MES FICUNAM 2014 (18): LOS IMPOSIBLES
Por Roger Koza
¿A dónde van los skaters cuando llueve?
¿A dónde cuando el movimiento
–cadencia y fuga–
se interrumpe
y los cielos…
los cielos se ponen negros?
Alejandro Ricagno
P3nd3jo5, de Raúl Perrone, es la película argentina del año, como lo fue Tierra de los padres el año pasado y como lo será en el 2014 (lo supongo e intuyo) la nueva película de Lisandro Alonso, todavía sin título. Son películas singulares, radicales, totalmente personales, a contramano de las exigencias del mercado pero también de las usinas de producción de los festivales de cine.
P3nd3jo5 se define como una cumbiópera, un neologismo misterioso, una impensada combinación donde se entrecruzan sensibilidades musicales en principio inconmensurables. Música culta europea y música popular latina, complejidad armónica y vitalidad rítmica se yuxtaponen en este universo sonoro en el que las reglas de la composición pertenecen a un tercer concepto musical propio de las tres últimas décadas y que proviene de cierta inquietud de algunos artistas, músicos tanto de la esfera clásica como electrónica: la alteración de la estructura de obras musicales ya existentes mediante una aceleración general de la pieza o una fragmentación selectiva donde la repetición tiene un papel preponderante. La unión de la cumbia y la ópera en P3nd3jo5 es posible bajo ese concepto clave, el de repetición, que los DJs que acompañan a Perrone consiguen sintetizar apelando a una estética electrónica. El resultado musical es perfecto, admirable, pero responde a una estructura previa.
Pero P3nd3jo5 es mucho más que la adaptación de un género musical desconocido al cine. Hay otros materiales de composición, tanto visuales como sonoros. El legendario director de Ituizangó busca, primero que todo, en las fuentes expresivas iniciales. El cine, en su prehistoria, no se afianzó en la palabra sino en el gesto. Perrone toma una decisión a contracorriente de su propia poética. Por primera vez, después de 29 películas, elige suprimir diálogos y cualquier expresión oral y sustituir la interacción verbal de sus personajes por intertítulos. Es una decisión importante para un cineasta que siempre ha privilegiado el naturalismo de la conversación. Los intertítulos son bastante económicos y no parecen reproducir la totalidad de cada conversación.
Esta operación lleva de inmediato a un desplazamiento perceptivo. La boca pierde su hegemonía y el rostro adquiere una relevancia inusitada. Como si fueran vírgenes citadinas, los rostros de los jóvenes skaters de P3nd3jo5 son el centro de gravedad de toda la película. El rostro primero, y la mirada después: más que la mirada, el brillo de los ojos. ¿Qué busca? ¿Qué encuentra? El gesto preciso de un grito iracundo sin expresión ni dirección, en una lamentación infinita. En esas miradas se revelan signos condensados de una postergación permanente, pues estos jóvenes circunscriptos al deslizamiento perpetuo pertenecen a una tribu urbana cuyo lugar en la sociedad es un no lugar (casi) estructural. A falta de movilidad social, los skaters se mueven sin dirección alguna. Presente continuo, tiempo sin proyecto, acaso un modo de ser en el estar donde tener es un verbo destituido. Los jóvenes de Perrone son los crucificados sociales de un largo proceso de pauperización colectiva de nuestras sociedades, los personajes sin discurso todavía relegados o, en términos cinematográficos, el fuera de campo absoluto de un sistema económico.
