LOS MARZIANO
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Koza
SUSPENSO EMOCIONAL
Los Marziano, Argentina, 2011
Dirigida por Ana Katz. Escrita por Daniel Katz y A. Katz
*** Hay que verla
La tercera película de Ana Katz confirma su talento como directora, así como también el de muchos de sus intérpretes; una película cuyas virtudes mayores tienden a escabullirse de una mirada temprana, pues se trata de un film importante en el contexto del cine nacional.
Los planos iniciales de Los Marziano expresan un juego estético y un sentido del suspenso. En cuatro planos, su directora, Ana Katz, sitúa simbólicamente a Luis (Arturo Puig), uno de los Marziano, que es médico, buen mozo, rico, casado, con dos hijos mellizos jóvenes y una mujer que lo ama. Vive en un country cerrado y le gusta jugar al golf. Los planos generales delimitan un territorio y un concepto sociológico. Inmediatamente, los planos subsiguientes introducen al otro hermano, Juan (Guillermo Francella): vive en Misiones, conduce un ciclomotor, busca trabajo, tiene una hija en Buenos Aires; en este pasaje se lo ve con una mujer más joven y una niña, vínculo que no se explicita. En algún momento, Luis caerá en un pozo. En otro pasaje, Juan no podrá leer una señal de una ruta.
En el lucido y lúcido montaje paralelo que abre la película ya están implícitas las coordenadas simbólicas de la totalidad del film. Son vidas paralelas, dos universos definidos por la pertenencia de clase (lo que remite al pretérito concepto de movilidad de clases), cada uno con un conflicto personal a resolver: por un lado, los misteriosos pozos de la cancha de golf en donde caen los vecinos (que viven en un encierro deseado en búsqueda de una vida segura y tranquila) constituyen la obsesión peculiar de Luis. Por el otro, Juan necesita saber qué sucede con su visión, aunque quizás le preocupe más digitalizar los casetes de un programa de radio en el que trabajó durante 15 años. ¿Necesita anteojos? ¿Es Alzheimer? ¿Un problema neurológico desconocido? Lo cierto es que no puede leer. Si bien en geometría las paralelas nunca se juntan, en algún momento, Luis y Juan, hermanos de sangre desde hace tiempo distanciados (nunca se sabrá la razón), tendrán que encontrarse.
Ana Katz no está muy lejos en su tercera película del universo de Lucrecia Martel. La interacción de clases, la familia, la decadencia atraviesan Los Marziano (y también el Juego de la silla, la ópera prima de Katz). Pero existen diferencias: no hay perversión, ni tampoco una sociología que mueva los hilos de las criaturas en función de demostrar una tesis filosófica sobre la conducta de una clase, lo que no significa que Katz no entienda muy bien las diferencias de clase, sus modismos lingüísticos, sus temores y anhelos.
El costumbrismo, un género proclive a la imposición de un imaginario de clase para hablar sobre otra, es trastocado en su costado reaccionario y así deviene en su opuesto. Katz apuesta a una interacción casi utópica, y llega incluso a sugerirlo con un detalle casi irreconocible: tanto un médico que atiende ocasionalmente a Juan como el propio Luis leen un periódico progresista.
Las elecciones formales son admirables. Las elipsis, los parsimoniosos travellings hacia adelante, las panorámicas y todas las interpretaciones construyen plano tras plano una película sin fisuras. Desde un plano en picado de transición sobre un pescado en un plato hasta el travelling y el plano general cuando se muestra cómo un personaje atraviesa un vidrio, Katz elige el tiempo justo de cada escena.
Y quizás no sea necesario decirlo: el modo en el que propone el encuentro entre los hermanos y el tiempo que se toma para que ese evento tenga lugar implican una comprensión cabal del relato cinematográfico y del costo irreversible que conlleva sostener un enojo. En este misterioso género inventado por la joven Katz, que podría llamarse suspenso emocional, se sugiere que cualquier relación comienza (o se retoma) cuando la razón termina.
Esta crítica fue publicada en la revista Good News del mes de mayo 2011.
Roger Koza / Copyleft 2011
A mí me hizo un poco de «ruido» cierta delectación con la vida en el country de la pareja adinerada (incluyendo un plano de un fajo de dólares que despierta suspiros en la platea).
Hola, Roger. Muy buena la crítica. Justamente, ese corrimiento del costumbrismo convencial fue lo que desconcertó al público en general, que no supo cómo sentirse frente a los «agujeros» que siembra Los Marziano, y por eso se refugió en las certezas del cuento chino.
Un abrazo.
