MES FICUNAM 2016 (16) / CRÍTICAS BREVES (131): AUSMA / ALBA

MES FICUNAM 2016 (16) / CRÍTICAS BREVES (131): AUSMA / ALBA

por - Críticas breves, Festivales
21 Feb, 2016 03:07 | comentarios

vlcsnap-2016-01-04-01h22m05s540Por Roger Koza

Ausma /Alba, Laila Pakalnina, Letonia Estonia-Polonia, 2015

 En la poética está el mensaje; en la lógica formal de los planos y en la concatenación laboriosa de los mismos estriba el verdadero argumento. La primer evidencia es que la historia descansa en un oxímoron estalinista: el joven Pavlik Morozov, un Boy Scout soviético de 13 años, denuncia a su padre y lo traiciona frente al Estado, luego su familia lo asesina. He aquí la genealogía de un venerado mártir de los Rojos. Pero, ¿sucedió o fue tan solo una ficción soviética?

Pakalnina retoma este legendario mito soviético de abnegación filial y lo sitúa treinta años después y en una locación específica, alguna zona rural de Letonia. Janis despide a su madre que ha sido asesinada por su padre, delata a su progenitor por ese acto (y otros) y adopta de inmediato a la comunidad y al tío Karliss, el líder del Koljós, como su auténtica familia. Al tratarse de una figura beatificada es fácil prever el desenlace, pero el drama familiar y estatal no es estrictamente el eje del relato, el que se circunscribe a registrar físicamente el vigor colectivo apabullante de los miembros de la granja colectiva llamada Ausma. Desmantelar una iglesia, preparar la tierra para la siembra, acondicionar una fábrica es aquí tan relevante como la salvaguarda de un niño herido. Es que lo que importa es el movimiento permanente, la transformación cotidiana de la Historia, de lo que se predica la predilección por el travelling en muchas de las escenas colectivas.

Si bien nunca sabremos muy bien cómo fue la versión final de El prado de Bezhin, de Eisenstein, también sobre Pavlik, la lectura de Pakalnina no induce ni al la injuria ni al ditirambo del héroe y su época, pues la fascinación de la cineasta, más que la nostalgia y la apología, pasa por reconstruir una mentalidad de época, inconmensurable a la percepción de nuestro tiempo, sensibilidad intersubjetiva que el film procura transmitir en una esmerada dialéctica entre las panorámicas de la multitud y el primer plano del individuo. En definitiva, esta anacrónica sinfonía comunista en blanco y negro no exenta de comicidad resulta una aerolito cinematográfico, cuyas composiciones reavivan una tradición en retirada que siempre supo concebir al espacio como una entidad dramática por excelencia.

Roger Koza / Copyleft 2016