualquier crítico (y si vos sos crítico ni siquiera mostrás talento como tal…). “Un tipo cuarentón que sólo haya filmado dos películas”? Algunos empezaron a los 40 (y otros nunca), así que me doy por satisfecho… Los directores que más admiro no hicieron más de una decena. Pero igual no se si los voy a alcanzar. Por suerte con dos alcanza para la retrospectiva… Aún “siendo una sobre sí mismo y la otra sobre textos ajenos”, porque tenés razón: “Tierra” es sobre mí mismo y “M” sobre textos ajenos…
– Hasta los datos duros te fallan: ¿“Soledad y Larguilucho” tuvo una recepción en público unas 180 veces mayor? Informate. (También podés fijarte cuanto suelen hacer los documentales en cine, o incluso películas independientes como “Abrir puertas y ventanas”, que viene de ganarse todo…).Yo no voy a comparar cantidades porque la comparación numérica es el argumento más cretino del mundo, no tiene nada que ver con lo buena o mala que sea una película. Tampoco tiene sentido hablar del “interés general” porque no hay un solo público sino públicos, que en todo caso uno puede atravesar transversalmente (y curiosamente es el caso de “Tierra de los padres”).
-Los grandes festivales europeos “o yankis” no aman ver “películas donde muestran a los propios intelectuales tercermundistas analizando como sus países justamente son tercermundistas” (algo que de todos modos no representa a la película). Lo que les gusta es sí la “sobreabundancia de muerte y sangre” pero de un modo literal, no metafórico. Nosotros somos la naturaleza y ellos la cultura (civilización y barbarie, sí…)
-Nunca dije que pensé primero el título en inglés y de ahí lo traduje al castellano. (Los dos surgieron juntos, a partir de las distintas formas y sentidos de la palabra “patria”.) Y si “el founding father yanki tiene que ver específicamente a los creadores de las constitución estadounidense, mientras que acá el genérico para gente como Alberdi, Sarmiento, Rosas y demás sería más bien ‘prócer’” lo que marco es precisamente la distancia entre ambos conceptos…
-Por supuesto que he leído “Filosofía y Nación”. Pero no creo que a Feinmann le guste “Tierra de los padres”, porque él entiende la “construcción de sentido” casi de un modo tan cerrado como vos, que no podés distinguir la construcción de un libro de la de una película, no hablemos ya de distintos tipos de “ensayo”…
-“Anticipar a una película como revisionista”? La película no es “revisionista” en el sentido historiográfico del término (entre otras cosas porque su “construcción de sentido” es menos unívoca, precisamente). Pero lo del himno nacional sin duda es “efectista”, visto que a muchos como vos los saca de las casillas… Que bueno. Ahora bien: de ningún modo es una “clara alusión al ‘nos morimos porque no tenemos gloria’”: ni siquiera entiendo que significaría tal cosa…
-Entre la cita de Tarantino y lo de “tu película es muy interesante para un adolescente de 17 años a punto de terminar la secundaria”, y la “nenita escolarizada con la historia oficial”, los “argumentos” se parecen a los de Schell. Solo que él tenía al menos la decencia o valentía de firmar con su nombre.
Adiós.
Estimado Nicolás y Roger…. es sinceramente increíble que duden de mi identidad… pero lo increíble no es que lo duden en sí, si no los motivos por los cuales lo hacen: es como que «alguien como yo», un escritor comercial, de «autoayuda» como perjuiciosamente nos suele catalogar la masa intelectualoide en general que nos discrimina mas por envidia y limitación de que porque en realidad fuéramos discriminables, no tiene cabida en un blog como «éste» o en una discusión como «ésta» sobre una película de «este tipo»… eso en realidad habla de que todo el «pluralismo» que al parecer intenta congeniar este blog y ustedes dos, Nicolás y Roger son, simplemente, mera mascarada para ocultar su verdadera cara: la de personas con una clara intencionalidad de discriminación y prejuicio de clase (¿intelectual?).
