MARLEY Y YO
**** Obra maestra ***hay que verla ** Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Alan Koza
LADRAR EN INGLÉS
Marley y yo / Marley & Me, EE.UU., 2008
Dirigida por David Frankel. Escrita por Don Roos y Scott Frank.
*Tiene un rasgo redimible
Excesivamente estimada por mis colegas, esta supuesta comedia romántica tiene algunas virtudes, pero su ideología rampante, estética y política, la convierten en un film más entre otros, a pesar de Owen Wilson y 13 perros simpaticos para interpretar a Marley.
A pesar de que los cuadrúpedos más simpáticos de la tierra no están exentos de ser una opción en el menú de algún país lejano, lo cierto es que la mascota universal por excelencia es el perro, el mejor amigo del hombre. Así, Lassie, Rintintín, Benji, Beethoven son algunos de los célebres canes que han pasado por el celuloide, y, ahora, a la nómina de consagrados se agrega uno nuevo: Marley, tributo al cantante jamaiquino.
Si la premisa del amor profesado a los perros es universal, esto no implica que la expresión afectiva con los cachorritos sea experimentada por todas las culturas del mismo modo. En el final de Marley y yo, una voz en off postula que un perro no distingue razas, ni ricos, ni pobres, pues ama incondicionalmente sin esas clasificaciones discriminatorias características de nuestra especie. Puede ser así en los perros, pero no en los hombres. El vínculo con las mascotas está sesgado por la pertenencia cultural. Compárese, si no, Marley y yo con La cueva del perro amarillo. Lo que gira alrededor del sabueso en ambas películas son experiencias inconmensurables.
Basada en el bestseller de título homónimo de John Grogan sobre su propia historia personal, la versión cinematográfica se publicita como una comedia romántica, y posiblemente lo es en la primera parte de la película: John (O. Wilson) y Jenny (J. Aniston) están recién casados. Son periodistas: ella, columnista; él, reportero. El cambio de estado civil coincide con otro cambio: mudarse de Michigan a Palm Beach, es decir, substituir la nieve por el sol. Allí crecerán como profesionales, pero la incógnita consiste en saber si crecerán como familia.
Entre concebir un hijo y comprar un labrador, los periodistas eligen, en primera instancia, la segunda opción. Y no será un perro común, pues éste podrá desde devorar los muebles y tragarse un fax hasta frotarse con un cocodrilo de juguete. Marley es un perro hiperquinético, pero adorable. Y cuando la pareja sí opte por tener hijos, Marley será casi un consanguíneo. Así transcurrirán 12 años de vida familiar y laboral; no todo será felicidad, e insinuarlo es una de las virtudes del film.
Ocasionalmente humorística y narrativamente paradójica, Marley y yo tiene un propósito consciente y una agenda inconsciente. Frankel trabaja muy bien sobre las vacilaciones de los personajes. John siempre mide su propia vida con la de un colega suyo, quien alcanzará el pináculo del periodismo y mantendrá su condición de soltero. Jenny también tendrá su crisis. En otras palabras, ellos están en un estadio en donde lo que se ha elegido es materia de revisión. En segundo lugar, Frankel celebra acríticamente el sueño americano. Todos pueden progresar. Se trata, solamente, de hacer el esfuerzo, tanto como ser personal y creativo: tan sólo escribiendo columnas periodísticas es suficiente para vivir en una mansión. Todas las panorámicas sobre Florida constituyen un striptease ideológico. Adquirir es el ethos de una nación.
En efecto, Marley y yo expresa la quintaesencia de un estilo de vida (y también de una concepción de cine). Suenan las cuerdas y el piano, la familia americana está reunida, ¿cómo podría estar ausente esa criatura que garantiza la pureza de una institución sacrosanta?
Copyleft 2009 / Roger Alan Koza
Esta crítica fue publicada por el diario La Voz del Interior en el mes de enero, 2009
No he visto esa pelicula, pero el perro que más me ha conmovido en el cine es el del film Humberto D, de de Sicca.
Y no hace falta que la veas. Ése es un buen perro. Mi preferido: los de Chaplin en Vida de perros
Tengo agendado ver Marley y yo en estos dias. La empecé a ver online, pero no´tenía el mismo efecto. Asi que ahora capz que vaya a verla por ahi. Que tal Señor Coza? Yo soy Milca, una estudiante de periodismo que está haciendo un trabajo para la facu de los cines en Córdoba. Si estas en la ciudad estos días, podrías darme unos minutitos para hacerte una entrevista? Tu opinión sobre los cineclubes, sus desafios frente al cine industrial y demas serían muy valiosos para mis compañeros y yo. No he encontrado hasta ahora otra forma de ubicarte salvo por acá. Ojalá tengas un tiempito. Gracias!!!
Milca: no vale mucho la pena ir a ver Marley y yo, aunque siempre creo que es mejor ver cine en el cine y no en la PC, televisión, celular. Te acabo de escribir desde una casilla de correo. Fijate, pues puede aparecer en correo no deseado. RK
No coincido con tu visión de la película. Pero, son opiniones. Me quedo en todo caso con ésta:
«Marley y yo no es una película sobre los perros en general o la raza de los labradores en particular, sino más bien sobre un hombre y una mujer en particular y la raza humana en general. Si la película termina siendo una de esas “para llorar” con la frente bien alta, más allá del sexo o la edad del espectador, es porque hace de la vida del perro un sustituto concentrado de nuestra vida. El perro no acompaña la mera evolución biológica de un periodista y de un matrimonio, sino su madurez, sus crisis y las estrategias o los desvíos puestos en práctica para sostener sus elecciones sociales sin perjudicar su individualidad.
El título no hace más que transparentar la identificación entre el perro y el personaje de Owen Wilson que la película propone. En uno de los últimos planos que comparten vemos las manos de un hombre de algo más de 40 años acariciando el pelo de un perro viejo. En ese plano hay una emoción similar a los planos detalle de apretones de manos que abundaban en las películas de las décadas del ‘30 y del ‘40. En ese plano hay códigos, hay lealtad, una vida compartida y más elocuencia que en el mejor discurso. La película toda es una extensión de la moral de ese plano: el retrato sobre una relación tan habitual como única, tan destinada al olvido como inolvidable»
Y a todos les digo que primero vean la película, y después cada uno verá lo que quiera ver en ese espejo del cine.
Saludos
Yoo llore con el final de esta peliculaa me conmovio mucho y la recomiendo veanla q no se va a arrepentir!
Los tiempos cambian y hoy con lo que es el mundo se necesita amor, y es lo que mas se puede aprender de un perrro. Me encanta esta pelicula por que es tan humana y tan real, yo cuando la vi, vi reflejada mi vida. Es hermosa yo tengo un cachorro al cual amo y me sorprende como ese pequeño animal puede hacernos vivir tantos momentos de ternura todos los dias…
Quien cree que jenny tuvo una aventura con Sebastián
No, no la disfruten!!! Están cayendo en la trampa del imperialismo!!!!
Se puede disfrutar y se puede pensar. Los indestructibles 2 esdisfrutable pero no por eso dejo de ver allí a los Reagan’s boys.