LOS AMANTES IRREGULARES (04): RESPUESTA A LA "POLÉMICA" SOBRE TIERRA DE LOS PADRES EN "EL AMANTE"
¿QUÉ HECHO YO PARA MERECER ESTO?
Por Nicolás Prividera
(Nota del editor: en el primer comment, al final de la nota, el lector podrá leer la crítica escrita por Jaime Pena, con quien aquí Prividera discute)
Con un título que lo dice todo (al menos sobre el crítico mismo), Jaime Pena titula su nota “Brutalidad en piedra o ¡Prividera o muerte!”, y dedica buena parte de ella a hablar de la película de “un amigo, Xurxo González (…) inspirada por Profit Motive and the Whispering Wind, de John Gianvito, una película cuya estela ha debido de causar estragos por todas partes.” No seré yo quien desmienta que hay films cuya canonización causa estragos por doquier, pero me es difícil pensar que sea el caso del film de Gianvito, al que Pena caracteriza tan falazmente: “Gianvito inventó (en realidad, desarrolló) una fórmula válida para casi cualquier contexto histórico, una paleta en origen tomada de Straub-Huillet que se podía adaptar a múltiples circunstancias y discursos.” Gianvito no inventó una fórmula (que ni siquiera él se propone repetir), y mucho menos desarrolló una “paleta” (?) a partir de Straub-Huillet: más bien es Pena el que crea borgeanamente esos “precursores”, a partir de una película que le resulta irritante.
“Entiendo la fascinación que Xurxo pudo sentir por la película de Gianvito y que lo que él hizo con su villa natal merecería ser hecho con todos y cada uno de los pueblos España”. Una vez más, el crítico carga sobre una película el sayo de su propia mirada, incluida su culposa corrección política: no se lo que opinará el buen Xurxo, pero yo no creo que haya que hacer una película igual en cada lugar ni por cada víctima, del mismo modo en que no creo en la mera repetición de un procedimiento (que por eso mismo termina –como supo la vanguardia– desactivándose, estética y políticamente). Y así como hay obras que admiten ser tomadas como modelos (para bien o mal), hay otras que no lo son, pese a su apariencia: el luego citado Benning no es lo mismo que el antecitado Gianvito. De hecho uno sigue su propio modelo y el otro nunca se repite, del mismo modo en que tampoco yo –para pena de Pena– buscaría volver sobre Tierra de los padres, del mismo modo en que no continué la “fórmula” de M (que más bien criticaba cierto formulismo del llamado “documental subjetivo”).
Pero Pena –como Noriega– no parece querer ver nada más allá de su propia simplista caracterización: “La de Gianvito era una propuesta conceptual y no hay nada tan refractario a la imitación o la ‘inspiración’ como el arte conceptual: cualquier obra que se diga inspirada por La fuente de Marcel Duchamp será en el fondo un plagio”. Podríamos discutir largamente esta idea axiomática sobre el “arte conceptual” (arte que no me interesa particularmente defender, por otra parte), e incluso la noción de plagio en el arte contemporáneo (algo que el posmodernismo ha convertido en otro procedimiento más). Pero no es necesario, porque cualquiera que vea Tierra de los padres puede entender que no se trata de un plagio, y ni siquiera de la mera reproducción de un procedimiento. De hecho eso es lo que de algún modo acepta Pena –si lo despojamos de malicia–, cuando afirma que “es inútil buscar en Tierra de los padres alguna huella de Toute révolution est un coup de dés(…) ¿Es el ostentoso plano aéreo final de Prividera una reedición del sencillo plano del muro de Père-Lachaise con París al fondo con el que Straub cerraba su película?” Efectivamente, Tierra de los padres no es una película minimalista, ni basada en una receta monolítica. Su apuesta es más bien la mezcla de tradiciones diversas, como he explicitado en otras notas en este mismo blog (y aun así la “quimera” está viva…).