Hola. Me gusta mucho una declaración de Godard en Historia(s) del cine que dice: «Nunca muestres todo el aspecto de las cosas; siempre guarda para ti un margen de indeterminación.» Sin embargo, creo que esto es otra cosa. Puedo entender que las intenciones de Katz haya sido sembrar agujeros, correrse del costumbrismo habitual, etc… sin embargo opino que el resultado es defectuoso; no porque el público se haya refugiado en las certezas de films «más convencionales» sino porque las faltas, los agujeros de esta película, no se potencian en una indeterminación, sino porque como dice León Gieco son sólo son un pobre agujero. Más allá de las intenciones, lo que veo en la pantalla es una película costumbrista fea. Ahí la facil dicotomía entre los hermanos(que nunca se explota), el dialogo entre Arturo Puig y Moran en el baño, la fotografía plana, los travellings inorgánicos como el que conduce a Francella de la mesa al puestito del vendedor, etc, etc…
A mi parecer la película tiene un evidente problema de guión: ¿porqué Francella accede tan fácil a ir a lo de su hermano? ¿porqué tan facilmente resuelven sus problemas y acuerdan en ayudarse? no hay ningún tipo de tensión, los personajes no son verdaderos, sus emociones y motivaciones son nulas… para poner un ejemplo, creó que Buñuel en su etapa mexicana trabaja los géneros «más reaccionarios» y los tranformaba en su contrario a partir de un trabajo de puesta y actuación sostenidas en una indeterminación que provoca agujeros que hay que «llenar» con pensamiento. La película de Katz, me hizo acordar a «Dos Hermanos» de Burman, no sólo por su temática sino también por la sensación que habían hecho una película rapidita y sin ganas cumpliendo un trabajo.
Un saludo.Francisco
Francisco: me interesa lo que decís, aunque siento que la aplicación al caso es forzada. No veo que el film sea plano, por ejemplo. Entre Dos hermanos y Los marziano, a mi entender, hay una distancia casi insalvable. Dos cosas no me gustaron del film de Katz: la iluminación de exteriores en algunos pasajes del country y algunos pasajes que no necesitaban música y que la tienen. Después, para bien o para mal, no puedo coincidir contigo. Seguiré pensando, pues me parecen válidos tus argumentos, pero no los puedo asociar al film. Saludos. RK
Roger: el principal problema que veo en la película es de guión, entiendo que el conflicto tiene que ver con lo que vos planteas: «Son vidas paralelas, dos universos definidos por la pertenencia de clase (…), cada uno con un conflicto personal a resolver: por un lado, los misteriosos pozos de la cancha de golf en donde caen los vecinos (…) constituyen la obsesión peculiar de Luis. Por el otro, Juan necesita saber qué sucede con su visión, aunque quizás le preocupe más digitalizar los casetes de un programa de radio en el que trabajó durante 15 años.» Ahora bien, la trama principal el conflcito entre los hermanos no existe. ¿porqué digo esto? porque lo único que ocurre durante toda la película es que los personajes niegan el conflicto, esa negación tampoco se transforma en un conflicto ya que ambos siguen desarrollando su vida con relativa normalidad (sí, podemos pensar que el personaje de Francella se lleva puesto un vidrio no sólo por su problema de visión sino también por como lo afecta lo de su hermano, si así fuera entiendo que no profundiza en los sentimientos sino en un hecho superficial), por otra parte cuando se realiza el encuentro en ningún momento el personaje que interpreta Francella duda acerca de ir o no ir, simplemente va… se encuentra con su hermano, resuelven ayudarse mutuamente y termina la película; sin que en el camino medie nada para esa transformación. En este sentido me parece que los personajes son vacíos y con poca dimensión… poco humanos. Creo que ese era el momento en que la «cosa se ponía buena», como iban a llevar adelante esa reconciliación, ¿era posible o no? ¿que cambios iban a tener que hacer para poder reconstruir sus vinculos, etc, etc…?
Por otra parte los conflictos individuales de los personajes, no sólo que no se resuelven (lo que podría no ser un problema) sino que tampoco se desarrollan, ni entiendo su pertinencia en el relato.
Ahora bien, supongamos que se trata de un trastocamiento del costumbrismo, ¿que dialogo establece con el mismo? ¿que me dice sobre el? Para ejemplificar, «Policía de Nueva Orleans» de Herzog establece un trastocamiento del genero policial clase b, al hacerlo el director no sólo realiza un «juego» formal sino que, a mi entender, establece un dialogo crítico con el cine norteamericano, o mejor aun, hace una crítica a la sociedad norteamericana.
Llego hasta acá para no extenderme más y que se vuelva tedioso.
Un abrazo!
