MICHAEL CIMINO, WONG KAR-WAI, NANNI MORETTI

MICHAEL CIMINO, WONG KAR-WAI, NANNI MORETTI

por - Libros
27 Nov, 2018 11:49 | Sin comentarios
Tres autores modernos: Cimino, Wong y Moretti; tres estudios sobre sus respectivas obras.

TRES AUTORES EN BUSCA DE INDEPENDENCIA

Publicados simultáneamente a finales de septiembre, los tres últimos títulos de la colección Cineastas de Ediciones Cátedra estudian la obra de tres creadores que, aun separados por la distancia geográfica y cultural, han compartido una afín voluntad de construir su singular manera de entender el cine en medio de la adocenada industria que domina su visibilidad. Con diferentes consecuencias, según el caso. Por ejemplo, el estadounidense Michael Cimino —contratado por los grandes estudios de Hollywood— desarrollará esa rebeldía creativa en el mismo centro de su maquinaria, de la que se sirve para subvertir sus mecanismos internos; algo que el sistema no perdona y que pagaría con el ostracismo. Por su parte, la experiencia de Nanni Moretti en los márgenes de la industria le llevará a controlar la empresa más importante de producción, distribución y exhibición independiente italiana.

De los tres libros que reseñamos, el que Carlos F. Heredero dedica al hongkonés Wong Kar-wai es el que se amolda a una estructura más tradicional en esta colección de monografías. Al análisis general de los rasgos característicos del cineasta le sigue un examen pormenorizado de cada una de sus películas, sin olvidar sus trabajos en pequeño formato: publicidad, videoclips y cortometrajes. Como ya hiciera en su magnífico ensayo consagrado a Eric Rohmer (coescrito con Antonio Santamarina: Cátedra, 1991; edición ampliada de 2011), Heredero demuestra una particular destreza para revelar la esencia última del cineasta a partir de la comprensión de sus métodos de trabajo, sus recursos estilísticos y la frondosidad poética de su creación. En este sentido, la primera parte de este volumen, que ocupa un tercio del libro, es una de las mejores presentaciones que pueden encontrarse sobre el realizador de Deseando amar (In the Mood for Love [Hua Yang De Nian Hua], 2000). A la misma altura está el estudio de su corpus cinematográfico, un repaso rigurosamente documentado del camino que lleva desde As Tears Go By (Wang Jaio Kamen, 1988) al que hasta la fecha es su último largometraje, The Grandmaster (Yi Dai Zong Shi, 2013). Una obra donde, una y otra vez, Wong Kar-wai se lanza a emular con imágenes y sonidos la velocidad fugaz de la existencia: «Los momentos que vivimos son así. Están aquí y luego han desaparecido. La vida no es más que una secuencia de instantes», escribe Heredero citando a William Chang, su habitual director artístico y montador.

Un itinerario muy diferente es el recorrido por Nanni Moretti desde que en 1976 debuta en el largometraje con Io sono un autarchico. Su experiencia de un ser desencajado del mundo se traduce, desde un primer momento, en un lenguaje cargado de retórica autoral donde el cine se mira a sí mismo y el propio director se pone en escena como testimonio de su doble vocación confesional y política, tal y como ejemplifica Palombella rossa (1989). Esa tendencia se desarrolla por el cauce de una ficción esporádicamente cuestionada por la práctica de la improvisación, evolucionando hacia el que propiamente es su primer documental, La cosa (1990), «diario disfrazado de cinéma verité en el que la cámara se confiesa deudora de las viejas técnicas del documental observacional de los años sesenta». Precisamente, esa forma de diario en que el cineasta desaparece, a su vez, de las imágenes antecede al filme en que Moretti parece llevar el uso de la primera persona del singular a sus últimas consecuencias: Querido diario (Caro diario, 1993). Después de retratar en los dos primeros capítulos de la película (En Vespa, Islas) su constante preocupación por la exclusión social —aunque, por primera vez en su filmografía, en clave de «melancólica parodia»—, Moretti se abisma en el tercer capítulo (Médicos) en el límite de lo decible: allí donde el autor experimenta la posibilidad de su propia muerte durante una sesión real de quimioterapia a la que se somete para combatir el cáncer. Sin embargo, yendo un poco más allá en esta búsqueda, es mediante el calculado clasicismo de La habitación del hijo (La stanza del figlio, 2001) como finalmente el cineasta italiano encontrará la forma de visualizar la ausencia dejada por la muerte, el punto vacío «que no puede llenarse de ninguna manera de sentido».

En las páginas de este libro, Rodríguez Serrano incide con espíritu didáctico en las decisiones plásticas usadas por Moretti en sus películas. Por ello, las imágenes elegidas para ilustrarlo tienen una presencia destacada al lado de lo escrito; los fotogramas, más que fotografías de rodaje o promocionales, no están empleados como arbitrario acompañamiento sino que se convierten en una parte consustancial del texto. Desde otro punto de vista, las ilustraciones también determinan la estrategia discursiva de Pilar Carrera en su estudio sobre Michael Cimino. Autora asimismo de una monografía sobre el cine de Aki Kaurismäki en esta misma colección, Carrera realiza el que quizá es el ensayo más original y sorprendente de los tres reseñados. Porque, a primera vista, puede parecer una tarea descabellada analizar la accidentada obra de Cimino como un único relato: un contínuum —y no una acumulación caprichosa o fallida de narraciones estancas —donde cada motivo, cada persona o escena prolonga el eco de otra anterior en su carrera. Así es analizada la —para sus detractores— errática filmografía de siete largometrajes iniciada con Un botín de 500.000 dólares (Thunderbolt and Lightfoot, 1974), apadrinada y protagonizada por Clint Eastwood, y concluida con The Sunchaser (1996) y su contribución breve a la película colectiva Chacun son cinéma (2007). La autora subraya que aquellos rasgos considerados como contrarios al sistema de producción son precisamente un modo de desestabilizar el relato clásico desde su interior sin romper su gramática: la insistencia de Cimino en la demora dramática, en la resistencia de los materiales del espacio escénico, en el dispendio de significantes que socava la ficción. Tanto al abordar el género bélico en El cazador (The Deer Hunter, 1978) como el western épico con La puerta del cielo (Heaven’s Gate, 1980), el afán de perfeccionismo en la concepción del filme lleva a Cimino a distanciarse de la representación canónica «no sobre la base de contrariar, sino, en muchas ocasiones, a partir de una documentación exhaustiva de fuentes históricas» interpretada como un exceso que conspira contra la eficacia narrativa. Y al final sobrevendrá, como una maldición, el inevitable fracaso que mutuamente proyectan la biografía del director y su texto fílmico, asumida esa «creación por medio de la pérdida» que para Georges Bataille —recuerda la autora de este libro— requiere la poesía para existir.

Pilar Carrera, Michael CiminoMadrid, Ediciones Cátedra, 2018.256 páginas.

Carlos F. HerederoWong Kar-wai, Madrid, Ediciones Cátedra, 2018. 584 páginas.

Aarón Rodríguez Serrano, Nanni Moretti, Madrid, Ediciones Cátedra, 2018. 432 páginas.

 Jaime Natche / Copyleft 2018