Pero Pena solo ve su propio prejuicio (de clase): “¿Un realizador de bodas y bautizos que se inspira en Straub? Esa es una de las grandes contradicciones de Tierra de los padres” dice con desdén, sin ver que ese pretendido insulto puede ser un nada contradictorio elogio (ya que en Tierra de los padres conviven lo alto y lo bajo, aunque –claro– “no reconciliados”). Mas Pena no puede verlo porque su concepción de la radicalidad está definida por el extravío del gesto vanguardista en mera aristocracia del gusto (y así como Duchamp firmaba urinarios, ciertos críticos y programadores firman su inapelable canon). Ese patronazgo se advierte cuando afirma:“Tierra de los padres hubiera podido ser esa película radical que algunos proclaman si se hubiese limitado a la mera reproducción de esos mismos textos, al estilo, por ejemplo, de La celosía, del artista conceptual español Isidoro Valcárcel Medina, la transcripción literal de una novela de Alain Robbe-Grillet. Lo dejo caer como una sugerencia para futuros proyectos.”. O sea: Pena me sugiere el plagio de una obra –cuya “literalidad” curiosamente no ve como problemática– para luego poder propinarme esta misma crítica (que en ese caso al menos sería justa, aunque no menos miserable).
¿Por qué, entonces, tanto ensañamiento con una película digna de “un realizador de bodas y bautizos”? Porque Pena parece ser más amigo de Platón que de la verdad. Por eso escribe que “veía Tierra de los padres en Festival Scope, que coincidió con los primeros días del Bafici, ese festival que imagino que será recordado eternamente por no haber seleccionado la película de Nicolás Prividera, como si Tierra de los padres fuese la primera película rechazada por este u otro Bafici, por este u otro festival.” Es claro que por ese sonado rechazo (que también implica a “otro festival” público argentino, aunque nadie lo menciona aquí) vio Pena la película, teniendo ya una opinión formada… Del mismo modo que sabe que el eje de la “polémica” (esa que tampoco fue, ya que el mismo Pena fue el único crítico en defender el rechazo) iba más allá de la “no inclusión” de una película en particular (como puede ver cualquiera que haya leído las sendas cartas publicadas en aquel momento en ‘Micropsia’, el blog de Diego Lerer). Pero nada de eso importa, como es evidente cuando Pena explicita que su desprecio hacia la película nace de ese conflicto (y se agradece al menos ese arrebato) cuando dice: “toda la modestia de la película de González/Chirro se transforma en arrogancia, presunción y pomposidad en la de Prividera. O quizá no tanto en la propia película como en el texto con el cual Prividera y su productor denunciaban su ‘exclusión’ del Bafici”. Es decir: Pena castiga a la película “no tanto” por sus alegados deméritos como por su disgusto ante una comunicación pública de su director… No es extraño entonces que Pena no se detenga a pensar que lo que ponía en cuestión esa carta era, precisamente, la “arrogancia y presunción” de personas como él.
Y así, aunque rápidamente vuelve a lo “puramente cinematográfico”, no puede evitar mostrar lo forzado de su desprecio: “Aquella carta tenía la honestidad de sacar a la luz las por otro lado evidentes fuentes de inspiración de su película (…) que, en realidad, no hablaban de ninguna inspiración, sino que preferían aludir a un “diálogo con” Straub, Gianvito y Sokurov, una diálogo, imagino, de tú a tú.” Pena va y viene de la carta a la película sólo para burlarse de la noción de “diálogo” (que obviamente no presupone ningún tipo de igualdad, sino apenas una cierta fraternidad…), como si se tratara de sentarse a la mesa con esos nombres (y ser filmado por un realizador de bautizos, claro): algo que debe hablar de sus propias fantasías, lo mismo que su forma de descalificar habla de otras mesas que efectivamente comparte, sean reales o virtuales. Porque ya en su ataque en el blog de Quintín quedaba claro que su intención era destruir a la película para justificar así su necesaria expulsión de cualquier festival del planeta….
