LOS OLVIDADOS: JOHN BRAHM
Nacido en Hamburgo en 1893, hijo de un actor y sobrino de un empresario teatral, desde muy joven se interesó en el teatro, comenzando a trabajar, primero como actor y luego como director. Después de la Primera Guerra Mundial, ocupó diversos puestos dentro de ese rubro en Praga, Berlín y París, labor por la que cosechó varios premios internacionales, Con el ascenso de Hitler se exilió en Londres, donde comenzó a trabajar en cine como supervisor de producción, debutando en la dirección en 1936 con un remake de Pimpollos rotos, la gran película muda de David. W. Griffith. En 1937 se trasladó a Hollywood, desarrollando una carrera de tres décadas, tanto en cine como en televisión. Si bien trabajó en varios géneros, fueron sus melodramas de fines de los 30 y los 40 los que suscitaron la atención de la crítica. A partir de los años 50 su actividad se centró mayoritariamente dentro de la televisión, con muy pocas películas en sus últimos quince años de carrera, retirándose de las pantallas en 1967. John Brahm falleció en California en 1982.
Como la de otros exiliados alemanes, la obra cinematográfica de John Brahm no pudo escapar de las influencias tardías del expresionismo (su filmografía tiene puntos de contacto con la de otro exiliado germano, Robert Siodmak). Aunque muchos relacionan sus mejores películas con el film noir, en ellas, si bien hay resabios de ese género lo que prevalece es el gusto por el melodrama gótico, barroco y visualmente recargado. No casualmente para varios de sus films, Brahm eligió la ambientación en Londres, que le permitió, con la colaboración de grandes iluminadores, la creación de atmósferas sórdidas, ominosas y ambiguas. Hay que destacar también en su obra, la precisión y fluidez de los movimientos de cámara y la excelente utilización de la profundidad de campo. Es importante en sus películas el rol que le otorga a las mujeres, que pueden ser decididas y tenaces o representas distintas variantes de la femme fatal, en sus vertientes manipuladoras y/o destructivas. Y también hay que señalar que le permitió al lamentable y prematuramente fallecido Laird Cregar lucirse, en dos de sus mejores papeles. Como siempre, recomendaremos algunas películas de John Brahm para intentar mantenerlo en nuestra memoria.
CULPAS AJENAS (Let Us Live, 1939) es un atractivo melodrama en el que un hombre es condenado a través de falsos testimonios por un crimen que no cometió. Su novia emprende una denodada búsqueda de la verdad, mientras él va convirtiéndose en un hombre descreído y amargado. Mirada crítica sobre la justicia en los Estados Unidos, en un film en el que se perciben ecos de Solo vivimos una vez, la obra maestra de Fritz Lang.
EL SECRETO DEL MONSTRUO (The Undying Monster, 1942). El espíritu de los films de terror de la Universal de los años 30 campea en este relato ambientado en la campiña inglesa en el que un hombre lobo aterroriza a los lugareños. La notable iluminación de Lucien Ballard tiñe este relato menor pero con varios momentos auténticamente excitantes.
SEMILLA DE ODIO (Guest in the House, 1944). La inesperada llegada, después de mucho tiempo, de una pariente neurótica y conflictuada desata la crisis dentro de una familia. Un film cargado de ambigüedades en el que los distintos personajes van desnudando sus pulsiones más recónditas. Una actriz más dúctil que Anne Baxter en el protagónico hubiera potenciado al personaje y al film.
ODIO EN EL ALMA (The Lodger, 1944) es el remake del gran film mudo de Alfred Hitchcock, en el que la llegada de un enigmático inquilino a una casa, en pleno auge de los crímenes de Jack el Destripador, provoca una auténtica psicosis. Otro film en el que la ambigüedad se hace dueña de un relato cargado de una perversa sexualidad. Gran trabajo de Laird Cregar en el protagónico y una extraordinaria secuencia final que acentúa la mencionada ambigüedad.
MISIÓN CUMPLIDA (They Raid to Calais, 1945): La misión de un militar inglés de sabotear un depósito de municiones nazi es el pretexto para desarrollar un interesante estudio de caracteres. El guion del black listed Waldo Salt elige centrarse en el comportamiento de los personajes antes que en las acciones bélicas y el mensaje de patrioterismo triunfalista.
CONCIERTO MACABRO (Hangover Square, 1945) es una atractiva variación sobre el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, centrada en un músico que sufre periódicos ataques de amnesia en los que se convierte en un asesino. A través de un flashback conocemos su relación con una manipuladora cantante de cabaret (excelente Linda Darnell). Otro gran trabajo de Laird Cregar en el protagónico y una secuencia final recargada y demoledora. Gran trabajo de ambientación.
EL MEDALLÓN (The Locket, 1946). Como un juego de cajas chinas, el film está estructurado a través de varios flashbacks, incluidos cada uno dentro del anterior, para relatar las andanzas de una ninfa tan angelical como destructiva que lleva a la degradación o al suicidio a sus distintos cónyuges, en el que Laraine Day construye un inolvidable personaje femenino. Otro film con un final enjundioso en el que la protagonista descubre las causas de su personalidad.
LA MONEDA SANGRIENTA (The Brasher Doublon, 1947) A pesar de la poco convincente interpretación de George Montgomery como Philip Marlowe y que la introducción en el corrupto universo de Raymond Chandler quedará para otra ocasión, el film está compensado por varios momentos logrados y una notable interpretación de Florence Bates como una tiránica matriarca que conduce todos los hilos de la acción.
SINGAPUR (Singapore, 1947). Fred Mac Murray abandona otra vez su rol de abnegado padre de familia para interpretar a un contrabandista que vuelve a Singapur en busca de un dinero oculto y recuerda el tórrido romance con una mujer a la que cree muerta en un bombardeo japonés. Sin embargo, la mujer sufre amnesia, ha estado prisionera en un campo de concentración y vive con el que ahora es su esposo. Interesante melodrama con una atractiva galería de personajes.
LA MÁSCARA SINIESTRA (The Mad Magician, 1954), contemporánea a Museo de cera y también fue filmada originalmente en 3D, narra una rocambolesca historia en la que un mago, enfrentado con otro que le hace la competencia, asesina al empresario que le ha robado su esposa haciéndose pasar por él gracias a un gran trabajo de maquillaje. Vincent Price en su salsa; y otro final potente y recargado en manos de Brahm.
Jorge García / Copyleft 2024
Una muy buena síntesis critica de aquellas viejas y buenas películas del pensante hollywood envuelto en las tinieblas del melodrama. Felicitaciones Un abrazo.-.