Igualmente, recién leo estos comentarios en contra de mí, por lo cual quizás resulte anacrónica -como tu película NP- mi defensa si es que vale que me defienda de algo. No obstante, vuelvo a tomar tu capacidad de enumeración de apartados para decir (quizás por última vez, dado que no soy bienvenido en este blog):
0. No, «M» es una película que habla de vos y tu familia y «TDLP» es una película que habla de personas con importancia histórica que pensaron este país. Justamente porque vos creés lo contrario es que tu película se suicida en los primeros 5 minutos con el himno y las masacres de segunda mitad de siglo y por eso el resto de la película es tan predecible en su contrapunto «vencedores/vencidos» que aburre y bastante.
1. Vos no te autopostularás como polemista, pero así te han postulado y en notas donde así te han postulado has hecho tus posts, por lo tanto, o el mote te cabe o no estás en desacuerdo con él; de un modo u otro, «aceptás» lo de polemista y por eso te volvés loco cuando no hay polémica (como acá).
2.»Yo no voy a comparar cantidades porque la comparación numérica es el argumento más cretino del mundo, no tiene nada que ver con lo buena o mala que sea una película»: pues es interesante la contradicción acá porque sí lo has hecho: a Noriega, creo, es al que le decís que «la sala de lugones estuvo llena» y al chico Jesús de que «en EEUU te van a ver» y acá mismo que ha habido cientos de personas leyendo esta «polémica». Así que sí, el público te interesa y mucho; lástima que no tengas el «éxito» que te gustaría tener (tengo un ensayo muy lindo al respecto, después te lo paso si te interesa; creo que te haría muy bien si no te vuelven a aceptar en el bafici o en mar del plata de nuevo).
3. Nunca dije que a Feinmann le gustara tu película o que vos copiaras su libro desde el punto de vista ideológico: digo que le copiaste la estructura dialéctica y eso es un hecho: basta con mirar apenas el índice del libro y ver en tu película los textos que contraponés. De todos modos, alguien que me muestra sólo muerte y sangre y más muerte y más sangre durante algo más de hora y media y habla de que la «visión de los otros es cerrada» mmmm, ¿cómo tiene autoridad moral o intelectual para decir eso? Aunque este punto es crónico en vos NP: ¡¡SIEMPRE LA CULPA ES DE LOS OTROS, PERO SIEMPRE: A TU PELI NO LA ACEPTARON PORQUE LOS OTROS SON CAMARILLEROS Y TE ODIAN Y NO PORQUE LA PELI, REALMENTE, NO PASA DEL 5 Y NO DA PARA ESTAR EN FESTIVALES DE ESTE TIPO.
4. Es interesante que marques -según vos- distancia entre el «founding father yanki» y el «prócer» nuestro pues, ¿pensás la historia entonces en relación a la historia del imperio? mmmmm, ¿y después encima, lo criticás… mmmm? Jauretche llamaba a los de tu clase, «medio pelo»; permitime que yo los llame igual. (Ah, cierto, pero en toronto te aplaudieron: bah, aplaudieron una versión -más- de la historia de un país tercermundista donde todo es sólo sangre y fracaso y que tanto se distancia de su propia historia plagada de heroísmo e integración).
5. No obstante creo que tu película es genial: termina igual que garage olimpo, tiene la misma estructura que filosofía y nación, juega a hacerle guiños a tierra en trance de rocha, empieza con el mismo tópico de M, le intenta copiar el color -y la grandilocuencia- a «Sifonía…» de favio, y se envalentona en conceptos mediopelistas para su título difuso festivalero, pero es realmente ¡genial! Ojalá la pueda ver mucha gente (en dvd claro está).
En fin NP, mil perdones si te he ofendido y como diría D’Espósito: «tenés razón» (¿o no?)