P3nd3jo5 se estructura en tres actos y una coda. Perrone cuenta tres historias mínimas. En la primera, un chico va de un lado a otro en patineta y nada en particular le sucede. Lo que vemos es su errancia perpetua y las relaciones que establece con sus iguales y sus mayores. Desde el plano inicial de las piruetas en el parque hasta los bellísimos travellings laterales con los que Perrone elige registrar su cotidianidad, la primera historia ya establece las coordenadas simbólicas del universo juvenil de Ituizangó: el deslizamiento es un movimiento sin dirección. El segundo acto se circunscribe a una historia de amor entre un adolescente y una chica un poco más grande. Una de las escenas más hermosas del cine argentino de todos los tiempos es cuando se besan en un callejón. No es una historia de amor feliz. En el tercer acto, dos chicos se verán envueltos en una cuestión de corrupción policial. Finalmente, hay una cuarta historia en la coda, que parece retomar el primer acto y cuya función principal es introducir un texto de Pasolini que resignifica la totalidad de la película y el destino de los personajes. La crucifixión aludida tiene que ver con una crucifixión social y es el modo poético que encuentra Perrone para fundamentar un sentimiento omnipresente durante todo el film.
P3ND3JO5, Raúl Perrone, Argentina, 2013
Las historias son autónomas, pero hay un motivo que suele repetirse, aunque siempre visto desde distintos ángulos y con un acompañamiento musical operístico que denota cierto elemento transcendental: en una esquina de la ciudad y durante la noche el camino de todos los jóvenes se cruza por un instante. Es una suerte de convocatoria interna del relato con la que se intenta reforzar una encrucijada. A menudo, ese episodio lleva a otro motivo visual característico del cine de Perrone: los cielos. Los hermosos y enigmáticos fundidos encadenados de las nubes en el cielo nocturno suelen aparecer como un contrapunto de ese instante de reunión involuntaria. ¿Por qué ese contrapunto? Tal vez no sea premeditado, pero la repetición de esos bloques poéticos va trabajando sobre una igualación entre la contingencia evanescente de las nubes y la existencia deslizante e imperceptible de los jóvenes en su paso por el mundo. Son figuras precisas de una deriva generacional. En este sentido, P3nd3jo5 debe ser vista como un negativo de Los posibles, de Santiago Mitre. Sin ser antitéticos, la comparación sirve para clarificar qué es P3nd3jo5. Los skaters de Perrone son los imposibles de un sistema, el grado cero de existencia arriba de una patineta: un falso movimiento social, tal vez acrobático y dinámico pero sujeto a un instante que desaparece.
Hay una extraña obsesión por las influencias de Perrone. Es bastante probable que Perrone no tenga la menor idea de quién es Harold Bloom y es posible que haya visto algunas películas de sus colegas más radicales, como Pedro Costa, aun cuando suele decir que no ve mucho cine en la actualidad. Pero determinar las influencias de P3nd3jo5 es en última instancia un pasatiempo cinéfilo y una actividad detectivesca. Los detractores de P3nd3jo5 no dejan de citar algún film de Gus Van Sant o simplemente protestan por las citas vagas y directas que Perrone ha elegido incorporar: una película de Dreyer, una de Fellini, repetir y reconstruir en sus propios términos una escena de un film de Antonioni. Esta preocupación policíaca es una respuesta insólita frente a la insolencia de un director que no deja de inventarse obstáculos para ver hasta dónde puede aventurarse en su camino como cineasta. Que un director repita un gesto fundacional para reescribir su modo de hacer cine es un procedimiento legítimo. Pero Perrone ha logrado algo de otro orden: su cumbiópera, rodada en digital, conquista una textura que no es 16mm o 35mm y que parece encontrar una línea de continuidad entre el cine analógico y el cine digital.
P3nd3jo5 es uno de los ejemplos más audaces y bellos de lo que Pasolini llamaba cine de poesía. Lo que se percibe por distintas vías es una experiencia, un estado de ánimo. La cámara siente por nosotros y para nosotros. Los imposibles serán inolvidables.