Francisco
Hola, al leer en comentarios, siento que el cine de katz es tan superior que se ríe de nosotros desde las nubes. Desde allí, ella dibuja » agujeros» en las emociones, donde todos caemos aunque nos aislados para «acomodarnos». Son tan iguales sus vidas y su amor de hermanos es tan puro, que sólo basta con estar uno frente al otro … para asumir juntos los pozos. Ambos están heridos. Se reconocen en los gestos. Sobran las palabras, las explicaciones, » los dibujos» de cómo el amor llena todos los vacíos, sin explicaciones. Y el final, me pareció de una sutileza mística. Todos, random, seguiremos cayendo en «pozos» y hechandole la culpa … a no se sabe quien. Es sublime. Me encanto tener la oportunidad de interpretar «los agujeros» de la película, que en un original, valiente y generoso guion , no le da todo hecho al espectador infantil , homogeneizado, sino que lo invita a CREAR su propia percepción de cada detalle, construyendo cada uno con sus emociones, un final de autor. MARAVILLOSA peli.
Muchas de las cosas que decís, Francisco, creo que son lo que me gustaron de la película.
La vi recién. Es muy buena. Me sorprende particularmente el uso que hace de los objetos, y aprovecho para seguir también con algunas cosas que dicen Fernando y Francisco acá arriba. Coincido en que es un film con un trabajo notable sobre el tiempo, zona que está pensada con mucha más complejidad que el espacio, para mí, en este caso. Creo, sin embargo, que los conecta la aparición de esa serie de objetos que funcionan como leves notas que van cargando el aire de la película. De algún modo, la dosificación de la información -aquí toda una exploración en función del tono- se cifra en esos objetos que sugieren un dato pero que no terminan de confirmar caracteres de personalidad, ya sea como backstory o como actualización de los personajes. No sólo un fajo de dólares sino también dos, cuatro, seis vasos de jugo, una pila de cassettes, un traje con bolsa de tintorería, un pañuelo prestado en un colectivo, un yeso, un celular, un teléfono manos libres, un disco duro externo, una mochila, unos anteojos, una computadora, una malla, finalmente una carta. Una sensación que tuve de mis profesores de guión es que si filmáramos por ejemplo la historia de un tipo de country, lo urgente es que lo mostremos con su camisa Lacoste, un Audi polarizado, y por qué no, alguna sirvienta que le trae el desayuno en porcelana fina (de lo que jamás nos hubieran hablado es de la posibilidad de un planteo de cámara armónico con la prolijidad exagerada y un poco trucha de esos espacios). Lo que nos lleva, en el curso de presentar a los personajes en relación a los objetos, de cabeza a un folklorismo determinante demasiado clausurado sobre sí mismo. Aquí todo el tiempo los objetos colorean personajes, relaciones, sentimientos, pero en el tono pastel con que Katz lo hace, en la sutileza con que esos materiales se acercan al sentido común pero sin completar nunca, para el espectador, la definición de ninguno, se construye ese clima suspendido, que se abre luego sobre un tiempo de arrastre lento (pero no distendido). En este sentido me parece un film importante, si es que una parte de la coyuntura actual del cine argentino tiene que ver con un retorno del deseo de narrar, y de experimentar en ese terreno. En una búsqueda bastante alejada, claro, creo sin embargo que Alonso en Liverpool ya había experimentado sobre una narración construida con informaciones mínimas, apariciones escasas, definiciones inconclusas. Aunque menos radical, creo que Katz, en su escamoteo de “lo importante” (las explicaciones) logra un efecto similar para el espectador: la incomodidad convertida en una necesidad de rastrear por su cuenta lazos, relaciones, quizá curvas. Lo que invita a una relación de materialidad muy fuerte con la película: investigar lo que está pasando en el plano, buscar en él huellas que no pueden haberse borrado del todo (y encima, la música, y hay mucha, tampoco las señala…). De allí también, la importancia de los actores, de observarlos físicamente. Mientras los dos protagonistas, por ejemplo, insinúan algún tipo de dolor descuidado, lo hacen silenciosamente, pero corporalmente en uno se impresiona un silencio duro matizado de rencor (alguna caminata de Puig), y en el otro una evasiva más nerviosa, una reclusión impostada de atenuantes y una pena no contenida del todo (algún gesto de Francella). El fondo conflictivo que se sospecha siempre (objetos, cuerpos), la permanencia de esa sospecha en la densidad del tiempo, sin que el espacio cierre su denuncia explícita, le dan a la película su más que interesante estilo de reposo intranquilo, de continua tensión disfrazada de calma.