Para argüir esto (y no puedo, como él, reconocer ninguna “honestidad” en ello), Pena insiste en hablar de un “presunto diálogo” que “encubre todo un ejercicio de apropiación: si ya tenemos a Straub, Gianvito y Sokurov para qué esforzarse en encontrar una forma propia”. Podríamos mentar centenares de películas que efectivamente no tienen forma propia y aun así entran en muchos festivales (o peor aun: que entran porque copian una forma predeterminada por esos mismos festivales), pero esto es vox populi. Por otra parte, Tierra de los padres puede no gustarle a Pena por muchos motivos (incluso “puramente cinematográficos”), pero no puede decir que esta “extraña quimera” –a decir de su editor Noriega– no tiene una forma propia. Por eso no se sostiene la idea de que la película “vampiriza una propuesta conceptual”, cuando –como sabe cualquiera que las conozca– las obras de Gianvito y Straub son propuestas muy diferentes entre sí (basta ver el tratamiento de la palabra en cada una de ellas), y a la vez heterogéneas ambas a la forma impura de Tierra de los padres (que a la del “realizador de bodas” también suma la del “documentalista observacional” y las de muchas otras “inspiraciones”, que intenta hacer confluir y fluir, cosa que –al menos para los espectadores “promedio”, que no huyen ante la “quimera”– la película consigue). Pero Pena sólo quiere ver “pereza”, y “la consideración de la puesta en escena como un asunto secundario” (sin que, como las demás críticas, exponga en que consistiría lo que dicen defender), en diferencial relación con “esos colegas con los que se diría que comparte una misma visión del cine”. La estrategia de Pena es así la misma que la del resto de los críticos “en contra” (reducir la lectura de la película a su propio pre-juicio), sólo que remata esa mala fe con el tono burlón de un matón profesional frente a un blanco indigno de sus servicios.
Y si bien toda su nota no va mucho más allá de esa repetida mojiganga, de vez en cuando algún extraño elogio cruza la “pereza” del crítico y la ironía muerta, aunque es sólo otra estrategia retórica que hace aun más evidente que su inquina no es “personal”: “Prividera viene de realizar M, una película notable. Sorprende en cualquier caso ese paso atrás: luego de una película muy personal nos abandonamos a un ejercicio caligráfico de inusitada torpeza. Algún malintencionado podría concluir que es más fácil imitar a Michael Moore que a Straub.” No hay que buscar muy lejos al malintencionado, cuando M tiene menos que ver con Michael Moore que Tierra de los padres con los Straub, pero a esta altura Pena sucumbe a su propia mala imitación de un crítico punzante… Claro que “imitar no es dialogar”, y la cuestión es con quien está dialogando Pena (aunque es posible imaginar quienes le dieron vela en este entierro). Porque aunque ya no comete el despropósito de citar a Glauber Rocha para señalarnos desde la madre patria el camino del cine latinoamericano, queda claro quienes son para él esos “colegas con los que se diría que comparte una misma visión del cine”:
“Prividera –dice– se empeña en situarse en un bando determinado, el de los oprimidos, el de los derrotados que han sufrido la persecución de los oligarcas que están enterrados en la Recoleta, pero sus imágenes, su película, no dejan de desmentirlo. Las películas argentinas acuden a los festivales internacionales con una cabecera del INCAA con el lema “Cine argentino” y la bandera nacional (iniciativa insólita que no comparte ningún otro país del mundo). Me cuesta imaginar otra película a la que le siente tan bien esa cabecera.” Y así termina, una vez más mezclando al director con la persona (como si no hubiera visto su alabada M, otra historia de persecuciones…), y la persona con la película (como si necesitara atacarla por transitividad), sin explicar el por qué de sus livianas afirmaciones (que “no dejan de desmentirlo”, cuando la película discute a todas luces con cualquier “cabecera”), sólo para terminar igualando todo en una cuestión de “bando” (algo que también aparece en otras críticas, con mayor o menor explicitación): En este sentido, es fácil ver en que “bando” se ubica Pena, así que no vale la pena abundar… Pero si contarle algo que tal vez no sepa: antes del sonado rechazo en los festivales argentinos (que también tienen cabeceras estatales), Tierra de los padres también fue rechazada en primera instancia por el INCAA. (Tal vez debería haber incluido esa escena en la película, pero en ese caso Pena bien podría acusarme de plagio.) Si finalmente pudo realizarse fue por la persistencia de todos los que generosamente creyeron en ella, desde que era apenas un proyecto hasta su estreno en la sala Lugones. Apoyos que, como queda claro viendo las críticas mayormente favorables desde su estreno en el festival de Toronto, no están asociados a ningún “bando determinado”, mientras que ataques como este sí parecen tener un endogámico aire de familia.
(Volveremos sobre esto último más adelante, en una próxima nota, ya que al momento de publicarse estas líneas Leonardo D’Espósito dio a conocer su tercera nota contra Tierra de los padres –debe estar batiendo su propio record, para dejar atrás el de las siete notas de la revista–. Lo interesante no es sólo la dicotomía modélica que propone –esta vez confrontándo la película con El estudiante– sino que después de tantos ambages por fin le empieza a poner nombre –político, claro– a ese malestar… En ese sentido, la nota también es modélica, y permite ver en negativo –ya que explicita lo que generalmente se expresa entre líneas– la lógica con que cierta crítica pretende defender una particular visión –aideológica y hegemónica a la vez- del cine.)