Saludetes
Nicolás:
Antes que nada, me gusta escribir sobre cine pero no soy crítico de profesión. Y no estoy «impugnando» tus textos, ni dije que me pareciera mal rebatir la opinión de un crítico. Sólo planteaba mi opinión acerca del valor que puede tener una crítica para el creador de una producción cultural de cualquier tipo. Y si no aporté ningún texto sobre TIERRA DE LOS PADRES fue porque, después de verla, me pareció mejor escuchar y difundir tu voz, indagar un poco en tu trabajo y en tu búsqueda (por eso te hice una entrevista que posiblemente sea la más extensa que te hayan hecho).
Oscar: lo que yo escribí no fue «¿por qué rebatir las críticas de esta revista» sino «¿por qué rebatir las críticas de esta revista Y NO LAS DE OTROS MEDIOS?» Por otra parte, en ningún momento propuse «acallar» a nadie. En otras cosas probablemente tengas razón, como cuando sugerís que mi retórica es de una tolerancia falsa. Lo voy a pensar, nunca me lo habían dicho.
Saludos.
Fernando:
El de este post es el segundo comentario en el mismo sentido que dejás, sin aportar nada más que tus capciosas «dudas». Tu «opinión acerca del valor que puede tener una crítica para el creador» es tan obvia como que estás diciendo que yo no acepto las críticas, como si debatir con ellas no fuera el mejor modo de asumirlas. Y ni en las que estoy criticando ni emn tus comentaruos veo donde está lo «constructivo». Constructivo sería contraponer argumentos sólidos, y vos no proponés ninguno, solo repetís vaguedades. Me extraña ya que como tenés un blog y publicaciones sobre cine, asumo que debés tener un pensamiento «crítico», pero por ahí me equivoco.
Te agradezco lo de «escuchar y difundir» mi voz es una cosa, pero «indagar en el trabajo y en la búsqueda» es otra cosa. Si lo hicieras (sea «a favor» o «en contra») por ahí tendríamos algo más interesante que conversar… Y de paso sabríamos cual es tu crítica, concretamente hablando.
Saludos.
Nicolás:
Pensaba seguir la discusión personalmente, pero me enteré que no venís al Festival Latinoamericano de Video de Rosario (a todo esto, les recomendé tu película a mis alumnos de cine, a quienes les había pedido que te entrevistaran). Me interesaba harlar con vos y preguntarte cuáles son las “capciosas dudas” que te molestan en mis comentarios en este blog. Dudas tengo, es cierto, y te lo planteé en su momento en forma personal: tu película me parece perturbadora pero ideológicamente equívoca, bella pero fría, seductora como experimento pero no tan compleja ni original en su estructura. La melancolía que desprenden esos planos fijos sobre rincones y recovecos del cementerio tienen, para mí, un efecto más persistente y cautivante que los textos, que, a veces, al ser leídos desganadamente como en una clase, me dejan afuera del juego dialéctico. Creo, también, que una “crítica” no es la única manera de exponer una opinión sobre una obra: en la entrevista que te hice quedan en evidencia tanto tu punto de vista sobre TIERRA DE LOS PADRES como mis propias consideraciones sobre lo que vi. Y a propósito, me sigue pareciendo razonable la crítica de Noriega y coincido con varias cosas que apunta. El Himno Nacional ilustrado con imágenes violentas, por ejemplo, es un contrapunto al que ya recurrían Gerardo Vallejo y Pino Solanas a fines de los ’60, y no lo aprecié como un “diálogo” sino como un recurso algo anacrónico. Sigo sin entender por qué al intentar “una discusión política” sobre tu película preferís volver sobre la misma revista y el mismo crítico y eludir, por ejemplo, lo que escribió P.Sendrós en Ámbito. Sigo pensando que tu autoestima es importante (lo cual admiro) y que despierta cierta aprensión objetar algo de tu película o de tus comentarios, teniendo en cuenta que las respuestas suelen ser agresivas (en este blog, que siempre valoré y en el que me sentí bien atendido, Oscar me acusó de una “retórica de falsa tolerancia” y vos pusiste en duda mi “pensamiento crítico”, ayudándome a descubrir, de pronto, que no soy tan bueno como persona ni como profesional). Reclamás argumentos, y me parece muy bien (yo intento dártelos), pero la crítica de un influyente sitio web consistió en una reseña detallada de la estructura de tu película con una enumeración final de cinco adjetivos (sin fundamentación alguna), y eso fue lo que se eligió para promocionar TIERRA DE LOS PADRES cuando fue su estreno. Evidentemente, esa falta de fundamentación no te molestó.