Infoklaudiasosa@gmail.com -Celestial
Francisco: sigo sin ver los señalamientos críticos negativos que explicitás en tu último comentario. Las críticas sobre los guiones me cuestan siempre entenderlas o formularlas a la hora de escribir, porque siempre parte de un debiera haber sido. Es legítimo pensar sobre la naturaleza del guión, pero siempre me topo con este inconveniente, el que me desplaza de lo fáctico a una suerte de contrafáctico. En general, desestimo pensar en estos términos, y eso excede el análisis fílmico. Lo que sí me parece interesante de pensar a fondo es tu pregunta sobre cómo se relaciona el film de Katz con la tradición del costumbrismo. Allí, sí veo un potencial teórico interesante. En primera instancia, precisamente los puntos problemáticos que señalás me parecen pertinentes: el costumbrismo suele desconocer la elipsis y la sugerencia. Todo se explicita, y el lugar común organiza el universo simbólico. Creo que existe un procedimiento de dislocación del lugar común en el film: el elenco televisivo (excepto Morán) dispuesto en una puesta en escena rigurosamente cinematográfica (excepto quizás el trabajo sobre la iluminación en las escenas del country y algunos pasajes musicalizados en exceso para denotar el tono cómico), es ya un cambio relevante en función de cómo se constituye el costumbrismo, el que suele muchas veces ampliar la ontología televisiva a la pantalla grande. Las decisiones formales del film son las que cuenta para mí, a la hora de pensar el distanciamiento con esta tradición. Por eso, intenté vincular el film de Katz con los de Martel. Creo que la comparación y el diálogo entre La ciénaga y Los marziano, incluso la La mujer sin cabeza, pueden llegar a ser fructíferos.
Por último: lo que decís sobre el film de Herzog es exactamente lo que pienso de él y escribí en este blog sobre él. Saludos. RK
Roger, a mi me pasa lo mismo o todo lo contrario. No puedo ver los señalamientos positivos, pero no solamente los tuyos, sino los que gran parte de la crítica dedicó a esta película.
Para terminar de redondear lo que pienso y para ser lo más claro posible: los films de Martel, que traes a colación a proposito de «Los Marziano», me hablan sobre el mundo (sobre un aspecto del mismo), entiendo que «La mujer sin cabeza» puede ser interpretada (y así lo hice yo) en grandes rasgos como la visión que la pequeño-burguesía de Salta (o de cualquier lugar) tiene de los sectores populares; para eso trabaja con una serie de elementos formales pertinentes a su fin. Se que este análisis de la última película de Martel es reduccionista, pero simplemente para exponer la idea.
Por su parte «Los Marziano» no siento que me hablen de nada o por lo menos no me aportan ninguna visión particular del mundo que retrata. La relación interclasista de los personajes no se desarrolla sino por omisión, es decir directamente omitiendo el conflicto – de ahí mi crítica del guión aunque admito mi desliz contrafactico 🙁 , tampoco me dice nada sobre las relaciones familiares, ni sobre el amor, ni sobre el paso de la adultez a la «primera vejez»; y ninguna crítica me convenció de lo contrario
Y no se trata de hacer una tesis filosófica (porque reclamarle tanto), pero puede ser simplemente una idea, un momento emotivo, algo.
Aprovecho para agradecerte por el laburo, es muy buena la página; un abrazo.
Francisco: es posible que la constitución del mundo en Katz sea más impreciso que en el mundo de Martel. La identificación con Salta de esta última es un sello para quienes vemos sus películas (aunque me gustaría mucho ver un film de Martel en otro contexto y paisaje) y eso no sucede con Buenos Aires en Katz. Habría que pensar un poco más sobre esto. En este momento, no se me ocurre cómo avanzar, pero, tu señalamiento, una vez más es para tener en cuenta.
Gracias por tu apreciación del blog. Cuando en el blog se puede disentir sin putear y maltratar, siento un gran placer. Saludos. RK
exelente la pelicula.
el cine no es un trivial, no te da necesariamente las respuestas, como la vida, como la vida de los expectadores.
es una pelicula sobre las familias y las relaciones.
la gente si permite que hagan peliculas de un hombre que vuela en pijama roja y con una capita, bacan, pero que alguien caiga en un hoyos se hace muy complicado para entender.
Así parecer ser, Pierre. RK
….Roger vi Los Marziano y pensé inmediatamente en Martel…aunque aquí me pareció con esa frialdad que busca un surrealismo fino y metafórico y sentí solo un distanciamiento costumbrista sin explicaciones..(diferencia entre salta y buenos aires)…leí tu crítica y los comentarios de tu blog.. me llevan a repensarla de vuelta en su contexto…gracias………es un gran regalo descubrir este blog