CONTINUARÁ…
Ver aquí Los amantes irregulares: Palabras preliminares (editorial del blog sobre la fundamentación de este espacio de discusión)
Nicolás Prividera / Copyleft 2012
Tierra de los padres (Jaime Pena)
Brutalidad en piedra o ¡Prividera o muerte!
Creo que no resulta inapropiado recordar ahora una pequeña película realizada por un amigo, Xurxo González. La película, de 40 minutos de duración, se titula 36/75 y, pese a su título, no habla exactamente de los años del franquismo, sino más bien del golpe de estado de 1936 y la represión consiguiente en un pueblo gallego, A Guarda, fronterizo con Portugal y junto al estuario del río Miño. González filma los escenarios de esa represión, trazando un itinerario que se desarrolla a lo largo de esos primeros meses del “glorioso alzamiento nacional” y cuyas escalas son las calles, las casas o los parques que aún hoy son testigos silenciosos de la historia. A cada plano fijo le sigue un rótulo explicativo: en este escenario ocurrió esto o vivía fulanito, el cual… 36/75 se rodó en plena campaña electoral gallega de 2009, detalle que justifica la urgencia de su realización aunque quizás no su puesta en escena. No sé si hace falta apuntarlo: 36/75 está inspirada por Profit Motive and the Whispering Wind , de John Gianvito, una película cuya estela ha debido de causar estragos por todas partes. Gianvito inventó (en realidad, desarrolló) una fórmula válida para casi cualquier contexto histórico, una paleta en origen tomada de Straub-Huillet que se podía adaptar a múltiples circunstancias y discursos. Entiendo la fascinación que Xurxo pudo sentir por la película de Gianvito y que lo que él hizo con su villa natal merecería ser hecho con todos y cada uno de los pueblos de Galicia y España, un recordatorio sin placas ni monumentos de las huellas del fascismo. Y para ello nada mejor que servirse de Gianvito antes que de José Luis Cuerda, sin duda.
Siempre me ha gustado ver 36/75 como una película de aprendizaje. Más allá de su utilidad didáctica y política, creo que es lícito considerarla como una forma de tomarle el pulso a la cámara sirviéndose de un referente tan contrastado como Profit Motive , una de esas películas que parece muy fácil imitar dada su aparente simplicidad. La de Gianvito era una propuesta conceptual y no hay nada tan refractario a la imitación o la “inspiración” como el arte conceptual: cualquier obra que se diga inspirada por La fuente de Marcel Duchamp será en el fondo un plagio. Por el contrario sí es factible la parodia, pues marca una distancia y un comentario con/sobre el referente. De todas formas 36/75 no tiene nada de parodia, aunque sí mucho de homenaje cinéfilo, una práctica hoy dominante en YouTube y que ha reemplazado al viejo cine amateur. Estaría bien rastrear todos los homenajes y parodias a costa de la película de Gianvito, si bien he de reconocer que siempre me ha gustado ver The Happening de M. Night Shyamalan como una versión de Profit Motive , la película de terror que, quizás, Gianvito nunca se atrevió a realizar y que el relato histórico de Howard Zinn no dejaba de proponer.
Como sea y volviendo a Xurxo González, para reconocer de forma más clara sus intenciones es posible que sea útil enfrentarnos a otra de sus películas, 13 pozas , un homenaje, esta vez no exento de parodia, a James Benning. Tanto 13 pozas como 36/75 aparecen firmadas por Xurxo González, si bien su autor ha acabado por ser el mismo que, firmando como Xurxo Chirro, unos años después culminó Vikingland , que se pudo ver en Mar del Plata y de la que ya se habló en las páginas de El Amante . No tengo ninguna duda de que Vikingland es su verdadera opera prima, la que le define como cineasta, más allá de aquellos bienintencionados ejercicios caligráficos. Casi podemos concluir que González es el cinéfilo, el que se contentaba con imitar a sus cineastas favoritos, y Chirro el cineasta, el verdadero autor con voz propia. Es probable que se trate de una conclusión injusta y que Vikingland no hubiese sido posible sin aquellos trabajos, pero tampoco cabe exagerar su importancia. Si ahora lo traigo a colación es simplemente porque no pude dejar de recordar 36/75 mientras veía Tierra de los padres en Festival Scope, que coincidió con los primeros días del Bafici, ese festival que imagino que será recordado eternamente por no haber seleccionado la película de Nicolás Prividera, como si Tierra de los padres fuese la primera película rechazada por este u otro Bafici, por este u otro festival. Tampoco 36/75 estuvo nunca en el Bafici, ni en Mar del Plata, ni en San Sebastián, ni en Gijón, ni en casi ningún festival. Y no lo merecería menos que Tierra de los padres .