Espero tener pronto la oportunidad de que podamos seguir discutiendo personalmente. Saludos.
n con vos personalmente.
Fernando:
Si te “sigue pareciendo razonable la crítica de Noriega y varias cosas que apunta”, seguís sin explicar qué es lo que te parece razonable y a qué cosas te referís… Al parecer lo único que te interesa res repetir eso como un mantra. Por eso las “capciosas dudas” son las que volvés a repetir, increiblemente, una y otra vez, sin dar un sólo argumento, por lo que parecen preguntas retóricas… No veo que te interese dialogar conmigo. En tu entrevista lo único que queda en evidencia es que no repreguntaste sobre esto que ahora te genera dudas…
Y toda esa estructura adversativa de “perturbadora pero ideológicamente equívoca, bella pero fría, seductora como experimento pero no tan compleja ni original” solo se dirige a resaltar los “pero”. Lo que estaría muy bien si los explicaras… Lo de “ideologicamente equívoca” al menos, porque todo lo demás es tan subjetivo que ni vale la pena: es difícil medir la frialdad o la originalidad (y aun así ninguna de las dos cosas me parecen negativas per se). O que digas que la lectura “desganada” te deja “fuera del juego dialéctico”: nada puedo hacer sobre esa percepción, más que decirte que no a todo el mundo le pasa lo mismo… Y me refiero a los espectadores “promedio”, como diría Noriega.
Pero si me detengo a discutir con ciertos críticos como él es por el lugar que ellos mismos le han dado a la película: las notas en ‘El Amante’ plantean una discusión que me interesaba contestar, empezando precisamente por los motivos de por qué se ha dado esa discusión ahí, y de ese modo (al respecto, creo que mi quinta y última nota es muy clara, gracias a que D’Espósito finalmente explicita lo que las demás callaban).
Ahora bien, tampoco se trata de discutir con cualquier crítica o crítico: eso lo haría si fuera la mera cuestión de ego que me adjudican los mismos que luego me piden, como vos, que conteste a cualquier nota… Y no: no me interesa contestar a cualquier cosa ni de cualquier manera. Porque mis respuestas (como puede ver cualquiera que se tome el trabajo de leer esta serie) son bastante meditadas y nada intempestivas. Si alguien ve agresión es lo que le devuelve el espejo (aunque no todos sean explicitamente brutales como Pena).
Ah, y cualquier recurso puede ser “anacrónico” (hasta el montaje…), todo depende de desde donde uno lo mire… Efectivamente, no alcanza con usar una serie de adjetivos para hacer una crítica (sea a favor o en contra). Y todavía sigo sin leer la tuya. Como ya te dije: si en vez de estos vagos comments hicieras alguna, seguramente existiría el diálogo que decís propiciar.
