LOS OLVIDADOS: JOSEPH PEVNEY
Seguramente más conocido por su labor como muy buen actor secundario, Joseph Pevney ha realizado varias películas que merecen atención.
Nacido en Nueva York en 1911, hijo de un relojero judío, a los trece años comenzó a trabajar como bailarín y cantante de vodevil. Apasionado por el teatro, empezó una carrera como actor en varias obras de Broadway. Durante la Segunda Guerra sirvió en el Cuerpo de Señales del Ejército y a su regreso comenzó una breve carrera como actor cinematográfico. Debutó como director en 1950 con Extorsión, desarrollando desde entonces una prolífica carrera primero en cine en la Universal, donde realizó el núcleo central de su obra entre 1950 y 1960, destacándose en la dirección de films de acción y aventuras. A partir de 1961, su obra se centró en la televisión, donde dirigió varias exitosas series como Bonanza, Star Trek y El gran Chaparral. Retirado de la actividad en 1986, Joseph Pevney falleció en Palm Desert, California, en el año 2008.
Como se señaló, los comienzos de Pevney en el cine fueron como actor secundario (es recordable su participación en Cuerpo y alma, de Robert Rossen) pero en la década del 50 dirigió numerosos films, varios de ellos atendibles, trabajando en diversos géneros, como el thriller, melodramas y films de aventuras. Si bien es un realizador al que se puede calificar de artesano (la categoría de autor no es patrimonio de muchos), hay en sus películas algunos elementos personales que conviene no desdeñar. Dando por sentado, como ocurre con esta clase de directores, que la habilidad técnica está descontada y se puede apreciar tanto el pulso narrativo de sus films como en la fluidez de su cámara, hay en su obra elementos recurrentes, vg, la persistencia en sus películas de protagonistas con un turbio pasado que condiciona sus conductas o su mirada sobre la familia, lejos de la idealización de esa institución. Y también hay que señalar que muchas veces los personajes protagónicos de sus films no buscan concitar empatía con los espectadores. Si bien, en ocasiones, el uso de la voz en off lastra sus películas, generalmente sale a flote por su capacidad para desarrollar las escenas y/o secuencias. Pasemos entonces a recomendar la visión de algunas películas de Joseph Pevney.
EXTORSION (Shakedown,1950) es la ópera prima del director, protagonizada por un fotógrafo codicioso, arribista e inescrupuloso que no tiene problemas en traicionar a su novia cuando conoce a la mujer de un millonario. Su carrera en ascenso está signada por un permanente juego de deslealtades que lo van llevando a los terrenos del chantaje y el crimen. Un muy promisorio debut del director en un relato de creciente tensión dramática.
EL CASTILLO DEL OGRO (The Strange Door, 1951) es una curiosa fusión de elementos del gótico británico con humor negro, en la que el tiránico propietario de un castillo quiere casar a su sobrina con un forastero al que lleva a la residencia después de una pelea, mientras tiene prisionero en el lugar al padre de la muchacha. Boris Karloff da cuerpo a un sirviente de conducta ambivalente pero, como siempre, es la interpretación de Charles Laughton la que constituye un auténtico festín.
CARNE Y FURIA (Flesh and Fury, 1952). Aquí Tony Curtis, en uno de sus primeros protagónicos, interpreta a un boxeador sordo que es seducido por la femme fatal de turno (Jan Sterling), que está detrás de él intentando aprovecharse de sus bolsas. La aparición de una joven periodista hija de sordos complica las cosas en un entretenido relato en el que se luce Wallace Ford, interpretando al comprensivo manager del protagonista.
VUELTA A LA VIDA (Back to God´s Country, 1953) transcurre en un helado territorio canadiense donde el capitán de un barco que intenta irse del lugar trata de ser retenido por un comerciante interesado en su esposa. Buena utilización de los paisajes nevados, una excelente galería de secundarios y un par de secuencias notables, la de la extensa pelea y la de la persecución en trineo en medio de la nieve.
EL ROBO DEL SIGLO (Six Bridges to Cross, 1955) está ambientada en Boston, la ciudad de los seis puentes, y narra la relación que se entabla entre un policía y el pequeño ladronzuelo al que hiere luego de un atraco y que se convertirá en su soplón. Con el tiempo, el muchacho será el líder de una banda que efectuará un robo millonario a un banco. Se puede objetar el tono edificante en desenlace, pero son muchas las escenas de acción que compensa esa concesión en el final
FALSO ORGULLO (Foxfire, 1955). La siempre provocativa Jane Russell interpreta a una mujer que entra en relación con un hombre que la recoge en el camino luego de un accidente, que resulta ser un descendiente de indios que tiene conflictos con su pasado. Interesante relato que pone al acento en las diferencias culturales (hay una gran secuencia con la madre india del hombre) y, una vez más, aparecen varios atractivos personajes secundarios.
LA MUJER Y EL MAR (The Female on the Beach, 1955) comienza con la caída de una mujer desde el balcón de la casa que es comprada por Joan Crawford, en el esplendor de su glamour. La aparición de un timador conflictuado por su pasado que, como es de esperar, vence sus resistencias y cae en los brazos de Joan, choca con las pretensiones de otra mujer. Atractiva mezcla de melodrama con film noir y relaciones entre los personajes de ambiguas aristas.
ESTAMBUL (Istanbul, 1956). Un militar retirado (Errol Flynn) aterriza en un bar en el que se encontraba con una mujer en Estambul. A través de un extenso flashback nos enteramos de que el hombre ha sido perseguido por mafiosos al estar en posesión de unos diamantes de manera fortuita; también que la mujer que amaba ha perdido la memoria después de un incendio y que se casó con otro hombre. Un film con varios pasajes de interés.
EL RASTRO DEL CRIMEN (The Midnight Story, 1957) es un atractivo relato con un gran comienzo (el asesinato de un sacerdote), en el que un policía, de relación con el prelado, se hace amigo de la familia de un ítalo yanqui, de quien sospecha que fue el autor del crimen, entablándose una relación plagada de ambigüedades entre los dos hombres, a la vez que el policía se siente atraído por la joven prima del sospechoso. Interesante mirada sobre la familia, y con un desenlace muy bueno.
EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS (The Man of Thousand Faces, 1957) es un biopic bastante libre sobre la vida de Lon Chaney, el gran actor del cine mudo. Hijo de padres sordomudos, con una infancia conflictiva, Chaney se enamora de una mujer interesada en ser cantante de night club, mientras que otra fémina está secretamente enamorada de él. Gran interpretación de James Cagney, que hasta baila y se contorsiona, en un espléndido melodrama que es el mejor film del director.
JORGE GARCÍA / COPYLEFT 2023
Saludos, amigo Jorge. Sigue siendo un placer enorme leer esta columna dedicada a tantos realizadores de interés y no tan conocidos.
Me pregunto si tiene contemplado escribir en un futuro sobre el cineasta Hugo Haas.