Con esta comparación estoy siendo injusto. Toda la modestia de la película de González/Chirro se transforma en arrogancia, presunción y pomposidad en la de Prividera. O quizá no tanto en la propia película como en el texto con el cual Prividera y su productor denunciaban su “exclusión” del Bafici. Aquella carta tenía la honestidad de sacar a la luz las por otro lado evidentes fuentes de inspiración de su película: “ Quei loro incontri (Straub), Profit Motive and the Whispering Wind (Gianvito), o Leyendo el libro del bloqueo (Sojurov)”, citaban textualmente Prividera y Pablo Ratto que, en realidad, no hablaban de ninguna inspiración, sino que preferían aludir a un “diálogo con” Straub, Gianvito y Sokurov, una diálogo, imagino, de tú a tú. En realidad ese presunto diálogo encubre todo un ejercicio de apropiación: si ya tenemos a Straub, Gianvito y Sokurov para qué esforzarse en encontrar una forma propia. Como ocurría con 36/75 , no se puede tomar del todo en serio una propuesta que consciente e impúdicamente vampiriza una idea, una propuesta conceptual que nunca debería tomarse como un mero comodín. La puesta en escena es un asunto mucho más serio. Es disculpable en el caso del González, que asume su trabajo como un mero ejercicio caligráfico entre el homenaje y la práctica escolar. Sospecho que en el caso de Prividera todo se debe a la pereza, a la consideración de la puesta en escena como un asunto secundario. A Prividera solo parece interesarle el guión, la letra, esos textos cuidadosamente seleccionados y que sus personajes leen a cámara. Ese discurso puede ser tan discutible como legítimo, en todo caso no soy la persona más adecuada para entrar a debatirlo. Prefiero centrarme en ese diálogo que Prividira dice mantener con esos directores, esos colegas con los que se diría que comparte una misma visión del cine.
Prividera no es ningún novato, ni Tierra de los padres una película primeriza como lo pudiera ser 36/75 . Prividera viene de realizar M , una película notable. Sorprende en cualquier caso ese paso atrás: luego de una película muy personal nos abandonamos a un ejercicio caligráfico de inusitada torpeza. Algún malintencionado podría concluir que es más fácil imitar a Michael Moore que a Straub. El mismo Gianvito partía de Straub, no del de Quei loro incontri específicamente, sino más bien del de Toute révolution est un coup de dés , por citar una de las películas de Straub-Huillet que imagino que Prividera ha tenido en cuenta. Como se recordará, en aquella película de diez minutos Straub-Huillet filmaban el recitado de un poema de Stéphane Mallarmé en una apartada esquina del cementerio parisino de Père-Lachaise, disponiendo a sus intérpretes sobre una pequeña colina bajo la que estaban enterrados los partidarios de la Comuna fusilados en 1871… aunque nada de todo esto último se trasluce en la propia película, ni en sus créditos. Los Straub siempre han sido muy discretos al respecto y han confiado en la inteligencia y la capacidad de indagación de sus espectadores. Es inútil buscar en Tierra de los padres alguna huella de Toute révolution est un coup de dés. ¿Dónde está el rigor y la radicalidad de la puesta en escena de Straub que impone un ritmo de montaje concordante con los versos del poema? ¿Es el ostentoso plano aéreo final de Prividera una reedición del sencillo plano del muro de Père-Lachaise con París al fondo con el que Straub cerraba su película?