NP primero por que soy un atrevido bárbaro y ultimamente tengo un tiempito extra para delitarme con mi pasión cinematografica en lugares como este blog por ejemplo y segundo por que para ver tu obra especialmente TDLP tendria que tomarme un buquebús y luego arrivar a la sala lugonés, cosa que no voy a hacer… acá recién en cinemateca estan dando el estudiante…asi que es una cuestión cronológica y de disponibilidad…te entiendo, a mi también me molestaria que un tipo que ni siquiera vio lo que hice que ni siquiera es de aquí ande comentando, aunque al menos me tomé la molestia de leer varias cosas antes de comentar…y lejos de entorpecer una aún ausente dinámica, me parece que hecho lo posible por aportar fluidez o como quieras llamarle a este, repito, aún ausente debate…pero además vos te metiste en un terreno que exede lo cinematográfico, que no me es ajeno y todos mis comentarios han estado enfocados a ese páramo, me parece una idea muy original y más allá del resultado final, como ya dije, tengo el deseo de defenderla, no por alcahuetearte a vos, cosa que no me interesa para nada, es más tengo varias criticas para hacerte con respecto a tu estilo literario, pero no las voy a hacer por que eso si que no viene al caso…estoy defendiendo tu » idea» (mirá, ni digo ya tu obra, para que no generar molestias), como ayer defendí la intención de batman… sí, aunque parezca descabellado veo puntos de contacto entre estas dos aventuras cinemaograficas aparentemente tan disímiles….o sea defiendo lo que me parece valioso, siento, dese hace tiempo, que una revisión cinematografia de la historia no solo es importante si no que era ya necesaria, es más, es algo que estaba esperando que sucediera, por eso reaccioné enseguida y lo celebré de entrada..y es más, humildemente, es algo que yo ya tenia un día agendado hacer aquí, si la fortuna me acompaña y los astros se alinean en el cielo…así que lamento que te moleste, trataré de abstenerme, pero no te prometo nada
saludos
Acá dejo un link donde desarrollo más mi posición al respecto:
http://tallerlaotra.blogspot.com.ar/2012/09/prividera-y-el-amante.html?spref=tw
Un poquito mal-educado decir ·»en la tradición brechtiana de cierto cine modernista» sobre si mismo no? UN poquito autorreferencial y fundamentalmente falso. El viejo Bertolt quería la revolución socialista en Europa y en el mundo, no un compendio de textos maquineos sobre la historia argentina, que por otro lado lo deja en el binarismo sin solución ni salida aparente.
si el film de NP llega a ser programático, entonces su programa es el desconcierto! Ok, las sociedades se hacen con grandes dosis de muerte sangre guerra y etc, y ? Con eso que? Chocolate por la noticia, el «programa» cual es? El programa se refuta o se avala en la practica pero con tendencias organizativas que permitan superar la actual descomposicion social, no simplemente masturbarse ideologica e intelectualmente.
Para kirchneristas me quedo con los de verdad,los que no se camuflan de marxistas culturales,
Cuanta impostura! El «programa» de la pelicula en verdad es un desconcierto total, qué programa es enfrentar tradiciones politicas esteticas? No tiene una salida. Quien dijo por alli que te vas despues de la peli con un animo de des-animo tiene toda la razon, la pelicula es un binomio asfixiante y a veces previsible de posiciones maniqueas sobre lo OBVIO (que la historia se hace en base a granddes dosis de sangre y muerte) pero no ofrece absolutamente nada como «programa», excepto que estos protokirchneristas disfrazados de marxistas culturales tambien hayan hecho mierda el significado dde «programa»
Este agrandadito me hace acordar a las palabras del general Saint Jean: primero critica a los críticos de El Amante, después a sus simpatizantes, más tarde a todos los que dejan comentarios en este blog, y finalmente a los neutrales e indiferentes. Nadie que no diga que su película es extraordinaria se salva.
No jodas prividera.
Lo digno de Saint-Jean es lo de «protokirchneristas disfrazados de marxistas culturales». Más que de dichos entes, la definición habla del dicente… Gracias por darnos una idea tan clara (más que la de ciertas críticas) de por donde vienen los tiros. Son preferibles los que expresan su honesta brutalidad (no confundir con honestidad brutal) antes que los anónimos (punzantes, eso sí) que te explican al «viejo Bertolt» o dicen «no jodás», aunque en el fondo no estén muy lejos.