*Esta crítica fue publicada en la revista Deodoro en el mes de diciembre 2013
Roger Koza / Copyleft 2014
Gracias Roger por la inlclusión del fragmento del poema P3nd3jo5,( que espero, algun día se publique entero en el medio para el cual fue escrito)!!! Es uno de esos intentos que he tratado a veces de fusionar crítica- comentario- impresión emocional- retinal- con la palabra poética. Y esto me sucede, con mayor o menor fortuna cuando la pelicula juega con una fuerte impronta lírica o experimental, abierta, renovadora. Ojala me pasara siempre, ojala hubiera mas peliculas como Pendejos.. estoy elaborando unos textitos para el blog, pero en rubro » recuerdo de algunas actrices>» que andan por alli o allá, caso Golubeva, y la lafont… eternas en la meoria de su pueblo cinéfilo ( y enamorado)
abrazo
ale
Pd: a uno que le sale bien esta cruza es a Nicolas Prividera. Leer el imprescindible – y feroz- Resto de Restos, ediciones La tablita Dorada.
Espero que escribas en este blog, Ricagno. Pero ahí ya no nos mencionemos más, porque vamos a caer en la endogamia que criticamos… Con lo de «cruza» te referís a los poemas «Fassbinder» y «Kiarostami»? Son los únicos que sobrevivieron de un manuscrito perdido (mi único intento íntegro de poesía) que se llamaba «Historia del cine», que no me animo a reconstruir… Pero vos sos el más indicado para el intento de cruza. Incluso podría meterse «la operación Casas» en el medio, visto que es el guionista de la mencionada película de Alonso (tan mal viene el cine argentino este año? Je)
Nico y sus famosos «je». Abrazo.
Sí Nicolas, me refería a esos textos, pero tambien hay mucha cita intertextual .inéfila en otros ( después te digo cuales, no tengo el libro acá, ud sabe, soy nómade, ahora con bastón, mientras mi «peroenismo «fracturado se suelda) y escribo en cybers populares y a veces populosos. Y no se si algun día collagaré de notas y cuadernos el ensayo Operacion Casas, lo de ho para los herederos, si los hubiere… pero si me interesa los cruces de los poetas y el cine, y de los poetas que hiceon crítica, cuyo caso paradigmatico, fue, es el de Rodrigo Taruella.
A Roger: Me gusta lo que decís la cita en Perrone, y que es legitima la reescritura, y que Pendejos, es mucho más que el ejercicio de reescrituas – algunas felices, otras no tanto- de los sedimentos de la «angustia de las influencias». Pero el Perro no se angustia, cariñosamente a veces , otras no, te putea cuando en una crítica uno señala» la influencia de», o «la inspiracion en», sin que eso indique un menosprecio sobre el trabajo que después haga Perrone, porque hay alli, lo hemos visto, una impronta personal que en los mejores casos, trasciende, digamos, el puntapie inicial, la influencia de un clima o una forma. Por ejemplo, (y yendo mmmmmuy atrás), para mi, La mecha, es una pelicula netamente kiarostamiana en algunos de sus dipositivos, ( busqueda de un elemento cotidiano, viaje, auto, encuadres et) pero no deja de ser fuertemente perroniana. O perronista. je. Ahora bien, creo que esas etapas previas, esa experimentacion con «modelos «a los que tiñe, desarma o rearma con una visión propia, le ha servido para llegar a su obra magna que es Pendejos., suma – hast anuevo aviso- de todos lo Perrones y de de todos los modelos que Perrone «vampirizó» en el sentido más romántico del verbo o la acción vampirica, esto es, aliementarse para rejuvencer, y transformar al vampirizado incluso, (para seguir con la metáfora hemática).
Seria interesante,( tiro la idea, no seré yo quien la haga, je, porque temo ladridos….) ver de qué modo y cuáles fueron esos modelos, y de cuáles se fue separando de a poco, para reemplazarlos por otros, o cuándo los dejo de lado, etc. Es cierto que algunos criticos y detracatores del Perro han señalado con cierto desdén las influencias diversas en cada pelicula – siempre distinta, ojo- del ermitaño de Ituzaingo. Y cierto tufillo policial -que yo también he ejercido, debo decir- parece buscar entre sus imágenes la » huella del crimen», el Csi del supuesto «afano»- -como si alguien se salvara de las infkuencias.!!-pero tampoco se trataria de ignorar esos «modelos» o puntos de partida – yo los veo como eso, como » pistas de salida»-de los que se vale Perrone en ciertas zon s de su obra ( no de todas, incluso me faltan ver varias. La producion cuantitativa de Perrone en el cine, video, etc es comparable a la Aira en literatura, pero yo prefiero Perrone, je). El caso es que la cita está ahi en su films, de modo evidente, lo que no es tan evidente y que pocos se ha puesto a » investigar» es cómo mutan esa citas en otra cosa. Esa otra Cosa es la marca Perrone: es su sensibilidad que cuando encuentra el timimig interior, o no se como llamarlo, logra obras singulares, personales, y de una materailidad cada vez más fantasmatica.
