MES FICUNAM 2013 (24): LOS ESTUDIANTES

MES FICUNAM 2013 (24): LOS ESTUDIANTES

por - Críticas, Festivales
02 Mar, 2013 06:50 | Sin comentarios

images-1Expediente escolar / School Files, Andres Bolm y Noëlle Pujol, Francia, 2012

Por Roger Koza

¿Quién es el protagonista? Se dirá sin temor alguno a equivocarse, dos jóvenes estudiantes y un muchacho que merodean por los corredores de una escuela abandonada, cuyas aulas funcionan como cuartos. Es posible que el dúo femenino le haya tendido una trampa a él, quien parece querer huir de ahí pero siempre regresa. ¿Es un juego?¿Una revancha. ¿Una historia de amor? ¿Una traición? Sí, School Files posee esos elementos dramáticos y los pone a consideración. Así descripto nada conlleva intrínsecamente ninguna sorpresa. Pero la película de Bolm y Pujol excede un simple relato estudiantil.

Cierta condición fantasmal, violenta, incluso nihilista sugiere una hecatombe; una demolición es el escenario principal y si bien hay tres personajes que van y vienen, es la falta de alumnos lo que define ese espacio vacío y inerte. Es que una escuela hecha pedazos es siempre un signo de algún fracaso mayor, un síntoma de otros desperfecto a mayor escala, pero es hasta ahí el umbral elegido para representar: Bolm y Noëlle denotan y sugieren con sus planos pero ni explican la genealogía del estertor de esa institución simbólicamente sacrosanta, ni por qué los protagonistas se ven impedidos de huir o salir del edificio; si lo hacen vuelven a él.

El plano inicial signado por la jadeante respiración de quien parece cautivo seguido por el travelling hacia atrás que acompaña la presunta fuga de ese joven en un silencio radical es una de las tantas decisiones de puesta en escena que determina un estado de cosas y una atmósfera constante. El menos equívoco de los planos es aquel en donde el joven recoge los escombros y los tira con fuerza contra el fondo de una pileta vacía. La simetría del encuadre es perfecta, y la iconografía no es impropia de un apocalipsis.

Película misteriosa y perturbadora, School Files está en sintonía con esa soledad infinita que transmiten los claustros escolares de varias películas de adolescentes en el cine contemporáneo. El sexo, la rebeldía y el entusiasmo han sido sustituidos por  una violencia muda, que aquí tiene un contrapunto perfecto y macabro en la repetición mortuoria de formulas matemáticas y datos cosmológicos. El mundo ha muerto.

escuela-normal-filmEscuela Normal, Celina Murga, Argentina, 2012

Este soberbio documental tiene como escenario la primera Escuela Normal de Argentina, una institución paradigmática en la empresa civilizatoria y liberal liderada por el controversial presidente Domingo F. Sarmiento, a fines del siglo XIX. La escuela, ayer y hoy, constituye una usina identitaria, un lugar público en el que se modela cívica y políticamente al ciudadano.

Celina Murga, que fue alumna de esa institución, elige una estrategia observacional para mostrar estructuralmente el funcionamiento de la institución y sus efectos en la invisible intimidad del alumnado. El método es conocido, y la distancia implicada en este tipo de procedimiento formal curiosamente no conlleva ni frialdad ni asepsia antihumanista. La amabilidad democrática por cada uno de sus personajes es una de las virtudes del film: la directora, los profesores, los estudiantes, los padres de los alumnos, algunos ex-alumnos y el personal de limpieza son retratados como sujetos legítimos.

El resultado es notable no sólo por el conocimiento espacial que permite encontrar en cada situación el encuadre justo (las panorámicas del patio central, los estudiantes subiendo por las escaleras, la perspectiva elegida para registrar una clase, una votación, un acto) sino también por sintetizar lúcida y lucidamente la totalidad de la práctica educativa a lo largo de un período lectivo. No es casual que el ligero centro narrativo del film gire en torno a la elección de los representantes del centro de estudiantes: la escuela es un entrenamiento juvenil para el ingreso cabal al orden social. En ese sentido, Murga consigue capturar la toma de conciencia por parte de una alumna que entiende el complejo lugar de cualquier político en una sociedad. Es un pasaje extraordinario porque se ve un instante de clarividencia repentina y el proceso final de un aprendizaje secreto.

Y eso no es todo, ya que en el epílogo la directora juega una carta maestra con la que verifica las huellas de la experiencia educativa en el tiempo.

Roger Koza / Copyleft 2013