Nacido en New York en 1910, hijo de un ejecutivo de ventas de la MGM, Felix Feist estudió en el Elmhust College de Columbia. A fines de la década de 1920, Feist consiguió trabajo como cameraman de noticieros en aquellos estudios y allí estuvo hasta 1932, realizando noticieros y cortos de un rollo. En 1933 dirigió para la RKO su primera película, El diluvio, que impresionó por sus efectos especiales, regresando luego a la MGM donde por una década trabajó como guionista de cortos, retomando su labor como director de largometrajes en 1943. Entre 1947 y 1953 dirigió varios títulos apreciables, sobre todo dentro del film noir y un pequeño clásico de la ciencia ficción, El cerebro de Donovan. A partir de 1953 desarrolla una prolífica y exitosa carrera televisiva, pero una enfermedad lo lleva a retirarse en 1964, falleciendo en Los Ángeles en 1965.

Como varios de los realizadores tratados en esta columna, Felix Feist es un típico exponente de los cineastas influenciados por la llamada clase B. Tras un prometedor debut en 1933, recién reapareció en el largometraje una década después, siendo sus películas rutinarias comedias y musicales. Fue el período 1947-1953 el que lo mostró como un realizador muy atendible, dirigiendo en ese período varios pequeños films que sorprendían por los climas inquietantes y perturbadores que trasmitían, por una galería de recordables villanos y por personajes generalmente sumidos en notorias contradicciones. Director de muy buen pulso narrativo, eficaz y conciso también en sus movimientos de cámara, algunas de sus películas son auténticos quickies (relatos que oscilan entre los 60 y los 80 minutos) en los que, sin embargo, pasan muchísimas cosas, casi inscripto en un tono opresivo y claustrofóbico, y en un marco de gran tensión. Una característica de varios de sus films reside en que Feist, ante los inevitables finales felices, los filma ampulosos y recargados, como para que quede claro que son una imposición del estudio.  Pasemos entonces a recomendar algunas películas de Felix Feist. 

EL DILUVIO ( Deluge, 1933) es el promisorio debut del director, un apocalipsis dentro de un film de clase B, en el que una serie de terremotos y maremotos destruyen Nueva York (notables efectos especiales) y los sobrevivientes buscan diferentes maneras de rehacer sus vidas. Con tres líneas narrativas diferentes, el film va derivando hacia el melodrama, con un final que puede leerse como un homenaje a Tabú, de Murnau.

ANDA SUELTO EL DIABLO (The Devil Thumbs a Ride,1947). En apenas 62 minutos se desarrolla este film en el que un exconvicto comete un asesinato y toma de rehén a un viajante y dos mujeres, en un relato de notable concisión y tensión, con una atractiva galería de personajes y el villano (Lawrence Tierney) como protagonista central.

LA AMENAZA (The Threat, 1949). Un preso que se fuga busca venganza con el fiscal que lo condenó y la mujer que lo traicionó, a los que suma un investigador, en otro breve y conciso relato (65 minutos) de un clima angustiante y claustrofóbico, con una gran secuencia final. Otro recordable villano, aquí interpretado por Charles McGraw.

POR UNA MALA MUJER (The Man Who Cheated Himsef, 1950), La amante de un policía asesina a su marido y aquel no solo la encubre sino que investiga el caso con su hermano, un novel investigador, quien pronto empieza a sospechar que algo raro pasa. Un muy buen relato, con una femme fatal, ambiguos caracteres y otra gran secuencia final.

MAÑANA ES OTRO DIA (Tomorrow Is Another Day, 1951). Exconvicto que intenta reencauzar su vida conoce a una cabaretera, la que mata a su amante (otra vez un policía) mientras aquel está inconsciente. Con él convencido de que es el culpable, emprenden la fuga, refugiándose en una granja. Un relato de gran tensión en el que otra vez la ambigüedad modela la conducta de los personajes.

CUATRO ASESINOS, (This Woman Is Dangerous, 1952). Feist entra en la liga mayor con Joan Crawford interpretando a una ambiciosa mujer, pareja de un matón, violento y celoso, que se está quedando ciega y se enamora del médico que la operará; una película que amalgama con eficacia el film noir con el melodrama y que, una vez más, ofrece una gran secuencia final.

EL BOSQUE EN LLAMAS ( The Big Trees, 1952). El inescrupuloso Jim Fallon (Kirk Douglas) llega acompañado de un amigo a una zona forestal con la intención de explotar a los trabajadores. Un clérigo y su hija encabezan la resistencia, pero cuando Fallon se enamora de la chica, las cosas se complican y el protagonista se redime. El bosque en llamas cuenta con muy buenas escenas de acción.

EL CEREBRO DE DONOVAN (Donovan’s Brain, 1953) es una adaptación del libro de Curt Siodmak, en el que un científico, interesado en la supervivencia del cerebro a la muerte, lo extrae del cadáver de un millonario y el órgano cobrará vida propia dominando al médico. Curiosa y lograda variación del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de excelente clima. Un clásico de la ciencia ficción de los 50.

ESTAFADORES DE ARMAS (The Man Behind the Gun, 1953).  Un oficial del ejército (Randolph Scott) llega a un poblado de California haciéndose pasar por maestro para enfrentar a un grupo secesionista y racista. Inevitable romance con la maestra del lugar en un film tal vez previsible y algo rutinario pero con un sostenido ritmo que lo hace disfrutable. 

Jorge García / Copyleft 2023