«…asumir la narración de la historia no debe ser confundido con una deshistorización o relativización de los textos puestos en diálogo, operación con la que la película pareciera discutir. Así surge necesariamente el caso de Todos mienten (Matías Piñeiro, 2009), aquí Sarmiento y Rosas aparecen como material puramente lúdico para configurar un relato cerrado sobre sí mismo, donde ahora sí el placer está en el puro funcionamiento del dispositivo narrativo que activa las relaciones entre los diferentes componentes del relato. Hasta aquí no hemos hecho referencia a la polémica que generó la exclusión del BAFICI, pero todavía nos preguntamos, ya que creemos que el BAFICI debe ser un espacio que ponga en discusión al cine contemporáneo, sobre su ausencia. No porque su presencia fuese ineludible, sino porque hubiese permitido de manera enriquecedora que dos miradas que se cruzan lo hagan en el espacio del festival que en su momento supo dar lugar y celebrar a Todos mienten. Desde aquí, la comparación más próxima, es posible dejar abierto el camino para indagar otras representaciones por las que ha transitado el cine nacional. A partir de la multiplicidad de nombres que elige Prividera puede pensarse la recuperación que han hecho los diferentes momentos de la historia del cine y la historia política de cada uno de ellos. ¿Qué hace Soffici con Mansilla en Viento norte (1937)? ¿Cómo revisan la historia Solanas y Getino? ¿Cómo piensa a Montoneros Di Tella?»
http://www.marienbad.com.ar/critica/tierra-de-los-padres
NP: ¿Realmente pensás que no quiero dialogar con vos? ¿Acaso no fui yo quien quiso entrevistarte? ¿y cuál pensás que fue el motivo? ¿no se te ocurrió pensar que dediqué tiempo y laburo para hacerla (sin recibir dinero a cambio, a diferencia de quienes te han entrevistado para medios para los cuales trabajan)? ¿sabés que vengo de hablar con mis alumnos de tu película, y que uno de ellos grabó la charla de P.Ratto con el público, que escucharemos en clase la próxima semana? ¿y que les propuse que te enviaran sus comentarios por mail, porque sé que te interesan? ¿no te dije ya que esperaba que vinieras a Rosario, para dialogar personalmente con vos? y me encuentro con esto de que no tengo interés en dialogar con vos… Además ¿por qué esperar una crítica mía «a favor o en contra» de «Tierra de los padres»? Nunca subo a mi blog una crítica y una entrevista sobre una misma película, por eso una vez que te entrevisté descarté escribir una crítica ¿eso me invalida para discutir? ¿»dialogar» significa para vos únicamente intercambiar críticas o textos provocadores? Por otra parte, como ya te dije, no tengo una opinión categórica y cerrada sobre «Tierra…» ¿entonces no puedo intervenir en estas discusiones?
En ninguno de mis comments emití un juicio de valor sobre vos (si por ahí mencioné tu autoestima importante dije que me despertaba admiración) pero vos, en tus respuestas «bastante meditadas y nada intempestivas» (según tus palabras), entre otras cosas, y sin conocerme, das a entender que si veo agresión es porque «es lo que devuelve el espejo»…
En fin, hasta aquí llegué. Sé que verás a todo esto poco constructivo, sin argumentos, etc. pero no es por eso que desisto de seguir, sino porque siento que el cariño y el respeto que siempre he tenido por este espacio han empezado a deteriorarse.