Es posible que la imagen HD no le haga ningún favor a la película de Prividera y que juegue constantemente en su contra, pero ciertos recursos como el de los fundidos que hacen desaparecer a algunos de los intérpretes son de su exclusiva responsabilidad. Más allá de su sentido, si es que tiene alguno y no es aleatorio (lo que se me escapa, aunque preferiría pensar que no responde a una finalidad específica, pues como tal resultaría ridícula), el recurso parece el último descubrimiento de algún realizador de bodas y bautizos. ¿Un realizador de bodas y bautizos que se inspira en Straub? Esa es una de las grandes contradicciones de Tierra de los padres , como la de pretender meter en el mismo saco a Quei loro incontri y una película de Sokurov como Chitaem “Blokadnuyu knigu” , que tiene más de obra radiofónica que cinematográfica (en mi opinión se trata de uno de los trabajos más desafortunados de Sokurov, una película de inusitada fealdad). El trabajo sobre el recitado de los intérpretes brilla por su ausencia en Tierra de los padres pues, como decía, lo que de verdad interesa a Prividera es el texto y no tanto la forma de decirlo. Tierra de los padres hubiera podido ser esa película radical que algunos proclaman si se hubiese limitado a la mera reproducción de esos mismos textos, al estilo, por ejemplo, de La celosía , del artista conceptual español Isidoro Valcárcel Medina, la transcripción literal de una novela de Alain Robbe-Grillet. Lo dejo caer como una sugerencia para futuros proyectos. A Nicolás Prividera parece traicionarle su ambición. Imitar no es dialogar, se le podría decir. Su película dialogaría en todo caso con otra película sobre Père-Lachaise, Forever , que no dirigió Straub, sino Heddy Honigmann y la propia selección de los intérpretes tiene mucho de acto oficialista que no deja de recordarme las lecturas de El Quijote que se celebran en España todos los 23 de abril y en las que suelen participar numerosas personalidades públicas. Me cuesta ver en esos rostros que filma Prividera, entre los que está él mismo y entre los que reconozco algunos nombres, esos “derrotados” a los que alude el texto con el que se inicia la película. Prividera se empeña en situarse en un bando determinado, el de los oprimidos, el de los derrotados que han sufrido la persecución de los oligarcas que están enterrados en la Recoleta, pero sus imágenes, su película, no dejan de desmentirlo. Las películas argentinas acuden a los festivales internacionales con una cabecera del INCAA con el lema “Cine argentino” y la bandera nacional (iniciativa insólita que no comparte ningún otro país del mundo). Me cuesta imaginar otra película a la que le siente tan bien esa cabecera.
Nota: para los interesados, las películas citadas de Xurxo González están disponibles en http://cinemagalego.blogaliza.org/category/xurxo-chirro/
Nicolás: en tu texto escribís «persecusiones» cuando en realidad debería decir «persecuciones», ya que «persecución» se escribe con «c» tanto en singular como en plural.
Espero esta corrección no lastime tu ego. Saludos
Mi ego no condesciende a las erratas o errores gramaticales… De todos modos es tan evidente que no hace falta la corrección (o, en todo caso, que el sitio o el columnista necesita un corrector, como todo el mundo). Pero me parece que hay cosas más interesantes para hacer o decir, que molestarse en proceder como corrector virtual. Saludos.
El comentario de Pena se limita a rastrear legados. En el peor sentido, es una crítica propia de una revista de cine (y no me refiero solo a El amante, sino a cualquier revista cinéfila que limite su horizonte a su «especificidad») publicada, en mi opinión -parece ser éste su destinatario ideal- para que lean estudiantes de cine y corran a buscar esos monumentos cinematográficos que NP se «apropió».
Ahora bien, una crítica, o mejor dicho, una lectura crítica de una película, ¿puede tan solo limitarse a reconocer legados? ¿Puede quedarse únicamente en el juego de las diferencias entre precursores egregios y rastreros usurpadores?
Quizá requiera otros saberes.
Mucho pedir para un mero cinéfilo.
Gracias por señalar el error. Soy yo quien edito el blog, por tanto el error lo considero propio. No me lastima mi ego, y supongo que tampoco el de Nicolás. Te respondo sin ironía alguna. RK
Hay otro error: en el copete, o nota del editor, dice: » al final de la nota, el lector podrá leer la crítica escrita por Gustavo Noriega», y es (obvio) la critica escrita por Jaime Pena. Saludos
Gracias FV; estoy perdiendo cualquier consideración positiva como editor. Saludos. RK
Creo que T de los P es una gran película. Pero dudo si tanto esfuerzo desplegado para contestar las reseñas negativas en el amante (más bien para triturarlas y hacer pedagogía sobre como hacer una reseña honesta, de buena fe etc ) vale la pena. Sí, sí según Cuervo todo esto forma parte de la obra de NP o algo así. No estoy convencido. De hecho me parece que NP le hace un gran favor a los del amante tomando lo que dicen sobre T de los P taaaaaaan en serio.