Bue, ahora espero la puteada del Perro.
saludos
ale ricagno, callejero por derecho propio.
No confies en los albaceas, Alejandro, a menos que tengas un Max Brod a mano (y ya hayas quemado lo demás…). Pero nadie puede reconstruir «La operación Casas» por vos. No sobran los Correas, menos en la poesia y el cine.
La cita tiene que tener sentido. Es algo dificil de teorizar, pero fácil de ejemplificar: todos sabemos cuando la vampirización es virtuosa o tortuosa. Pero cuando el que la usa directamente niega hacerlo, se vuelve doblemente sospechoso. Más que Pierre Menard, es Bouvard y Pecuchet: alguien que pasa de una cosa a la otra en un permanente cruce de caminos, que quien sabe si llevan a alguna parte,,,
Y sìì Nico, la dificultad para pensar el «sistema Perrone» es esa negativa suya o refutación de existencia de los «modelos previos» , a los que yo llamo, pistas de despegue, porque, si bien es cierto que en la mayoría- o gran parte, porque no he visto todas- de sus películas, el modelo està alli evidentemente, a veces al sesgo, a veces frontalmente, a veces en remedo de una cita, también es cierto que esa es solo la punta del iceberg, debajo aparece el «perronismo» reesecricribidor, el que experimenta para ir hacia otros lugares. Como si probara frases de otro, para luego imponer- y lograr- su voz personal. O sus voces, porque en Perrone son muchas. Vos te preguntas si eso lleva a alguna parte, yo creo que sí, la prueba más acabada para mi está en Pendejos – Tendría que ver su otra trilogía que me perdí- pero también estaba en estado larval en obras tempranas o no tanto. La reescritura no es un modo parasitario de recreación, lo sabemos, después de todo hay cineastas que han hecho de eso su marca ( im?) personal: Brian di Palma se ha pasado la mitad de su vida reescribiendo a Hitchcock, ni siquiera a Hitchock, sino a dos o tres de sus films emblemáticos. lo que creo que desorienta en Perrone es el abanico de las influencias, eso que vos llamas lo «Bouvard Pecuchet» de su sistema- Pero Bouvard y Pecochuet era dos tontos que fracasaban en la empresas que emprendían y todo lo intentaban según lo libros que leían. Perrone puede » fracasar» – es decir dar la nota falsa- en alguna de las empresas cinematográficas que ha empezado, pero siempre pega un golpe de timón, y como quien dice, tira pa’ lante, con una nueva obra. Y a veces con un nuevo modelo.
Además la cita o la reconstrucción de los modelos no parecen funcionar como cita cinéfila, ni siquiera como reaseguro, es otra cosa que aún no alcanzo a descular¿ Como funciona eso en su obra? Hay lago de un signo extra cinematográfico allí, o extra cinéfilo. No solo con eso, también cambian los dispositivos, los soportes, los encuadres, la luz, y si bien siempre la geografía es la misma, Ituziango, acaba convirtiéndose en su Aquilea personal, las búsquedas no siempre van para el mismo lado ni del mismo modo. Y hasta a veces se » vampiriza» o cita a sí mismo – tiene con qué en vista de la profusión de su obra- ( cf “Bonus Track” a” Pendejos”). No es fácil discutir – en el sentido político del asunto, desde la política de los autores, por ejemplo- el sistema Perrone- sobre todo cuando su autor niega- nunca sabrè `por què- esas influencias que lo alimentan y le hace salir a encontrar sus propias obsesiones. Su propia respiración, que la tiene. Es fácil entonces decir «Perrone copia» o «Perrone cita», – supongo que es eso lo que lo irrita- así sin más, sin ver de qué manera esa» copia» conforma ( conforme??) otra cosa, muta en otra materia. A mi algún día me gustaría discutirlo amablemente con el Perro, pero sin ladridos….
