MES FICUNAM 2016 (12) / CRÍTICAS BREVES (127): BESKONECHNOST / INFINITAS
Por Roger Koza
Beskonechnost, Marlen Khutsiev, Unión Soviética, 1992
El cielo es infinito y no por serlo anida en él alguna certeza de consuelo. El plano de apertura sobre un cielo cubierto de nubes que viajan de prisa en el vacío y no se dirigen hacia ningún lado carece de sosiego; esa figura natural tonifica esta meditación existencial no exenta de comicidad y pletórica de pasajes poéticos sobre la finitud como experiencia radical. Ahí están la inescrupulosa escena humorística que tiene lugar en un cementerio entre el protagonista y unos sepultureros, y el pasaje conmovedor en el que Vladimir toma una guitarra para acompañarse y canta un tema musical para un presunto amor del pasado. De esas maravillas se constituye este film de más de tres horas que podría durar hasta la eternidad. Jamás produciría fatiga en sus testigos; es demasiado hermoso.
Beskonechnost es una de esas películas en las que la lógica del relato reproduce el flujo de la conciencia. Las leyes de la continuidad son otras; la sucesión del tiempo elude la línea recta; el recorrido del espacio desconoce las distancias. Lo que vemos podría ser un sueño, el recuerdo de un muerto que repasa su vida acontecida para abandonarla por siempre, el trabajo consciente de un hombre que examina toda su trayectoria. Son los movimientos del espíritu emancipados de la agenda y el calendario. Excepto por la divertida escena del comienzo, en la que Vladimir vende prácticamente todas sus posesiones y abandona la ciudad para tomar un tren e ir a su tierra natal, el resto del relato acumula magistralmente esos cruces de memorias que tienen en su propia escenificación el peso suficiente para anclar la difusa historia del film.
Hay que agregar que una versión del propio Vladimir a sus veinte años suele entrar en escena, una sombra de sí mismo que suele aparecer y desaparecer sin responder a un patrón predecible. Juntos o “separados” visitan diversos lugares, acuden a fiestas, visitan a un médico y ven desfilar al Ejército Rojo. La capitulación del periplo es sin duda uno de los momentos más gloriosos del cine. Y hasta aquí hemos solamente hablado de una poética del relato. Un análisis aparte habría que dedicarle al concepto sonoro general y a la delicada intervención musical, cuya función es menos dramática que espiritual. ¿Hace falta agregar que Infinitas es una obra maestra?
Roger Koza / Copyleft 2016
roger, como estas? hay algún link para verla subtitulada? gracias
Después de marzo.
gracias ¡