Si vos leés las intervenciones de NP en estos años, acá y en otros blogs, vas a encontrar las continuidades que pueden explicar por qué él hace M y TdlP. Pero también podrás encontrar las razones por las cuales una camarilla de críticos programadores ningunean una película que es, como mínimo, disparadora de discusiones estéticas y políticas muy interesante. Qué pena que un festival como el Bafici se haya perdido la posibilidad de que TdlP se discuta en su seno. No creo que NP les esté dando importancia a El Amante, porque ellos, con su política errática de la última década, se restan importancia. Y eso no podría arreglarlo ni Prividera. Pero los mecanismos de poder que exponen M y TdlP son similares a los que manejan los festivales y la corporación de los críticos.
camarillas shmamarillas. corporaciones shmorparaciones. es todo una gran conspiración de malos para perjudicar los buenos. hay que democratizar los festivales y la corporación de los críticos. ¿por qué no un sorteo para decidir quién debe escribir sobre cine? Como hacen en los países anglosajones con el sistema de juicios penales x jurado. Cada ciudadano tiene el derecho y el deber de participar. Podemos sancionar con multas los que no quieren participar. Más democrático imposible.
Respuesta zonza, Higinio: la manera de democratizar es precisamente discutir. El castigo por no participar es bancarse el estado de cosas. O dedicarse a ironizar irrelevantemente.
Como dije arriba TDLP me parece una gran película. Me causó una emoción muy fuerte cuando la vi en la Lugones. Su exclusión del Bafici + Marfici me resulta injustificable. Pero hablar de corporaciones y camarillas remite a pautas de pensamiento a esta altura estériles dado su uso excesivo en demasiados ámbitos. Siempre hay un grupo oscuro conspirando contra nosotros. Además, pensar que TDLP necesariamente hubiera sido incluida en un Bafici transparente con cargos concursados y renovables etc. me parece aventurado; un grupo de programadores “transparantes” no tardaría mucho en generar criterios propios (criterios que ni ellos serían capaces de explicar por completo) sobre películas adecuadas y no-adecuadas para el festival. Nada de esto quiere decir que no sea deseable una profunda reforma del bafici, pero eso no garantizaría nada para los TDLP del futuro, simplemente una mejor y más transparente administración del gasto publicó
Nada garantiza nada, Higinio, por eso la discusión siempre está abierta. Lo que no es posible es que alguna instancia de poder (y los programadores de un festival lo son) pretenda ponerse más allá de las críticas. Una película es criticable, un festival también; una crítica de cine, por supuesto, es tan criticable como una película.
Por otro lado, cuando hablo de camarillas y reacciones corporativas no me refiero a oscuras conspiraciones sino a mecanismos visibles. Alianzas políticas, formas de legitimación política: películas de apertura y cierre y películas que ni merecen pasarse y mucho menos nombrarse. Ninguneo, debates que se esquivan o debates que se anuncian sin que haya debate. Es la dimensión política de la producción artística y sus medios de circulación. Si usted no lo quiere ver, no lo vea.
No voy a volver otra vez sobre el tema de los festivales y la necesidad de que, así como se pide su autarquía, se garantice su transparencia (por ejemplo, a través de cargos concursables y renovables). Pero visto que Pena al menos asume la cuestión en su nota, me parece bueno recordar la respuesta que le dio en su momento el mismísimo Quintín en su blog, en el citado post:
«Si la protesta del director fuera por que la excluyeron de alguna competencia, los programadores podrían decir que había películas mejores y, como no hay criterios objetivos para seleccionar películas, habría poco que objetar formalmente. Pero excluir lisa y llanamente una película argentina del Bafici cuando tiene buenas críticas de personas confiables y es seguramente distinta de las otras de ese año, me pareció raro para un festival cuya tradición es programar películas radicales. A varios nos sonó medio inexplicable que la película no estuviera y no se nos ocurren en principio los motivos. No parece haber cincuenta joyas argentinas en ningún año del Bafici como para dejar afuera una película que, al menos, es capaz de generar estas polémicas».
Otra cosa: ¿Por qué elegiste el título “Fatherland” en inglés parla la película?
