MES FICUNAM 2016 (04) / CRÍTICAS BREVES (120): LAS MIL Y UNA NOCHES: VOLUMEN 2, EL DESOLADO / AS MIL E UMA NOITES: VOLUME 2, O DESOLADO
As Mil e Uma Noites: Volume 2, O Desolado, Miguel Gomes, Portugal-Francia-Alemania-Suiza-, 2015
El tono del segundo volumen de Las mil y una noches es otro: hay una sustitución del gran contexto político y las historias que se reflejan inmediatamente en la Historia por algunas historias mínimas que esbozan holísticamente un difuso estado de ánimo colectivo. Poéticamente, también cambian las tácticas de registro. Todo es aquí ficción pura, como si Scheherezade tomara el comando narrativo y la inevitable intromisión de la realidad portuguesa fuera la mínima que se necesita para evitar que los tres relatos funcionen como evasión lúdica. El trasfondo político nunca deja de estar, pero sin perturbar ni anular el juego y la fantasía.
El comienzo es acaso un western desplazado a una zona rural de Portugal; el antihéroe es un viejo que ha matado a su esposa y a una de sus hijas, e incluso a otras mujeres, aunque todavía le importa el destino de otra de sus hijas. Lo persiguen cientos de policías y sin duda es un reo peligroso, pero las amables descripciones de Scheherezade humanizarán al convicto. Sus coetáneos lo quieren. La resolución de la persecución no tiene tanta importancia, sí que todo el pueblo apoye al prófugo. La antipatía frente a las fuerzas del orden es un síntoma.
El capítulo titulado “Las lágrimas de la jueza” transcurre en una especie de anfiteatro jurídico imaginario en el que se dirimen algunas cuestiones vinculadas con robos menores cuyas ramificaciones son tan inverosímiles como simbólicamente centrales. El absurdo de las situaciones adquiere una densidad dramática impredecible que culmina con dos observaciones notables: la corrupción lo atraviesa todo, porque frente a la falta de pan la moral queda rezagada, pero aun así hay gestos de dignidad que conjuran la decadencia y el pesimismo.
La última historia gira en torno a un perro llamado Dixie, la misteriosa mascota que un día apareció en un barrio austero y pasó por la vida de varios moradores de un edificio. La desolación del título se siente aquí más que nunca, y Dixie no es otra cosa que el factor afectivo que conecta a una pareja joven que vende drogas con una pareja adulta y con otros vecinos. Es un segmento secretamente desgarrador, pues la fatiga existencial del conjunto es la traducción espiritual de un sistema económico.
Roger Koza / Copyleft 2016
* Sobre el volumen 1, leer aquí.
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