MES FICUNAM 2016 (13) / CRÍTICAS BREVES (128): BYL MESYAYS MAY / ERA EL MES DE MAYO
Byl mesyats may, Marlen Khutsiev, Unión Soviética, 1970
Un preámbulo del horror en 7 minutos. Aviones sobrevolando ciudades y soltando sus bombas sobre poblaciones; soldados disparando desde las ventanas de edificios destruidos o corriendo con sus fusiles en calles que ya son puro escombro; explosiones por doquier que pulverizan el espacio público. Nada más abyecto en toda la historia del siglo XX que la Segunda Guerra Mundial. Pero estrictamente hablando, la abyección como tal llegará un poco más tarde, al promediar la hora de película.
Después de la introducción ominosa, su inversión. Un grupo de soldados del Ejercito Rojo están tomándose un descanso en una granja alemana. La guerra ha concluido. Los soldados ríen, sienten alivio y están alegres. La tropa está obsesionada inocentemente con la mujer alemana que los hospeda. El encanto de vivir el mero instante sin pensar en el enemigo resulta indiscutible; las imágenes no mienten. Pero una noche el pelotón saldrá a dar una vuelta y se topará con los vestigios edilicios del espanto. El campo de concentración sigue en pie, está vacío y abandonado, pero la racionalidad aplicada al exterminio se lee en cada uno de los planos elegidos por Khutsiev para visualizar la consternación de sus protagonistas. No mucho después aparecerán en escena algunos moradores del campo que tienen aún la esperanza de hallar a sus parientes detenidos. La humanidad de esos pasajes finales resplandece por su dignidad.
Lo de Khutsiev es aquí grandioso. La dialéctica lúcida y solidaria que se establece entre el material de archivo y la ficción refuerza el peso de cada imagen destituyendo la indiferencia y la ecuanimidad. Las películas de guerra, las buenas, son las que rechazan cualquier atisbo de satisfacción en las empresas bélicas, es decir, las que no rinden culto al militarismo en ninguna de sus formas. Era el mes de mayo es una de las grandes del género, porque además advierte en un final inesperado, una vez más apelando a material de archivo posterior a la guerra, la relación entre los sistemas económicos y los conflictos bélicos, e incluso enuncia el mayor riesgo para la memoria histórica: hacer de la vileza un tópico de museo.
Roger Koza / Copyleft 2016
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