Fernando:
Si alguien debiera sentirse ofendido acá soy yo, pero no me gusta ese papel. Tus intervenciones no han sido agresivas de modo directo (como la del citado anónimo), pero yo las siento así bajo su «moderación», por ejemplo cuando mencionás mi » autoestima importante»… Sea o no con ironía, es un juicio de valor sobre mí, y lo que estamos discutiendo no tiene nada que ver con mi poca o mucha autoestima o cualquier otra consideración personal! Entonces: tus intervenciones son por lo menos confusas. No veo donde está el diálogo que decís querer establecer, porque lo que leì hasta acá fueron impugnaciones que no terminan de argumentarse claramente. Y no se trata de tener «una opinión categórica y cerrada sobre ‘Tierra’ (ni siquiera yo la tengo…) sino de ser por lo menos claros, no digamos ya directos… Pero si terminás diciendo que dejás de sentir «respeto» por el blog, cómo no entenderlo como un argumento confuso más (¿què tiene que ver el blog con este diálogo que nunca corté, aunque no parece ir a ninguna parte?). A eso me refería al hablar de «lo que devuelve el espejo».
Saludos.
NP y FV: la discusión que vienen ustedes llevando no la llego a entenderla del todo. A veces siento que NP le responde FV ciertas cosas que exceden a los planteamientos de FV. En otros momentos, las molestias de FV no parecen ser correlativas a lo que responde NP. Podría decir más cosas, pero no me meteré en algo que no soy partícipe.
Sí, quiero decir algo, sobre las consecuencias que sacás, Fernando, respecto del blog. La conversación que ustedes han sostenido no ha sido grata y por momentos me resulta un poco agresiva, pero se han mantenido en un espacio todavía de respeto. No coincidir, no simpatizar es incómodo, pero no implica ausencia de respeto.
Por otro lado, yo doy lugar aquí a distintas modalidades de expresión. Quienes escriben notas, como quienes escriben comentarios, tienen libertad para decir lo que sea. Yo no censuro, excepto si se trata de una apología sobre el fascismo o cosas por el estilo, o si se trata de insultos. Naturalmente que hay cosas me disgustan. El cínico que publica con el nombre de un escritor de autoayuda, me parece de una cobardía soberana, pues si supiéramos quién es, estoy seguro que pensaría dos veces lo que dice y su (auto)satisfacción de lastimar con la palabra le costaría un poco más. Allí está el valor del nombre propio: hacerse cargo del discurso. (Hace unos días atrás descubrí a alguien que dijo en Twitter que se tuvo que contener de no cagarme a palos al verme caminar por la calle, y cuando lo leí le escribí con suma tranquilidad respecto de los motivos, pues, sinceramente, me interesaba; no respondió, propio del cobarde, pero dejó de decir barbaridades; y eso sucedió porque mi intervención implicó que se hiciera cargo de su discurso).
Como editor del blog yo sí tengo una costumbre y un estilo, pero no le impongo que así sea para quienes colaboran.
Dicho esto, creo, querido Fernando que deberías poder ver la diferencia entre lo que sucede con Nicolás y lo que sucede en el blog. Nicolás es parte de él y representa un camino que yo sí valido en este espacio, pero no todo es así.
Aún así, yo también respeto que tu respeto por este espacio empiece a deteriorarse, pero sí me parece justo señalar algunos matices de tu último comentario, el que me parece desmedido, pues este blog, es decir, yo, he sido siempre respetuoso y amable con todos, incluso con los cobardes que bajo nicknames me dicen gordi u otros epítetos menos simpáticos.
Un abrazo para vos.
RK
Bernardo: disculpa entonces; tu prosa es tan distinta entre tus libros y la de estos comentarios que me deja confundido, a tal punto que confirmo, gracias a vos, que gente como Barthes y Foucault tenían razón: el autor no existe; me quedo, literalmente, sin palabras. La verdad es que la última vez que me ocurrió algo así fue cuando leí un texto de un amigo que escribe para otros «escritores». Igual, querido Bernardo, lo que me confunde es el estilo, su radical diferencia. Si escribieras igual aquí que en tus publicaciones, entonces sí aceptaría tu señalamiento sobre mi presunto prejuicio, pero vos, él, yo y mi otro yo sabemos que no es así. Saludos. RK