Realmente no entiendo como algunos no entienden algo tan sencillo: el tema no son los «criterios propios», que cualquier equipo verdaderamente independiente debe tener. El problema es que esos «criterios» sean lo más transparentes posibles mientras dure su gestión. Y que aun así deban dejarle luego de un tiempo lugar a otro equipo de trabajo, para evitar toda burocratización.
1- la mejor, lejos, para la peor, lejos
2. ¿ alguien tiene un link para leer las nuevas arremetidas de D´ Esposito?
3- muy bueno los títulos elegidos para los textos
4- visité el blog de Q como sugería el texto y rescaté este comentario
«Con NP no me puedo poner de acuerdo ni cuando lo defiendo. La vida es dura.
Q»
me sentí identificado
5- espero no genere molestias esta nueva intervención foránea
6-saludos
La próxima entrega de Prividera vendrá con la nueva crítica de D’Espósito recientemente publicada en El amante. Primer comentario, como viene sucediendo. RK
«(…) Tierra de los padres también fue rechazada en primera instancia por el INCAA. (Tal vez debería haber incluido esa escena en la película, pero en ese caso Pena bien podría acusarme de plagio.)»
En medio de todas estas críticas, tan interesantes como estimulantes que Prividera esta publicando acá, este fragmento es uno de esos momentos que voy a recordar.
Cuando salí de la sala, despues de ver TdlP tuve la sensación de que la película nunca iba a estar «completa» hasta que las voces que sobre el final parecen superponerse, no tuvieran su correlato «empírico» en el presente.
Empezar a entender que esas voces de la Historia que hablan en y desde el pasado, nos provocan, nos motivan y nos exigen una discusión atenta en el presente es lo que, personalmente, creó que no terminan de entender o aceptar, los críticos de EL AMANTE.
Se nota que para NP y Cuervo, no alcanza con admirar profundamente TDLP y criticar su exclusión de los festivales. hay que estar 100% de acuerdo con el pensamiento único de los iluminados y buenos, o sea ellos
Higinio: No entiendo como podés «admirar profundamente» la película de alguien que calificás como «iluminado», pero bueno, es una más de tus boutades… Aquí nadie expresó que deba existir un «100% de acuerdo» (si de algo trata la película es de eso…), salvo que vos creas que hay que darte la razón solo porque decis admirar la película, en vez de contestarte con argumentos… En ese caso, eximime de seguir respondiéndote. Gracias.
Aunque TdlP fuera la mejor película de la historia del cine, Pena nunca le reconocería nada bueno, porque acá no discute sobre la película sino que se discute sobre poder. Y parafraseando a Foucault el que tiene el poder, tiene el saber; estos muchachos viven en la ilusión de que son críticos de primera línea…
Es claro que Pena para escribir lo que escribe se siente con poder, y a nadie que detenta ese lugar le gusta que se lo discuta, o que se lo ponga en cuestión. Por eso, para mí, es muy importante salir a discutirles sus notas, hay que demostrarle al público y a los jóvenes estudiantes de cine -que leen El Amante como un lugar donde encontrarán buenas recomendaciones-, que en realidad hablan desde un lugar de poder y con claros intereses. Si TdlP estuviese realizada por Llinás, estarían aplaudiendo de pié. Notas como las de NP, que los deja tan en evidencia, ayudan a que las críticas de El Amante dejen de ser noticia y pierdan credibilidad, a quitarles el “supuesto saber” que el mismo público le atribuye.
Cuando uno lee la crítica de Pena observa que está estructurada en función de una comparación con películas que antecedieron al estilo de Tierra y que ésta última, de acuerdo a Pena, no les llega ni al tobillo. Lo que fácilmente se desprende de esta nota es que TdlP ya está sentenciada a perder. Debe perder. Y para esto nada mejor que la descalificación tal como aparece desde su título: “Brutalidad en piedra”. Imagino: ¿qué diría David Bordwell, autor de El significado del film, libro dedicado a la crítica, sobre ésta crítica?
Es insólito que Pena diga cómo NP debería haber hecho en TdlP para que sí fuera una gran película “si se hubiese limitado a la mera reproducción de esos mismos textos, al estilo, por ejemplo, de La celosía”. Uauuuu….!!!, se viene Pena director!!
Pero lo terrible está por llegar. Hay que seguir descalificando. Pena escribe: “Sospecho que en el caso de Prividera todo se debe a la pereza”, no sé si reirme o llorar…, o sentir pena…