Por ahora me quedo esperando Favula, y ver la nueva trilogía. Y en alguna sala otra vez P3nd3j5s, debo confesar que la segunda vez me pegó para atrás, no por mala, todo lo contrario, demasiados fantasmas para uno, que ya acumula varios, y como todos, va camino a ser uno más (espero que amigable, je)
Alejandro “casper” Ricagno
Saludos
PD:me gustaría saber qué opina Roger de estas líneas , una vez que acabe el Ficunam,claro està. que si el ritmo de trabajo es el que se impuso, el también va quedar como un ghost.
«Perrone puede ” fracasar” – es decir dar la nota falsa- en alguna de las empresas cinematográficas que ha empezado, pero siempre pega un golpe de timón, y como quien dice, tira pa’ lante, con una nueva obra. Y a veces con un nuevo modelo»
No puedo menos que estar de acuerdo con esta afirmación de Ricango. Nada más lejos de los tontuelos de Flaubert que el Perro. A propósito de esa comparación, Nicolás, somos varios los que esperamos un texto tuyo sobre Perrone, que si mal no recuerdo has prometido en alguno de tus textos. Parangonarlo con Bouvard y Pecu es más digno del ninguneo que bien criticás. En mi opinión, no te hace honor.
Y acuerdo también con Alejandro en que hay más de un punto de contacto entre el Perro y Aira. No solo los aúna el derroche, también una construcción de su imagen afín y un vínculo fuerte con la vang o lo moderno
Por otro lado, aunque me parece sumamente estimulante la apuesta de Ricagno (desandar el camino de influencias prestando atención a los cambios de timón del Perro) menos me estimula el «juego de las difernecias» en el que suele caer la crítica de cine habitualmente (y me incluyo) cuando solo se fija en las influencias.
La crítica (varios q participantes de este foro y su mentor son realmente contraejemplos) ni siquiera se interroga fuertemente sobre la angustia de las influencias. Por lo general, con la debilidad propia de nuestros tiempos -que siguen siendo de pensamiento débil salvo excepciones- encuentra parecidos con el panteón y se contenta con decir cuánto hay de X en Y, sin preguntarse nunca en el «para qué», «por qué», «hacia dónde» van esas influencias. Justamente NP, como crítico y director, es un claro ejemplo de que lo que importa no son los nombres más o menos evidentes en la superficie de la cita sino el fondo de lo que se busca y si se logra o no.
El texto sobre Perrone salió en la revista Deodoro. Ahí hablo un poco de su modo de citar:
http://deodoro.unc.edu.ar/2013/11/27/p3nd3jo5-en-skate/#more-179
Y mencionar a Flaubert y Borges no es precisamente un «ninguneo»: se trata de pensar como funciona el «procedimiento» en cada caso. El arte contemporpaneo se pierde en esos laberintos. Y no: no todas las citas son iguales ni funcionan de la misma manera (incluso en el mismo cine de Perrone…).
…Alguien que sistemáticamente denostaba (y señalaba ‘influencias’ en) las películas de Perrone (en llp) era Larsen, que también escribe comments acá (se ‘peleó’ con NP hace poco)… incluso le pregunté en este blog por su opinión de ‘P3ND3JO5’, y obviamente la ‘mató’… (a mi, en cambio, me parece una maravilla)…
quiero verla!!!!!!!ya m la perdí en feci el año pasado, ahora leo y digo, cuándo?? dónde? cómo verla? saludos y gracias x el excelente análisis